jueves, 22 de febrero de 2024
Un juego
Saco un cuatro y no es un cinco y salto por el tablero buscando lo que me ha de pasar. Lo que me pasa es que me he equivocado de estación y he salido en otra estación de metro que no es la que me toca. Tengo que volver atrás o bien tengo que proseguir el trayecto por otra línea para volver a coger el camino que me toca. Pero prefiero volver a tirar los dados. Me sale un uno. Es imposible que con dos dados te salga un uno, me preguntas. Pero me sale un uno. Entonces no sé qué hacer. Pero decido avanzar una casilla. Estamos esperando un autobús que nos tiene que llevar a un pueblo que nos han dicho que es el típico pueblo. El pueblo que reúne a todos los tópicos de la zona. Nos lo vamos a pasar genial. Pero me quedan dos tarjetas verdes y mis fichas son pocas para defender el terreno. Tengo que hacer como que no va conmigo. Pero noto que las tropas avanzan y han conquistado ya el territorio. Tengo que salir. Vuelve a salirme un uno, es increíble. Ni tirando el dado contra la cajita de las fichas, el talismán que nunca falla. Me sale un uno. Estamos ahora en la parada del metro y el que viene viene vacío. Del andén salen rebotadas por aire una serie de cartulinas y hay un cañón y hay un caballo y otra que me dice que tengo que ir a la cárcel. No, a la cárcel no voy a ir a la cárcel. No quiero ir. Tiras tú los dados y te sale un doce. Qué potra. Te vas lejos y te vas corriendo. Tienes que tirar otra vez y te sale un doce otra vez. Es imposible que te salgan tres seguidas. No te pueden salir tres seguidos porque te puedes morir. Tengo miedo de que te salga otro doce. Tengo una carta escondida. Tengo un comodín que lo pienso utilizar en caso de que te salga un doce. No entendemos las instrucciones, están en inglés. Interpretamos que si te sale otro doce no te mueres, pero pierdes. Dices que prefieres morirte. Hay una copia de las instrucciones que están en castellano. Pero son de otro juego.
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