sábado, 24 de marzo de 2012

Cumpleaños Feliz

- Pero a ver, ¿cómo es posible? ¿Tú no habías dicho que te ibas a una fiesta, a un cumpleaños o algo así? ¿Cómo vienes con esa cara? A ver, cuenta que te ha pasado Yanáyev, que cada vez que sales por esa puerta la formas.
- Señor embajador, le ruego que disculpe mi aspecto y siéntese que lo que le tengo que contar no sé cómo calificarlo. Recibí hace unos días la invitación para acudir a un baile que daba una conocida de ambos, Madame Diana, con motivo de su cumpleaños y cuando llegó el día, me puse mis mejores galas y me dispuse a acudir a la cita. Esta vez lo tenía todo claro, sabía dónde estaba el Palacio, sabía la hora, tenía mi regalo preparado, nada podía fallar. Sin embargo, uno nunca puede fiarse. Le juro, señor embajador, que lo que he visto es tan cierto como que estoy aquí ahora. El cochero me dejó en la puerta del Palacio, y como había resuelto llegar con tiempo de sobras, me dispuse a darle una vuelta al recinto para hacer tiempo y no llegar el primero. Así que empecé a caminar por el contorno del Palacio, siempre con la vista puesta en el reloj de una iglesia cercana, para que no se me fuera de la cabeza. Mi natural distraído pudiera haber provocado que se me fuera de la cabeza la hora, pero no. No iba a ocurrir nada de esto. Cuando estaba volviendo sobre mis pasos para disponerme a entrar y que la hora habia llegado, una motocicleta pasó por mi lado...
- Una qué...
- Una motocicleta, señor embajador. Una motocicleta. Una vespinillo, un modelo quizás antiguo pero...
- Pero qué me dice, Yanáyev... ¿una qué?
- Una motocicleta, como se lo digo. Con dos muchachos subidos en ella. El de atrás, al pasar por mi lado, me da un empujón y con una habilidad que ríase usted de los bergantes del servicio secreto del Cardenal, me quitan mi invitación para entrar.
- Pero vamos a ver, Yanáyev... qué me está contando usted de una motocicleta... ¿pero eso qué es?
- Oiga, que yo no sabía tampoco lo que era aquel artilugio. Como un... no sé, dos ruedas unidas por un material como de hierro o así e impulsado por un motor...
- ¿Pero qué me está contando, joven Yanáyev? ¿Y cómo sabe usted que eso se llama motocicleta, y lo de que era una vespinillo... me está preocupando usted, Barón!
- Pues mire, más raro aún, porque estando en el suelo, ha venido un gendarme y...
- ¿Que ha venido quién?
- Un gendarme... un policía, que me ha visto en el suelo y...
- Estoy impresionado, Yanáyev... de verdad...
- Y yo, y yo... el caso es que al cabo de un rato, cuando ya el gendarme me ha dejado ya repuesto del golpetazo dándome dos bofetadas para que me espabilara un poco, no sé de qué manera he despertado en un butacón mientras que Madame Diana me abofeteaba a su vez como despertándome...
- Entonces lo de la motocicleta...
- Pues que lo abré soñado.
- ¿Y la fiesta?
- Estupendamente.

Felicidades a Madame Diana, la Dame Masquée en el día de su Cumpleaños. Muchísimos bisous. No duden en pasar por cualquiera de sus dos Chateaus para felicitarla.

5 comentarios:

  1. Monsieur, ha vuelto Yanayev! Acude a mi fiesta!
    Muchísimas gracias, y no se preocupe por lo del artilugio, que ya le presto yo un carruaje comme il faut. Hombre, por dios, no vamos a permitir que Yanayev viaje en una cosa como esa que pasó por su lado.
    Siento lo de las bofetadas, monsieur, pero seguro que si se las di es que era necesario.

    Chin-chin, Tolya!

    Muchas gracias y disfrute de la fiesta.

    Bisous

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  2. Que homenaje tan lindo a una Madame tan hermosa. De saberlo habría mandado un hermoso ramo de rosas para ella con Yanayev
    Un abrazo y feliz domingo

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  3. Hola que no me he olvidado de usted eee señor!!

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  4. Home Yanáyev, quant de temps!! Si ja ho sabem, que les festes son lo teu! :)

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