lunes, 17 de diciembre de 2012

Les ànimes mortes - Nikolai Gógol

Iba el otro día en el metro terminándome ya el libro cuando una mujer que estaba sentada a mi lado me preguntó si el libro estaba escrito en catalán y qué libro era. Me extrañó la pregunta, normalmente la gente no te pregunta en el metro sobre lo que estás leyendo a no ser que estés buscando lo que estás buscando. Miré a la mujer y no tenía pinta tampoco de ser una literata, una profesora en excedencia, una intelectual con gafitas de color. No. Era una mujer corriente, con una bolsa de plástico. Como siempre, pienso que todo el mundo que va en el metro una vez que pasa la estación de Sagrera va para Santa Coloma y pensé que, igualmente, ella sería del pueblo. Le enseñé el libro y me dijo que no lo conocía, y que le extrañaba que leyese en catalán, porque ella no encontraba muchos libros en catalán. Le dije que era de la biblioteca de Santa Coloma. Me pareció raro el comentario. ¿Pocos libros en catalán? Pues si en la biblioteca hay... la señora insistió en que no los encontraba. Hice algún comentario sobre que quizás no había muchos libros contemporáneos... no sé, alguna estupidez. La señora se bajó en Trinitat Vella.
El libro se llama Les Ànimes Mortes y en la Biblioteca tenía la etiqueta de 'Nou', nuevo. Por lo tanto es una edición reciente. El libro lo escribió Gógol a mediados del XIX. Literatura rusa decimonónica. Droga dura. Gógol, por lo poco que sé, es, en la cadena que va de Pushkin a Dostoievski, un eslabón secundario. Primero Pushkin. Luego Quizás Lermontov. Y ya Gógol. Luego supongo que Turgueniev y Goncharov. Y ya Tolstoi y Dostoyevski. Algo así.
En la contraportada y en todas partes dicen que el argumento de este libro lo cogió Gógol prestado de Pushkin, del que era amigo. El argumento es el siguiente, un personaje llamado Txitxikov (en catalán, en castellano sería Chichikov) se planta en una ciudad de provincias, se hace amigo de los pudientes y luego va por sus distintas posesiones proponiéndoles que le vendan los muertos. Aquí me van a perdonar pero de asuntos administrativos no ando bien. Es decir, en esa época, los terratenientes rusos tenían pueblos, y en los pueblos vivía gente, y esa gente era suya. Suya. En propiedad. Y los podían comprar y vender. Cada cierto tiempo se hacía un censo, y se pagaban impuestos por esos campesinos, pero si morían algunos hasta el siguiente censo, se pagaban igual. Txitxikov proponía a los terratenientes que le vendieran los muertos, que total, ya estaban muertos y así él se hacía cargo de ellos, librándoles a los terratenientes de ellos. ¿No?
Una estafa.
Pero todos los terratenientes pican. El blando paniaguado, la vieja avarienta, el loco binguero, el rudo oso ruso, el ascético miserable, todos van cayendo y le van vendiendo almas muertas. Txitxikov va haciendo, incluso se enamorisca de la hija del gobernador general, pero el dicho loco binguero se va de la boca y su plan parece que va a naufragar así que tiene que salir por patas.
Esto ocurre durante la primera parte. Luego el libro tiene una segunda parte en la que faltan hojas. Faltan partes. Pero nos explican que Txitxikov va haciendo su viaje, conociendo a más terratenientes, y siguiendo con su plan. Y se nos cuenta la historia de los distintos terratenientes, su forma de pensar, su forma de organizar el pueblo, sus manías, sus vicios, y se hacen reflexiones sobre Rusia, sus problemas, sus rusos, etc. No es un libro aburrido, porque las historias son entretenidas y los retratos de los personajes son grotescos, y los diálogos, y todo es atrayente para leer. Pero no es un libro divertido. Hay mucha mierda ahí. La gente es mala. Txitxikov es mala gente, y aunque llore, suplique, se arranque el cabello, jure que nunca más lo volverá a hacer, terminará enredando a la peña. Y los otros querrán aprovecharse de ello. Y al final se salvarán todos. Y todo seguirá siendo la misma mierda. Y Txitxikov seguirá estafando como ha estafado toda su vida. Y los siervos seguirán pasando de mano a mano como si nada.
Al parecer Gógol tuvo una vida chunga, y acabó realmente mal, incluso llegó a quemar la segunda parte de esta novela. Liberal y reformista, tuvo accesos místicos y religiosos. Con lo que ni a unos ni a otros les cayó bien. Claro, en la novela, los reformistas, los místicos, los perfectos, los viciosos, los blandos, todos van cayendo y a todos los pone de vuelta y media. Menos uno, un tal Kostanjoglo que, paradójicamente no parece ruso, y que hace que su tierra prospere y todo vaya bien, aunque se deja engañar también por Txitxikov. El resto, fatal. El libro no termina. Txitxikov parece que va a seguir con su vida cuando... el manuscrito se termina.
Pues nada. Un muy buen libro pero te deja bastante mal sabor de boca.

3 comentarios:

  1. Mire, no sé si éste, pero uno de Gogol va a caer éstas navidades. No he leído nada de él, y nunca me ha decepcionado ningún ruso.
    Por cierto, qué piensa de los libros digitales? No sé si pillarme uno, porque transportar papel de un país a otro es un dolor. Hay libros chulos o no? He oído que a veces, hay que pagar para descargarlos, es cierto?

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    1. no soy muy partidario porque las maquinitas me envician y me engancho y no me gusta leer en pantalla. pero la gente que tiene libros digitales está muy contenta. no sé cómo van, pero la mayoría de libros que incluyen 'de fábrica', que pueden llegar a los chotopocientos, son clásicos. con lo que por ahí, es difícil fallar.

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  2. Me gusta que sea usted de esos pocos mortales que deambulan por la vida con un libro bajo el brazo. Hoy en día si nos quitan el teléfono móvil o la tablet no somos nadie (bueno, yo sí, que sigo siendo de la Orden del Perpetuo Libro jejejeje)
    Un saludo caballero.

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