jueves, 12 de mayo de 2016

La masia de Can Zam. Está sonando nuestra canción.


eltoni, elpako & elchristian somos un grupo de rock al que le encargaron un par o tres de temas para que sonaran en un documental. eltoni, elpako & elchristian somos un grupo de rock que, para el común de los mortales, se caracteriza por ir en camisón, chillar, hacer mucho ruido y tener muy poca vergüenza a la hora de mostrar que la música, lo que se llama la música, importa poco si hay al menos voluntad y ganas. La verdad, nadie pensaría en nosotros para componer una banda sonora. Y sin embargo, Josep Pitarque, responsable, fundador o lo que sea de Gramenet TV y hacedor del documental en cuestión, sin prácticamente más referencias que habernos oído chillar en algún concierto, nos encarga esas dos canciones. Aplicados, nos ponemos a ello.
Grabar dos canciones. Nos ponemos una tarde y sacamos dos canciones. Can Zam Canta y Can Zam Blues. Can Zam Canta no es otra cosa que un remedo del motorik de Neu! que tanto nos gusta. Un ritmo continuado en el que el bajo y la batería marcan una marcha monótona mientas la guitarra eléctrica juguetea por encima. Diez minutos de canción. Nos gusta, me gusta Neu!, me gusta La Düsseldorf, me gusta Kraftwerk, me gusta Can. Can Zam. Si me pidieran hacer música para una película, para un documental, para algo audiovisual, haría algo así y esto es lo que hicimos. Sin embargo, en el documental, no es lo que más suena. Lo que más suena es Can Zam Blues. Un blues que no acaba de arrancar, porque no tiene dónde llegar, no tiene que ir a ningún sitio. Ya estamos en Can Zam. La base es la misma, bajo y guitarra machacan por un lado y la guitarra se luce por otro. Can Zam Blues suena casi desde el principio y la verdad, emociona escuchar la música que tres ignorantes de la técnica musical han colado en un recinto como la sala de Actes de la Biblioteca Salvador Cabré en Singuerlín.
Hola, estamos en la Biblioteca de Singuerlín, vamos a la proyección del documental ‘La masia de Can Zam’ que Gramenet TV y el Centre Excursionista Puig Castellar han querido llevar adelante con el objeto de recuperar una parte de la memoria histórica de Santa Coloma de Gramenet. Yo pienso, antes de ir, que lo de utilizar la sala de Actos de la Biblioteca es una vacilada, que no se va a llenar ni de coña, pero me como mis palabras. Al entrar, le digo a mi hermano, se oye a mucha gente… y es que está lleno. Asientos reservados, los músicos. Artists only. Está lleno de gente y reconozco a muchas caras, pero echo en falta, desde el primer momento y hasta el último, a algunas. Pero cuando es que no, es que no. La sala a reventar, gente de pie. Albert Noguera del CEP explica y Josep Pitarque completa. Nos cita. Música con sabor local de eltoni, elpako & elchristian. Todo suena como si hablasen de otro.
Empieza el documental y salen unas sardanas en la intro. Le digo a mi hermano que ‘esa debe de ser la contribución de Muchachito…’. Gracias sin gracia. El documental cuenta una parte de la historia de una Santa Coloma de otro tiempo. Es otra Santa Coloma. Yo creo que es una Santa Coloma que es irreal. Hay gente que la vivió, que todavía la recuerda, que estuvo allí, pero era una Santa Coloma que no es Santa Coloma hoy. No es que la ciudad haya cambiado. Para mí, es otra cosa, como otra ciudad. En pocos lugares encontraremos un corte tan bestia, a mi juicio entre un sitio que fue una cosa y fue otra. El documental habla de una Santa Coloma agrícola, con payeses, con gente que tenía el mas nosequé, gente propietaria de tierras, antes todo esto eran viñas y campos… la parte histórica es muy interesante, otras cosas de usos y costumbres a la hora de labrar, me suenan a chino (soy más de piso que un enchufe), pero también tienen su qué. La masia de Can Zam, en principio no se llamaba así, se llamaba Mas Parellada, creo y cambió su nombre cuando el nuevo propietario que la compró en el siglo XIX allí se ubicara. Allí se ubicara, qué rebuscado y qué cursi. Es posible que todo esto no sea realmente así y equivoque nombres y fechas. Pero es que estaba sonando nuestra música de fondo. Amigo. Y no estaba uno pendiente del todo. Insisto, la parte histórica del documental, propiamente dicha, me mola. Otras cosas sobre la casa y demás, bueno, quizás algo menos. La casa, quién era el dueño, los hijos, quién se casó con quién, los apellidos, reconocer caras, yo al señor dueño de la casa no le he visto nunca, no me suena y es un personaje. Con mostacho o sin mostacho. Blanchar, apellido de periodista. Apellidos conocidos, Banús, Pedragosa, Noguera, Blanchar, Pujols. Salen quienes quieren volver, aunque sea muy poco a poco, o de manera casi testimonial, a recuperar algo de esa antigua Santa Coloma. Sale la historia del roble de Can Zam, de lo emblemático que fue, de la historia de la reunión bajo sus ramas de quienes eran el Govern de la época allá por el 1650, de cómo fue podado porque no pasaban los camiones, de cómo se murió.
La sala está llena de gente. Han ido dos regidores, tres regidores, una diputada y mucha de esa gente de Santa Coloma que está en todos los actos. Mucha gente, sala a reventar, lo he dicho ya creo. Me gusta el documental, no se hace pesado, y además es que está sonando la música. Es alucinante. Termina el documental y Josep Pitarque nos va llamando a todos los que hemos colaborado para darnos un obsequio. Veníamos a pasar el rato y acabamos subiendo al estrado a recibir un regalo. Flipante. Nos sacan fotos. Flipante. Mis padres han venido y están flipando mil. Lo que hubieras flipado si hubieras podido venir. Alguien al bajar del estrado nos dice que la música le ha molado mucho. Flipamos mucho más. Nos hemos convertido en un grupo mainstream. (¿?)
Deberían habernos visto ese miércoles en el local de ensayo, grabando sin saber grabar, sin tener ni idea de lo que íbamos a hacer, calculando con el móvil en el suelo, pasándonos de ritmo, equivocándonos en notas… y así está bien.
Acaba todo y vamos saliendo. Saludo a gente, pero no puedo decirle a Pitarque que la experiencia está siendo cojonuda, porque veo cómo sale disparado hacia… luego me lo explica. Que no es que haya sido guapo, es que lo de hoy ya ha sido la leche. La música en un recinto así, nosotros, que sólo queremos hacer ruido y parecernos a los Jon Spencer Blues Explosion, a Sonic Youth, a Siniestro Total, acabamos haciendo bandas sonoras como Air o como Pink Floyd. Es flipante.
Nos vamos con un sonrisón de oreja a oreja. Con nuestra foto, sin despedirnos de Pitarque. A la misma hora, un grupo de mujeres recita versos de una poetisa. Al parecer hay lágrimas. Hubiera sido genial estar. Pero soy un músico colomense y me debo a mi público.
Ha molado muchísimo. Queremos más.


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