Es que cuando se sabe y se conecta, es todo sencillo. Es esa sensación de que estás ahí y haces pum y fuera. Todo lo que te molesta haces así, pum, y se va, desaparece. Porque eres el más fuerte y tienes a la colega subida en la moto contigo y si no fuera poco eso es que además luego no tienes a la compañera subida en la moto sino que vas solo y haces también pum y fuera, y con la copa ya ganada y todo. Sobre todo que se vea bien la copa. Y encima pillas una canción de King Crimson y te meas en ella. Porque eres ese tipo de tío que va sin camiseta y que hace pum, así, chas y en lugar de aparecer a tu lado lo que haces es que lo mandas todo así como a la mierda. Exacto. Es esa sensación. Quién no quiere ser así. Quién no quiere ser ese tío. Ese tipo de tío que hace eso. O el otro, el hombre de hoy, the man of today, que te cuenta que es el hombre de hoy y prácticamente ya lo tienes todo hecho. El hombre de hoy. Vale, ese es un punto, pero es un punto con el que conectas con un tipo de gente pero no con toda la gente. Con el del hombre de hoy, conectas pero con un tipo de gente que debe de ser responsable de algo, ceo, campeón del mundo de la virgen santa, algo. Pero el otro no. El otro eres tú. Eres tú y somos todos. Todos los tíos capaces de hacer así, pum, y a tomar viento todo, porque tú tienes ese poder. Y ese poder lo tenemos todos. Que te olvides ya de ser el hombre de hoy. Porque puedes ser el hombre de hoy y el hombre de ayer y el hombre que te salga de los mengues. La peña te persigue y tú no es que te escapes y te escabullas o te escondas o hagas como que afrontas cualquier tipo de responsabilidad.
O apuestes por el diálogo.
Mierda para todos. Haces así, pum, y todo se va a otra dimensión. Es la vida, es la vida que todos queremos tener, la vida y la actitud. No llevar camiseta, saber llevar una motaca gorda, ir por el desierto como el de Mad Max, huyendo de la peña y pam. Como en la peli 300, llevar barba, tener la mandíbula cuadrada, calvo con barba, calvo con barba, barbudo y pelazo, barba recortada y espesa, para poder parecerte al central del Leganés. Y vas en moto, moto gorda que para llevarla hacen falta brazacos y estás escapando y te escapas, pero no te escapas, es que haces pum y fuera.
Pum y fuera.
Se acabó. Es esa la colonia que tengo que tener. Está claro. Ahora mismo no sé qué colonias tengo y qué anuncios le corresponden. Pero estoy convencido de que si quiero conseguir algo en esta vida, algo que tenga que ver con mi talante viril y dispuesto, es la colonia esa en la que sale el tipo sin camiseta y con barba y hace así, pum, y todo a la mierda. Si creo que tengo una colonia de Gaultier y todo, dónde quiero ir con una colonia del Gaultier que con eso ni impones respeto ni impones carácter ni decisión ni nada de eso. La del pavo ese.
Eso es conectar y eso es controla así. Un país entero haciendo así, pum y fuera.
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lunes, 9 de diciembre de 2019
jueves, 3 de mayo de 2018
Soy periodista porque
Es bastante evidente que si te dan a elegir entre una profesión u otra, la de periodista es una bendición de Dios. Todo el día únicamente dedicado a la escritura, da igual del tema que sea, hablando con este, concertando la entrevista con aquel o aquella, yendo a una rueda de prensa, asistiendo al acto, investigando un asunto. Soy periodista básicamente porque no tengo que hacer grandes esfuerzos físicos. No tengo que hacer alardes, cargar con cosas, no requiere una excesiva actividad manuel, perdón, manual. Un título de mecanografía hace que agilices todos los procedimientos, escribes más rápido, la faena sale antes. 400 palabras. Ya las tengo.
Soy periodista. Pero no soy periodista. No soy periodista porque básicamente infrinjo uno de los principios fundamentales de la profesión. No soy una persona curiosa. No pregunto. Si se fijan, voy a los sitios y cuento lo que veo pero sin hablar con nadie, no pregunto, no me acerco, me da una vergüenza espantosa. El periodista no debe tener vergüenza jamás. Y yo carezco de eso que se llama... no sé ni cómo se llama. Don de gentes. Capacidad para preguntar, para investigar. Reportajes de investigación. Hay un tema. Entrevisto a uno, al otro, contrasto opiniones, contacto. Contactar.
El verbo contactar. El verbo que todo periodista debe manejar como el agua que respira. Contacta con tal, le llamas y quedas. Contactar. Hola, soy tal, le llamo de tal medio. Periodista.
Soy periodista. Pero a mí no me llama periodista ni mi padre. Ni ahora ni antes. Y no sabría hacer otra cosa. No sé hacer otra cosa. He leído que Xi Jinping ha creado su propio pensamiento, como Mao y como Deng. Yo tengo mi propio periodismo, un periodismo inservible. Inútil. Distraído. Novelesco. Con la intención de arrimar siempre el ascua a mi sardina. Un periodismo que consiste en hacer lo que me da la gana, que suele ser lo que le da la gana a otros. No tengo opinión. No tengo criterio. Me da igual, lo que me echen. No he trabajado de periodista en mi vida. Bueno, muy pocas veces. Y creo que lo hago tan mal que no puntúa. De hecho puntúa poquísimo.
Un periodista. El periodismo. Conozco a periodistas. Algunos tienen el título, otros no lo tienen. Yo tengo el título. Todos los días te preguntas cómo narices se hace para vivir de esto. No sabes vivir de esto. De qué coño piensas vivir. Un periodista que no contacta con nadie. Que no habla con nadie. Que no se acerca a nadie a saludar porque cree que es invisible. Un periodista al que nadie se acerca a proponerle un tema porque saben que no eres la persona. No eres el periodista.
Tengo un carnet del Col.legi de Periodistes por si acaso. Qué haces ahí sentado. Pero no lo utilizo nunca. Soy periodista para ir de vez en cuando a sitios por la cara. Soy periodista pero no me sabré ganar la vida con esto en la vida jamás. Soy periodista porque soy un inútil. Soy periodista porque creo que leer un libro es trabajar. Soy periodista porque no me gusta trabajar. Tengo un compañero que siempre dice que no trabajo. Y tiene razón. No sé cambiar un aparato por otro aparato. No sé llevar una cosa de un punto a otro. No sé hacer la instalación de un teléfono. No sé hacer un balance contable. No sé doblar el lomo. No soy un trabajador. Soy periodista. Y no soy ni siquiera un periodista. No sé atender un teléfono, no sé clasificar, no sé ordenar, no sé curar a nadie de nada, no he enseñado nada bien en la vida, no he dado ostias en una manifestación, no he sellado un impreso, no he vigilado, no he cambiado la bombilla, no he apretado el grifo, no he pintado, no he enracholado, no he alicatado, no he estado en la cadena de montaje.
Soy periodista. Y no lo sé hacer. Soy periodista porque en ninguna otra profesión admitirían a gente como nosotros. Los que estamos al límite de la inutilidad completa. Los que creemos que podemos ir a un sitio, pasear por la calle, mirando por la ventana, contarlo y que eso le interese a nadie. Los que tenemos un teclado, un boli o un micrófono para poder difundir nuestra visión chorra de la vida. O la visión que otro quiere que difundamos. Periodista. Periodista deportivo. Periodista cultural. Periodista científico. Periodista económico. Periodista ecuménico. Periodista leninista. He conocido a muchos que han pasado de esta profesión como de la mierda. Con tanta razón. Otros y otras que han hecho carrera. Otros y otras que no sé cómo estarán.
¿Dónde estarán mis compañeros de facultad? ¿Los compañeros de otros curros? ¿Trabajan de esto?
¿Yo les puedo decir que trabajo de esto?
Soy periodista porque no sabría hacer otra cosa. Soy periodista porque puedo decir que soy periodista aún a sabiendas de que no lo soy. Soy periodista porque esto lo puede hacer cualquiera. Eres periodista cuando no puedes ser ninguna cosa. Eres periodista cuando te sacas el título. Eres periodista cuando tienes voluntad. Eres periodista cuando eres capaz de contar cualquier cosa de cualquier manera para que lo entienda quien te pega, quien te paga, quien te escucha.
Por una vez no he utilizado lo del emisor, receptor, mensaje. Hasta el final.
Soy periodista porque para que otro sea el emisor, ya lo hago yo.
Y por lo de mover cosas. Si hubiera que llevar peso, veríamos. Veremos.
Soy periodista. Pero no soy periodista. No soy periodista porque básicamente infrinjo uno de los principios fundamentales de la profesión. No soy una persona curiosa. No pregunto. Si se fijan, voy a los sitios y cuento lo que veo pero sin hablar con nadie, no pregunto, no me acerco, me da una vergüenza espantosa. El periodista no debe tener vergüenza jamás. Y yo carezco de eso que se llama... no sé ni cómo se llama. Don de gentes. Capacidad para preguntar, para investigar. Reportajes de investigación. Hay un tema. Entrevisto a uno, al otro, contrasto opiniones, contacto. Contactar.
El verbo contactar. El verbo que todo periodista debe manejar como el agua que respira. Contacta con tal, le llamas y quedas. Contactar. Hola, soy tal, le llamo de tal medio. Periodista.
Soy periodista. Pero a mí no me llama periodista ni mi padre. Ni ahora ni antes. Y no sabría hacer otra cosa. No sé hacer otra cosa. He leído que Xi Jinping ha creado su propio pensamiento, como Mao y como Deng. Yo tengo mi propio periodismo, un periodismo inservible. Inútil. Distraído. Novelesco. Con la intención de arrimar siempre el ascua a mi sardina. Un periodismo que consiste en hacer lo que me da la gana, que suele ser lo que le da la gana a otros. No tengo opinión. No tengo criterio. Me da igual, lo que me echen. No he trabajado de periodista en mi vida. Bueno, muy pocas veces. Y creo que lo hago tan mal que no puntúa. De hecho puntúa poquísimo.
Un periodista. El periodismo. Conozco a periodistas. Algunos tienen el título, otros no lo tienen. Yo tengo el título. Todos los días te preguntas cómo narices se hace para vivir de esto. No sabes vivir de esto. De qué coño piensas vivir. Un periodista que no contacta con nadie. Que no habla con nadie. Que no se acerca a nadie a saludar porque cree que es invisible. Un periodista al que nadie se acerca a proponerle un tema porque saben que no eres la persona. No eres el periodista.
Tengo un carnet del Col.legi de Periodistes por si acaso. Qué haces ahí sentado. Pero no lo utilizo nunca. Soy periodista para ir de vez en cuando a sitios por la cara. Soy periodista pero no me sabré ganar la vida con esto en la vida jamás. Soy periodista porque soy un inútil. Soy periodista porque creo que leer un libro es trabajar. Soy periodista porque no me gusta trabajar. Tengo un compañero que siempre dice que no trabajo. Y tiene razón. No sé cambiar un aparato por otro aparato. No sé llevar una cosa de un punto a otro. No sé hacer la instalación de un teléfono. No sé hacer un balance contable. No sé doblar el lomo. No soy un trabajador. Soy periodista. Y no soy ni siquiera un periodista. No sé atender un teléfono, no sé clasificar, no sé ordenar, no sé curar a nadie de nada, no he enseñado nada bien en la vida, no he dado ostias en una manifestación, no he sellado un impreso, no he vigilado, no he cambiado la bombilla, no he apretado el grifo, no he pintado, no he enracholado, no he alicatado, no he estado en la cadena de montaje.
Soy periodista. Y no lo sé hacer. Soy periodista porque en ninguna otra profesión admitirían a gente como nosotros. Los que estamos al límite de la inutilidad completa. Los que creemos que podemos ir a un sitio, pasear por la calle, mirando por la ventana, contarlo y que eso le interese a nadie. Los que tenemos un teclado, un boli o un micrófono para poder difundir nuestra visión chorra de la vida. O la visión que otro quiere que difundamos. Periodista. Periodista deportivo. Periodista cultural. Periodista científico. Periodista económico. Periodista ecuménico. Periodista leninista. He conocido a muchos que han pasado de esta profesión como de la mierda. Con tanta razón. Otros y otras que han hecho carrera. Otros y otras que no sé cómo estarán.
¿Dónde estarán mis compañeros de facultad? ¿Los compañeros de otros curros? ¿Trabajan de esto?
¿Yo les puedo decir que trabajo de esto?
Soy periodista porque no sabría hacer otra cosa. Soy periodista porque puedo decir que soy periodista aún a sabiendas de que no lo soy. Soy periodista porque esto lo puede hacer cualquiera. Eres periodista cuando no puedes ser ninguna cosa. Eres periodista cuando te sacas el título. Eres periodista cuando tienes voluntad. Eres periodista cuando eres capaz de contar cualquier cosa de cualquier manera para que lo entienda quien te pega, quien te paga, quien te escucha.
Por una vez no he utilizado lo del emisor, receptor, mensaje. Hasta el final.
Soy periodista porque para que otro sea el emisor, ya lo hago yo.
Y por lo de mover cosas. Si hubiera que llevar peso, veríamos. Veremos.
lunes, 27 de abril de 2015
Un concierto del Wallace en el Línea.
¿Es mi amigo el
Wallace? Es una pregunta que tiene una difícil respuesta. Durante muchos años
Valentín nos ha saludado a mi amigo Abel y a mí. No hablamos de nada, no nos
comentamos la vida, no sabemos si está casado, si tiene o no tiene, si está o
no está, si le va bien o le va mal, dónde vive o dónde está. Nada. Pero siempre
nos saludamos. Desde hace mucho tiempo. Yo al Wallace creo conocerlo desde hace
muchos años. Si no confundo a las personas y las caras, creo que me vendió una
camiseta de los Ramones cuando yo tenía catorce o quince años. El estampado de
la camiseta duró entero quizás quince días. Luego me vendió un disco con la
banda sonora de Judgement Night que fue todo un hallazgo. Y de ahí a
encontrárnoslo como camarero del Poto año sí y año también. ¿Es mi amigo el
Wallace? Pues no. ¿Conozco al Wallace? Pues sí. ¿He ido a muchos conciertos del
Wallace en cualquiera de sus reencarnaciones como rockero, rapero o algo? No.
Fui una vez hace mil siglos a un concierto suyo en el Mas Fonollar. Ni bien ni
mal. Rock. El Wallace tiene planta, actitud, todo eso, pero como lo conocemos
de hace mil años, pues no nos impresiona. Es el Wallace, toca la guitarra
eléctrica, canta. Rock. Mejor de rockero que de rapero. Lo de su época de
rapero es algo que no se olvida. Aquellos pantalones o bermudas largas y
anchas… las gorras. Por dios.
En fin. Concierto
del Wallace en el Línea. ¿Me gusta a mí el Línea? No. El Línea a mi no me
gustaba. Ha cambiado o he cambiado yo. No sé. Hubo un tiempo, lejano, en el que
ir al Línea nos deprimía. No sabemos qué pasaba en aquella época con nosotros.
Éramos los mismos que nos deprimíamos en el Pujadas los domingos por la tarde.
Cuando ya no fuimos más al Línea, lo olvidamos. Ha sido hasta hace
relativamente poco cuando he vuelto a ir. Primero con prevención, luego con
buen talante. Y más o menos, va la misma gente. Seré que me he vuelto un ser
humano como el que siempre quise ser. Así. El caso es que nos enteramos de que
el Wallace iba a dar un concierto en el Línea y fuimos a verlo. Acústico. La
Alex no conocía al Wallace. Pecado mortal. Porque aunque no seas su amigo,
aunque sólo te salude y te diga que eres un ‘hermano’ de la fraternidad, aunque
nos llame ‘universitarios’ y no sabes nunca si se está bufando de ti o qué, al
Wallace hay que conocerlo. Por lo que pueda pasar.
Llegamos al Línea
con veinte minutos de retraso y el Wallace no estaba. Toma tomate. No, es que
ha ido a cenar y ahora vuelve. Toma tomate. Pues nada. A esperar. No éramos
muchos. Pensábamos que iba a estar lleno, pero no había casi nadie. Algunos
amigos de Valentín. Un chico que vivía al lado de mi casa, en la pared de al
lado. Le conozco. El caso es que al cabo del rato, llega el Abel. El regreso
del Abel al Línea. Uff. A contar batallitas. Que aquí no íbamos a volver, que
vaya juventud hemos pasado, que de aquellos polvos, estos lodos, que así nos va
todo. No está la noche para hacer muchos alardes en cuanto a recuerdos y eso.
Empieza el concierto. El repertorio lo basa en versiones. De hecho, no es que
lo base, es que son todo versiones. El Wallace es un poco lolaflores. Ni canta,
ni baila, ni falta que le hace. La primera es una de Golpes Bajos, la segunda
no la conozco, van cayendo conocidas y no. Una de Ilegales, la de Maldita sea
la Ley que no consigo entender porqué ha decidido tocar. No lo entiendo. La elección
del repertorio a veces, de verdad… no sé. Bueno, sigamos. Versión de Siniestro
Total, la de ¿quiénes somos? Mira que hay canciones de Siniestro. Pues nada.
Esa. Es igual. Más versiones, una de Bowie, la de Heroes, pero en la versión de
Parálisis Permanente. Más versiones. Una de Kraftwerk, la de Computer World,
que mira que habrá canciones de Karftwerk y tiene que ser esa. Precisamente una
canción de la que Coldplay utiliza un riff. O un verso. O un nosequé. Sea como
sea. Hay canciones en las que se hace acompañar por un chico que iba conmigo a
inglés, pero no recuerdo su nombre. Nos saludábamos al principio, luego ya no. Por
la falta de costumbre, porque tampoco… bueno, no sé. El caso es que el
concierto está gracioso, porque las canciones son conocidas. Incluso cantan una
de un anuncio de tabaco que no molaba nada y que daba una rabia espantosa, y no
la hacen mal. Al contrario, el chico, que no sé cómo se llama, Quique, creo,
canta de puta madre. Nos bebemos unas cuantas cervezas y nos vamos que hay otro concierto en el Xocala.
Ya está. Esto es
el concierto del Wallace. Hace una pausa, retoma el concierto. Habla, se
equivoca, repite, hace una versión ampliada o reducida de la misma canción,
repertorio de los ochenta sobre todo. Con esa pose de 'soy un tipo duro pero ya sabes nena que puedo tener un corazón de oro', O así. O de 'yo esto me lo conozco todo muy bien y podría hablar mucho de muchas cosas'. O 'cuando tú sepas todo lo que sé yo...'. O 'yo he visto cosas que no creeríais'. Y será verdad. Y como yo soy un gafitas que nunca ha estado ni ha visto ni ha hecho nada, pues dices... jo, el Wallace sí que ha debido molar. Muy bien. Ya está la crónica del
concierto de Wallace. Pero no tengo ninguna foto del Wallace en concierto,
porque no iba a hacer ninguna crónica de nada, así que la foto es del concierto del Xocala. No hay más. Resulta que ahora le mola a
la gente que escriba sobre cosas. ‘Si le hiciste una crónica al Jareño me la
tienes que hacer a mí’. Pues nada. El Wallace va a hacer más conciertos,
supongo, hace conciertos en el Punt i Coma y en sitios así. Molaría ver algún
concierto con grupo otra vez. Que seguro que ha hecho alguno en el Pop, por
ejemplo, pero no he ido. Es que ahora mola ir a ver al Wallace, porque ahora
mola ir a hacerlo todo. Mola ir al Wallace, al blues, al Carro de Baco. Esto es
Manhattan.
Dos días después,
volvemos a ver al Wallace. Yo no pensaba hacer crónica de nada, pero ya está
hecha. Ahora tengo taco de amigos. O no.
miércoles, 16 de abril de 2014
Caràcter 33 (Yo quiero)
Rajar por rajar. No es algo de lo que me sienta especialmente orgulloso, pero me enciendo muy rápidamente. Miento. No me enciendo tan rápidamente como yo pensaba, porque comparando, los hay que se calientan mucho más que yo y en menos tiempo y con temas mucho más peregrino. He de reconocer que este tema es peregrino, flojo y que debería dedicar todo mi poder, que es mucho y con el que he conseguido grandes cambios en mi entorno, a temas mucho más trascendente.
Vi el primer programa de Caràcter 33 y el domingo vi mi segundo programa de Caràcter 33. Aviso que lo he visto mediatizado completamente por la polémica que ha perseguido a Bibiana Ballbè, su presentadora, en los últimos meses respecto a su papel como 'comunicadora' oficial y su trabajo de enlace entre la empresa y la cultura. Bibiana Ballbè es presentadora de muchos programas culturales en TV3 desde hace mucho tiempo. Hay programas en los que estaba bien y otros en los que no, como todas las cosas.
Caràcter 33 quiere ser la ventana por la que se asomen los talentos creativos más así. Bibiana Ballbè entrevista de una manera muy espontánea y muy natural a gente que se dedica al teatro, a la publicidad, a la creación, a la música. Cuando no está entrevistándose a alguien, la cámara saca primeros planos de gente guapa. Literalmente. Gente que se supone que va por la calle y que es guapa, moderna, vintage, cool, bien, lleva el pelo así, una barba, etc. Guapos y guapas. Gente que da la impresión que está bien.
Yo no estoy bien. Estoy muy bien en casi todo, muy contento y tal, vale. Pero tengo un resquemor interior hacia el 'si te empeñas, todo va bien'. De eso va el programa. De demostrar que, si te empeñas, si tienes carácter, acabas consiguiendo lo que quieres.
Ayer en el diario entrevistaban a un músico local. Su estilo, si no te lo dicen los puedes confundir, es clavadito al de Manel. Explicaba que él tiene ADE y que cuando no crea se enfoca como un producto. Glups. Arte, creación, producto, márketing. Que sí, pero... tan claramente... duele. Uno de los que aparecían en el programa del domingo, creador teatral, venía también de la empresa, de la publicidad. Y lo dejó para hacer teatro.
Y no sé. Es una entrada de hoy desde el resquemor. Porque ve uno a gente que... le da rabia. Directamente. Es como un anuncio de Banc de Sabadell, donde todo el mundo es maravilloso y a todo el mundo le va bien. Y todo el mundo tuvo ideas brillantes y otros exponen teorías sobre su creación que hacen llorar al niño Jesús. 'Yo hago las cosas sin pensar y ya luego la gente que piense lo que quiera y le de el uso que tal... ¿no?'. Claro, genial. En fin, que sí, que a uno no le alcanzan las luces para entender a la gente que sale en esos programas y que vive atrapado en una mentalidad muy mediocre pero... ay, esa exposición de gente que hace cosas super así, a la que le llueve la pasta por ser... como muy genial y despreocupado, en un entorno en el que hay gente que lo pasa fatal... me parece obsceno.
Eso. Es enseñar a gente a la que le va bien y muy bien por ser genial y los demás, claro, si no lo somos, qué queremos. Gente bien, haciendo cosas guays y... Ya no sé por donde voy. Gente a la que le va bien en la vida haciendo arte. Gente a la que le va bien en la vida, haciendo arte. No hay malditismo. Si eres maldito, será porque eres malo. No manejas los recursos de comunicación...
Si. A mí me gustaría ser así también. Caretas fuera. Caràcter 33. Me gustaría que también nos entrevistase Bibiana en una plaza y que me pusiera así tontorrón cuando me preguntan si mis letras son de abandono. O que me preguntase si lo de Baal es como un canto de amor insatisfecho. O que delante de un cuadro de mi padre la Bibiana hiciese una mueca de sorpresa y dijese... guauuu, el poble del teu pare deu ser guapíssim. Me gustaría que no pusieran más el programa. Que vuelva Thalassa. No quiero que me pasen más la mano por la cara. Que me enseñen lo que no soy. Lo que les envidio. Yo que sé. Es envidia. Es Caràcter.
Vi el primer programa de Caràcter 33 y el domingo vi mi segundo programa de Caràcter 33. Aviso que lo he visto mediatizado completamente por la polémica que ha perseguido a Bibiana Ballbè, su presentadora, en los últimos meses respecto a su papel como 'comunicadora' oficial y su trabajo de enlace entre la empresa y la cultura. Bibiana Ballbè es presentadora de muchos programas culturales en TV3 desde hace mucho tiempo. Hay programas en los que estaba bien y otros en los que no, como todas las cosas.
Caràcter 33 quiere ser la ventana por la que se asomen los talentos creativos más así. Bibiana Ballbè entrevista de una manera muy espontánea y muy natural a gente que se dedica al teatro, a la publicidad, a la creación, a la música. Cuando no está entrevistándose a alguien, la cámara saca primeros planos de gente guapa. Literalmente. Gente que se supone que va por la calle y que es guapa, moderna, vintage, cool, bien, lleva el pelo así, una barba, etc. Guapos y guapas. Gente que da la impresión que está bien.
Yo no estoy bien. Estoy muy bien en casi todo, muy contento y tal, vale. Pero tengo un resquemor interior hacia el 'si te empeñas, todo va bien'. De eso va el programa. De demostrar que, si te empeñas, si tienes carácter, acabas consiguiendo lo que quieres.
Ayer en el diario entrevistaban a un músico local. Su estilo, si no te lo dicen los puedes confundir, es clavadito al de Manel. Explicaba que él tiene ADE y que cuando no crea se enfoca como un producto. Glups. Arte, creación, producto, márketing. Que sí, pero... tan claramente... duele. Uno de los que aparecían en el programa del domingo, creador teatral, venía también de la empresa, de la publicidad. Y lo dejó para hacer teatro.
Y no sé. Es una entrada de hoy desde el resquemor. Porque ve uno a gente que... le da rabia. Directamente. Es como un anuncio de Banc de Sabadell, donde todo el mundo es maravilloso y a todo el mundo le va bien. Y todo el mundo tuvo ideas brillantes y otros exponen teorías sobre su creación que hacen llorar al niño Jesús. 'Yo hago las cosas sin pensar y ya luego la gente que piense lo que quiera y le de el uso que tal... ¿no?'. Claro, genial. En fin, que sí, que a uno no le alcanzan las luces para entender a la gente que sale en esos programas y que vive atrapado en una mentalidad muy mediocre pero... ay, esa exposición de gente que hace cosas super así, a la que le llueve la pasta por ser... como muy genial y despreocupado, en un entorno en el que hay gente que lo pasa fatal... me parece obsceno.
Eso. Es enseñar a gente a la que le va bien y muy bien por ser genial y los demás, claro, si no lo somos, qué queremos. Gente bien, haciendo cosas guays y... Ya no sé por donde voy. Gente a la que le va bien en la vida haciendo arte. Gente a la que le va bien en la vida, haciendo arte. No hay malditismo. Si eres maldito, será porque eres malo. No manejas los recursos de comunicación...
Si. A mí me gustaría ser así también. Caretas fuera. Caràcter 33. Me gustaría que también nos entrevistase Bibiana en una plaza y que me pusiera así tontorrón cuando me preguntan si mis letras son de abandono. O que me preguntase si lo de Baal es como un canto de amor insatisfecho. O que delante de un cuadro de mi padre la Bibiana hiciese una mueca de sorpresa y dijese... guauuu, el poble del teu pare deu ser guapíssim. Me gustaría que no pusieran más el programa. Que vuelva Thalassa. No quiero que me pasen más la mano por la cara. Que me enseñen lo que no soy. Lo que les envidio. Yo que sé. Es envidia. Es Caràcter.
domingo, 9 de marzo de 2014
Los anuncios de Banc Sabadell me dan ganas de fumar crack
Y todo es maravilloso y todo está bien. Los anuncios de Banc Sabadell me dan ganas de fumar crack, tal y como diría Beck. Y entonces sale un CEO de una empresa de Marketing con pinta de ser así como tú y como yo y habla de que al final lo que cuenta es que te den confianza y eso. Y creer, y todos se ríen y hablan con mucha convicción de que, si, de que es posible, que lo que cuenta es la voluntad de uno de hacer las cosas y que haya un entorno en el que estén dispuestos a ayudarte. Y jiji, y jajá. Y ella habla sentada en el brazo del sofá, y dice que la familia es muy importante para darte el empujón que te hace falta. Eso no hace falta que venga a decírmelo nadie que sea lo que quiera que sea la gente que dirige y gestiona una empresa. Anuncios de Banc de Sabadell en los que un médico o 'de los productores que leyeron a Paulo Coelho', nos dice que viviremos cien años y que lo que debemos hacer es, ya lo sabes, pues eso, mirar a ver cómo asegurar lo que tienes. Porque lo tienes. Claro. Si ya va todo como tiene que ir, lo que tiene que preocuparte es lo que tienes, y asegurarlo. Que no te lo quiten. Y la gente del público mira con una media sonrisa o con esa cara de 'mmm, es ciertamente interesante y muy útil para mi desarrollo personal o bien el de mi negocio como emprendedor que soy, lo que me está contando este experto en la materia'. Y así va el tema. Y jiji, y jajá.
Y ella, Gemma Nierga, que se apunta a cualquier clase de azucarado bombardeo, mira y ríe como si estuviese escuchando a Faemino y Cansado. Como si estuviese escuchando a Bill Murray y Harold Ramis. Como si estuviese escuchando a Los Morancos de Triana. Como si lo que estuviese escuchando fuera muy divertido, muy bueno, muy lo mejor. Y se ríe y se muestra entusiasmada. Porque para los negocios lo importante es creer. Creer y que crean en ti. Y fíjense que uno de ellos va con unas Converse. Así como muy informal. De los que te despiden pero cuentan contigo para tomarse una caña o una copa en el Afterwork. Y qué bien. De qué pasta estáis hechos, vosotros, hombres venidos del más allá, para emprender, para llevar adelante un negocio. Sueños, ilusiones, una necesidad. Necesitaba crear una empresa, tengo un sueño. Y todos se miran unos a otros con esa media sonrisa. Casi de secta. Es todo divino y maravilloso, que cantaría Gal Costa. Todo es divino y maravilloso. Salimos. Creemos que podemos salir. Salimos. Ya estamos. No salgan a la calle, no miren a los ojos de la gente, tengan fe ciega en que ya está, en que hay que creer. Profesores, diseñadores, emprendedores, CEOs... que nos enseñan que estamos equivocados, que tenemos que creer, que sí, que hay luz al final del túnel. Es más, que no hay túnel.
Todo es divino y maravilloso. Publicidad con buenas intenciones. En blanco y negro. Todos se ríen y son muy naturales. Ella sentada en el brazo de un sofá. Gemma ríe sin parar. Este es mi truco. Todo es mentira.
Y ella, Gemma Nierga, que se apunta a cualquier clase de azucarado bombardeo, mira y ríe como si estuviese escuchando a Faemino y Cansado. Como si estuviese escuchando a Bill Murray y Harold Ramis. Como si estuviese escuchando a Los Morancos de Triana. Como si lo que estuviese escuchando fuera muy divertido, muy bueno, muy lo mejor. Y se ríe y se muestra entusiasmada. Porque para los negocios lo importante es creer. Creer y que crean en ti. Y fíjense que uno de ellos va con unas Converse. Así como muy informal. De los que te despiden pero cuentan contigo para tomarse una caña o una copa en el Afterwork. Y qué bien. De qué pasta estáis hechos, vosotros, hombres venidos del más allá, para emprender, para llevar adelante un negocio. Sueños, ilusiones, una necesidad. Necesitaba crear una empresa, tengo un sueño. Y todos se miran unos a otros con esa media sonrisa. Casi de secta. Es todo divino y maravilloso, que cantaría Gal Costa. Todo es divino y maravilloso. Salimos. Creemos que podemos salir. Salimos. Ya estamos. No salgan a la calle, no miren a los ojos de la gente, tengan fe ciega en que ya está, en que hay que creer. Profesores, diseñadores, emprendedores, CEOs... que nos enseñan que estamos equivocados, que tenemos que creer, que sí, que hay luz al final del túnel. Es más, que no hay túnel.
Todo es divino y maravilloso. Publicidad con buenas intenciones. En blanco y negro. Todos se ríen y son muy naturales. Ella sentada en el brazo de un sofá. Gemma ríe sin parar. Este es mi truco. Todo es mentira.
jueves, 24 de octubre de 2013
Comunicación corporativa
El caso de Jeremidín Shermedemian nos lo cuenta su amante esposa, principal víctima de las circunstancias:
'Jeremidín se encontró en una situación insostenible en la pequeña empresa en la que trabajaba. Las ventas, al parecer del amo que era su mismo padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, habían descendido muchísimo y por ello tuvo que verse obligado a hacer serias reformas en la empresa. Racionalizar la producción, despedir a los haraganes, en definitiva, corregir con brazo firme el rumbo. Y para que no le pudieran echar en cara favoritismo hacia su propio hijo, el buen señor Surumeildín Shermedemian, decidió que su vástago debería cargar con una tarea que hasta entonces nadie había querido asumir.
El señor, buen señor, Surumeildín Shermedemian consideraba que un trabajador de su empresa debía llevar interiorizado que lo mejor que le había podido pasar en la vida nunca jamás por los siglos eternos, era trabajar para su empresa, y que por ella, debía considerar cualquier posibilidad que se presentase como realizable tan sólo por que la empresa lo necesitase. Surumeildín Shermedemian pensaba que un empleado debía llevar tatuado, impreso, grabado, el nombre de su empresa en el cuerpo. Que la promoción no simplemente se basaba en que se hiciera visible el logo o el nombre, no, debía trasladarse que la empresa era tan importante como cualquier otra cosa. No, lo más importante.
No contento con este razonamiento, en su pensamiento, estaba llevar más allá este caso. Así que llamó a su hijo mientras realizaba la ronda de charlas con los empleados a los que felicitaba por que acababan de ser despedidos de la empresa y por el gran servicio que harían al renunciar a cualquier indemnización si es que hubiera derecho a ella. Jeremeidín apareció por el despacho mientras algún guardia trataba de reducir a algún empleado que no era capaz de ver la luz que emanaban de las palabras del muy buen señor Shermedemian y su padre le dijo: Jeremeidín tú vas a llevar el nombre de la empresa muy lejos. O muy cerca. O donde yo te diga que lo has de llevar. Tú vas a llevar el nombre de la empresa.
Jeremeidín se mostró muy contento, pensaba que iba a ser nombrado delegado comercial en el extranjero, pero no. Su padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, soldó a la nariz de Jeremeidín (tras haberlo anestesiado furtivamente), una chapa con el nombre de la empresa impreso. ¿Está bien dicho 'empresa impreso'? No domino bien el idioma...
Y con esa chapa soldada a su nariz sobrevivió paseando por las calles del pueblo durante un mes. La herida causada no acabó nunca de cicatrizar bien, se infectó, y poco antes de la festividad de Ganesha, falleció. Muy orgulloso, eso sí, por haber llevado el nombre de la empresa de su padre, el buen señor Surumeildín Shermedian. Yo, en cambio, no sé entender si el impacto causado entre la población fue positivo o no'.
'Jeremidín se encontró en una situación insostenible en la pequeña empresa en la que trabajaba. Las ventas, al parecer del amo que era su mismo padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, habían descendido muchísimo y por ello tuvo que verse obligado a hacer serias reformas en la empresa. Racionalizar la producción, despedir a los haraganes, en definitiva, corregir con brazo firme el rumbo. Y para que no le pudieran echar en cara favoritismo hacia su propio hijo, el buen señor Surumeildín Shermedemian, decidió que su vástago debería cargar con una tarea que hasta entonces nadie había querido asumir.
El señor, buen señor, Surumeildín Shermedemian consideraba que un trabajador de su empresa debía llevar interiorizado que lo mejor que le había podido pasar en la vida nunca jamás por los siglos eternos, era trabajar para su empresa, y que por ella, debía considerar cualquier posibilidad que se presentase como realizable tan sólo por que la empresa lo necesitase. Surumeildín Shermedemian pensaba que un empleado debía llevar tatuado, impreso, grabado, el nombre de su empresa en el cuerpo. Que la promoción no simplemente se basaba en que se hiciera visible el logo o el nombre, no, debía trasladarse que la empresa era tan importante como cualquier otra cosa. No, lo más importante.
No contento con este razonamiento, en su pensamiento, estaba llevar más allá este caso. Así que llamó a su hijo mientras realizaba la ronda de charlas con los empleados a los que felicitaba por que acababan de ser despedidos de la empresa y por el gran servicio que harían al renunciar a cualquier indemnización si es que hubiera derecho a ella. Jeremeidín apareció por el despacho mientras algún guardia trataba de reducir a algún empleado que no era capaz de ver la luz que emanaban de las palabras del muy buen señor Shermedemian y su padre le dijo: Jeremeidín tú vas a llevar el nombre de la empresa muy lejos. O muy cerca. O donde yo te diga que lo has de llevar. Tú vas a llevar el nombre de la empresa.
Jeremeidín se mostró muy contento, pensaba que iba a ser nombrado delegado comercial en el extranjero, pero no. Su padre, el buen señor Surumeildín Shermedemian, soldó a la nariz de Jeremeidín (tras haberlo anestesiado furtivamente), una chapa con el nombre de la empresa impreso. ¿Está bien dicho 'empresa impreso'? No domino bien el idioma...
Y con esa chapa soldada a su nariz sobrevivió paseando por las calles del pueblo durante un mes. La herida causada no acabó nunca de cicatrizar bien, se infectó, y poco antes de la festividad de Ganesha, falleció. Muy orgulloso, eso sí, por haber llevado el nombre de la empresa de su padre, el buen señor Surumeildín Shermedian. Yo, en cambio, no sé entender si el impacto causado entre la población fue positivo o no'.
lunes, 21 de octubre de 2013
Actualización diaria
Amar, sin mirar atrás amar. Listo como un mono. Enfadado como un mono. Es recomendable actualizar contenidos diariamente. Si se puede diariamente, mejor que semanalmente. Google tiene que ver cosas. Que las cosas se mueven. Y en tus brazos celebrar que no hay lugar. Entonces el contenido es importante. Repítelo, el contenido, es muy importante. He recuperado el cargamento tal y como le prometí. Los monos son listísimos. Tienen cultura. Hasta la semana que viene. El concursante sabe que Bolaño vivía en Blanes, pero ahora no tiene conciencia de haberse cruzado con él. Que igual sí, pero es que son cosas que no te fijas. Normal. Lo primero es lo primero. Introducción al algoritmo. Si me hubiesen dicho que alguna vez en la vida iba yo a intentar entender un algoritmo. Qué humillación Marcelino. Todo va a peor. El mono pequeñito coge las patitas del saltamontes. No se lo come, simplemente coge de las patitas al saltamontes y lo mira. Curioso. Que soy tu tía, que soy como una madre para ti. Y después de una reunión, otra concentración y luego otra reunión que dará paso a otra concentración. Y el partido a las diez. El siempre molesto partidito de las diez. Un partido un lunes a las diez de la noche. Cuando ya no hay ganas de nada. El partidito de las diez. Cállate, que te pones muy fea cuando te enfadas. Y la barandilla a medio 'miniar'. El minio. La barandilla a medias. Y va a empezar a llover de un momento a otro, aunque hace un calor endemoniado. Y no hay término medio. O hace mucho frío o hace mucho calor. Y así, verás cuando empiece la broma del agua. Entonces, explícate a ver. De qué ha ido lo que has ido a hacer. La de la tienda quiere hacer una página web y tú has ido a cursos de esos para saber qué se hace con las redes sociales. Va, a ver, de qué te ha servido tanto cursillo. Poner las palabras aquí o allí, etiquetar las fotos, que las fotos no pesan mucho. Es que abres una foto y no hay manera. Cuánto pesa. Y lo que pesan de verdad son los días. Déjala que se entretenga con eso y así nos molestará menos. Y el árbitro empieza a tener en cuenta que a Neymar le dicen que se tira, y claro, al menos los árbitros en Europa son más estrictos. Aquí es que no se puede hacer nada. Lituania es un caso completamente diferente. Estrasburgo no va a prohibir el partido del sábado, que se jodan. Ellos no tienen un clásico. Estrasburgo no sirve para nada. Y vamos ganando aunque no lo sepamos. Y hay muchas erramientas, perdón, herramientas, para controlar cómo va lo nuestro. No hay nada como una Enciclopedia Larousse. Nada. Ni google lo sabe. Qué algoritmo controla el colibrí. Hay un colibrí que será ahora el nuevo algoritmo. Y así vamos. Todos los días con algo. Todos los días un pantalón. Todos los días el mismo pantalón. Y hay que actualizar todos los días. Pero con algo novedoso, algo nuestro, que no vale copiar. No disfruto haciéndote daño. Unas camisetas con el logotipo o algo. Algo. No sé. Lo que sea. Un algo. Todos los días. Una actualización diaria. Siempre.
lunes, 22 de julio de 2013
¿Apetece ser español?
'Catalanes de mierda. No se merecen nada'. Afortunadamente, el señor que dijo esto, el encargado de la llamada Marca España, dimitió. Pitaron el himno y claro... el hidalgo tuvo que saltar.
Para los que, en estos tiempos de lluisllachismo, de metáforas marineras, de vías catalanas, de cadenas humanas, de camiseta del Barça con la cuatribarrada, de 'procés sobiranista' por encima de todo -despidos en TV3, Caso Palau, Comissió Sanitat...-, pareciera que uno debería decantarse por el bando contrario pero...
¿Apetece ser español?
Veamos. Dos anuncios. La Lotería Nacional, creo, que sigue siendo un organismo estatal. Vamos, que todavía no lo han privatizado. O, como se dice ahora, han mejorado su gestión. Optimizado, se dice. Pues bien, para cualquiera que tenga un poco de cara y ojos, el anuncio de la Lotería Nacional, el radiofónico, nos deja a la altura del betún. Por lo visto, la Lotería cumple uno de esos aniversarios que hay que celebrar. Una institución con mucho lustre, que Carlos III creo para... En el anuncio dicen, por ejemplo, que Cook, el explorador Cook que llegó a Hawaii, que descubrió Australia, que navegó e hizo un gran servicio a la Corona británica entre otras cosas poniendo las bases para aumentar los dominios de su país, amén de avances científicos varios que se derivan de esos viajes... era un pringao. Porque mientras que Cook estaba haciendo el gilipollas con el barquito, cualquier ayudante, de ayudante, de ayudante de ayudante podía esperar a que le tocase la Lotería y esperar a que Cook hiciese 'el mapita', y marcarse un viaje por las Antípodas. Yo, la primera vez que lo escuché, no salía de mi asombro. Cook un pringao. Que inventen ellos, en una versión modernita. Solo faltaba alguna alusión a 'mientras nos tomamos unas cañitas al solecito...'.
Lo peor estaba por llegar. Si ya está feo bufarse de un explorador (por qué no reírse mejor de Malaspina, que era de 'los nuestros), en estos tiempos en los que nos pasan por la cara una y mil veces que el futuro está en ser emprendedor, en hacerse empresario de uno mismo, de soñar, de tener objetivos, retos... llega otro anuncio de Lotería y nos coloca en nuestro sitio.
En el año 1973, por decir algo, un americano inventaba un tipo de suela novedoso para hacer las zapatillas Nike que arrasarían el mercado. Mientras tanto, en España, los españolitos esperaban a que les tocase la lotería para comprarse todos los modelos, comprárselas, y saltar en la Discoteca en Ibiza que iban a montar. Emprender... para montar una discoteca. El negociazo. Y nada de estar pendiente del negocio, a botar y a fundirse la pasta. A ver si me toca la lotería y... toma cultura del esfuerzo. Pelotazo.
El último anuncio llega por el mismo sitio. La factoría tal hace coches pero mientras tanto, en España, la gente, cualquiera, espera a que le toque la lotería para comprase el modelo limusina. ¿Tener una empresa? ¿Estar por ella? ¿Crear riqueza para todos? No. La limo primero y si es sin dar golpe... Un diez para la Agencia de Publicidad. Un diez. Qué imagen. Vivan los tópicos. Dan ganas de pedir la baja. De que le retiren el DNI a uno. Qué apología de la ignorancia, de la incultura. Que le den por culo a todo, que mientras me pueda tocar la lotería...
Por un lado nos dicen que cobramos mucho, que si vivimos subsidiados, que si este país es un nido de vagos, de chupones, de gente que vive del paro como si fueran marqueses... por otro, tú tranquilo, a ver si te toca la lotería y a vivir. Teníamos también aquel otro anuncio en el que un joven empresario montaba y hundía dos o tres empresas, pero sacaba algo en claro de todo ello. Lo importante era tener un Mercedes. Con dos huevos.
No sé. Yo paso. Me voy al bar.
Porque ese es el otro. De repente CocaCola, en su afán de dorarnos la píldora, nos ha dicho que somos cojonudos. Aquarius, centrándose en políticos que, en fin. Y luego llegan ellos, los de Coca Cola, a decirnos que 'somos de bares'. Nada de anuncios moñas como el de Movistar con el 'no solo jugamos bien al fútbol', no, además 'somos de bares'. Gente feliz y contenta inflándose a cocacolas. Haciendo manitas, quedando después de currar en bares que parecen de Dublín para jojojo con los colegas. Ni rastro del currito con el chato de gandesa, palillo y toneladas de soledad. Ni rastro del chufas de bar. Ni rastro del alcoholismo soterrado de copas de magno, de vinazo, de cervezas y cervezas, de cubatas de larios. 'Somos de bares'. Que inventen ellos, que yo me lo bebo.
No sé. Igual en el otro lado tampoco estoy a gusto, pero ya me lo encontraré. ¿Dónde hay que firmar? Que me borren. O no, o me espero a ver si cambia. Yo que sé.
Para los que, en estos tiempos de lluisllachismo, de metáforas marineras, de vías catalanas, de cadenas humanas, de camiseta del Barça con la cuatribarrada, de 'procés sobiranista' por encima de todo -despidos en TV3, Caso Palau, Comissió Sanitat...-, pareciera que uno debería decantarse por el bando contrario pero...
¿Apetece ser español?
Veamos. Dos anuncios. La Lotería Nacional, creo, que sigue siendo un organismo estatal. Vamos, que todavía no lo han privatizado. O, como se dice ahora, han mejorado su gestión. Optimizado, se dice. Pues bien, para cualquiera que tenga un poco de cara y ojos, el anuncio de la Lotería Nacional, el radiofónico, nos deja a la altura del betún. Por lo visto, la Lotería cumple uno de esos aniversarios que hay que celebrar. Una institución con mucho lustre, que Carlos III creo para... En el anuncio dicen, por ejemplo, que Cook, el explorador Cook que llegó a Hawaii, que descubrió Australia, que navegó e hizo un gran servicio a la Corona británica entre otras cosas poniendo las bases para aumentar los dominios de su país, amén de avances científicos varios que se derivan de esos viajes... era un pringao. Porque mientras que Cook estaba haciendo el gilipollas con el barquito, cualquier ayudante, de ayudante, de ayudante de ayudante podía esperar a que le tocase la Lotería y esperar a que Cook hiciese 'el mapita', y marcarse un viaje por las Antípodas. Yo, la primera vez que lo escuché, no salía de mi asombro. Cook un pringao. Que inventen ellos, en una versión modernita. Solo faltaba alguna alusión a 'mientras nos tomamos unas cañitas al solecito...'.
Lo peor estaba por llegar. Si ya está feo bufarse de un explorador (por qué no reírse mejor de Malaspina, que era de 'los nuestros), en estos tiempos en los que nos pasan por la cara una y mil veces que el futuro está en ser emprendedor, en hacerse empresario de uno mismo, de soñar, de tener objetivos, retos... llega otro anuncio de Lotería y nos coloca en nuestro sitio.
En el año 1973, por decir algo, un americano inventaba un tipo de suela novedoso para hacer las zapatillas Nike que arrasarían el mercado. Mientras tanto, en España, los españolitos esperaban a que les tocase la lotería para comprarse todos los modelos, comprárselas, y saltar en la Discoteca en Ibiza que iban a montar. Emprender... para montar una discoteca. El negociazo. Y nada de estar pendiente del negocio, a botar y a fundirse la pasta. A ver si me toca la lotería y... toma cultura del esfuerzo. Pelotazo.
El último anuncio llega por el mismo sitio. La factoría tal hace coches pero mientras tanto, en España, la gente, cualquiera, espera a que le toque la lotería para comprase el modelo limusina. ¿Tener una empresa? ¿Estar por ella? ¿Crear riqueza para todos? No. La limo primero y si es sin dar golpe... Un diez para la Agencia de Publicidad. Un diez. Qué imagen. Vivan los tópicos. Dan ganas de pedir la baja. De que le retiren el DNI a uno. Qué apología de la ignorancia, de la incultura. Que le den por culo a todo, que mientras me pueda tocar la lotería...
Por un lado nos dicen que cobramos mucho, que si vivimos subsidiados, que si este país es un nido de vagos, de chupones, de gente que vive del paro como si fueran marqueses... por otro, tú tranquilo, a ver si te toca la lotería y a vivir. Teníamos también aquel otro anuncio en el que un joven empresario montaba y hundía dos o tres empresas, pero sacaba algo en claro de todo ello. Lo importante era tener un Mercedes. Con dos huevos.
No sé. Yo paso. Me voy al bar.
Porque ese es el otro. De repente CocaCola, en su afán de dorarnos la píldora, nos ha dicho que somos cojonudos. Aquarius, centrándose en políticos que, en fin. Y luego llegan ellos, los de Coca Cola, a decirnos que 'somos de bares'. Nada de anuncios moñas como el de Movistar con el 'no solo jugamos bien al fútbol', no, además 'somos de bares'. Gente feliz y contenta inflándose a cocacolas. Haciendo manitas, quedando después de currar en bares que parecen de Dublín para jojojo con los colegas. Ni rastro del currito con el chato de gandesa, palillo y toneladas de soledad. Ni rastro del chufas de bar. Ni rastro del alcoholismo soterrado de copas de magno, de vinazo, de cervezas y cervezas, de cubatas de larios. 'Somos de bares'. Que inventen ellos, que yo me lo bebo.
No sé. Igual en el otro lado tampoco estoy a gusto, pero ya me lo encontraré. ¿Dónde hay que firmar? Que me borren. O no, o me espero a ver si cambia. Yo que sé.
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