miércoles, 2 de diciembre de 2015

Karpov

Que me tengo que cortar el pelo, que ya lo veo. Pero ahora para qué me quiero cortar el pelo. Es como lo de afeitarme, para qué quiero afeitarme. Es como lo de estar, ser y parecer, para qué quiero todo eso. En fin. Hacía tiempo que no me pasaba, quedarme mirando una pieza y encantarme. Hace mucho tiempo que no me quedaba extasiado mirando una cosa, o perdiendo la vista hacia cualquier sitio y dejarme ir. El calorcito. El estar dormido y estar despierto. Normalmente, si pierdo, me enfado. Me enfado mucho. Pero ahora, ver que estoy perdido y que no tener solución, me ha dejado, no sé. Como que me da igual todo. Llevo mirando al rey ni sé el tiempo. Supongo que me darán la partida por perdida, por el tiempo. No sé cuánto tiempo hace que juego a ajedrez. La vida entera quizás. No me acuerdo. Mientras me he quedado pensando en mis cosas no sé el tiempo que ha pasado. Me da miedo levantar la vista del tablero y que ya haya pasado todo. Voy a seguir mirando a ver si de alguna manera u otra, con el poder de la mente, no sé, con haberme concentrado tanto mirando la pieza y el tablero y la ostia, igual he cambiado el curso del tiempo. ¿Porqué no podría pasar? Igual no pasa nunca, pero ¿y si pasa? Puede ser que mirando y mirando y estando absorto, o más bien, estando absolutamente puesto en una cosa, igual la cambias. Es el rollo cuántico. No me hace ninguna gracia pensar así, pero uno se agarra a cualquier cosa, pensando que va a cambiar el curso de la partida y las partidas no se arreglan mirando una pieza. Pero podría pasar. Se me ha ido la cabeza, quizás ya de manera definitiva. O no. Igual esta partida es una partida más, pero quién te dice que no sea la partida definitiva. ¿Y si no juego más partidas y pierdo esta partida y...? Tampoco pasa nada si dejo de jugar al ajedrez. Dejar de ser ajedrecista. Ser otra cosa. No sé cómo ha ido la partida, pero veo que me he quedado solo con el rey. Ha tenido que ser una partida... qué digo, si la he jugado yo. A ver, si hago memoria, he empezado como siempre. Reservando. Soy Karpov, soy conservador, no arriesgo, no he hecho nada que me pusiera en peligro. La partida ha ido como siempre, creo, hemos estado tanteando y no sé por qué, he empezado a pensar que podía ir hacia delante. Que podía atacar. O no. Quizás ha sido que de tanto pensar que no debía atacar, me he quedado mrando y mirando y cuando he querido reaccionar tenía el rey delante y la vista concentrada en el rey, pensando qué había pasado. Es un poco... no sé. Si levanto la vista del tablero y no hay nadie, qué pasa. Pero si levanto la vista y me dicen que ya he perdido. Igualmente, con un rey únicamente, esto significa que ya hace tiempo que había perdido la partida y esto es simplemente... pero, y si levanto la vista y el otro tiene también un rey. Es que ni me he fijado. Claro, y si levanto la vista y el otro tiene también un rey y entonces... Claro. Espera. Voy a levantar la vista. A ver qué pasa.

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