jueves, 9 de agosto de 2018

Defraudando expectativas


Volvemos a vernos, vieja mofeta. El encuentro anual con M. Nos hacemos mayores. Por primera vez en la conversación se incluyen ítems como ‘dolencias nuevas’, centradas especialmente en el campo de la visión. Vista cansada. Este es nuestro leit motiv. Vidas cansadas. Defraudando expectativas desde 1975. ¿Seguro? ¿Qué expectativas? ¿Cuándo, en qué momento, dijimos nosotros que íbamos a? Creo no haber hecho ningún plan, ni haberme marcado un objetivo nunca. No creo haber anunciado la consecución de A si hacía B, en ningún momento. Así que no veo tan claro que hayamos defraudado nada ni a nadie. Esto era así. La mítica comida con M. Repasando los asuntos propios y los ajenos. Introduciendo temas nuevos. Olvidando temas de actualidad.
¿Y cómo va todo? Los pisos, la vivienda, muy mal. Ante las campanas que anuncian que todo va de nuevo de puta madre y que lo único que falla es la Colau, la constatación es otra. Sobramos. Aquí no pintamos nada. Aquí estamos tardando en largarnos. No nos quieren. Ni en los barrios ricos, ni en los barrios pobres. Ni donde antes viviste, ni donde estás viviendo. Estamos sobrando porque otro lo comprará, lo alquilará, sacará rédito. El tonto eres tú que no te has apuntado a la movida. El que no especula, el que no tiene una visión más allá de vivir y punto. Hacer negocio con las vidas ajenas. Y esperar a que venga el próximo Morrazo, que va a venir. Morrazo, yo ya fui a Cangas del Morrazo y menos mal que no llovía. Lo dicen los economistas, lo está diciendo todo el mundo, va a venir otra barbaridad y nos va a coger quizás con una cara de gilipollas aún mayor. Los grandes poderes financieros lo están viendo, están quitándose de encima la mierda española, la deuda. Apunto que el reordenamiento del espacio político viene un poco a apuntalar una respuesta similar a la que se tuvo antes. Que pille a los socialistas en el gobierno, que ellos se encarguen de zumbarse a su izquierda y el PP se reorganiza y se carga a los naranjas. Y así, cuando venga la nueva ostia, les pilla reorganizados, fuertes y aguantando el tirón. Vamos a comer algo. Nos movemos por la Rambla de Poblenou.
Un sinfín de gentes sin camiseta que vienen de ver los grandes monumentos de Barcelona y de llorar como magdalenas porque la figura del Tio Che ha estado a punto de ser eliminada. La culpa es de la Colau. Qué desastre todo. Una figura en la calle, un inspector, un funcionario que llega y anuncia que. Inmediatamente es la Colau la que no tiene corazón. Qué ganas tenemos todos de que se pasen estos años de Colau y volvamos a vivir de la rifa con el que venga. Avanzamos, gente sin camiseta demostrando que se alimenta de una manera efectiva y que no somos más que un gran trozo de urbanización que se pierde hasta llegar al Tibidabo. Qué gran idea la playa de Bogatell, la playa de Poble Nou. Qué bien. Vemos vecinos asomados, sin camiseta también, no se puede vivir con este calor. Nos quedan cuatro días a todos de poder vivir aquí. O en cualquier otra parte. Y total…
Y quién se queja. Qué pasa si los precios de los pisos suben y suben y vuelven a subir y los alquileres suben y suben y se ponen ‘a precio de mercado’ y te expulsan de tu ciudad, de tu barrio. Nada. No ocurre nada. Hemos estado hablando durante tres horas y no hemos hablado del Procés en ningún momento. Hemos hablado de quién se queja. Se quejan estibadores, se quejan taxistas, se queja gente que parece haber estado fuera del circuito de los ‘movilizados’, los ‘organizados’. Protestas. Volviendo a condiciones laborales de hace mil siglos. Falsos Autónomos. Pagar por trabajar. Ciclistas repartiendo comida. Paga por trabajar. Qué mierda es esta. Quién se queja. No hace falta ir a una manifestación para hacer algo. Basta por lo menos con tener claro qué pasa y no repetir como loros que esto es lo moderno, el progreso, esto es así porque es que tiene que ser así. Pues no. No lo es. Al menos decirlo. Al menos leer el diario y tener claro que nos están tomando el pelo. Al menos eso. Y no hemos hablado de lo de aquí. Hemos llegado a apuntar la posibilidad, ya comentada en cierto modo el año pasado, de que todo esto no sea obra de gente con ordenadores capaces de hacer cualquier cosa. Cualquier cosa.
Y hemos hablado de fútbol. Porque todo es como el fútbol. Y hemos hablado del asco del fútbol. Del Barça y del Athletic. De cómo a un niño de 10 años puede seguir gustándole el fútbol más que nada en el mundo. De jugar al fútbol. De los fichajes. De los representantes. De los periodistas que un día dicen que Miranda a adelantado a Cucurella. De asumir que somos simple relleno y que aquello por lo que un día te gustó el fútbol ya no es. Ya no está. Nos gusta por una suerte de maleficio. Seguimos el mundial. Para M., el mundial ha sido una estafa. Ya me extrañaba a mí. Yo que pensaba que no, pero M., lo ha visto claro. El Mundial ha sido una puta estafa. Dejar en paz el mundial. Que si os queréis cargar el fútbol de clubes como ya lo habéis hecho, cargároslo, pero el Mundial, hijosdeputa, el Mundial no. Que le han dado el mundial a Francia, que el representante de los croatas se compró por lo menos hasta las semis. Que Inglaterra robó. Que lo del VAR ha sido una mierda, que si no vi que en el Francia Australia hubo un retraso en la repetición. Menos mal que ya no nos gusta el fútbol y que no conocemos a ningún jugador del Valencia o del Villarreal. Menos mal. Baloncesto. El Baloncesto es peor. Mejor no comentar. Jugadores van, jugadores vienen. Y en tu culo se entretienen.
Y nos vamos a tomar un algo para bajar el papeo. Y seguimos viendo a peña sin camiseta y toallas. Y vamos eligiendo otro bar y nos sentamos en un bar pensando que es otro bar y nos hemos equivocado de bar. Y eso es lo que tenemos que ofrecer. Y le cuento que he estado en Roma. Justo cuando me estaba diciendo que la peña solo piensa en el viajecito, en el fin de semanita, en las mierdas. Y yo le cuento que he estado en Roma y Roma tampoco. Y se ha cortado el pelo. Creo que por fin se ha dado cuenta de que sus problemas de alopecia (¿?) son irremediables y ha decidido raparse para disimular. Lo mejor es que él te lo cuenta así. Le nace el pelo… ahí. Y le he dicho que me cuesta enfocar, la vista cansada, que necesito mirar dos veces, que me tienen que aguantar las gafas. 
Y seguimos hablando, los curros, los colegas, las vueltas que damos todos. Y las revueltas. Y los giros. Y la incapacidad manifiesta para la toma de decisiones. O quizás la toma de decisiones sin anunciar. Somos las decisiones que tomamos. Luego no digáis que no sabíais nada. No esperéis nada de nosotros. Hasta el año que viene.


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