miércoles, 12 de mayo de 2021

Catalunya


Cup, ERC, Junts son Catalunya. Los demás no somos Catalunya. La perspectiva de que pudiera haber un Govern de la Generalitat dejando fuera a Junts y con la entrada de nosotros, Comuns, estableciendo un nuevo eje de izquierdas para el país, ha encendido todas las alarmas. Y ha sido precisamente el partido que guarda las esencias del izquierdismo que nunca se atiene a componendas ni a consensos ni a nada que tenga que ver con el régimen, contrario al orden establecido, a los partidos del sistema, a nosotros en definitiva y a alguno más, la Cup para más señas, ha tenido el verdadero sentido patriótico de poner de acuerdo a unos y a otros que parecían alejados en todo, para que piensen en una sola cosa, Catalunya. El partido antistema salvando el orden natural. 

Así que Cup, ERC y Junts parecen haber llegado a un pacto de mínimos para poder al menos salvar los muebles que condenarían a Catalunya, a la verdadera Catalunya, a la vergüenza y el oprobio de tener un gobierno con, oh, los Comuns, y sin la Catalunya de Junts que es también y quizás la más Catalunya de todas las Catalunyas. Catalunya siempre, todo el rato, pero una Catalunya que no empieza en un sitio y acaba en otro o que tiene fronteras o límites, que ni siquiera se define con una lengua. sino a una manera de pensar. Ser indepe, o sencillamente, ser nacionalista, sentir Catalunya, su lengua, su cultura, su política, de una manera determinada aunque con unos matices ideológicos que se supeditan al final a un fin concreto: Catalunya, su Catalunya. 

Lo demás no importa. No importa si durante estas últimas semanas la gente de ERC se ha desahogado convenientemente sobre lo que piensan de la gente de Junts. No importa si la frikada hiperventilada se ha despachado a gusto con la gente de ERC tildándolos de absolutamente todo. No importa si se le ha dicho a la CUP que van a apoyar un gobierno con Ciudadanos. No importa que vayan a la puerta de la sede de ERC a decir que tu presidente se pudra en prisión. No importa absolutamente nada de eso. Solo importa, finalmente, que en la hora oscura en la que se corra el peligro de que la patria caiga en manos de personas indignas, reine la cordura y la unidad. 

Así que después de casi un año entero, qué digo, más de un año entero en que la lucha por el poder se ha llevado por delante no solo un Govern de la Generalitat, también la esperanza de mucha gente que veía esto de la independencia como algo factible y que ahora disparan contra todo, ahora resulta que se llega a un acuerdo de mínimos, a una declaración de intenciones que no tiene más objeto que el de firmar otro cordón sanitario como el que ya se firmó contra el PSC. En Catalunya solo gobierna Catalunya. 

De nada sirve Gabriel Rufián poniéndose chulo. De nada sirven los hilos de tweets. Al final, Catalunya. 

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