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martes, 12 de abril de 2016

Yanáyev fuera del mundo

Yo he sido el Barón Yanáyev, porque alguien me invitó a ser el Barón Yanáyev. Ahora no recuerdo mucho más pero sé que hubo un tiempo en el que me confiaron misiones de mucha importancia para intentar salvar a la Dama y yo cumplí como pude. No sé si cumplí bien o mal, creo que hice lo que pude, pero nunca sé si es suficiente. El Barón Yanáyev no tiene porqué parecerse a mí, pero yo hago que se parezca mucho, que sea como yo. Yo soy el Barón Yanáyev y yo soy todos los personajes que aparecen en todos los cuentos. El Barón Yanáyev era torpe, despistado, no era mala gente, pero tampoco era una persona con la que hacer muchas cosas, porque no se puede estar con alguien que no es confiable. Alguien que no se centre, alguien que no esté por las cosas que tiene que estar, alguien que no recuerde el motivo fundamental por el que está aquí. Durante muchos días, los días del mes de marzo, he estado pensando en cómo iba a ir a la fiesta que seguro que daba la Dama, la Condesa de Croissant, la Dame Masqueé. pensando en qué hacer, qué ponerme, qué le iba a contar, qué cosa curiosa iba a intentar aportar para que ella estuviera contenta y orgullosa de mí. Y pensaba en todos los días que faltaban, sin mirar si el día era uno u otro. A veces, muchas veces, lo olvidaba. Creo que lo olvidaba durante buena parte del día, pero siempre, siempre, cuando me acercaba al pergamino para escribir algo, recordaba porqué estaba aquí. Yo era el Barón Yanáyev y me encargaron una vez una misión y esa misión no sé si la llegué a cumplir. Creo que la cumplí, pero no recuerdo si lo hice bien o lo hice mal. Así andaba, intentando recordar qué día era el del cumpleaños de la Dama, sin darme cuenta, o sin querer mirar pergaminos anteriores para tener la fecha clara, yendo a lo mío. Despistándome, haciendo cosas, centrándome en una vida que pasa de puntillas por todo lo demás. Todo lo demás es todo. El Barón Yanáyev a la enésima potencia. El Barón Yanáyev supera al personaje y se convierte en una persona en la que no puedes confiar. Ahora sí que no me van a volver a encomendar ninguna misión. Ahora sí que la he liado.
Ayer, 11 de abril, me planté ante la puerta del Palace con mis mejores galas, jugándomela, haciendo como que no iba conmigo. Alguien me dijo que tuviera la vergüenza de retirarme sin decir nada. La Dama no estaba y el cumpleaños había sido hacía semanas, concretamente el 24 de marzo. Me ví sentado en una acera de nuevo pensando qué había hecho, qué estaba haciendo y si la Dama me podría perdonar de alguna manera.
Si merecía la pena que la Dama me perdonara, de hecho.
Feliz cumpleaños con más de tres semanas de retraso. Y mil perdones.

lunes, 29 de julio de 2013

Mujeres en la historia

Seguir a La Dame Masquée, a Diana de Méridor, a la Condesa de Croissant... cualquiera de sus 'alter ego', es un placer. Encontrarnos cada día con alguna de sus historias, bien sea una historia de la Historia, de las que cuenta en su 'chateau', De Reyes, Dioses y Héroes, de esas que nos esclarecen sobre personajes históricos, costumbres de otra época, líos amorosos de realezas de hace mil años que nos suenan a las de ahora, trapicheos de marqueses, concubinas, faraones... todo ello contado con gracia y estilo. Vamos, que hace que la Historia sea lo que tiene que ser, una materia para el estudio, pero sobre todo para el entretenimiento. Qué mal estoy redactando esto, pero es que la emoción me puede. Lo quiero hacer tan bien que me sale fatal.
Y si quieren conocer las intrigas de la corte versallesca, de los manejos e intrigas de la Francia de Luis XIII y Luis XIV, de Mazarino, de las hijas de Mazarino, del Duque de Buckingham, del Hombre de la Máscara de Hierro, de la reina Ana de Austria, del tortuoso noviazgo entre el señor Péguilin y la Montpensier, de las amantes de Luis XIV, de la Fronda, de Richelieu... todo ello, contado con la misma gracia y salero... y el mismo trabajo de documentación y rigor, no deben dejar de visitar Cierto Sabor a Veneno.
Pues bien, esta entrañable amiga y seguidora continua de este espacio, da el salto al papel. Su talento no pasa desapercibido y ha sido requerida para incluir un relato dentro de la colección la Mujeres en la Historia, publicada por Ediciones Irreverentes.
Desde Sofia Tolstaya, a Clara Campoamor, Anita Garibaldi o Frida Kahlo entre otras, hasta Georges Sand, objeto del relato de Madame Diana, son las protagonistas de este libro, que pueden conseguir ya a través de este enlace:
http://www.edicionesirreverenteslibreria.com/epages/ea9759.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/ea9759/Products/4013
O bien, esperar a que llegue en Septiembre a sus librerías.

Bueno, al final hemos ido salvando el asunto con más o menos buen empeño.
Tan sólo con que sepan que Madame Minuet salta al papel y poder dar esta estupenda noticia, ya me doy por satisfecho. Y con que ella esté contenta por esto, mucho más.
Espero que sea el comienzo de una larga serie de publicaciones.
Felicidades, Madame!!!

sábado, 24 de marzo de 2012

Cumpleaños Feliz

- Pero a ver, ¿cómo es posible? ¿Tú no habías dicho que te ibas a una fiesta, a un cumpleaños o algo así? ¿Cómo vienes con esa cara? A ver, cuenta que te ha pasado Yanáyev, que cada vez que sales por esa puerta la formas.
- Señor embajador, le ruego que disculpe mi aspecto y siéntese que lo que le tengo que contar no sé cómo calificarlo. Recibí hace unos días la invitación para acudir a un baile que daba una conocida de ambos, Madame Diana, con motivo de su cumpleaños y cuando llegó el día, me puse mis mejores galas y me dispuse a acudir a la cita. Esta vez lo tenía todo claro, sabía dónde estaba el Palacio, sabía la hora, tenía mi regalo preparado, nada podía fallar. Sin embargo, uno nunca puede fiarse. Le juro, señor embajador, que lo que he visto es tan cierto como que estoy aquí ahora. El cochero me dejó en la puerta del Palacio, y como había resuelto llegar con tiempo de sobras, me dispuse a darle una vuelta al recinto para hacer tiempo y no llegar el primero. Así que empecé a caminar por el contorno del Palacio, siempre con la vista puesta en el reloj de una iglesia cercana, para que no se me fuera de la cabeza. Mi natural distraído pudiera haber provocado que se me fuera de la cabeza la hora, pero no. No iba a ocurrir nada de esto. Cuando estaba volviendo sobre mis pasos para disponerme a entrar y que la hora habia llegado, una motocicleta pasó por mi lado...
- Una qué...
- Una motocicleta, señor embajador. Una motocicleta. Una vespinillo, un modelo quizás antiguo pero...
- Pero qué me dice, Yanáyev... ¿una qué?
- Una motocicleta, como se lo digo. Con dos muchachos subidos en ella. El de atrás, al pasar por mi lado, me da un empujón y con una habilidad que ríase usted de los bergantes del servicio secreto del Cardenal, me quitan mi invitación para entrar.
- Pero vamos a ver, Yanáyev... qué me está contando usted de una motocicleta... ¿pero eso qué es?
- Oiga, que yo no sabía tampoco lo que era aquel artilugio. Como un... no sé, dos ruedas unidas por un material como de hierro o así e impulsado por un motor...
- ¿Pero qué me está contando, joven Yanáyev? ¿Y cómo sabe usted que eso se llama motocicleta, y lo de que era una vespinillo... me está preocupando usted, Barón!
- Pues mire, más raro aún, porque estando en el suelo, ha venido un gendarme y...
- ¿Que ha venido quién?
- Un gendarme... un policía, que me ha visto en el suelo y...
- Estoy impresionado, Yanáyev... de verdad...
- Y yo, y yo... el caso es que al cabo de un rato, cuando ya el gendarme me ha dejado ya repuesto del golpetazo dándome dos bofetadas para que me espabilara un poco, no sé de qué manera he despertado en un butacón mientras que Madame Diana me abofeteaba a su vez como despertándome...
- Entonces lo de la motocicleta...
- Pues que lo abré soñado.
- ¿Y la fiesta?
- Estupendamente.

Felicidades a Madame Diana, la Dame Masquée en el día de su Cumpleaños. Muchísimos bisous. No duden en pasar por cualquiera de sus dos Chateaus para felicitarla.