sábado, 9 de marzo de 2024
Dejadme decir algo sobre las manifestaciones del 8 de marzo
Dejadme decir algo, que será muy breve y no tiene mayor trascendencia que la opinión de un señor así que podéis ignorar perfectamente este texto como se ignoran tantas cosas y continuar estando a gusto leyendo y apreciando las opiniones que más os gustan o las de otros señores que tal. Lo que vengo a decir es que las manifestaciones del 8 de marzo son sin duda, y esto creo que ya lo he dicho alguna vez en textos anteriores sobre el 8 de marzo en los que también me he atrevido a opinar, digo que estas manifestaciones son sin duda la principal movilización transformadora que existe. Una movilización en la que participan, como me dijeron ayer, tanto las que están organizadas y formadas y politizadas como las que no. Una movilización masiva a la que se va con alegría, con rabia, con ganas. No es una movilización de las que toca ir, no es algo que nos concierna a unos pocos, es la movilización que está a flor de piel y que incumbe a todas las personas y es por eso que es que el 8 de marzo es el día en el que, sí, el sistema, sí, el sistema, está más en riesgo. En definitiva, que el feminismo más allá de las propias manifestaciones y los días señalaítos es, ahora mismo, lo poco que nos salva del monstruo. Y es por esto, y dejadme que lo diga, que es la movilización más peligrosa, la movilización más temida y la movilización más ininteligible por quien es sistema y quien quiere que todos los focos giren sobre sí mismo o sobre si misma. Y en el mismo plano coloco a quienes convocan manifestaciones para contrarrestar el factor masivo, espectacular, impresionante, sobrecogedor, de las manifestaciones masivas en las que el poderío de un o de varios feminismos se siente y desborda, a quienes te dicen a qué manifestación ir o si una manifestación es feminista o no, como a quienes convocan manifestaciones pensando en encontrarse las mismas caras y saludarse y pensarse como únicos representantes de la cosa que pueden utilizar una movilización escasa para colocar un programa político determinado donde al final una de las cosas que menos importa es el 8 de marzo, sino cagarse en alguien en concreto. Que puedo ser yo mismo. Y ya está.
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