martes, 13 de enero de 2015

Víctor Ros. Tú hablas y yo respondo.

Comenzó ayer la emisión por la 1 de una serie de temática policíaca ambientada a finales del siglo XIX en Madrid, naturalmente. La serie se llama Víctor Ros y toma el nombre del personaje principal, que está interpretado por Carles Francino, que es, efectivamente, el hijo de Carles Francino, popular periodista catalán de radio y televisión que actualmente conduce las tardes de la Ser. Bueno. Es la primera vez que veo actuar a Carles Francino jr. El resto del elenco actoral lo componen caras muy o bastante conocidas de películas y series españolas de los últimos años, así como algunos rostros jóvenes que supongo que irán apareciendo con el transcurso de las semanas.
La serie nos presenta a un personaje Víctor Ros, de extracción humilde, que es adoptado por un policía que resulta ser un prodigio de virtudes personales y profesionales y que encarna este actor que hizo una vez de Buñuel de joven y que ya para mí, va a ser siempre Buñuel de joven aunque ya haga papeles de señor bastante mayor. El nombre del actor ahora no me viene. Lo busco. Tito Valverde. Es un lobo y me come. En fin. Víctor Ros, por lo que cuentan en una especie de presentación previa que me perdí porque no se puede estar a todo y no tiene uno el cuerpo para mucho sofá, es un niño chirlero. Un mangui. Que es recuperado por Armando, Tito Valverde, que lo forma y lo convierte en un policía moderno. Moderno con sus métodos deductivos de 'usted está constipado porque tiene un pañuelo' y cosas así que dices, copón, qué ojo tiene. Y sabe de libros y eso. Sí.
Llegamos hasta aquí sin haber pronunciado el nombre que sobrevuela el ambiente. Sherlock Holmes y todas las series de Sherlock Holmes. Y todas las películas. De las antiguas a las nuevas. De las series a las teleseries. Sobre todo la última serie, ambientada en la época actual, que tantos fans tiene. Las comparaciones son odiosas. Pero han de hacerse. ¿Qué diferencia una serie moderna como la británica Sherlock Holmes y esta Víctor Ros? Muchas cosas. Tantas cosas que no merece la pena hacer una enumeración de porqué una es mejor que la otra. Simplemente se ve. Otra cosas es que servidor no vaya a engancharse a poco que pueda a esta serie. Los lunes no dan gran cosa en la tele y esta serie puede ser un buen remedo de otras cosas que echaremos en falta.
En este primer episodio, Víctor Ros se enfrenta a un caso de un intento de asesinato en una casa que parece encantada o maldita, porque no es la primera vez que un matrimonio residente allí termina como el rosario de la aurora. Un relato de posesiones y libros que se queman que nos introduce ya a un personaje femenino interpretado por Esmeralda Moya, hija menor de los propietarios de la casa que, sin que tengamos que dudar demasiado, termina enamorada del tal Víctor Ros. Habré de decir que Carles Francino está considerado como uno de esos guapos que a todas las chicas gustan. Y claro, está previsto que todas las mujeres jóvenes y en edad de merecer se enamorisquen del personaje. Sigamos. El caso avanza paralelamente a otra investigación que lleva a cabo Armando, el mentor de Víctor Ros, que investiga las muertes de unas prostitutas. Sherlock Holmes, Jack el destripador, las referencias son claras. Incluso aparece el nombre del popular asesino londinense como referencia. Mientras un caso avanza, el otro se complica. Mientras Ros va haciendo averiguaciones, Armando se va complicando. Tiene amistad con una prostituta interpretada por Megan Montaner, pero sin llegar a nada. No tengan miedo. Él es un hombre serio.
El caso de la casa encantada y demás se resuelve con averiguaciones en el campo de lo oculto, de la hipnosis y demás y todos felices y contentos. Pero en cambio, el otro caso, que parece ser el que será el hilo conductor de la serie (un caso por episodio y el caso de las prostitutas sobrevolando), termina con la muerte de Armando. Intriga para la semana que viene.
Pues nada. Pasa uno el rato mirando lo bonitos que han quedado los cromas, intentando reconocer las caras de los actores que han aparecido en otras series, mirando lo guapas que son las actrices principales, intentando descubrir porqué es tan guapo el otro, y a veces, con los ojillos vencidos por el sueño sorprendiéndome de lo mucho que se parece la voz de Francino al otro Francino.
Diálogos. Es el tema que peor llevo. En las series españolas, por norma, el tema de que hablo y respondo hace que todo quede acartonado, que no te lo creas, que sea demasiado formal. Uno habla, el otro responde, una habla, la otra responde. No se pisan, no hay naturalidad. O lo pienso yo, que soy un tocapelotas. Como lo limpio que se ve todo, lo planchado, lo arreglado. No sé. Siglo XIX en España, alguien iría medianamente mal ¿no? Como lo de que las prostitutas se contoneen todas como las cigarreras de Carmen, pues qué quieren, lo veo mal. No me lo creo. Otra serie de gente haciendo lo mismo, imitando a otras series de fuera, pero sin esa gracia que tienen. Y dicen que hay despliegue de medios, que hay nivel. Pero uno ve demasiada formalidad, demasiado bien todo.
En fin, qué haremos. Es un programa para los lunes. Si tienen otro plan mejor, me lo dicen y hablamos.

2 comentarios:

  1. Vaya pedazo de spoiler! Menos mal que aquí no puedo ver tve1 :P

    ResponderEliminar
  2. Es que usted está acostumbrado a los debates políticos, donde todos se pisan y todos chillan a la vez. Pero en general la gente suele conversar con más normalidad.
    La serie puede ser interesante, a ver.

    Feliz tarde

    Bisous

    ResponderEliminar