viernes, 12 de marzo de 2021

La Catalunya eterna


¿Y en Catalunya qué? En Catalunya nada. En Catalunya todo igual. Hoy, por ejemplo, de manera absolutamente sorprendente, Laura Borràs, candidata de Junts per Catalunya, ha sido proclamada Presidenta del Parlament. Casi nada. La segunda institución del país o la tercera o la primera, no lo sé, estará presidida por una persona que está acusada de fraccionar contratos. Podemos entrar a discutir si detrás de la acusación hay motivaciones políticas. Si entramos a discutir ya no hace falta que sigamos. No discutamos. Miremos hacia delante y pongamos claro cuál es el objetivo real de todo esto. El objetivo real del pueblo de Catalunya parece ser que no es otro que el que interpretan los tres partidos independentistas en la cámara. No es cierto, se diga lo que se diga y se mire por donde se mire, que haya una clara y nítida mayoría en el Parlament. Lo que hay es una mayoría de diputados y diputadas independentistas o que dicen tener el objetivo de la República Catalana como único o principal motivo por el cual desarrollan su actividad política. Lo demás, retóricas aparte y elementos simbólicos a un lado, no sirve para nada.

Hoy, durante la toma de posesión de Laura Borràs, hemos vuelto a escuchar todos los agravios por los que es imposible que la legislatura y el gobierno que surja de las negociaciones entre los tres partidos sirva para otra cosa que para seguir con la misma NO política que hemos visto y sufrido durante los últimos años. No habrá ningún cambio en ningún sentido, no habrá ninguna preocupación por nada que no sea el asunto. Un asunto que tiene combustible infinito en la presencia de presos políticos, de personas que están fuera del Estado, exiliadas, y una anormalidad democrática más que evidente. Esa gasolina sirve para alimentar una forma de hacer política consistente en no considerar otra política que la que tiene que recordar continuamente que esto ocurre, que no hay solución, que solo la llegada de un futuro Estado propio solucionará. Como bien apuntan los compañeros de ERC en los plenos municipales de Santa Coloma, todo, cualquier asunto por pequeño o intrascendente que a usted le parezca, se arreglará cuando llegue una República Catalana en la que ya se está trabajando. 

¿Cómo se está trabajando? Supongo que preparando una especie de caldo de cultivo por el cual, cuando llegue el momento, la parte no independentista, no procesista de la población catalana, esté tan aburrida del tema que se den cuenta de que ya no se les tiene en cuenta para nada, si es que se les tiene en cuenta para algo. Por cansancio, por aburrimiento. Por ignorancia. Una parte del país ya ha decidido ignorar desde hace tiempo que hay otra parte del país. Y ambas no se cruzan o si se cruzan, como es mi caso, obvian el tema. Es un tema que está ahí, que tienes que ver cuando ves TV3 y aprecias que esa forma de contar las noticias, de encarar la realidad, no es para alguien como yo o que piense al menos un poco como yo. Es otra realidad. Una realidad donde hay una gente y luego hay otra gente que como mucho, es susceptible de sumarse a la idea de pensamiento 'bueno'. El de la buena gente. 

Hace dos días la comparecencia del portavoz de la CUP, Carles Riera, lo dejó claro. La prioridad es un todo independentista. Ya no habló de izquierdas ni lo vistió con retórica antirrepresiva. Directamente era independentista y dentro de ese marco da igual si Junts es muy de derechas o poco de derechas. Los ascos que se hacen desde ese espacio a partidos como el mío, los comunes, con gente que es capaz de alcanzar el techo vital de su lucha activista y teórica yendo a manifestarse a la puerta de Bcn en Comú con los pensionistas como gran hecho de combate en su larga historia, no los tienen ni con Junts ni con un partido como mucho tibiamente socialdemócrata, tan socialdemócrata como el PSC como es ERC. La prioridad está clara, lo primero es antes. Una presidencia de Junts porque Junts es de los nuestros. Y los demás no lo son. 

Hace tres días o dos días, ya no recuerdo, escuché el debate entre Joan Tardà, Marta Ribas, Laia Bonet y David Fernández. Los argumentos de Tardà podrían ser más o menos discutibles, pero van a lo que van. Si hay que mantener y mantenerse en una idea, se mantiene, aunque esa idea no sirva para nada más que para justificar lo que es claro. Hay que gobernar y si quieres gobernar y vivir tranquilo, la única opción es Junts. ERC lo tiene claro y aunque intente vendernos alguna moto, lo que es, es. Es mejor estar gobernando con Junts que no estar, y lo que no haga Junts ya lo haremos nosotros. Es fantástico. Gobernar pensando en que es mejor que estés tú con el otro que el otro porque el otro... ni un proyecto común, ni alguna idea. La hay. Lo de la autodeterminación y toda la movida. Pero el que más me espeluznaba es David Fernàndez, porque con toda la retórica y todas las citas y toda la mala baba hacia la izquierda 'del sistema', por mucho Diego Cañamero, por mucho SAT, por mucho todo, al final, al final de todo, no hay destrucción y no hay caos y no hay frases que te hacen llorar, no hay otra cosa que abstenerte en la votación de Laura Borràs y lo haces porque es Laura Borràs, si fuera otro u otra candidata, ojo cuidado que no te voten a favor. Al final, al final de todo el rollo y toda la movida, al final queda eso. 

Hay un bloque y estás con ese bloque o no estás. Y los demás.

Los demás qué. En ese debate, Laia Bonet no dijo absolutamente nada que conmoviese a nadie, tampoco que le aburriera. Apeló a una suerte de mensaje técnico, de gestión, de hacer cosas, de política de suelo, de al final las cosas se hacen porque tienen que hacerse. Ya les va bien así. Al PSC parece que ya le quiere ir bien sin mover mucho esto. Así se asegura que en Madrid la cosa vaya correctamente y todos nos respetamos el chiringuito. Municipales. Ahí les dolerá. Ahí nos dolerá.

Nosotros. Nos quedamos fuera de la mesa, de la visibilidad así institucional que al final qué quieres que te diga. Nosotros. Nosotros entre dos fuegos. No queremos ser tan anti que parezca que estamos en el lado perverso. Un lado perverso que hoy ha aparecido en el Parlament, qué malos son. Nosotros no podemos ser así, no podemos ser comparsas de nadie, tenemos que tener perfil propio. Son cosas que se dicen y que se hacen, pero, ay, qué recorrido pueden tener sin acciones efectistas, sin hacer cosas de la nueva nueva nueva política que nos lleven o a estrellarnos del todo o a erupcionar como el Vesubio. Nosotros. Se supone que estamos en el camino correcto. Pero van a ser cuatro años más de leña, leña y retórica, y debates donde tendremos que mojarnos una y otra vez y tensionarnos y buscarnos y encontrarnos. No va a ser fácil

No va a ser fácil y no sabemos cómo va a ser. Laura Borràs de presidenta del Parlament, con un pollo judicial detrás que presume que habrá movida y pollo y agravio y más de lo de siempre. Y una presidenta del Parlament de un partido cuyos ultras incluso se han bufado en la Meritxell Serret porque nosequé que se ha entregado. Este es el nivel. No sé. Una movida. 

Solución a todo esto. Nosotros estamos ya en segundo de la no política. Más allá de lo que ahora están viviendo en Madrid. Al menos no nos compran a gente. 

Mejor no digo nada. 

 

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