jueves, 13 de febrero de 2025
Día Mundial de la Radio
Esta mañana he salido a caminar y como siempre me he puesto Rac1. El Basté y esas primeras horas de información así un poco a bulto, con noticias un poco de todo me distrae. Hoy es el día en el que la emisora hace cosas raras. Porque hoy es el Día Mundial de la Radio. Entonces hoy hacen que un personaje que es de otro programa intervenga. Y entonces, pero antes el Basté ha preguntado nosequé de los transistores y he pensado que yo no tengo transistorcillo chico para ponerlo en el baño, por ejemplo, en lugar de tener que confiar en que el móvil tenga cobertura y que estaría bien tener un transistorcillo chico. Y así te crea necesidades el sistema. Ha sido gracioso cuando le han dicho al David Fernández que hablara más alto. Por fín. Y entonces el Basté ha dicho que el Ull de Poll hoy lo iba a hacer el Senyor Marcel·lí y he sentido un profundo asco y he quitado Rac1 porque el tipo que hace de Senyor Marcel·lí es del Front Nacional Català y paso mucho. Y me he ido a Radio 3, que hace dos mil años que no escucho Radio 3 por las mañanas y estaban poniendo todo el rato canciones con contenido relacionado con la radio. Y así he completado la caminata y he seguido con Radio 3 durante un buen tramo de la mañana cocinando me he puesto El Sótano de Radio 3 en el móvil y he buscado si habían hecho algún tipo de homenaje a Marianne Faithfull, que se murió hace unos días y he encontrado el día y han puesto dos canciones y una de ellas, que se llama What I have Done Wrong, de 1965 me ha parecido una auténtica barbaridad porque incluso me parecía escucharle ramalazos jamaicanos. Un cancionón. Y ya he dejado de escuchar la radio. Si hubiera caído en otro día, en fin de semana quizás, puede que hubiera escrito otra cosa, pero ahora mismo solo os puedo ofrecer esto.
martes, 13 de febrero de 2024
Es la radio
Es esta radio. Era esta radio la que en casa nos acompañaba las largas tardes de yo que sé cuántos cientos de días, mientras mi madre cosía y mi padre pintaba y yo estaba en mis cosas sentado en el sofá y mi hermano se colaba entre los pies de mi madre. Qué bonito es todo y qué a gusto estamos con la nostalgia. Pero es que era este el aparato, era el Sanyo donde mi madre ponía Radio Salud por las tardes, o donde nos ponía a mediodía sin que supiéramos bien porqué el Lo toma o lo deja con Jordi Hurtado, o lo que era todavía más raro, al Mikimoto con sus historias de San Nicolau Pistoler o las cartas a la estimada Chelsea Clinton o las tardes escuchando Antena 3, o Radio Nacional cuando estaba el Xavier Sardà con el Senyor Casamajor, pero no he venido aquí a hablar de eso, tampoco a hablar de cuando escuchábamos en esa radio, en ese aparato de radio los programas de Radio 3 donde descubríamos músicas y no sabíamos qué eran y escuchábamos Champú, peine y brillantina y no me acuerdo ni del nombre de quién lo presentaba y creo que era el mismo que Flor de Pasión pero no era el mismo, Juan de Pablos, que a mi padre le gustaba cuando hacía el 'uhmmm', al final de las canciones que a él le tocaban de alguna manera. No, no he venido tampoco a hablar de esos fines de semana escuchando el A vivir que son dos días, lo presentara quién lo presentara y esto ya no lo escuchábamos en ese aparato, o sí, donde también escuchábamos Escápate mi amor, con Juan Pablo... Silvestre, los sábados por la tarde, o cuando con ese mismo radio casette, que se rompió y no le funcionaba el casette para grabar, yo comencé a descubrir Radio Bronka, Radio Linea 4ª, Radio Nou Barris o Radio Inoksidable, y cómo grababa programas de radio o canciones que me molaban dejando el contestador automático delante de la radio, de esa radio, de ese modelo de radio y ahí grababa canciones y programas y me grababa yo incluso diciendo gilipolleces como si estuviera presentando canciones o algo. También, en esa radio, no me voy a ocultar, escuchaba los 40 principales, esperando a que sonara otra vez Hitchicker de AC/DC o alguna de Radio Futura, o alguna de los Talking Heads, o alguna de alguien que medio me gustara, pero era tan arduo el esfuerzo que acabé quitándome y hasta ahora. Pero yo no venía a hablar de esto en este Día Mundial de la Radio, yo venía a hablar de las noches escuchando con unos auriculares y el walkman que tenía radio dos programas de Radio 3 que eran oscuros y chungos, como eran Rosa de Sanatorio y Caminando sobre la Luna. Y la oscuridad oscura de la sintonía de Rosa de Sanatorio y de cómo aquel tormento de tormentos que era con tanta música de Corcobado y una canción que no sé de quién era que repetían constantemente se pasaba a la Cindy Lauper cantando Time After Time acompañada por Miles Davis que también se repetía una y otra vez en el programa de después y ya eran las tres de la mañana o las cuatro y había que dormir. Quería hablar de eso. Pero es que es ese aparato de radio, fíjate.
lunes, 13 de febrero de 2023
La radio
Es tu buena compañera, la radio. Salía Dyango cantando esta canción y no entendías, porque ya de por sí a Dyango y lo que cantaba Dyango y cómo cantaba Dyango tú no lo entendías, porqué le cantaba Dyango a la radio y porqué esa canción ya era también, de por sí, como un jingle de esas emisoras de radio de la onda media que tu madre escuchaba mientras cosía. Emisoras de radio de otro tiempo. Aquí Radio Salud Catalunya, y programas eternos de tarde cuando las tardes duraban cientos de horas, pegados al calor de la estufica de las dos barras, y la música de fondo sonando de la radio y locutores y locutoras serios y serias que hablaban en tono suave, calmoso, Radio Salud es vida y cuando acababa la tarde, esa tarde tan larga, taaaaan larga, era el momento de poner Radio 3 a ver qué sonaba y escuchabas esa música que tenías que memorizar sí o sí a la carrera para que no se te olvidase, para poder decir al día siguiente en el cole o en el insti que habías escuchado una canción de nosequien. El misterio de la radio. Cada mañana, pones la radio y sintonizas ya no al que te cae mejor, ya no, casi nunca, al que sintoniza con tu forma de pensar, pero te da igual, porque lo que interesa es ese ruido de fondo, polémico a veces, tranquilizador porque te permite estar al tanto de lo que pasa y no pasar por el mundo desconectado. Cada mañana o casi cada mañana, que hay mañanas que prefieres algo de música, pero esa música ya no la buscas en la radio porque en la radio ya no ponen tu música, abuelo, a no ser que quieras escuchar esas emisoras de rock que te niegas a sintonizar porque tú no eres de esos, pero sabes que ya es ahí donde suena tu música. Es tu buena compañera, la radio. Aquellos años que tu madre escuchaba Radio Teletaxi. Aquellos años de la cadena Ser, o de Antena 3 radio, o del fútbol en la Cope, o de regresar de cualquier parte con el Arús y los partidos del Barça deseando que perdiera el Barça porque era cuando se ponían más destroyers. Sintonizando casi de milagro Radio Bronka o Radio Inoksidable y poniendo el contestador automático al lado de la radio para grabar canciones de Eskorbuto o de Vangelis. La radio. Hoy es el día Mundial de la Radio y la radio debería llevar muerta ya no se sabe el tiempo. La radio, tan antigua, tan clásica, más que el hilo negro, pero está ahí, el invento de la vida, el invento mundial, internacional, una voz desde nosesabedonde te habla de lo que sea, te hace pasar una hora, dos, tres, pensando en esa cosa, te acompaña. Suena Dyango. Tengo los mofletes enrojecidos.
martes, 30 de noviembre de 2021
Juan Pablo... Silvestre
Este artículo se debería sumar a otros artículos que he ido escribiendo cada vez que ha desaparecido uno de esos programas legendarios de Radio 3, que uno piensa que están ahí desde siempre y que van a durar para siempre y luego pasa lo que pasa. Así, pasa que el sábado vas en el coche por la mañana, sintonizas Radio 3 esperando escuchar la voz de Juan Pablo Silvestre o alguna de las músicas de cualquier parte del universo conocido que a él le viniera bien colocar para ilustrar el tema que a él le diera la gana y te encuentras con que está hablando alguien que no es Juan Pablo Silvestre. Y dialoga con otro que tampoco es Juan Pablo Silvestre. Y hablan y hablan. Y tu compañera se cansa de escuchar hablar y cambia de emisora. ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Mundo Babel?
Juan Pablo... Silvestre. Era yo un chaval preadolescente o semiadolescente o lo que se quiera y en mi casa se escuchaba Radio 3. Mi padre escuchaba Radio 3 los sábados por la tarde, mientras se ponía a pintar o leer o hacer nada. Y le entusiasmaba un programa de radio especialmente que se llamaba Escápate mi amor. Un programa conducido por un personaje con una voz muy particular y con una forma de conducir el programa completamente fuera de lo que uno espera escuchar en la radio, o no tan fuera, o no tan raro, pero a mí me lo parecía y supongo que a mi padre también. Un programa en el que escuchabas unas músicas que no escuchabas en ninguna parte. Música de cualquier parte del mundo, sin ningún prejuicio. Y esas cuñas en las que una voz de chica que a veces compartía el micro con Juan Pablo Silvestre decía... Juan Pablo... Silvestre. Este programa duró unos pocos años, no sé cuántos, cinco o seis años, pero se me quedó grabado para siempre. Entonces supongo que yo ya empezaba a querer punkarrear y escuchar aquellas músicas te llenaba la cabeza de cosas que luego nunca te volverían a sonar extrañas. Salsa, música africana, boleros, coplas, lo que hiciera falta. Mi padre era un fan absoluto. Y me enganchó.
Después de aquel programa, que acabó, Juan Pablo Silvestre se me perdió hasta que lo volví a localizar en Mundo Babel. Mundo Babel era un programa muy particular, y las ideas de Juan Pablo Silvestre no siempre casaban con lo que uno piensa, pero cuando te cansaba o te aburría o directamente entraba en contradicción con lo que uno profesa, pues con cambiar de emisora y esperar a que la semana siguiente acertara, lo tenías listo. En Mundo Babel se hablaba de todo, se elegía un tema, supongo y a partir de ahí se rellenaba con música, con alguna entrevista, con grabaciones, con saludos, con una sintonía que era como el programa mismo, una sintonía en múltiples versiones que aparecía constantemente en el programa. Un programa de dos horas que podía ser un programazo, un programa para dejarlo de fondo, o un programa que podía llegar a irritarte. Pero jamás dejaba indiferente, alguna canción, algún comentario, los nombres exóticos o extraños que aparecen en la sintonía...
Pues así sin previo aviso, el programa se acaba. Radio 3 arguye que si el convenio que si tal y que se acabó. Y se acabó. Y no le dejaron despedirse de su audiencia. Una audiencia numerosa, es uno de los programas con más audiencia.
Pero debe ser un programa viejo. Un programa para gente ya no como yo, cuarentón, sino incluso mayor. Y ahora toca cambiar el espectro y redirigir la emisora hacia otros campos, es comprensible. O no. Porque supongo que esas músicas y esa forma de hacer deberían tener algún hueco. Alguien las debe estar escuchando, incluso gente joven, pongamos la línea de la juventud donde la queramos poner. Y la verdad, escuchando los programas que han entrado a sustituir a los grandes clásicos, a riesgo de parecer un boomer que no entiende de nada, creo que los programas nuevos con un poco coñazo. Coñazo de rollo, de no sonar música, ni buena ni mala, de gente hablando y tal pero sin poner música. Y Radio 3 es música y descubrir música y escuchar música que tú no te imaginas. Y eso no está pasando. Y para qué Radio 3 entonces.
El caso es que Juan Pablo Silvestre ya ha encontrado acomodo, en un podcast. Mundobabel.com, donde por el momento hace el programa con sus músicas, porque también era músico o es músico, hizo discos, y con un rollo todavía más 'evocador'. Es que he leído que su estilo era 'evocador'. Y ya se me ha quedado.
Así que ahora, los sábados por la mañana, se nos va de la radio, pero lo tenemos en otra parte. Juan Pablo... Silvestre.
viernes, 15 de octubre de 2021
Los reyes de la noche - Carlos Therón y Alfonso Valor
Vista la serie Los Reyes de la noche, una suerte de adaptación libérrima de la rivalidad en las ondas que se viviera en los años ochenta y noventa entre los periodistas deportivos José Ramón de la Morena y José María García. La historia sonará a chino para la juventud que hoy en día esto de la radio deportiva debe verlo como una cosa, no ya de boomers, sino de dinosaurios. Radio deportiva. Escuchar la radio por la noche, acurrucado en la cama, las entrevistas, las noticias explosivas, los escándalos, los fichajes, despellejar a este o aquel, la musiquita melancólica cuando se habla de algo tonto, programas hechos por hombres muy hombres para ser escuchados por hombres que quieren sentir que ese que habla es como tú. La pugna entre una manera de hacer radio digamos joven y con algún que otro acento semi progre, como era el caso de José Ramón de la Morena, y esa radio de escándalo, populista, rebelde contra el poder pero al mismo tiempo completamente apegada a lo más rancio, que era José María García. Y que podían ser intercambiables entre sí. José Ramón de la Morena como buque insignia de la Ser, ese faro de la España progre que por el día era culta, divertida, moderna y por la noche pretendía hacer pasar el fútbol y el deporte como algo que podía ser intelectualizado aunque el propio de la Morena alardease de tío de pueblo, sencillo, de Brunete, el tío nosequé y todo aquello. Por su parte, José María García representaba otra cosa, diferente, el fútbol y su autoparodia. Un comecocos, el opio del pueblo, pero quién no estaba enganchado a uno o al otro.
La serie viene a representar los primeros tiempos de la ruptura entre estos dos monstruos de la radio que un día formaron parte del mismo equipo hasta que Jota o Joserra se independiza y arma su propio programa. Y cómo el viejo, Paco Maldonado, el Cóndor (en la vida real el Butanito), sigue manteniendo el trono a base de las peores artes, esquivando además los golpes que le lanza el joven.
Aunque la serie se encarga en cada episodio de recordarnos que no hay una traslación real de la pugna entre estos dos, todo encaja. Hasta el nombre de Jota Montes (JOSERRA MON de la Morena) no es casual. Así que la serie es entretenida en grado sumo para quienes vivimos aquella pugna. Yo, ya lo digo ahora, era de De la Morena, aunque muy poco tiempo después vi que en realidad De la Morena era un populista bastante manipulador que, además, no le guardaba ninguna simpatía a mi equipo, el Athletic Club, o a tótems de nuestra historia, como Javier Clemente. Cosa que, en cambio García sí que hacía. En fin.
La serie, como digo, está bien. Sobre todo en los tramos en los que aparece Javier Gutiérrez como Paco Maldonado / José María García, y la caracterización de su equipo de crápulas. Habría que saber quién es quién en la vida real. Pipi Estrada... quién más. Pero pierde un poco en la parte de Miki Esparbé como Joserra. Quizás está bien en su papel de malo, de su transformación en segundos de persona como blandurria, a una mirada criminal. Pero le falta, para quienes escuchábamos a De la Morena, ese puntito carajillero, ese puntito sucio, ese puntito con el que pretendía hacerse pasar por uno de los tuyos.
Hay una subtrama, la que trata sobre el programa nocturno, el mítico Hablar por Hablar (parlar per parlar en su época catalana) y la pugna de la periodista por hacerse un hueco. Mil puntos para la coprotagonista de esa trama, otra De Molina de Linares.
Y la serie acaba y acaba justo cuando empieza digamos el enfrentamiento de verdad, de poder a poder. No se sabe, creo que no habrá, si habrá continuación. Una lástima, porque todo ese mundo y sus peleas prometía emociones fuertes. Ríete tú de los youtubers y los twitcheros.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Sin guión
Marc Giró es un periodista que a veces salía en tv3 y otras en el Versió Rac 1 haciendo unas intervenciones que uno no sabía bien bien cómo catalogar. Histriónico, podríamos decir. Cuando anunciaron que Marc Giró se quedaba con el programa pensé, qué bajón.
Y no.
Resulta que Marc Giró hace un programa de radio que durante una hora, se convierte en un foco de caos sin ton ni son, una cosa en la que se grita, se chilla, se interrumpe, se declara aburrimiento por cómo está todo, se ríe, se toma uno lo más serio a chufla y sobre todo, parece que nadie se ha preparado nada aunque naturalmente haya secciones, entrevistas, gente anunciando libros, actos, etc. Y todo importa bastante poco. Y Marc Giró no se esconde y dice sin filtro lo que le va pasando por la cabeza y si se tiene que comentar un tema como el cuestionamiento de la sexualidad de nosequé fenómeno pues se interviene de manera sencilla y llana y se explica y luego se suelta una cafrada y venga palante. Y si hay público que no se entera pues se dice. Y si hay fútbol por la tarde que le den por el culo al fútbol por la tarde y al deporte en general.
Así, sí que me gusta la radio. Que en general me gusta la radio, pero un programa así, que no quiera salvar el mundo desde las ondas, que no quiera tratar temas 'que nadie trata porque nosotros vamos a presentar la cara oscura de la sociedad', que no va de cagarse en España cada dos por tres, que no va de hablar de fútbol, que no va de promocionar las cosas y los libros y los discos de la casa y los artistas tan buenos y tan majos y tan implicados, ni hablar de esos restaurantes tan así donde comes tú y tus colegas, o recomendando escapadas para el fin de semana, o ese concierto y ese festival tan así, o todas esas cosas que uno ya tiene las oídos que le hacen dolor de verdad de escucharlas.
A la mierda todo.
Ese programa de radio con Marc Giró chillando y metiendo prisa a la gente que se está enrollando, y si había guión qué disimulado que está.
Sin guión es como me ha gustado a mí siempre. Sin guión. Sin preparar, sin mirarlo. Tanto rollo y tanta hostia ya.
miércoles, 20 de febrero de 2019
Una Educación Musical
Pioneros, un programa de xxx para Radio 3. No me acuerdo de quién hacía ese programa que iba bailando por la programación y que era un poco un comodín. En verano lo clavaban. Grupos clásicos, su historia, etc. Creo que una de las sintonías era la de Like a Rolling Stone de Bob Dylan.
Ayer se jubiló Juan de Pablos. Durante muchos años viví una confusión. Pensaba que el programa Champú, peine y brillantina lo presentaba también Juan de Pablos. Flor de Pasión lo daban a las nueve y el otro iría después. La habitación donde durmió después mi abuela y mi abuelo la utilizábamos como sala de estar. Ahí mi madre cosía, mi padre pintaba y yo me pasaba las noches 'estudiando' o leyendo, mientras mi hermano estaba por ahí jugando. Era muy pequeño. Pero ahí estaba. Nos pasábamos la vida escuchando la radio. Radio 3. Flor de Pasión, Escápate mi amor, aquel programa que hacía aquel tipo que se parecía a Corcobado y que se llamaba... Rosa de Sanatorio, Disco Grande y el pesado que nunca acaba de poner la canción, los episodios míticos de Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga, los programas de la mañana en los que salían unos pavos que le cantaban a Silvia Marsó, la Elvira Lindo con aquellos programas tan graciosos de El Gallo que no Cesa, el Diario Pop, con sus sintonías de Derribos Arias y de Siniestro Total. Los programas especiales en los que recordaban conciertos antiguos, las cintas grabadas pegando el contestador automático a la radio.
Juan de Pablos. A mi padre le hacía gracia, o era a mi madre. Porque siempre entre canción y canción hacía 'uhmmm'. Y dejaba una pausa, como si cada canción le hubiera tocado la patata como para tomarse un tiempo para reflexionar. Juan de Pablos ponía música muy variada. Pop. Pero muy variada. Su vertiente ramonera, su vertiente vainica. Dentro del cliché de que era el representante del mundo pop y la era pop y todo eso, la verdad es que era bastante más ecléctico. Pero sí, con él, aprendías a escuchar otras músicas. Y con todos los otros citados anteriormente.
Hoy se ha anunciado la vuelta de La Polla Records. Esa era otra. Radio Bronka, Radio Inoksidable, Radio Nou Barris. Esta es una producción de Macnamara wats para radio bronka. Me sabía todas las cortinillas. Las canciones de La polla Records y las de Siniestro Total aportando tanto al saber estar en el mundo como todos los libros que te hayas leído después. La radio puesta todo el día, a todas horas. Desde por la mañana. Música. Ahora, mucho más viejo, la costumbre permanece pero ahora escucho noticias. Escucho Radio 3 y noto que tengo que escuchar programas de música antigua, no me gusta la música moderna.
Hacerse viejo y recordar las cosas de antes.
Vuelve La Polla Records justo el día en el que se va Juan de Pablos. Juan de Pablos llorando cada vez que ponía una canción que le gustaba a su hermana. A veces sonaban grupos de Santa Coloma en el Flor de Pasión, los Fanta. También molaban mucho las sintonías, una que descubrí que era de Gainsbourg interpretada nada menos que por Paul Mauriat y el Azzurro de Adriano Celentano para despedir. Mi padre tenía discos de Paul Mauriat y de Adriano Celentano.
La música, a mucha gente de nuestra generación y supongo que a mucha gente de todas las generaciones, nos ha formado tanto como la escuela, los libros, las películas, la familia.
Tu catecismo político, y tu bonita teórica, tu ideología tan sólida, pienso que eres estupido... y mientes.
En fin. Seguiremos buscando la luz entre cintas, podcasts, discos, cds y emepetreses.
martes, 29 de marzo de 2016
Música de carretera
Se pueden afrontar los viajes al pueblo de muchas maneras. Por ejemplo, el viaje de ida, el compañero Jordi, que era el chófer y amo y señor de lo que iba a sonar, se marcó un viaje de nueve horas sin música. Así, sin anestesia de nada. La radio estaba puesta, cuando el coche paraba, se oía de fondo una radio, un algo. Pero yo no escuché nada. Prudente, supongo, no querría importunar a un público heterogéneo con músicas que puede que no fueran del agrado de todos. La prudencia. Otro ejemplo. El compañero Jose, en su furgoneta, que yo lo ví, tenía una carpeta en el reproductor de música de la misma que rezaba 'italo disco'. Santa Bárbara bendita, madre de San Agustín. Otra carpeta era de 'viaje'. Es decir, hay quien se lo prepara y hay quien no.
Hacer la maleta para ir al pueblo implica tener a mano el cable con el que vas a cargar el reproductor del mp3 ya pensando en el viaje de vuelta. He de decir que, por primera vez en la historia, no he bajado una bobina de cds ni nada. Eran pocos días y no cabían en mi nueva bolsa de viaje, tan pequeña y tan cuca. Abundando en el nivel de tontería que me asalta, dejaba todos los días el cargador del reproductor en marcha para que, llegado el día del viaje, el mp3 no se quedase sin batería. Ni que decir tiene que los gustos del público acompañante, mis padres y mi prima Elena, me son indiferentes.
Porque yo escucho la mejor música del mundo. Soy el que más sabe (al menos al nivel de un Diego A. Manrique o del mismísimo...) y el que te puede abrir las orejas a músicas que... pregúntame qué grupo es el que suena, te lo digo, es ese.
Como duermo poco y mal, esa noche se me ocurre una canción para el grupo. Como muy funky, con un bajo haciendo un par de notas y nosotros cantando por encima algo referente a correr por el río, sudando todo, algo así. Primer puente de montcada segundo puente de moncada, camón. Lo del camón tiene que salir. He olvidado la canción, pero me levanto silbándola y todo.
Bien. Cargado el reproductor, que comience el viaje de vuelta. Escucharemos la radio. Radio 3.
A las seis y media de la mañana la música que suena es del programa Músicas posibles. Música clásica contemporánea, valga el oxímoron. Son las seis y media, insisto y mi madre y mi prima caen en un sopor profundo. Violines inconexos. Solo al final del programa, suena una canción entre jazz y tropical, movidita, pero la cortan porque empieza Hoy empieza todo.
Siete de la mañana. Creo que la primera canción que pone es de REM, It's the end of the world. y poco a poco van cayendo canciones de grupos como rockeros de años anteriores que vuelven a sacar disco. Es música así como para levantar el ánimo, según el locutor. Atrás duermen y mi padre va como un gatillo pendiente de si le piso o no. Ojo, cuidado, la curva, el camión, no te embales. Hay una entrevista a un grupo que se compone de gente de otros grupos. La habitación roja y otros. Cría que me iba a acordar de más temas, pero no me salen demasiados. Hacen una especie de repaso de discos de metal, porque hace 25 años (o son 20...) que se publicó un disco de un grupo que se llama Slint y lo van enlazando con otros discos de otros grupos y suenan guns and roses, sepultura, korn... todo muy así. Pone una canción de un grupo que se llama Neumann que no me dice mucho pero al parecer hay que estar muy así, porque vuelven a tocar. Pone una canción de Primal Scream, porque ha sacado un nuevo disco. Canta con una chica y la canción tampoco está tan mal. Voy prestando atención y a las nueve cambia el rollo y entra otra locutora. Se hablan de más cosas y hasta las once suena una música más o menos similar. Ah. Ha sonado Second. Second es un grupo que no me gusta nada. Pero cada vez que pongo la radio, radio 3, suena Second. Esas letras tan sentidas, no sé. Es que no lo puedo aguantar. Lo bueno es que Second volverá a sonar más tarde.
A las nueve de la mañana, insisto, tengo una seria laguna. Voy mirando por el retrovisor y veo gente duermiendo. La música no es que esté levantando a nadie, la verdad.
Empieza el programa de las once. 180 grados. Suele poner una música que ni fu ni fa, menos cuando hace monográficos. Vuelve a caer Primal Scream. Vuelve a caer Neumann. Vuelve a caer Second como digo, pero pone una racha de tres canciones casi seguidas que me gustan. Canciones de grupos de ahora que me gustan. Soy muy feliz con esto.
Pone una canción de Grises que se llama... ay, se me ha ido. Formas, lo he tenido que mirar. Me gusta, y eso que es una canción electrónica y... pero tiene algo, quizás la voz del cantante o la cantante, no sé. Me gusta. Y después de esta pone una canción de un grupo que se llama Papaya que no he escuchado nunca, como Grises que tampoco, una canción que yo creo que se llama Infusiones y no, es que se llama Obsesiones. Y me gusta mucho, pero mucho mucho. Me gusta tanto, que estoy escuchando el disco mientras escribo. Y la busco, pero no la encuentro. Porque no se llama infusiones, que se llama obsesiones. Y acto seguido pone una de Novedades Carminha que se llama Que dios reparta fuerte. Me mola también. Hasta mi padre, que conduce ahora, tamborilea en el volante. Mi prima ya va despierta. No dice nada de la música. Ha sido una racha muy buena de canciones. Si he de recordar... creo que en los viajes siempre he descubierto música. Una canción, un algo.
Canciones que crees que te hablan directamente. Canciones que hablan de cosas que te pasan, de lo que vives, etc. Vamos a ponernos profundos. Canciones que te tocan la fibra. Hay algo, alguien, una fuerza, que hace que escuches las canciones que necesitas. Y son esas.
A las doce empieza siglo XXI, con el primer chichipún quito la radio y pongo el mp3. La música de siempre. Variadita, molona, su reggae, su rubén blades, su kokoschka, su gotan project... creo que mi prima se ha puesto los auriculares. Si o no. No. O sí. No. A veces parece que susurra algo, canturrea, pero no es mi música. Como lleva el pelo largo no veo si es así o no. Sufro. Pero no quito la música hasta el final. Solo al final de todo, ya en el parking, suena Gong.
Guardo mi reproductor y pienso que voy a escribir sobre esto porque me interesa mucho compartir esta historia con ustedes. Podría ser peor.
Las vacaciones, bien. Procesiones, cementerios, tapas, carne de choto. Bien. Y acordarme un poco, también.