lunes, 20 de enero de 2014

Villastanza de Llorera VIII

Del relato galardonado merecidamente en el IIIVIII Premio de Narrativa que concede la Fundación Caja de Ahorros de los Montes Floros, escrito por Benito Repojo Ostiz y titulado 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', seguimos:
'Los postres fueron también suculentos. Un arroz con leche por si había desconsuelo. A Quirino Barrantes no se le ocurrió otra cosa que preguntar por Áureo 'Eldorado'. 'Oye prima, dices que te fuiste muy jovencita de aquí. Muy jovencita muy jovencita no tendrías que ser, porque Áureo 'Eldorado' te rondó, si no recuerdo mal.'. El niño Jonás, al escuchar el nombre de Áureo, dejó de comer el arroz con leche y se fue corriendo. La prima Poli rompió un vaso que estaba limpiando. Se giró hacia su primo Quirino y le dijo, con los ojos inyectados en sangre que el tal Áureo era un sinvergüenza y un maricón de mierda. Que iba por ahí fardando de que esto y de lo otro, pero que era un mierda, nada más. Había metido la pata, al parecer. La prima Poli no le invitó a café, dijo que tenía que llevar al niño al colegio otra vez por la tarde y que tenía prisa. Quirino captó que la metedura de pata había dolido bastante y dijo que él también tenía cosas que hacer. Así que se despidió de la prima Poli con dos besos y le dijo que 'si eso, os podéis venir a comer a mi casa el sábado, cogemos un pollo o algo y nos lo comemos allí tranquilamente. Me ha gustado mucho verte, prima, espero que no te hayas enfadado por lo que he dicho de Áureo...'. La prima Poli suavizó un poco el gesto y se dibujó una pequeña sonrisa en su cara. 'No pasa nada, pero prefiero que no hablemos de ese cabronazo. Como quieras, está bien, el sábado si no surge nada, nos vemos en tu casa'.
Pues mira que bien, se arregla la cosa. Quirino Barrantes, sin pensar realmente en lo que hacía, encaminó sus pasos hacia el Bar-Café Luces para tomarse un café. Iba por la calle como si estuviese cumpliendo con una rutina de toda la vida. Entró en el Luces y se sentó en el mismo rincón de la barra en el que había estado hablando con Áureo 'Eldorado'. El camarero se acercó y él, con una extraña familiaridad, le dijo que quería un café con un poquito de JB para alegrar un poco la faena. 'Un carajillo de JB entonces'. 'Eso'. Quiso buscar el diario para echarle un ojo y justo en ese momento, entró en el bar el pequeño Jonás. Venía corriendo, muy sofocado, y llevaba en la mano el móvil de Quirino Barrantes. 'Tito Quirino, que te has dejado el móvil en casa y mi madre me ha dicho que te lo traiga'. 'Vaya, es verdad, desde luego no sé qué hago yo en el mundo, supongo que porque tiene que haber de todo... vaya cabeza. Muy bien, muchas gracias. Dile a tu madre... digo a tu abuela que gracias y que nos vemos el sábado'. El niño se extrañó y dijo, no, no, que Boreal no es mi abuela, que Boreal es mi madre'.

3 comentarios:

  1. Estoy más perdida con tu relato que un burro en un garaje. No obstante lo intento:-)
    La verdad es que ando muy liada. Te deseo una magnifica semana
    Un abrazo

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  2. Qué antiguo: Le rondó. Hacía milenios que no oía esa expresión, y es muy útil.

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  3. Yo creo que le distrajo el móvil a propósito para echarle un vistacito, y después se lo devolvió por medio del niño.

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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