miércoles, 10 de diciembre de 2025
No escuches a Robe
Mi hermano comenzó a escuchar Extremoduro. Mi hermano elpako es seis años aproximadamente más joven que yo. Él era un jovenzano adolescentísimo y yo ya era un casi veinteañero o más. Al principio me pareció que podía ser una banda que conectase con algo que yo había escuchado en otro sitio, pero no conseguía conectar con aquello. Hasta que decidí que no conectaba para nada, a pesar del Deltoya y su rollo conceptual y a pesar del Agila y esas canciones que sí o sí escuchabas por todas partes. So payaso. Sin embargo nada de eso llegó a cuajar y el estalinista que llevo dentro salió a pasear. No escuches Extremoduro. No lo dije así, claro, pero fue asi. Me burlaba de mi hermano, del tono de voz del Robe, del rollo que destilaba, de la mística que desprendía. Hasta nuestros días. Extremoduro, el Robe, todo lo que dependía de ese tronco, lo que derivaba de esa lírica, de ese mundo, no solo no lo entendía sino que tendía a menospreciarlo. Me daba y me da igual si mucha gente de mi entorno no siguió mis directrices claras y han seguido escuchando Extremoduro y Robe. Tengo una amiga, la Marga, que se fue de Santa Coloma y vive en Extremadura que ha puesto una canción de Extremoduro o de Robe en todas las stories que ha colgado desde que la sigo en redes. Hay gente, lo entiendo, que ha hecho de Robe su profeta, la voz que llega a expresar lo que ellos quieren, anhelan. Desde lo desgarrador y transgresor de sus comienzos a lo complejo y poético que tiene la vida, su vida, en los discos postreros. Yo nunca he conectado con eso. Me sentía ajeno a esa transgresión y época oscura de sus comienzos y era y soy incapaz de hacer mía la lírica de sus letras y la poesía omnipresente. Hoy se muere el cantante de Extremoduro, el Robe, y para mucha gente será un día difícil porque esa voz y esa actitud vital y ese mundo creado ha sido muy importante. ¿Porqué escribo sobre Robe si nunca me ha importado? Porque yo, a mi hermano y supongo que a alguien más, al Edu por ejemplo, les dije en su momento que Extremoduro no era kosher. Que no molaba, que lo dejasen, que el mundo de la música tenía mucho más que ofrecer que el mundo de Robe. Todavía hace unos pocos años, me sorprendía de ver a gente volviéndose loca escuchando Jesucristo García. El tiempo pasa, la vida te cambia, pero Parménides sigue teniendo razón en un rinconcito de mi espíritu. Hoy, ya es tarde, quiero pedir perdón a todos y todas las que en su momento os miré con condescendencia cuando me hablabais de Extremoduro, cuando en Santa Coloma me tropezaba con tanta gente con la camiseta o la sudadera, cuando en el pueblo parecía ser uno más de la familia. Y decirles que os acompaño en el sentimiento.
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