viernes, 9 de enero de 2015

El salvaje o éste

Recogiendo un poco esto después de un tiempo sin mirar, hemos visto que nos ha llegado un ejemplar de un curioso libro editado por Grimonia y titulado 'El salvaje o éste', que recoge nuevos relatos de Fruman Koppett, del que extraemos precisamente el primero en la lista, porque no hemos tenido tiempo de leer más y porque con éste creemos que ya está todo dicho.
'Mis antepasados provienen de una legendaria estirpe de salvajes que reinaron en los más agrestes territorios del reino. Todos mis ancestros han sido catalogados como personas sin conocimiento, absolutos animales, bestias sin razón, gente que no contaba si no para asegurarse el resto de que no estaban cerca y podía avanzar la civilización sin la amenaza de su concurso. Unos cafres de cuidado. En nuestros territorios, vivíamos como podíamos. Sí, efectivamente, éramos nosotros los amos del territorio, los reyes, los emperadores. Nos autocatalogábamos con títulos rimbombantes que copiábamos de los que escuchábamos que ostentaban nuestros vecinos, pero no éramos más que brutos sin corazón ni sentimientos que cometíamos todas las salvajadas que el ser humano parecía haber desterrado ya de su acontecer cotidiano. Nosotros todavía... en fin, nosotros todavía todo lo que ya no, mientras que el mundo avanzaba por otro lado. Pero eso sí, nosotros en nuestro rinconcito del mundo, o en nuestro vasto reino, según como fuera la contienda que nos enfrentaba con el resto del orbe, éramos felices. Mis antepasados eran salvajes, pero salvajes contentos. Y viéndonos entre nosotros, nosotros nos entendíamos, y nuestras salvajadas eran asumidas como normales y de padres a hijos nos relatábamos con gruñidos y golpes historias torpes de muertes sin sentido, violaciones, sangrías, orgías infinitas entre familiares, degollinas por diversión, matanzas de entretiempo, incendios, manipulaciones, barbaridades, más carnicerías... al final he tenido que contarlo.
Esos eran mis antepasados. Pero yo no. Yo ya no soy así. Una rama de mi familia salió de todo eso. Vagamos sin rumbo durante muchos, muchos años, atravesando territorios, continentes y yo diría que hasta universos enteros, buscando un lugar en el que empezar de nuevo. Empezar como la gente normal. Desterrando nuestras costumbres bárbaras, nuestro salvajismo que muchos quieren hacernos creer que es genético. Perdidos prácticamente para siempre, finalmente, los supervivientes de nuestro vagar llegamos a una ciudad en la que nos acogieron sin preguntar. Comenzamos a residir en un edificio del extrarradio. Trabajamos como trabajaban los demás, aceptamos todas las normas que nos impusieron, seguimos exactamente todos los preceptos que nos indicaron como indispensables. Incluso aceptamos vestirnos con sus ropas. Nosotros, los salvajes.
Yo ya no soy así. He conseguido el puesto de Director Ejecutivo de una empresa de Consulting para Brands y gestiono los proyectos empresariales como auditor para un grupo de empresas todopoderosas en el ramo del hilado fino de carretes. El otro día fui a un Cocktail con otros directivos y alguien preguntó por una persona que debía parecerse a mí o que se llamaba como yo. Uno de los presentes me señaló y preguntó 'el salvaje o éste'. Años y años de vagar y pulirme.
No quedó ni uno. No queda nadie ya.'

2 comentarios:

  1. Nadie? Qué barbaridad. Por lo menos en Highlander quedaba uno, aunque fuera.

    Buenas noches, monsieur, tenga buen finde.

    Hoy no era la miscelánea, o llevo el reloj adelantado?

    Bisous

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  2. Quedo yo aún justo para desearte un feliz Año, si es que puede ser feliz, que lo dudo. Estoy contigo, de seguir así no quedaremos ninguno. Y eso que soy optimista

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