miércoles, 8 de enero de 2014

Villastanza de Llorera II

Continuamos con el relato de Benito Repojo Ostiz, 'Espantosas escenas de la vida de Quirino Barrantes'.
'Pocos se interesaron por los motivos que habían llevado a Quirino Barrantes a abandonar lo que en Villastanza de Llorera se consideraba una vida más que apañada, por ese deambular que parecía guiar los designios de Quirino en su pueblo de origen. Uno de los que quisieron abundar en esos motivos fue Áureo 'Eldorado', un personaje del pueblo que en alguna ocasión intentó cortejar a una prima de Barrantes y a alguna prójima más, pero se quedó soltero y sin compromiso. Áureo 'Eldorado' era ya un cuasi cuarentón que hacía gala de un atildamiento en el vestir que le distinguía de sus convecinos. Trabajando en una gestoría desde donde hacía papeleos sin importancia para los propietarios de tierras y establecimientos comerciales del pueblo, tenía tiempo suficiente para estar al tanto de las modas y los usos que se manejaban en las principales capitales mundiales. No se perdía las novedades en moda y complementos de las revistas internacionales, que consultaba desde su despacho gracias a las nuevas tecnologías, y se hacía enviar por correo modelos y trajes que destacaban por encima del lustre local. ¿Cómo podía ser que alguien con semejante poderío no hubiera encontrado ya una pareja con la que compartir vida y crear descendencia? Áureo 'Eldorado' se aburría con las féminas locales. Y con las de fuera también. Se aburría. Le atraían sobremanera durante unos días, semanas, pero luego... se aburría. Perdía interés y volvía a su vida de dandy local. No es que el propio Áureo fuese un prodigio de diversiones y locuacidad. Su talante más bien distante y altivo no hacía por facilitar las relaciones. Sea como fuere, soltero y sin perspectivas.
Frecuentaba Áureo 'Eldorado' un bar, el único que él consideraba digno de su persona, llamado 'Bar-Café Luces', que en tiempos había sido antiguo Casino y que ahora era un bar abierto al público sin más, aunque en Villastanza de Llorera sólo parecían tener interés en acudir a él gente a la que gustaba el silencio, leer el diario, o jugar al ajedrez, dominó o cualquier otra actividad para la que no fuera necesario mirar la televisión. En el Bar-Café Luces no había televisión. Allí iba Áureo 'Eldorado' a leer el periódico, a consultar mediante su tablet la prensa internacional o lo que tuviese en mente y, simplemente, perder el tiempo.
Un día, vio llegar a Barrantes, caminando por la plaza del pueblo hasta llegar a la puerta y éste entró con decisión, se sentó en la barra y pidió un vino blanco. Nadie pedía vino blanco en Villastanza de Llorera, salvo las mujeres, y este hecho, junto con un calzado deportivo que impresionó a Áureo, llamó su atención. Áureo se acercó a Barrantes. No le conocía y le preguntó 'Hola, bonitas deportivas ¿es usted de por aquí?'. Barrantes miró a aquel personaje, vestido de traje verde a rayas, con un suetercillo de rombos, camisa roja y corbata negra. Pensó que era un mariposón que vendría a entablar conversa con él, pero le cayó simpático, prácticamente eran de la misma edad y a él le sonaba su cara de algo y no sabía el qué y le dijo que 'no y si'. Ante esa respuesta que presagiaba algo más, Áureo 'Eldorado', pidió otro vino blanco y conminó a Barrantes para que se explicase, sin prisa.'

1 comentario:

  1. Feliz año. Volviendo a la realidad y a la dulce rutina.Me gusta el huevo frito.
    Te dejo un saludo especial.
    Un abrazo

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