martes, 14 de enero de 2014

Villastanza de Llorera V

De 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', y siguiendo con:
'Quirino Barrantes no tenía nada que hacer después de que su prima Poli se fuera a hacer sus cosas. No tenía nada que hacer, como siempre. Así que decidió dar una vuelta por el pueblo, visitando sus contornos, quizás haciendo alguna ruta por una pista forestal adentrándose en los bellos parajes que rodeaban Villastanza de Llorera. Quirino Barrantes caminaba por una de las calles que llevaban a la salida del pueblo y le dio por pensar en lo siguiente. 'El pueblo huele a pueblo. Cuando era pequeño y me bajaba del coche, mi madre decía siempre que el pueblo olía a pueblo. En la ciudad, a veces, mi mujer me decía que donde vivíamos olía a pueblo. Ahora huelo a pueblo también. Debe ser por que hace frío y la gente enciende las chimeneas. En verano el pueblo no huele a pueblo. O quizás sí. Cuando vivía en la ciudad no iba buscando sitios que olieran a pueblo porque estaba en otras cosas. Simplemente aparecían. La gente busca sitios en la ciudad que se parezcan al pueblo y los considera mejores. Yo vivía en un sitio así y no me parecía tan especial. A mi mujer sí que le parecía especial. Freda. Hace tiempo que no pronuncio su nombre en alto. Freda. Tampoco lo estoy haciendo ahora. Freda. Para mí. ¿Dónde estará? No lo estoy haciendo bien. Cuando me fui de la ciudad fue con la intención de olvidarme de todo, de crearme un nuevo yo. Un nuevo yo... de dónde sacaré estas cosas. Esto antes era campo, ahora que me fijo, y han hecho unas naves que no sé. Voy a ir volviendo, que se me echa la hora encima para ir a casa de la prima. Que por cierto vivía por... a ver si me acuerdo de dónde vivía. Sí, era por allí, cerca de la estación del autobús.' Mientras caminaba se iba cruzando con lugareños. Algunos le saludaban, otros no, pero todos se le quedaban mirando fijamente. ¿Quién es? Los que no le conocían se quedaban con una intriga dentro casi insoportable y en cuanto se encontraban con otro nativo se lanzaban a preguntarle si conocían al chico ese... ¿Sí? ¿Y qué hacía aquí? Porque trabajar no es que estuviera trabajando y de vacaciones... no era tiempo de vacaciones. En esa familia siempre habían tenido la cabeza buena. Vaya ventoleras. Era nieto del Quirino, claro, se llama como su abuelo.
Así, caminando, respirando el aire del pueblo que huele a pueblo y convirtiéndose en el tema de conversación de los estanceños, Quirino Barrantes dobló a la derecha por la calle del Doctor Curie y quedó frente a la puerta de la casa de su prima Poli. La casa no se diferenciaba demasiado de las demás y la puerta incluso parecía algo antigua. De aquellas de hierro y cristal, con falso cristal. Tocó el timbre y no había nadie. Tocó otra vez y al rato oyó pasos detrás de la puerta. Abrió un señor mayor, con una bata azul sobre un pijama, que le preguntó si era el médico... Se había equivocado de casa. Le dijo que no, que buscaba a la Poli, Apolonia la de los... El señor mayor tosió un poco, se limpió la baba de los labios y contestó con un 'no sé, esa no se había muerto o algo?'... Quirino Barrantes, con una media sonrisa, 'este hombre no rige', pensó, le dijo que daba igual, que se había equivocado, que ya preguntaría. Se despidió, y se dio cuenta de que el señor no cerraba la puerta y se quedaba vigilando a ver dónde iba. Miró el reloj y eran ya las dos menos cinco. Con la hora justa y sin saber dónde vivía su prima Poli.'

2 comentarios:

  1. En alguna novela había una prima Poli, a parte de en la suya... No caigo en cual. A ver si iba a ser ahí donde vivía Poli.

    ResponderEliminar
  2. Imagino que cuando habla del olor a pueblo se refiere a pueblo de interior, ¿no? Porque los pueblos costeros huelen muy diferente, a combustible de las lanchas, a sardinas y no sé cuántas cosas más.

    Feliz día, monsieur

    Bisous

    ResponderEliminar