martes, 16 de diciembre de 2014

Círculo Projorelov XIX

Las visitas al Círculo Projorelov nos dejaban a muchos la sensación de querer más. Algunos de nosotros no nos contentábamos con los relatos que nos contaban los viajeros y pretendíamos querer saber aún más. Todavía más. Algunos, pocos, no saciábamos nuestra curiosidad con nada. Otros con lo que les contaban, ya estaban listos. Son cosas que pasan. No todos nos contentamos con lo mismo. En fin. El primer día de la Primavera, con lo bonito que estaba todo, llegaron desde un lugar que olvidé apuntar nada menos que Sebastiâo Pinto Barroso y su acompañante impenitente Ludovica Valmaisson. Formaban una pareja peculiar. Pinto Barroso era un personaje que parecía venido de otro planeta. Maravillado por todo y por todos, su cara siempre reflejaba un contento que podía sacar de quicio a quien no le gustase ver ni tener cerca a un optimista irredento. Pinto Barroso volvía de sus viajes siempre contento, siempre feliz. Pinto Barroso contaba algo que él creía que era lo que había visto, pero en realidad, la realidad, parecía otra. Y ahí entraba Ludovica Valmaisson.
Aquel día entraron como siempre, él delante, señalándolo todo y sorprendiéndose por lo que había visto ya unas mil veces, mientras que ella, sin un gesto, avanzaba hacia la sala donde su... ¿qué eran? Nunca nos lo preguntamos. Nunca supimos si eran pareja, si viajaban juntos, si... nada. No importaba. No importa ya ahora. Sebastiâo Pinto Barroso, se acercó al estrado donde realizábamos los relatos de nuestros viajes y comenzó:
'Y qué tiernos eran los bollos que comíamos en aquella pequeña taberna a la orilla del mar, mientras la brisa fresca nos acariciaba el rostro y los lugareños se sentaban a nuestro lado a contarnos bellas historias y leyendas de la isla. Todo era apacible y feliz. Todo era blanco y luminoso. Y con qué gracia los habitantes del lugar nos acogían en su seno y nos agasajaban con comidas fastuosas, que ellos mismos preparaban en sus cocinas, tan dignas y serenas. Qué lugar tan maravilloso. Llegamos allí una mañana limpia y radiante, con un sol bueno y santo, que a todos daba calor y vida. La vida. Era eso lo que allí hallamos. Vida para nuestros corazones cansados y sedientos. Vida buena y limpia. Qué paz en esa isla tan mágica. Qué vino tan fresco. Qué carnes tan sabrosas. Qué paisajes tan bien tratados por las manos de esos hombres y esas mujeres tan cabales y qué asombrosa su capacidad de interesarse por el forastero. Como si no fueran ellos protagonistas de una vida buena y santa (esto lo repetía mucho, Pinto Barroso, bueno y santo, buena y santa...), como si nosotros, impuros extranjeros tuviésemos en verdad algo que aportarles y no fueran ellos, tan angelicales, los que fueran a llenar nuestro recipiente del alma de todo lo grato y sencillo que ellos nos daban. Y qué pueblos tan recogidos, y qué casas tan blancas, y qué personas tan dulces, y qué afán en la labor, y qué alegría en las fiestas, y qué cantares tan sonoros y francos. Qué pueblo tan maravilloso, Qué gozada para los sentidos...'.
En ese momento y como era habitual, Ludovica Valmaisson tomó la palabra para bajar a la tierra.
'Mykonos, isla griega, un crucero, llegamos un día y nos fuimos al siguiente, un par de tabernas llenas de guiris, muchísima gente en todas partes, carísimo, unas playas muy bonitas, pero no pudimos tomar el sol porque yo me quemo enseguida y para pasar fatigas ya eso. Mucho sol, muchas piedras y la gente muy pesada o bien están también hasta los destos de los turistas. Pero bueno, peor es ir a Benidorm, que eso no lo cuenta éste y vaya viaje'.
Sebastiâo Pinto Barroso, entonces, se levantaba, seguía con su cara de felicidad caminando hasta la puerta, seguido por Ludovica Valmaisson y abandonaban el Círculo Projorelov, hasta una siguiente visita.
Dos ojos ven más que uno. No, cuatro ojos ven más que dos.

2 comentarios:

  1. Oiga, Tolya, no sé si es que vengo justo de leer el anterior relato, pero yo juraría que usted tiene hambre! Menos mal que llegan las navidades, con su correspondiente atiborre.

    Feliz tarde

    Bisous

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  2. "La Navidad forma parte de esa niñez que conservamos en nuestro corazón, y que renovamos cada año aunque sea en secreto” Katy
    Felices fiestas junto a los tuyos. Un cálido abrazo navideño

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