lunes, 21 de julio de 2025
Los Sin Nombre - Pau Freixas
¿Qué? ¿Qué ha dicho? Nuevos comentarios sobre el sonido y las series españolas. Nuevas observaciones acerca de lo que ha dicho, si lo he entendido, sube el volumen, bájalo bájalo, ponlo para atrás porque no me he enterado de nada. Toda una tesis sobre el tema de que si dos personas están hablando detrás de un cristal, no tenemos porqué escucharlos mal, porque entonces no los escuchamos y si no los escuchamos, no entendemos y si no entendemos pues qué. Si están detrás de un cristal y los escuchamos mal, qué nos quieres decir, ¿que la cámara está detrás del cristal y por eso no coge bien el sonido? ¿y cuando la cámara ya ha entrado en el espacio entonces ya se escucha bien? ¿Pero qué es esto, Dogma? La serie Los Sin Nombre, dirigida por Pau Freixas e inspirada en la película de Jaume Balagueró del mismo título, un Balagueró que ejerce también de productor, entretiene, no te voy a decir que no entretiene, pero ese caos sonoro que acompaña a todo el metraje, añadido a una banda sonora con coros de esos como de misterio, con coros de esos de como cuando en Excalibur la dama del lago salía con la espada, omnipresentes, constantes, para todo, pues como que te distrae y te quita como las ganas de otras cosas. Una serie que no pasará a la historia de las series de misterio y que termina de aquella manera y el personaje del argentino que tiene como una historia detrás y que se queda todo como muy a medio camino de nada y luego está el tema de la protagonista que ojo, lo hace bien, dentro de este criterio universal sobre el actoraje que es 'hacerlo bien', que es como no decir nada, pero ya estás diciendo que al menos no da pavor, claro, lo hace bien pero como es una actriz cómica, estás esperando el momento en el que suelte algo y te tengas que reír, cosa que no pasa durante toda la serie. La chica que hace de resucitada, pues no sé qué decirte y así un poco todo y sale también el chico que hacía de novio de la Rosa Peral en la otra serie y que también hizo la otra serie también aquella del cataclismo de Amazon del de Callejosos que era reguleras. En fin, que así podríamos pasar la tarde y supongo que todos tenemos cosas que hacer.
martes, 13 de mayo de 2025
El Eternauta - Bruno Stagnaro
Últimamente me he aficionado a los reels de instagram en el que aparecen cortes de programas de fútbol argentinos en los que leyendas de los años setenta, ochenta y noventa, explican anécdotas más o menos graciosas sobre sus carreras. El protagonista casi absoluto es Ruggieri, que fue central del Madrid y campeón del Mundo en el 86, pero también aparecen Basile, Caniggia, Valdanito Crespo, grabaciones de Bilardo, etc. Se escuchan y se mueren de risa a veces con situaciones grotescas, otras que son simplemente lances del juego, es hipnótico. Esas mismas anécdotas, en una conversación entre futbolistas o entrenadores españoles, no tiene ni la mitad de gracia. Viendo esta serie, esta primera temporada de El Eternauta, uno tiene la sensación de que los argentinos, o al menos una parte de los argentinos, necesitan urgentemente recuperar el orgullo de ser argentinos. La llegada al poder de alguien tan grotesco como Milei y la aplicación de unas políticas salvajes debe ser un golpe duro para toda una generación de argentinos que creían que, aunque sus gobiernos fueran más o menos, habían superado el esperpento y el saqueo constante, que habían conseguido una democracia con avances progresistas. Esta serie creo que es una respuesta a ese golpe, a base de una producción de una gran calidad y con un mensaje que se remacha mucho, eso de que 'la solución a los problemas es colectiva'. El Eternauta se basa en un cómic de finales de los años cincuenta que tuvo diversas secuelas. Se da la circunstancia de que el guionista Héctor Germán Oesterheld fue una víctima de la dictadura argentina instaurada en 1976, la del general Videla. Víctima significa que se lo pelaron, que desapareció. Un detalle a tener muy en cuenta en tiempos en que el nuevo gobierno argentino 'discute' lo que parecía ya superado y aceptado respecto a la dictadura. Así pues, nos encontramos con una adaptación de un cómic a los tiempos actuales y la verdad es que la serie te atrapa desde el principio, bien sea por el factor hipnótico de lo argentino, por la presencia de un Ricardo Darín que aunque salga haciendo anuncios sin hablar está bien y es interesante y no sé qué tiene que yo que sé, y porque la historia tiene muchas aristas y muchos ángulos. Ángulos en los que queremos ver la crítica a las dictaduras aunque en esta primera temporada la referencia no es demasiado explícita, al valor que tiene la colaboración entre todos y todas para salir de situaciones difíciles, las secuelas de las guerras, las consecuencias de la alienación, entre otras que uno ha intentado entender. Insistiré en que la serie está muy bien hecha, la serie, la producción, es absolutamente competente y en ningún momento el pensamiento 'esto va a ser una cutrada' se acerca a nuestra pervertida mente por lo que todo lo que no sea anglosajón es peor. Pues no, esta serie, orgullosamente argentina, en la que el argentinismo es el plasma en el que se mueve todo, desde los juegos de cartas, a la música que suena siempre rock nacional, a las comidas, a los giros idiomáticos para nada suavizados, y cada vez más explícitamente orgullosamente argentina a medida que avanza la misma serie, demuestra que con medios y talento, las cosas se pueden hacer estupendamente. A la espera de una segunda temporada en la que se aclaren los misterios que nos llevan a presenciar lo que parece un desastre ecológico y luego resulta ser otra cosa, lo que nos queda claro es que en este caso es evidente que el medio es el mensaje.
lunes, 5 de mayo de 2025
Los últimos días de Quisling - Erik Poppe
Esta serie me vino recomendada y con la idea de que fuera corta y con el señuelo de un personaje polémico y del que sabes pero no sabes, me lancé. Cinco episodios, a ver. Una serie noruega sobre un político que debe remover muchísimas cosas en ese país, Vidkun Quisling, personaje que se convirtió en presidente de su país al aceptar la invasión nazi y que aplicó el mismo, con alegría y entusiasmo, las políticas que desde Alemania le dictaban y que a él no hacía falta que se las dictara nadie porque ya venía siendo un fascista desde bastante antes. Lo que cuenta la serie son sus últimos días, una vez que acaba la guerra, los alemanes se rinden y se van, Quisling es detenido por los nuevos gobernantes noruegos y será juzgado y condenado a muerte. De hecho, 'Quisling' será y es sinónimo de traidor. El relato se basa en los diarios de Peder Olsen, un pastor protestante y su mujer, Heidi. Peder Olsen será el encargado de ocuparse de la asistencia espiritual de Quisling. ¿Qué tal está la serie? Pues a mí me ha dejado un regustillo un tanto extraño. El propósito de Olsen era que Quisling pidiera perdón por sus errores. Sus errores eran crímenes políticos que el tal Quisling cometía a sabiendas, convencido, porque su pensamiento era ese. Un pensamiento basado en proteger Noruega de los bolcheviques, a cualquier precio. Un pensamiento basado en que él encarnaba al hombre fuerte, capaz de liderar su país aunque su país no le quisiera seguir. A su lado, su compañera Maria, enfebrecida seguidora del personaje, una ucraniana que cree en él y alienta sus delirios aunque reciba a cambio únicamente palabras escritas y ni un sentimiento de viva voz. Quisling es incapaz de decirle que la quiere incluso en el último momento, pocas horas antes de ser fusilado. A ella le acaba dando igual. Lo que me molesta de la serie es que hay muchos momentos en los que se sentimentaliza la figura de Quisling. No se habla de manera clara, precisa, explícita de qué hizo, qué promovió, qué fue tan grave como para que lo fusilaran. Solo parece un hombre de carácter duro, intransigente, mesiánico, que no reconoce sus errores, al que se le deja dar discursos políticos que para el espectador contemporáneo no suenan ni mucho menos a pasados de moda. Ahí veo el peligro de la serie y ahí veo que hay algo que no está bien. En estos días no podemos dejar un resquicio a la sentimentalización del nazismo. Si se cometen crímenes no deben darse por sabidos, deben relatarse. Únicamente en el tema del exterminio judío se toca el tema, pero sin aportar cifras, sin aclarar qué pasó realmente. Pinceladas. Es como si se diera por descontado que el espectador noruego ya se lo sabe y que hablamos de otra cosa, hablamos de un hombre incapaz de pedir perdón. Porque pensaba hasta el final que tenía razón. Y pienso que no se trata de hacer un retrato de Don erre que erre y del sufrimiento del pobre pastor que no consigue dar con la tecla. Ya no es tiempo de estar a eso. No sé qué nos han querido contar estos noruegos con esta serie, pero es una bala perdida. A no ser que el final, con la mujer en 1959 con sus cenizas, diciendo que no dejaremos de hablar de Quisling, sean premonitorias. A no ser que nos estén queriendo anunciar algo. Vuelve Quisling.
martes, 8 de abril de 2025
The Agency - Jez y John-Henry Butterworth
Es difícil comentar esta serie si se tiene reciente el visionado de Slow Horses, otra serie pero esta vez británica que narra las vicisitudes de un grupo de agentes del MI5 durante tres o cuatro temporadas y que supera ampliamente las expectativas que uno pudiera tener al pintar el mundo de los buenos y de los malos tantas veces retratado de una manera bastante más justa de lo habitual. Los buenos son buenos, pero fallan, y los malos no son idiotas. En The Agency nos encontramos una serie que es un remedo o remake de una serie francesa previa que habrás visto tú pero no yo. En este caso, son agentes de la CIA sitos en Londres a los que les pasan cosas. El hilo argumental principal lo encabeza nada menos que Michael Fassbender, superbo actor que aquí calca algún otro papel que le recordamos en películas de hace tiempo. Como nota al margen, decir que aparece Richard Gere interpretando el papel de un jefe del departamento siempre con cara de no estar de acuerdo con la vida, pero sabiéndose guapo. La serie engaña porque durante varios episodios los distintos hilos nos vienen a decir que esto de los agentes y los espías y las operaciones, pues no siempre salen como uno quiere y que los rivales tampoco son gilipollas. En este plan pasamos las semanas y las semanas y cuando se avecina el último episodio de la temporada, lo que parecía prometer un desenlace sorprendente se queda no a medias, sino muy por debajo de la media y con la sensación de que qué puta mierda es esto que de repente los malos se han vuelto todos gilipollas de golpe. Como quiera que la serie de la que proviene esta The Agency tiene varias temporadas, naturalmente se deja abierta la puerta a una nueva etc. Podríamos decir pues, sin miedo a equivocarnos, que el cagarro de final nos empuja a pensar que la siguiente temporada la va a ver quién te dije.
jueves, 3 de abril de 2025
La Residencia - Paul William Davies
Pajareando por esos canales del diablo, aparece en Netflix una serie llamada La Residencia y por no dejar un plato sin picar, nos lanzamos a por ella sin saber ni qué ni porqué, pero en cuanto llevamos un rato de primer episodio entendemos que la serie tiene algo. Ese algo no deja de ser el clásico argumento de enredo detectivesco, con detective singular y con sus manías particulares, en la línea de los Sherlock, mucho de Poirot, etc., con un escenario no menos exclusivo, nada menos que la Casa Blanca. Alguien ha matado a alguien y tenemos ocho episodios para resolver el entuerto. Nos entretendremos con pistas falsas, sospechosos que ya sabemos que no, sospechosas que nos harán reír, otros que nos cargarán un poquito, algunos que nos enternecerán con sus historias, patatín y patatán, con una manera de contar que no permite ver más allá de un episodio de una tacada por la intensidad de los diálogos y una realización que yo no sé porqué, pero más allá de un episodio por sesión, insisto, es que no. Y mira que molar, la serie mola. Y mira que la interpretación de la protagonista, Uzo Aduba, es tremenda, sin embargo no hemos conseguido hacer aquello de verla en una sentada. No valemos para nada. Pero la recomendamos con efusión. Y lo hacemos sobre todo por el final, porque los americanos están ahora mismo y supongo que la serie esta no la han hecho en tres días, los americanos, o algunos americanos, o los americanos que hacen cosas, productos culturales, series, películas, están en estado de shock con lo que les está pasando y con lo que están viendo y no pierden la oportunidad de contar lo que les pasa y meter en todas partes algo que les recuerde que están viviendo tiempos excepcionales, excepcionales y oscuros, y que hay que dejar claro que esto no puede ser y que algo se tiene que hacer, que lo que pasa no es normal, que no es bueno y que no hay que dejarlo pasar. Así, esta serie tiene el final que se merecen los tiempos y ese final es... bueno, no desvelaremos el final, pero ya tú sabes. El mensaje, un mensaje que a nosotros, los izquierdistas locales nos hubiera parecido flojito y mi padre viéndolo diría 'ya estamos con las americanadas', pero que oye, hoy día, pues ya tuviéramos nosotros algo que ofrecer que enviara este discurso final, el discurso acusatorio, de la detective Cupp. Es que me estoy mordiendo la lengua todo el rato. Ya lo dejo. Vean la serie.
lunes, 31 de marzo de 2025
Separación - Ben Stiller
Error fatal, haber leído antes de ver la conclusión de esta segunda temporada que ya se había contratado una tercera, por lo que sabes que habrá un final, sí, pero que no será el final. Así que nos encaminamos a ver el cierre de la segunda temporada de Separación, la serie de Ben Stiller que nos moló en la primera temporada con esa premisa de las vidas separadas entre la vida civil y la vida laboral y que poco a poco iba rellenándonos huecos para que supiéramos el porqué de esa decisión tan poco habitual como es el tener una doble vida. Si esa primera temporada me gustó, aunque resultaba ciertamente complicada de entender y lo que tenía de arcano lo tenía de diáfano con unas ambientaciones y una estética que a mí singularmente me chifla, la segunda temporada tenía el reto de buscarle un sentido a la cosa y que, de alguna manera, se evitara el Efecto Perdidos, es decir, que la cosa se complicase tanto y tanto que al final se buscase una solución absolutamente en falso que lo echara todo a perder. Todo encaja, personajes con un pasado, la empresa omnipotente, un credo sectario, una tecnología entre patillera y avanzadísima. Y esta segunda temporada la podría resumir con un 'no puedo decir que me ha gustado mucho aunque me haya gustado porque no he entendido un montón de cosas'. Que igual no hay tantas cosas que entender y que el final de hecho simplifica mucho las cosas y te deja simplemente con el dilema pendiente de si ha elegido bien o no o si ha elegido las dos cosas bien o bien si el que ha elegido ha elegido lo que tenía que elegir y que si hubiera sido otro pues hubiera elegido otra cosa, según sus intereses. ¿No? Y todas las demás subtramas pues oiga, es que yo tengo la capacidad que tengo y a muchas cosas ya no llego o si no se me pone un poco más claro todo al final me pierdo y me agarro a lo que más o menos me encaja y si no, pues procuro que el balón corra y que se llegue al final del partido sin encajar una goleada. Porque hay momentos en los que el riesgo de encajar una goleada mental son ciertos. Excursiones, personajes que no sabes si están, si son, si se lo hacen, los dos que se enamoran dentro que no sabes si es que hacen comedia fuera o qué pasa con ellos y que son el Turturro y el Walken y estás siempre pensando que está pasando algo raro pero cómo no va a estar pasando algo raro, la trama de la que se enamora del dentri y quiere al fueri pero quisiera que el fueri se pareciera al dentri y tú dices pero vamos a ver si son iguales, canastos, todo el rollo de lo de los numeritos que son temperamentos y que me lo tienen que explicar así bien explicado porque no me acabo de aclarar y así una detrás de otra, por no hablar de lo de la Arquette que tiene miga y todo el pan entero. Así las cosas, otra vez encantado con la estética, con la crítica a lo corporativo, enamorado de lo formal, un tanto perdido con lo que te tienes que perder, sin entendera muchos personajes y porqué están allí comportándose así, pero al final con un debate que sabe a poco entre lo de escoger o obedecer, pero así sin mal rollo. Eso, que me ha gustado pero me hubiera gustado haber entendido más.
jueves, 20 de marzo de 2025
Adolescencia - Philipp Barantini
Más que una pregunta yo quisiera hacer una reflexión. Esta miniserie, de solo cuatro episodios, nos cuenta algo que tenemos delante y que no vemos hasta que pasan cosas. Puede pasar, como en la serie, que muera alguien, puede pasar que nos echemos las manos a la cabeza cuando escuchamos a los chicos jóvenes opinar sobre cosas. Sobre lo que sea. Cosas. Nos preguntamos, nos escandalizamos, le buscamos una respuesta, la ignorancia, los padres, antes. Antes y ahora. Esta serie es un espejo de lo que tenemos y de lo que nos han puesto por delante como todo un reto. El reto se llama no ser arrasados por un estado de las cosas que se imponga a partir del odio. El odio y el resentimiento. Una de las cosas que retrata la serie es la desconexión que existe entre el mundo adulto y el mundo de los jóvenes. Claro, esto ha pasado siempre, dirán, pero antes ese distanciamiento, esa incomprensión parecía otra cosa. Ahora es directamente algo que nos deja sin palabras. No podemos entender que los jóvenes, no es que sean rebeldes, es que se odian a sí mismos. Se odian a ellos mismos y odian a todo lo demás. Y odian a las mujeres. Que posiblemente esté exagerando, que posiblemente esté generalizando, que no es así. Lo que nos cuenta esta serie es una historia a partir de un asesinato del que rápidamente conocemos al culpable, aunque nos sorprenda que el culpable sea alguien tan joven como un chaval de 13 años. E inmediatamente comienza una investigación y unos interrogatorios y una composición de lugar por el cual nos querremos enterar de dónde viene, cuál es su familia, si son unos garrulos, si el niño está pirado, si la hermana, los padres, el padre que tiene así como pintilla de... y es en el segundo episodio donde todo se nos viene abajo, porque la respuesta no la tiene nadie más que alguien que está ahí y que vive eso y que conoce los códigos. Nosotros, los que ya hace mucho tiempo que vamos deambulando por el mundo sin mayor pretensión que el ir quedando medio bien con la vida, no lo entendemos. Y así, descubrimos que todo eso que nos cuentan, los incel, el odio a las mujeres, el resentimiento, la sensación de estar fuera, la presión de molar, de gustar, de responder a unas expectativas, de ser alguien con muchos megustas, un fucker, un yo que sé, es que es difícil saber qué. Es imposible saber qué. Es complicado afrontar que quizás tienes que educar a alguien en este mundo con estas condiciones y que salga medianamente regular. Esa presión, esa ausencia de ligazón entre esos jóvenes y el mundo, la responsabilidad, la autoridad, las normas, ese negarlo todo porque estamos viendo que los de arriba lo niegan todo, no hay responsabilidad, no hay verdad, no hay realidad, todo puede ser juzgado, todo puede ser mentira, todo puede ser falso y al final ella era una zorra y se lo merecía. Y ese tercer episodio salvaje de una entrevista entre la psicóloga y el chaval y cómo todo encaja y ese episodio final donde definitivamente no encontramos el porqué. Porque puedes ser tú. Y todo está tan bien hecho y ese niño de dónde narices ha salido porque es una bestia y te olvidas de lo del plano secuencia como enganche. Nosotros qué sabemos.
miércoles, 26 de febrero de 2025
La vida (breve) - Cristóbal Garrido y Alfonso Valor
La Historia de España está contada de aquella manera y para contarla mal, pues la contamos un poco como nos viene y esta manera de contarla al menos es entretenida y, aunque ya sabemos que no va a ser del gusto de todos porque eso de que los reyes parezcan personas, aunque sean personas bastante idiotas pero a las que les acabas cogiendo cariño, no sea aceptado porque los reyes mal y fatal siempre y la capacidad para abstraernos y salirnos del personaje nuestro parezca también complicado ya me he perdido pero vuelvo ahora mismo. La serie La vida (breve) narra de manera magistral, para contar solo con seis episodios de menos de una hora de duración, el breve reinado de Luis I, que quizás tú no sabías que habíamos tenido un rey Luis (rey Loui). Y ya que contamos lo de Luis, contamos también lo de Felipe V y lo de Isabel de Farnesio. Lo de Felipe V. Este país. Un país que cae en manos de una persona que está de aquella manera nada más, aunque mejor de lo que estaba Carlos II que directamente no estaba, y que, en su pequeño momento de lucidez o quizás para prepararse porque a lo mejor le caía el trono de Francia aunque aquí lo cuentan de otra manera, digo que cómo estaría el hombre que él mismo decide pasar del trono y dejárselo a su hijo Luis, que venía de estar en la parra. Y a Luis lo casan con una muchacha que viene de Francia y que es prima suya y que ha quedado en los libros de historia como una persona con trastorno límite de la personalidad. Así. Luisa Isabel de Orleans. La serie nos narra esos breves meses en los que reina o intenta reinar Luis, básicamente ficcionando sobre qué pasó y lo que pudo haber pasado. Y lo que pudo haber pasado a lo mejor no está tan alejado de lo que pasó. Y como muy bien reflexiona el personaje de Luisa, admirablemente encarnado por Alicia Armenteros, aquí cuando las mujeres 'son raras' se las califica de 'locas', pero cuando los hombres están pa'llá, los calificativos son otros. El animoso, el bienamado, el hechizado... La serie pivota en torno a cuatro actores y a unos secundarios que arman un bloque que se beneficia de unas ambientaciones que son las que son porque es lo que tenemos. Javier Gutiérrez hace un Felipe V que ya no podrás ver de otra manera por mucho decreto de Nova Planta y mucha guerra de Sucesión y batalla de Almansa. Un borbón con las sempiternas ganas de meterla caiga quien caiga. Leonor Watling una Farnesio que tiene tres días con pasado mañana. Ya hemos hablado de Alicia Armenteros como una reina Luisa que ni está loca ni es rara ni tiene trastorno, simplemente es como es y no es lo que se espera que tenga que ser. Y por último Luis, que comienza siendo un nada y acaba uno cogiéndole hasta algo de simpatía, encarnado por Carlos Scholz que, paradójicamente, se da un aire con cierto alcalde. Hay momentos en los que la cabeza se te va a películas como la Maria Antonieta de la Coppola, o a series españolas como Justo antes de Cristo e inevitablemente a las películas de José Luis Cuerda. Lenguaje, expresiones, giros, guiños a la situación política actual o a la situación política de los borbones de cualquier tiempo (el momento Milans...). Una serie muy divertida que va transcurriendo hacia otra cosa a medida que van pasando los capítulos y la sensación, cierta, de que hemos estado y estamos todavía, al albur de los intereses de unos pocos que, siendo conscientes de que esto no es lo que tiene que ser, han pasado toda la vida de ponerse al tema. Porque no. La resolución de la serie no tiene desperdicio. Un rey que ve ranas, que delira, que es imposible que esté en su sitio, no solo recupera el trono, sino que gobierna 20 años más. Imaginen qué fueron esos 20 años. Da para otra serie. Ojalá la hagan.
lunes, 16 de diciembre de 2024
Los Años Nuevos - Rodrigo Sorogoyen
Tengo un colega. Pocas series o películas de las que se han estrenado recientemente te dan pie de una manera tan clara a comentar el tema con el clásico 'pues yo tengo un colega'. Porque yo tengo un colega. Me he pasado la serie viendo a un colega que es una fotocopia del protagonista en todas sus encarnaciones. Con el pelo largo, con el pelo más corto, con el bigote, con el bigote y la barba. Incluso gestos. Incluso yo que sé. Es que era todo. Dicen que esta serie tiene la virtud de haber conectado con una generación pero es que yo tengo un colega. Un colega y supongo que muchas cosas más. Porque esta serie va de un tipo de peña que tiene ahora mismo diez años menos que yo, pero que podrían ser yo, o yo y mis colegas, mis colegas, los de antes, quizás también los de ahora, ese tipo de gente. Fiestas en casas, casas que cambian, colegas que parece que cambian pero que son los mismos, las movidas en el curro que son movidas en el curro que son movidas en el curro que son movidas en el curro. Las parejas, chico conoce chica, chica conoce chico, quedan, salen, se lían, no por este orden, están, no están, no tienen claro si están o no están, viven juntos, no lo saben, se lo dicen, no sé, tío, las cosas. Todo es una movida. Bien. Ahora bien. Pasan los años, no sabes, al final estarán jugando en el parque con la criatura. O a lo mejor ves venir al compadre solo con la criatura y no preguntas. Es un poco todo. Son diez episodios en los que te da tiempo a pensar un poco en todo. Un poco en el tipo de gente también. No sé si en el tipo de gente que somos, aunque sea gente más joven. Ese tipo de gente. El médico que no parece médico pero que es médico y que tiene padre poeta y tal. Gente que es como nosotros, esa gente universitaria que siempre parece que tiene menos años de los que debería tener o que tiene problemas que no sé si a otros se les plantea. No sé si se podría hacer la misma serie con un trabajador de una empresa filial de la Seat y una trabajadora que trabaja de administrativa en un polígono en Palau. No sé si se me entiende. Pero en definitiva, de lo que estamos hablando es de esta serie. Una serie dirigida por Rodrigo Sorogoyen que ya te da el beneficio de la duda, después de As Bestas o Antidisturbios, cómo no le vas a hacer caso. Se lo haces. Y aunque sabes que lo que estás viendo no está a esa altura, sabes que, a la larga, la serie te dejará un buen poso. Porque está bien, más allá de que a lo mejor por un tema generacional no te interese o incluso por un tema de clase fíjate lo que te estoy diciendo que piensas que al final estos son dos clase media y tú eres un proletario y no te están contando nada que te interese, yo que sé. Al final, la serie está bien. Los problemas de la clase media. Pero tengo un colega. Ojo, que la serie al final va de cómo estos dos muchachos van y vienen y por el camino se entretienen y no se mete en otros jardines aunque aparezcan así como muy de chaspi y lo intuyes. Pero lo que interesa es eso, estos dos. Los que les rodean y estos dos. Al final qué. Pues al final yo que sé, al final creo que el final debería ser lo menos importante, aunque el final está pensado para que sea importante o igual no. Es esta constante indefinición, diez años, diez nocheviejas y diez años nuevos dándole vueltas. Y no entraré en el tema musical, que aquí es donde la serie se define y es donde te señala con el dedo y te dice 'no, no eres tú, no va por ti, porque a ti esta música es que ni te va ni te viene', pero tengo un colega, tengo muchos colegas, es que he tenido muchos colegas que han hecho de esto una banda sonora de su vida, de su momento, de su tiempo, de su todo. Que yo no. Que un colega.
viernes, 5 de julio de 2024
Years and Years - Russel T. Davies
Los ingleses son idiotas. Porque vamos a ver, cómo puede ser que sean tan gilipollas como para acabar votando a una demente como la que sale en la serie, que únicamente dice idioteces, que solo dice mentiras, que les va a conducir a una dictadura y ellos la apoyan porque les resulta cercana o les gusta que diga esas cosas que parecen tan auténticas y no es una política aburrida como los demás. Es que los ingleses deben ser idiotas. Years and Years es una serie británica que nos habla de cómo una familia vive y convive con el progesivo ascenso al poder de una política admirablemente interpretada por Emma Thompson que, de ser un simple payaso de feria, un artefacto para meter caña en la tele, acaba convirtiéndose en Primera Ministra sin que nadie, aparentemente, sepa cómo ha sido y qué ha pasado. Aunque todos la hayan votado. Una serie de 2019 que nos relata un futuro distópico que es tan distópico y tan extraño que ya lo tenemos delante. En Francia estamos a punto de ver cómo todo eso que se cuenta, puede pasar. Y afortunadamente, en Inglaterra, en el Reino Unido, acaban de esquivar esa bala que no de manera tan basta, estaban a punto de consumir. La derrota conservadora, después de que los conservadores se hubieran despeñado por el barranco del populismo de derechas más idiota, parece poner fin a un periodo histórico en el que el Reino Unido ha puesto patas arriba su propio sistema y el de los demás países europeos, sin ser tan brutal como lo que nos cuentan en la serie, pero con un cierto tufillo. Una familia digamos medio bien, con todos sus miembros más o menos bien colocaditos, sin apuros, va enfrentándose a cómo el sistema cambia, y cambia porque ellos mismos lo eligen así, y se van situando cada vez en situaciones más extremas porque aquello de que 'a mi no me va a pasar', te pasa. La serie está muy bien, es entretenida aunque el final sea un poco una flipada demasiado bonito para ser verdad. Pero bueno, si han sido capaces de quitarse a los conservadores de encima después de catorce años haciendo el ridículo, igual también podrían hacer lo que hemos visto que pasa en la serie. ¿Hemos dicho ya que brutal Emma Thompson?
jueves, 16 de mayo de 2024
El caso Asunta - Carlos Sedes, Jacobo Martínez
Ya la habéis visto todos y todas, así que no nos vamos a andar por las ramas. Pedazo de serie. Pedazo de serie que se ve casi de una sentada porque uno no puede parar de querer saber. Y no puede parar de sentirse fascinado con la interpretación de una Candela Peña que uno sabe que es de Gavà y que recordará siempre en aquel Sputnik o no sé qué programa era del 33 que salió hace mil años que ella era joven y decía nosequé de unos pantacas que en casa con mi hermano dijimos, somos ya de Candela Peña para siempre. Porque la serie tiene un repartazo absoluto, coronado con una Candela Peña en estado de gracia, interpretando a una Rosario Porto que te deja desnortado. Desnortado porque no sabes, no entiendes, como ella repite muchas veces. No entiendes. No entiendes cómo, ves demasiado claros los porqués, lo tienes todo tan diáfano que no entiendes. No sabes. O te hacen saber. Porque buena parte de lo que nos quieren contar en esta serie es tanto lo que pasa como lo que percibimos que pasa gracias a los medios de comunicación y el uso que se hace de las filtraciones y las informaciones interesadas para condicionar el transcurso de los acontecimientos o bien arrimar el ascua a la sardina que estamos asando. El Caso Asunta es una serie basada en un caso ocurrido hace ya unos años y deben ser más de diez. Una niña adoptada es encontrada muerta a pocos kilómetros de la casa de sus padres, separados. La investigación rápidamente se dirige a los padres adoptivos y estos acaban siendo condenados. Hasta ahí lo que sabemos, pero no sabemos qué pasó ciertamente. Lo que sabemos es que el padre sigue en la cárcel y que la madre se suicidó. Y todo lo que vemos en la serie tiene que ver con lo que se supo en su momento de la investigación y de cómo el juez de instrucción fue conduciendo la investigación para confirmar lo que él creía. Y de cómo los medios de comunicación fueron construyendo unos culpables y de cómo esos mismos medios construyeron unos inocentes cuando convino y los volvieron a convertir en culpables. Y eso es lo que siembra más dudas. ¿Realmente qué pasó? La serie en ningún momento se presenta como un ejercicio de exculpación de los padres ya que su actitud presenta muchísimas lagunas, pero tampoco se da una prueba consistente. Uno, por ejemplo, se puede quedar con la versión que ofrecen los Guardias civiles, pero puede ser cualquier otra. Y así se llega al veredicto y a la posterior condena y ya les he dicho lo que ha ido pasando. Una serie muy bien hecha, aunque con el consabido problema de las pelucas que con tan poca gracia caen en esas cabezas y piensas todo el rato 'peluca, peluca, peluca' cuando Candela Peña aparece en pantalla y 'PELUCA, PELUCA, PELUCA', cuando quien lo hace es Francesc Orella. Una serie que da para pensar y para discutir. Y da para seguir manteniendo en el pedestal que se merece a la grandísima Candela Peña.
martes, 21 de noviembre de 2023
La Mesías - Javier Calvo, Javier Ambrossi
Claro, decir que a ver cuando todo el mundo ha convenido ya que la serie es una pasada, es ganas de buscarte un jaleo, pero a ver, cómo decirlo. La Mesías es una serie muy interesante, una serie que nos habla de algo que parece bastante más serio de lo que es aunque nos empeñemos en buscarle el lado histriónico, excéntrico, paródico o ridículo que acompaña a una trama en la que las canciones de la girl band ultracatólica no pueden dejar indiferente. Pero es que la serie habla de algo que puede quedar oculto entre las ganas que tenemos de cachondeo y es algo muy serio y es que se habla de muchas cosas que son muy serias y que hacen mucho daño. O que no lo hacen. O que son un escape para tanta gente que ha estado ahí al borde del precipicio y solo han encontrado estos rollos, el rollo cristiano en este caso, como en otras secuencias se nos habla del rollo chamánico y vete a saber tú si los que nos dedicamos a según que cosas no estamos también recurriendo a un rollo determinado para escapar de cosas que nos asustan. La serie está bien, muy bien, aunque yo sea un tiquismiquis y haya encontrado como un desajuste entre los personajes de la infancia de los protas y quienes hacen de madre en los episodios siguientes y no acabe de ver el salto que se da entre un carácter y otro carácter, me falta algo, un hilo, un pegamento, un par de apuntes. Una vez que ya está establecido que este personaje, la madre, la mesías, va a ser eso, ya no hay nada que discutir, pero quizás me falta eso, que el personaje de Albert Pla... el personaje de Albert Pla, Albert Pla haciendo de un personaje que estoy convencido que se ha tenido que encontrar alguna vez y que habrá pretendido también redimirle a él. Albert Pla y Amaia Romero. Hay una escena en los capítulos finales en la que las chicas están ensayando una coreografía con las manos en las que Amaia hace unas cosas con las manos y su cara que te dejan en estado de shock. Pero aquí hemos venido a hablar de otra cosa, aquí hemos venido a hablar de la mejor actriz de la serie que es la niña que hace de Ania y que te deja seco cuando se pone a llorar o cuando se pone a chillar y te hace exclamar el consabido 'pero está actuando o qué pasa aquí'.
La Mesías es pues una serie que nos habla de la maternidad, de la maternidad cuando la vida se te va o no sabes cómo hacerlo mejor, de las secuelas, de lo oculto, de lo que no se dice, de lo que no acabas de sacar, de lo que quizás solo sacas mediante algo que es simétrico de lo que estabas escapando. No lo sé. A ver cómo le explicas a alguien que la serie no va solo de las canciones de Stella Maris o de los gestos de la madre hablando con Dios.
martes, 3 de octubre de 2023
El cuerpo en llamas - Jorge Torregrossa y Laura Mañá
El morbo. Qué más. Pero qué más. Qué más tenemos que saber si ya lo sabemos todo. Si ya nos lo han contado todo en un programa de radio, en un documental de cuatro episodios sobre la investigación. Qué más nos hace falta saber. El morbo. Queremos ver algo más. Queremos estar ahí, queremos saber cómo fue de verdad y saber algo más porque seguro que hay algo más, porque tiene que haber algo más. Porque no es normal. Porque no puede ser. Cómo puede ser. Si no, porqué se empeñan en sacarlo una y otra vez. Es porque debe haber algo más. Seguro que hay algo más. El morbo. Ella. La mala. Ellos los tontos. Pero por qué es tan mala. Cómo puede ser tan mala. Qué necesidad tiene de ser tan mala si no tiene más que hacer así y se acaba todo. Por qué tiene que acabar todo como acaba. Debe haber algo oculto. Algo que no se cuenta. Algo que no se dice. Rosa Peral. El Álbert. El Pedro. El Ruben que en la serie no se llama Ruben. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado plagados al parecer por personajes violentos, rencorosos, inestables, impulsivos, que no se controlan, que ejercen su poder de manera arbitraria, que tienen mucho que esconder. El cuerpo podrido. Una trama en la que las infidelidades son la tónica y en la que hay un hecho al principio, primero, que clama al cielo y que pasamos a veces por alto y que puede que tenga su incidencia o bien no, pero en qué lugar queda la imagen y la vida y la confianza y todo en una persona que ha sido víctima de una pornovenganza y de la que el hacedor ha salido inocente. Qué puedes esperar. Puedes esperar que hagan una serie de todo esto y que la veamos por el puro morbo, pero puede pasar que esa serie esté bien hecha. Que te acerques a ella con remilgos y acabes entregado, porque la serie cuenta lo que cuenta, pero está bien contado y los actores y la Corberó están bien y quizás no se parezcan a los originales, pero se transmite algo que te tiene enganchado aunque ya te lo sepas todo y aunque sepas que no vas a sacar nada nuevo de esta serie. Pero la ves y la estás viendo y reconoces que pudiendo haber hecho algo infecto, la serie está bien. Y así y todo, acaba la serie, conoces la historia y te sigues preguntando (aunque haya teorías para todo), si era necesario todo eso.
lunes, 12 de junio de 2023
Sherwood - Lewis Arnold / Ben A. Williams
Pues una gran serie y con un gran final. Un gran final porque hace que toda la serie adquiera otro sentido. Que la historia que nos están contando y sobre la que gira todo el problemón que tienen en el pueblo, sea relativizada. Y que, creo, que nos enseña una lección muy importante. Una lección que es reveladora de algunas de las cosas que pasan y que nos pasan. Al menos, es lo que a mí me ha parecido y como todo son percepciones personales que se vienen adaptando a lo que uno tiene en la cabeza y te lo haces venir, pensarás, y es verdad. El tema es que esta serie, Sherwood, que efectivamente transcurre en el bosque de y que desde el primer episodio ya se nos dice que nos abstengamos de incidir en el tema de Robin Hood y que únicamente vuelve a aparecer en el último momento para ser definitivamente despreciado, habla de algo que tiene que ver con un tema que me apasiona: la memoria. Pero sobre todo, cómo la memoria nos hace vivir en unos marcos mentales, sociales, relacionales, políticos, cuando la vida va por otro lado. Tú puedes quedar atrapado en un momento histórico, fundacional, doloroso, una derrota grave, una victoria gloriosa, una época que dio a una generación de personas un sentido y que esa generación ha sido la que ha cortado el bacalao. En Sherwood, la huelga minera de los años ochenta (1984-85) se convierte en el trasfondo que sigue guiando la vida y la política y el todo de lo que pasa en un pueblo de Nottinghamshire. Una huelga que dividió al pueblo entre huelguistas y esquiroles. Una huelga que provocó cambios absolutos en la forma de vida de los británicos y en la que se enmarcaron sucesos que todavía no se han olvidado. Y en este escenario, un chaval decide cargarse a uno de esos antiguos huelguistas de un ballestazo. Catapum. Y detrás de este asesinato, vienen otros sucesos y vienen otras muertes y se da comienzo a una investigación que pretende buscar en los hechos del pasado las respuestas del presente. Y resulta que las respuestas del presente son otras, absolutamente diferentes. Y toda la historia, pues resulta que es simplemente historia. Sherwood está en Filmin, son seis episodios, las interpretaciones son fantásticas, secundarios de absoluto lujo, hilos argumentales paralelos impecables, te mantiene en tensión y el final te da un golpe de realidad. Muy recomendable.
lunes, 23 de enero de 2023
Irma Vep - Olivier Assayas
En el número especial de Rockdelux sobre lo mejor del 2022, se recoge que la mejor serie fue Irma Vep, de Olivier Assayas. Creo que hasta que no lo leí en la revista, no había reparado en ella. Me propuse verla, saber porqué, de entre todas las series que se han proyectado en este año pasado, era esta y no otra la mejor. Y la verdad, no sé si ha sido la mejor serie, creo que es un título un poco exagerado, pero sí que diré que es una serie que es especial. Bien sea por la propia historia que cuenta, por la manera de interpretar de Alicia Vikander, por el papel del director de la película, por el mundo que retrata, no lo sé, pero tiene algo. Algo que, aunque no sea nuevo, ni sea espectacular, ni tampoco sencillo, ni tampoco nada, pero es algo. Qué es.
Es una serie que se basa en una película que el propio director de la serie, Olivier Assayas, ya rodó hace unos años. Irma Vep ya ha sido filmada. La protagonista entonces de Irma Vep estuvo casada con el director Assayas, la hongkonesa Maggie Chung. Al mismo tiempo, esta película Irma Vep es un remake de una película o serie que se rodó en los años veinte. Todo esto sale en la película y forma parte de ella. El director de la ficción es un trasunto de Assayas, que recuerda la película que ya filmó hace más de veinte años y tal es el influjo y la huella que le dejó que el fantasma de su ex mujer, mejor dicho, el espíritu de su ex mujer se le aparece. Pero no solo a él, también a la actriz que ahora va a hacer de Irma Vep. Así la serie es una serie sobre una película que fue serie y también sobre la propia vida del director y los actores y actrices que hicieron esa película y esa serie. Todo mezclado, unido, por algo que podríamos llamar 'el espíritu del cine'.
Una actriz que ha conseguido el éxito comercial pero que siente que su carrera es una mierda y quiere hacer esta serie por intentar hacer algo con cierto poso y se encuentra atrapada, de manera voluntaria incluso, por el espíritu del cine, de un papel, de un mono de terciopelo, por una personalidad que la mantiene unida a una profesión. Enredos amorosos, líos, flirteos, depresiones, tiradas de caña, excesos, equívocos, fiestas, personajes idiotas, personajes excesivos, personajes que son un cliché, personajes que te enamoran, personajes que te ponen a cien, personajes que te aburren y una trama que puede pasar de lo ridículo a lo sublime en el mismo plano.
Así que no sé si la serie es la mejor, sí que ha conseguido que cada episodio te mantenga interesado en saber qué pasará, y lo que pasa es que todo es cine. Y que las películas y las series empiezan y se acaban.
miércoles, 5 de octubre de 2022
Dahmer - Ryan Murphy
¿Qué decir de los Estados Unidos a estas alturas, verdad? La música, el cine, la literatura, el estilo de vida americano, la libertad, rascacielos, New York, el dólar, la NBA, yo que sé. Un montón de cosas. Los Estados Unidos molan. Pero molan bastante menos si eres negro, chino, latino, oscurito de piel, pobre. Entonces los Estados Unidos pueden ser como una puta mierda. Son una puta mierda. Se te puede comer vivo el primer pirado que aparezca y qué. Oiga, negro, no moleste. Negra, deje de llamar al teléfono. Chino, coge un barco y pírate a tu puto país. No te entiendo. La serie Dahmer en principio va sobre el Carnicero de Milwaukee, Jeffrey Dahmer. Y es cierto, la serie va de eso pero va también de sus víctimas y de como sus víctimas condicionan que semejante bestia pueda seguir matando y comiéndose sus restos no diré que alegremente pero sí con cierta sensación de impunidad. Esta serie es una barbaridad. Desde la interpretación del protagonista, Evan Peters, hasta el propio ritmo, minucioso, denso, recreándose en la maldad y en el tormento, hasta la manera como poco a poco nos van haciendo ver que detrás de la historia primera, hay otra historia y esa historia es la de una sociedad hecha polvo de la cabeza, una sociedad donde la víctima es basura y el asesino más pirado es un héroe, un referente, alguien a quien se puede admirar. Y la víctima. Qué es la víctima. La víctima bastante tiene con haber sido víctima. Los esfuerzos por entender qué llevó a Dahmer a ser Dahmer se quedan así en intentos frustrados por intentar justificar lo que no tiene justificación y lo que queda al descubierto es una forma de vida en la que, precisamente, las vidas valen bastante poco. Y, una vez más, la sensación de que los americanos cuentan más cosas de sí mismos de las que somos capaces de procesar.
miércoles, 21 de septiembre de 2022
La Liga de los hombres ExtraOrdinarios
Fútbol y poder en la España del Pelotazo. Este es el subtítulo de esta miniserie documental de cinco episodios dedicados a repasar una etapa del fútbol español, en los años finales de los 80 y los 90, cuando aparecieron en escena una serie de presidentes, personajes más bien, que protagonizaron momentos de bochorno, de esplendor geométrico, de barbarie, de machismo, de racismo, de especulación, de estafa, de gestión patética, de populismo en el peor sentido del término, de blanqueo de su imagen a través del fútbol, de utilización del fútbol para sus fines económicos y políticos, en definitiva, nada que no estemos viendo ahora mismo de la misma manera, pero de forma más fina y sin tanto personaje estrambótico, sino de manera fina, oculta, digital, limpia, europea, internacional. Un documental de cinco episodios divididos en temáticas diferentes, donde se habla y hablan los protagonistas, de cómo eran y cómo éramos. Se hace todo con un tono de crítica, sí, señalando los fallos graves de una sociedad machista, racista, corrupta, pero donde, al final, los propios protagonistas de esos actos, de esas manifestaciones, parece que se traten con cierto cariño, con nostalgia. Ese fútbol ya no volverá. Odio eterno al fútbol moderno. Escuchar aún hoy a Del Nido diciendo barbaridades con esa cara de 'soy una persona solvente que sabe de lo que habla y dicta sentencia cuando dice', resulta francamente ofensivo. Tener que escuchar las anécdotas de Ruiz de Lopera, un personaje tan nefasto, Joan Gaspart, etc. Tener que ver a Jesús Gil desenvolverse por el mundo sin que se le califique como lo que realmente era, un personaje nefasto, horrible, pero que ay, se cae en lo mismo que se denuncia. Se dice, por parte de profesionales de la comunicación que también aparecen en el documental, que en el mundo del fútbol se disculpan actitudes o demás que en otros ámbitos... pero el propio documental parece añorar aquellos tiempos, el mensaje final que se envía es ese. Ese fútbol es irrepetible y ya no volverá. Un fútbol, dicen, mucho más cercano a los aficionados... pero las mismas imágenes de archivo nos muestran qué era y cómo era el fútbol y el mundo del fútbol entonces y qué de auténtico tenía y qué de salvaje tenía y qué de aberrante tenía. Y lo hace con los propios protagonistas al habla. No aparecen hablando los presidentes del Madrid, claro, ajenos al lodazal, siempre por encima, como si Lorenzo Sanz no hubiera existido. Solo aparecen los esperpentos. Un documental aderezado con las opiniones de periodistas, sale De la Morena, sale Angels Barceló, sale Vicente Vallés (¿?), sale Manuel Jabois que da una rabia infinita con esa pose de estar por encima de todo y que no te puedes quitar de la cabeza cómo se parece al cantante ese, Quique González... justificando todo, era así, dándole una pátina de verdad a todo que da una grima que lo filpas. De la Morena como si no hubiera pasado nada, como si su programa de radio y el del otro no hubieran dado vergüenza ajena.
Todo como si no hubiéramos dado vergüenza ajena. Aquí lo dejo.
jueves, 2 de junio de 2022
The Staircase - Antonio Campos
La foto debería ser del turbio Colin Firth o de la increíble Toni Collette, pero he preferido poner la foto de Juliette Binoche porque me parece mucho más decisiva su presencia en esta serie y digo decisiva porque debe ser decisiva y no es porque yo lo sepa, que lo puedo intuir, es simplemente una sensación. Porque si no, porqué le dedican el último episodio de una serie que estaba siendo muy buena, bastante buena, sobre todo por la interpretación de las dos bestias citadas en primer lugar. El último episodio de The Staircase se centra en cómo esta mujer, montadora del documental que se está rodando en torno al caso de Michael Peterson y la muerte o asesinato de su mujer Kathleen. La serie está planteada de manera que no sabes realmente qué pasó, qué pudo llevar a Kathleen a morir de una manera tan atroz en esa escalera, formando un espectáculo de sangre que uno no concibe cómo puede... la serie se encarga de enseñarte dos formas posibles de morir, para que te quede claro que sí, que es posible. La serie hace un retrato de la familia Peterson, llena de hijos, hijastros e hijastras que en principio se llevan todos de narices y que tienen en la unión el principal asidero para salir del atolladero. Se acusa al padre de haber asesinado a la madre. El padre lo niega. Y durante la investigación van saliendo cositas. Unas cosas que condicionarán todo el resto del relato y nos harán centrarnos en algo que puede ser el desencadenante de todo o puede que no. Porque en esta serie todo puede ser o no puede ser. En principio, el espectador más desconfiado, puede estar seguro de que Michael Peterson ha sido, pero el convencimiento de propio protagonista e incluso las adhesiones que genera le llevan a dudar. Pero luego no duda. Y luego vuelve a dudar. La interpretación de Firth es de todo menos esquemática y maniquea, y lo mismo puede parecer un trozo de pan que alguien con un fondo oscuro que es capaz de todo. La serie, de cinco episodios, dedica cuatro al caso, a 'resolver el caso' y a explicar cómo va el juicio y a apuntar que, ahí mezclados, hay unos personajes que están rodando un documental. De hecho, lo primero que se editó sobre este caso fue el documental en cuestión. Documental que está en Netflix y que no he visto y que no sé si quiero ver. El último episodio de la serie nos lleva precisamente a esos personajes que ruedan un documental. Unos franceses que hablan en francés y dirás tú, qué tontería, estará subtitulado, no, no está subtitulado, estará doblado, no, no está doblado. Así que o eres francófono o no te enteras nada más que de retazos. Unos retazos que te llevan a colegir que, quizás, después del juicio, el documental en cuestión sirvió para algo más que para reflejar el caso de Michael Peterson y que, por amor, se hacen las cosas más insospechadas. De todas maneras, una muy buena serie de eso que llaman True Crime y que, lástima del último episodio, no sabré cómo acaba.
martes, 15 de marzo de 2022
La Corona Vacía - La Guerra de las Dos Rosas
Y entonces va uno y descubre que puede ser rey. Porque si miras así el desto genealógico resulta que yo soy nieto de tal y claro. Y ya la tenemos liada. Pues no vas a ser rey. Pues porque tú lo digas. Pues lo digo. Pues los que sean de mi equipo que cojan una rosa blanca. Y los del mío la roja. Y los de York seremos los de la rosa Blanca y los de Lancaster la rosa roja. Pues vale. Y el rey qué. El rey se casa con una noble francesa que no le quiere porque el rey está un poco como en su parra. Pero parra total y no le gusta un jaleo pero nada. Y hay jaleo. Y la reina pues decide que ella quiere jaleo y se junta con los de la rosa roja. Y se lía la pajarraca. Pero esta pajarraca te la está contando Shakespeare. Y entonces la cosa ya no es lo mismo. Es mejor. Esta miniserie británica es la continuación de una serie que ya había tratado otras obras sobre reyes anteriores del propio Shakespeare. En este caso, habla de las obras Enrique IV y Ricardo III sobre estos reyes. Y sobre esta guerra de las dos rosas. Y sobre tantas y tantas cosas, todo con esa especie de gracia que tienen los ingleses para hacer parecer buenas o muy buenas sus cosas mientras que... no vamos a entrar en el juego de las comparaciones, pero es que... es que ya de saque tienes a Shakespeare haciendo obras de teatro sobre reyes que habían muerto solo unos años antes, vale igual 150 años antes, o menos, 100 años, pero es que usted compáreme señor mío si se puede hacer aquí una obra sobre un rey, ojo cuidado, en el que se le retrate como un asesino, o un empanao, vale que sí, que el rey pasmado, pero el rey pasmado era hasta simpático, aquí es que es bobo, ya si eso lo llevas por delante, pues todo lo que hagas detrás, será mejor. Indiscutiblemente. Y tienes así un retrato de las intrigas, de las alianzas y sobre todo y como siempre, una guía sobre qué escrúpulos hay que tener para alcanzar el poder. Ricardo III, que luego dicen que no era ni jorobado ni nada, que las pruebas indican que lo que tenía se le desarrolló con la edad, pero que sí que tenía su aquel intrigando, personaje interpretado por el gran Benedict Cumberbach (espero que se diga así), de manera magistral no, lo siguiente, es sin duda el personajazo de toda la miniserie. Tres episodios de casi dos horas o más cada uno. Pasas una tarde flipante viendo, con lenguaje teatral, una historia contada sobre muchas cosas y todas ellas le dan una patada en el culo a mucho de lo que vemos hoy. En fin. Qué ganas de ver los episodios anteriores y de... bueno, eso.
martes, 18 de enero de 2022
Yellowjackets
No contiene espoilers porque no voy a decir nada más que vaya pedazo de serie que ya era hora que una serie te tuviera enganchadito a la trama para no perderte detalle porque sabes que en los detalles, en cada detalle, puede haber una clave o bien una maniobra orquestada con toda la mala leche para llevarte por el camino que no es.
Así de primeras, Yellowjackets no parece gran cosa. La ves en el menú de Movistar y piensas que vaya, una serie sobre cosas de Instituto, americana, y sale Christina Ricci que bueno pero que yo que sé, y la Juliette Lewis que lleva sin hacer nada que medio conozcas... ni lo sabes. Yo que sé, que no atrae. Hasta que la Nuria te dice que Yellowjackets mola y entonces dices, va, una oportunidad a ver de qué va realmente esto. Y te encuentras con una de esas series, con una de esas historias con muchas historias, con muchas referencias a muchas cosas que claro que has visto antes, pero que las estás viendo ahora y las otras hace mucho tiempo que ya tuvieron su efecto. Perdidos, El señor de las moscas, porqué no algo de Stranger Things, y seguro que algo más que ahora no recuerdo. Y su poquito de música que mola, claro, porque si es una serie donde parte de la acción transcurre en los noventa, qué menos que haya música buena. Y qué menos que las protagonistas luzcan camisetas guapas, como la de los Pixies (death to the pixies) que lleva el personaje de Natalie adulta o la increíble Presidente Yo La Tengo que lleva la Shauna adulta. ¿O es Yo la tengo for President? Es igual. Solo con esas referencias ya mola.
¿Cuál es la pega? Que no es una serie de una temporada y que está por hacerse la segunda, por lo que la espera será de un año al menos y si como he leído la cosa parece que está prevista para cinco temporadas, cagada mayúscula. Porque uno ya se ha acostumbrado a ver las series cortitas, que no le obliguen a uno a hipotecarse con lo mismo durante mucho tiempo con el riesgo que hay de cagadas, repeticiones, aburrimientos, giros que estiran como el chicle algo que ya debería estar visto para sentencia... por ese lado ya digo que mal. Son muchas las preguntas, no puede uno dejar de pensar en ese oso... yo que sé. Esas cabezas.
Pero por otro, ganas de que llegue la segunda temporada y seguir viendo cómo se desarrolla el drama de estas jugadoras de fútbol a las que se les estrella el avión y que les cambia la vida. Por ahora, la serie del año aunque solo hayamos consumido 18 días, va a ser muy complicado encontrar otra cosa que desbanque a esta. Que siga. Pero que siga ya.