viernes, 21 de junio de 2024

Karpov


Y pasan los años y pasarán mil cosas y pasarán yo que sé, eras, edades, pasarán cometas, se establecerán nuevos órdenes, se medirán las cosas con otros parámetros, tendrás un nuevo corte de pelo, te dejarás bigote y te lo volverás a quitar y te lo volverás a dejar, pensaré lo mismo o dejaré de pensar lo mismo, me harán falta unas cosas o me gustará desprenderme de todo, iré de vacaciones a lugares que no me gustan o me quedaré en casa sin aburrirme, las marcas de moda serán unas y luego serán otras, el estilo agresivo se volverá a llevar o bien los jugadores serios seremos de nuevo los que nos impondremos, me levantaré temprano o me daré media vuelta en la cama, pasaremos una glaciación y luego otra y luego otra más y luego nos quejaremos del calentamiento global, nadie se acordará del cine, ni de la televisión, ni de la radio, ni sabrá nadie lo que era el papel, ni tendremos que hablarnos entre nosotros, volverá la religión a ser una fuente fundamental de conocimiento de las cosas, saldremos a la calle y tendremos que pagar por pasear por ellas, el dinero será abolido, la propiedad será un robo, la tierra será un paraíso, emigraremos a Marte, Rusia será un gigantesco campo de exterminio, Rusia será un gigantesco campo de cultivo, Rusia no existirá, flotaremos sobre el suelo y la gente nos hablará de algo que hacían nuestros ancestros que se llamaba caminar y le miraremos con desconfianza porque ya no tendremos pies y lo habremos olvidado todo, absolutamente todo sobre la vida pasada porque el futuro será tan otra cosa que yo que sé, no me acordaré de nada, no me acordaré de ti, no me acordaré de la defensa española, ni de aquella partida que el gané a Spasski, ni me acordaré de los años buenos, ni de los años malos, ni de los años regulares, ni tendré memoria, ni tendré recuerdos, ni sabré quién soy, ni qué pinto yo aquí, y todavía así me preguntarán por él. Él. Siempre. 

jueves, 20 de junio de 2024

Lenin diagnostica


Quiero compartir con vosotros y vosotros, ahora mismo camaradas, un diagnóstico sobre la situación y quisiera que me escucharais atentamente y que, por favor, no apuntaseis nada. Porque no es la primera vez que os esmeráis tanto en apuntar las cosas que digo para luego registrarlas en libros, opúsculos y panfletos, que ciertamente no entendéis lo que os estoy diciendo. El diagnóstico que hago ahora mismo de lo que nos está sucediendo es que me parece que no estáis pendientes de lo que pasa. Lo que pasa no es lo que pensáis que pasa, es lo que pasa. Y eso que pasa no sabemos lo que es. Yo tampoco. Yo no sé lo que pasa y cuando tenemos que decidir qué hacer nos basamos en movidas que no son lo que pasa, sino en lo que pensamos nosotros. Nosotros hace tiempo que no pensamos demasiado porque pensamos que tenemos que pensar y hoy ya nadie está atento a lo que pensamos. Ni ellos mismos se toman tiempo en saber qué o con quién y es todo mucho más aquí y ahora y mañana puede ser otra cosa y lo que fue ayer igual te lo recrimino a ti pero a mí, oye, qué me estás contando. Todo es un poco así. Por eso me gustaría que me escucharais atentamente y que pensarais un poco en lo que digo y que no estéis tan pendientes en reproducir lo que digo. Pienso que lo que sucede ahora mismo es que el ahora mismo es muy poderoso. Que lo que pasa ya es más importante que cualquier otra cosa y que yo que sé, que queremos fijar el tiempo, detenerlo, explicarlo, analizarlo, para así poder transformar el mañana, lo que ha de suceder, sin pensar que no hemos sido capaces de transformar el propio presente y que no sabemos qué pasa. No apuntes nada, intenta quedarte con la idea. A ver si lo explico de otra manera. Estamos pensando en cómo debería ser todo y nos estamos flipando tanto que no sabemos lo que es. Y lo más importante, no creo que sepamos distinguir la gente que es. Ya no distinguir, reconocer a la gente. Me miráis como si estuviera diciendo algo raro porque todos sabéis cual es nuestra gente, porque lo pone en otros libros y os hemos dado la brasa hasta la saciedad con esto, pero levantar un poco la mirada a vuestro alrededor y decirme de manera franca y sincera, camaradas, quiénes sois. Porque igual lo que yo veo ahora mismo ya no tiene nada que ver con. Ni yo mismo. Y ahí tenemos un problema. 

martes, 18 de junio de 2024

Gospodarek


Hace tiempo me contaste sobre alguien, sobre el Chancho Gospodarek. Y recordando, yo también conocí a un Gospodarek. Pero no tiene, en principio, nada que ver con el que tú conociste. O lo mismo sí. Yo conocí a un Gospodarek que se llamaba Jan y que nos hizo la recepción cuando fuimos a un congreso a Budapest. Hablaba un castellano perfecto, sin ningún tipo de acento, bueno, miento, tenía cierto acento argentino o chileno. Lo que digo es que no tenía acento centroeuropeo. Me contó que su familia había emigrado a América y que él nació allí pero que regresó a Europa. Gospodarek nos llevó al hotel y nos recogía cada mañana para llevarnos en coche al lugar donde se hacía el Congreso, que duró cuatro días. El congreso era un auténtico timo y ya el primer día le dijimos a Gospodarek que viniera a recogernos dos horas antes de que acabara cada sesión para poder disfrutar de la ciudad y no ir del hotel al centro de congresos y así. En uno de estos viajes, Gospodarek nos dijo que había estado en Barcelona muchas veces y que le gustaba la ciudad. Le pregunté que porqué había abandonado su país para volver a Budapest. Me dijo que en realidad sus padres no eran húngaros, sino polacos, y que habían emigrado a la Argentina por motivos que nunca fueron claros. No eran judíos, tampoco habían sido comunistas, o, al contrario, tampoco huyeron de algún tipo de represalia por algo oscuro. Simplemente habían decidido emigrar y como mucha gente hablaba de Argentina, se fueron para allí. Tuvieron hijos, tres hijos, y él, Gospodarek, creció en una de esas ciudades de interior que tiene nombre de otra ciudad. Sus dos hermanos, Lara y Simeón, eran argentinos normales, siempre más rubios que el resto, pero no tanto ya que emigración rubia siempre hubo en la Argentina. Sin embargo él, Gospodarek, era bastante moreno y peludo. Su madre le dijo una vez que era la viva imagen de su tío Krezsmir, lo que a él le tranquilizaba ya que pensaba que en realidad pertenecía a otra familia. Gospodarek no quiso estudiar y se puso a trabajar en un taller de coches. No era torpe y fue ascendiendo hasta que una multinacional del sector de los coches se fijó en él para hacer de intermediario y le propuso trabajar para ellos. Gospodarek dijo que sí, sin saber qué tenía que hacer. Finalmente su puesto era el de interlocutor entre la empresa matriz y la filial argentina. La empresa tenía una ejecutiva húngara que iba y venía de Europa a Argentina y Brasil, donde tenían fábricas. Un día coincidieron en alguna parte, hablaron, etc. Ella le propuso que se vinieran a su país, Hungría y él aceptó. Una vez en Hungría, en Budapest, él dejó la empresa y dejó a su esposa húngara que, por cierto, se llamaba Edita. Edita, cuando se separaron, le dijo a Gospodarek que podría quedarse a vivir en Budapest, porque parecía uno de ellos. Y Gospodarek se quedó. Y encontró este trabajo. Y ahora no sé porqué te estaba contando esto. 

lunes, 17 de junio de 2024

Mbappé se moja


Una de las frases que más me han impactado de la declaración de Kylian Mbappé sobre su toma de posición ante las elecciones francesas convocadas por Macron es que espera que puedan llevar con orgullo la camiseta nacional a partir del 7 de julio. Básicamente está diciendo que si la mayoría de tu país considera que buena parte de los jugadores de su selección en realidad no son franceses de verdad, es que su país da asco. Y eso no ha sido lo único que ha dicho. Porque como ya se ha dicho, lo realmente brutal de lo que ha dicho Mbappé es que lo ha dicho. En un mundo en el que los futbolistas como referentes sociales acostumbran a ser bastante lamentables (el silencio vergonzante de LOS futbolistas ante la situación que vivieron sus compañeras futbolistas fue una puta mierda), con elementos tan asquerosos como Neymar, personas sin opinión como Messi o directamente fascistas como Carvajal, que el jugador más importante del momento, en el momento en el que su futuro va a ligarse al club más laureado, en el momento en el que todos los focos están sobre él por la celebración de la Eurocopa, que este jugador, que este símbolo, que este depredador de contratos diga que hay que votar 'contra los extremos' es ciertamente destacable. Y aplaudible. Y loable. Seguro que habrá quien piense que no ha dicho nada cuando... ni cuando... ni para... ni por... pero está diciendo esto ahora y esto ahora es lo importante. Porque no vamos sobrados de nada. Y mucho menos de voces que digan algo parecido a esto. La extrema derecha, las ideas testosterónicas, las ideas de elogio de la riqueza, del poder, del dinero, del lujo, calan hondo en amplios segmentos de la población. Nos merecemos ser ricos, la limo, el peluco de oro, la ropa de marca, todo, absolutamente y como no podemos, porque no llegamos, nos frustramos y me cago en todo. Me cago en todo. No pasa aquí, pasa en todas partes. No entendemos lo que pasa en las calles. Ana Peleteiro ganando una medalla de oro... española. Jordan Díaz, otra medalla de oro... española. Ambos no son esos españoles que tú tienes en la cabeza. Porque Europa está cambiando. Lamine Yamal, Nico Williams. Antes fueron otros. Y es lo que hay. Ante esta certeza, seguimos viendo imágenes en la tele de aficionados españoles que consideran que hay que vestirse de torero para animar. Porque los jugadores serán una cosa, pero ser español de verdad, es otra. Eso nos pasa aquí. Eso pasa también en Francia. Y en el mundo. Y que un jugador de fútbol, no solo eso, el jugador de fútbol por excelencia se atreva a hacer un discurso como el que hizo ayer Mbappé, es un milagro. Celebremos el milagro. Un futbolista es capaz de articular un discurso político y se moja. Sin problemas. Hasta ahora. 


PD: Unai Simón, portero del Athletic Club y de la selección acaba de decir que él es jugador de fútbol y solo debería hablar de temas deportivos. Vergüenza. 

miércoles, 12 de junio de 2024

Ey Benju!


Benju! Que he visto que el Facebook me ha recordado que hoy era tu cumpleaños y nada, que he pensado que molaría mucho que estuvieras por aquí para comentar la jugada. Los géminis tenemos que apoyarnos entre nosotros porque nadie más puede entender cómo se vive siendo géminis. Y si además de lo géminis, también lo otro... qué quieres que te cuente, Benju, que no estés viendo tú mismo desde donde estés. Camarada, se ha puesto la cosa de una manera que cuesta verle el hilo al asunto. El hilo me refiero del que tirar para intentar reengancharnos a la movida. Porque la cosa está que parece que pasan las cosas y nosotros miramos desde abajo o desde un rincón, y ya no utilizaré más la imagen del rincón, y todo aquello que habíamos pensado que era el camino parece que se tambalee. Sí, ya sé que todo lo que habíamos penado no era exactamente esto, pero podía parecerse bastante. Anda que no lo sufrimos. Mucho. Y hubiera sufrido muchísimo más si hubieras visto algunas cosas. Pero lo de ahora ya no es tanto de sufrir, como de estar preocupados. Seguro que nos hubiéramos tomado unas fantas y hubiéramos discutido largo rato y no hubiéramos llegado a ninguna conclusión ni hubiéramos trazado ningún plan, porque planificar requiere algo que yo no tengo, y estaríamos intentando hablar con gente a ver qué es lo que puede pasar. Qué pasa. ¿Cómo puede ser que pase y que nos pase todo esto? Como siempre, la culpa no está en ningún sitio más que en nosotros mismos y ese nosotros es amplísimo, tan amplio, que abarca a gente que no cree ni quiere ser nosotros. Pero es. Hubieras flipado tantísimo con movidas como la del Alvise, como la de esa gente, que es nuestra gente al final, currelas, chavales que deberían recibir una propuesta o algo, una idea, una sensación, incluso simplemente un cariño por nuestra parte, y que están tan lejos de nosotros que llega el primero que les dice que a la mierda todo con el discurso más burdo y grosero y que estás viendo desde el Tibidabo que es una trola todo y aun así, ñaca. Benju, nen, es que son muchas cosas las que te estás perdiendo y no sabes lo que se hecha de menos tener a gente con la que hablar y con la que sintonizar. Ay, Benju, no sabes la de veces que nos acordamos de ti. Y ya me imagino las risas que nos estaríamos echando con toda esta mierda. Porque colega... En fin, feliz cumple, Benju. Hoy nos tomaremos una a tu salud. 

martes, 11 de junio de 2024

Eduardo Bravo - AAA. Del peronismo mágico al Caso Almirón


Eduardo Bravo. La primera vez que vi a Eduardo Bravo fue en la serie documental UMMO (supongo que seguirá estando en Movistar) sobre lo que fueron los fenómenos OVNI en aquella España de los años 60 y 70, los programas de Jiménez del Oso y las revistas de ciencia patillera. No sé porqué pero ya le seguía en Twitter y no sé porqué, entendí o entiendo o creo, no lo sé, pero creo suponer, que formaba parte de los Hermanos Pizarro y que era uno de los grandísimos que hacían el programa de Melodías Pizarras. Y ya saben, lo antiguo es mejor y más divertido. Así que cuando vi que en su cuenta anunciaba que había escrito un libro sobre la Triple A y el peronismo mágico, yo ya no podía pensar en otra cosa que en tener este libro que finalmente ha caído en mis manos. El peronismo. Analizar la situación política actual es ciertamente complejo y requiere unos conocimientos y una profundidad que, sin tiempo ni formación, nos coloca lejos a veces de lo que realmente es. Distinguir porqué y porqué no, qué mueve a la gente para identificarse con una propuesta política o con otra, saber porqué Alvise puede ser eurodiputado, entender el vídeo de Kirts, todo eso, no es nada sencillo. Pues el peronismo es más complicado todavía. Así, si uno sigue una historia del peronismo, puede entender que se trate de un movimiento político que consiguió sumar a las clases populares a la historia argentina y hacer llegar eso que llamamos justicia social a amplias capas de una población que había sido sistemáticamente olvidada, denigrada y explotada sin más durante décadas y que por eso fue combatido por la oligarquía argentina con mucha dureza. Si uno tiene que elegir entre el peronismo de Kitchner y la locura turbofascista de Milei, naturalmente no hay color. Pero. Hay otro peronismo. Un peronismo que no es menos importante que ese peronismo del que usted me habla. Quizás el propio Perón fue siempre ese peronismo y hubo quien quiso ver, porque no hubo otra cosa, algo que les conectó con la izquierda. Pero ese otro peronismo, el de extrema derecha, ay. Entender el peronismo es una cosa tremenda. Y este libro ayuda. El libro de Eduardo Bravo nos cuenta el fenómeno de la represión salvaje contra el peronismo de izquierda y la izquierda en general llevada a cabo por los gobiernos peronistas con 'Isabelita' Perón al frente y Daniel López Rega a los mandos. El brujo, López Rega, un personaje siniestro, asqueroso, que inauguró lo que después amplificó la Dictadura de Videla y compañía. La creación de grupos policiales o parapoliciales encargados de eliminar a gente. De organizar masacres entre peronistas de derecha contra peronistas de izquierda. Todo ese mundo lo retrata Bravo a partir de personajes y centrándose en uno de ellos, el siniestro policía Rodolfo Eduardo Almirón y cómo ese asesino, se fuga a España y aquí trabaja de guardaespaldas de Fraga o bien participando en otras trifulcas, como los sucesos de Montejurra. El libro es entretenidísimo porque, aunque lo que cuenta es gravísimo y una prueba más de la crueldad de quienes no tienen escrúpulos para matar únicamente porque así se ordena, lo hace con toques de humor que convierten lo siniestro en esperpéntico sin quitarle un ápice de veracidad. No se ríe, ayuda a que veamos aún más ridículos a quienes nos quieren en la cuneta. Mención especial, dentro del dramatis personae del libro, a la aparición de Posadas, el líder de la Cuarta Internacional Trotskista y sus teorías sobre la vida en otros planetas (que lógicamente ya habían alcanzado el socialismo), la conveniencia de las guerras nucleares y demás ideas que ole. Como no podía ser de otra manera, el libro retrata también el país en el que vivimos, donde puedes ser un fascista asesino sin tener que preocuparte demasiado porque nunca se sabe quién te debe algo o tú le puedes tener pillado de los destos. Un libro que se devora y que da ganas de seguir profundizando en eso del peronismo que ya tú sabes que no lo vas a desentrañar, pero... con el tiempo.  

lunes, 10 de junio de 2024

La máquina de picar carne


Entonces ocurrió que Pablo Iglesias renunció a la vicepresidencia del Gobierno de coalición y se lanzó a una campaña de autonómicas en Madrid en las que quiso hacer primero una candidatura conjunta con Más Madrid con él de primero de lista y como fue que no, persistió y no consiguió lo que se proponía, capitalizar el voto contra el PP y decidió tras unos resultados pobres o insuficientes, dejar la política. Designó como referente del espacio a Yolanda Díaz y a los cinco minutos ésta ya mostró su intención de crear un espacio diferente al de Unidas Podemos y con un lenguaje y un sentido y un objetivo diferente al de un Unidas Podemos que iba perdiendo piezas por el camino y que era incapaz de tejer alianzas con otras fuerzas como Compromís, Más Madrid, la Chunta... A los cinco minutos Yolanda Díaz comenzó a ser objeto de críticas y se pusieron palos en las ruedas y se trabajó para que fracasara, rotundamente, en un propósito. Desde la Reforma Laboral a la asunción de un nuevo perfil y el contacto con fuerzas proscritas por odios personales, todo se vio como una amenaza para lo que había antes y ahora no vale con decir que tal o cual, pero lo que se hizo desde entonces tenía como objetivo claro llegar al día de hoy. Desde los micrófonos, desde las redes, desde los bulos, desde las maledicencias, finalmente se ha llegado al día de hoy. Y el día de hoy es también fruto de ese deseo de escapar hacia delante de lo que era un espacio tóxico tomando decisiones que, por querer desmarcarse tanto, resultaban incomprensibles. Tan incomprensibles como contraproducentes. Y así, poco a poco, hemos llegado hasta el día de hoy. Pocas personas han suscitado tanto entusiasmo como Yolanda Díaz hace año y poco. Pocas personas han visto reducida su buena imagen en tan poco tiempo. Porque de querer auparte y querer venderte como la esperanza a, de repente, quitarte de los focos y que vuelva a aparecer el gran proscrito en todos los micrófonos posibles y que las valoraciones incluyan las de un grupo de diputados del Grupo Mixto porque vete a saber tú qué interés tienen ahora. Y así hasta llegar al día de hoy. La creación de Sumar como espacio propio, nuevo, parece evaporarse solo tres meses después de una asamblea fundacional que ya olía a raro. Y de espacio tan propio y tan nuevo ha generado y ha sido vendido y presentado de manera tan poco afortunada y ha sido comentada con tan mala leche, que hemos llegado hasta el día de hoy. Es muy posible, es perfectamente comprensible, decir que Yolanda Díaz ha cometido errores en la confección del espacio. Pero somos muchos los que pensábamos que Yolanda Díaz era la última esperanza que nos quedaba antes de que la ola, el tsumani reaccionario o bien la absorción por parte de los socialistas, fuera efectiva. O residualización o neutralización. Yolanda Díaz era lo último que generó ilusión de manera colectiva. Ahora toca algo tan difícil como generar ilusión otra vez y ahora toca y ahora toca y ahora toca. Hoy es muy bonito decir lo que toca hacer. Pero también es bonito agradecer a Yolanda haberse puesto ahí, que siga trabajando hasta que le queden fuerzas en el Gobierno y que siga haciendo eso que tanto se dice ahora y que tanto quieren que se reconozca en otros lugares, tan poético de 'poner el cuerpo', de haberlo intentado. Lo que venga a partir de ahora esperemos que sea mejor. Por aquí seguiremos intentándolo aunque la máquina de picar carne no pare. Hasta que nos toque. 

Un análisis sobre las elecciones europeas. Un espejo.


Tranquilos, que hay día. Tranquilos, que hasta aquí todo va bien. Tranquilos, que todo es fruto de. Tranquilos, que hay una coyuntura. Es evidente que había y hay tiempo. Es evidente que la cosa no iba mal. La verdad es que no ha sido fácil. No es una cosa de aquí. Y sin embargo, si tengo que analizar lo que ha pasado, lo que nos ha pasado, me surgen muchísimos miasmas, cosas, mal. Me surgen temas. Tengo cosas. Si tengo que pensar en qué ha pasado para que hayamos obtenido unos resultados ciertamente lamentables en Catalunya, no tengo que pensar, yo he estado ahí, yo lo he visto, yo he trabajado durante el tiempo que ha sido necesario para que esto también sea parte de mi responsabilidad. No lo tengo que analizar, es que lo hemos estado haciendo. Ahora es fácil decir todo lo que podría haber sido mejor, todo lo que se podía haber hecho de otra manera, pero también era fácil decirlo cuando todo comenzó y aún diciéndolo, no. Porque ha sido una noche de epifanía. Una noche de alumbramiento. Una revelación. Una ficción, un cuento que ha llegado a un final que no esperábamos porque no esperar las cosas es mejor que esperarlas y asumir que, quizás, no todo era como nos pensábamos. A la eterna, o al menos a la consabida desconexión entre una propuesta política como la nuestra con lo que podrían ser los 120 mil habitantes de una ciudad como Santa Coloma, le hemos sumado y nunca mejor dicho, un nuevo ítem para acabar de colocarnos ante el espejo. Somos esto. Y si damos a elegir, somos esto y no lo otro. Porque ya no somos todo, mal que bien. Tranquilos, hasta ahora todo va bien. El PSC (hablo de Catalunya solo) ha conseguido aplastar a todo el espacio de la izquierda. Solo quedan algunos anticapitalistas y comunistas irreductibles que no han aceptado ser engañados por un sistema que qué mal, pero el resto, hemos sido pesoeizados. Pesecizados. Suben las derechas, las extremas derechas y los conocidos como nazis del misterio, las ardillas, que irrumpen de manera incomprensible porque somos muy de izquierdas pero no entendemos nada más que la Otan y la clase obrera. Y ya luego viene lo nuestro. Sobre la parcela indepe pues, a ver, este no era su rollo y Europa nos mira ya no vende camisetas. En definitiva, al lío. El resultado ha sido malo. Muy malo. El resultado aquí ha sido especialmente malo. El resultado en Santa Coloma resulta que. Todas las cosas tienen una explicación y es fácil verla si no tienes las gafas excesivamente graduadas por tu propio partido. En nuestro caso es fácil ver las cosas. Entenderlas. Porque no hay dios que nos gradúe las gafas. En Europa al final gana la derecha. Entre la derecha muy derecha y lo otro, pues lo normal. Países enteros, no como aquí que no somos enteros, países enteros, caen en las redes de la ultraderecha y en otros asoman tan de manera manifiesta que bueno, eso, si ya tienes trabajo más o menos fijo y nada hace vislumbrar que el sector público se vaya a resentir y las subvenciones a las cooperativas peligren, qué más da. El problema lo tienen otros pero esos otros no nos importan. Por lo demás, Yolanda ya ha caído. Pero eso lo tengo que contar en otro sitio. En este mismo sitio. Pero en otro momento que va a ser en cuanto... 

martes, 4 de junio de 2024

Otra vez...


Al parecer, han descubierto o lo están descubriendo, o están obligándoles a redescubrirlo, la clave de la política catalana para los partidos procesistas se encuentra en repetir una y otra vez el esquema, no abandonar la línea, y convertir algo que es un procés cap a la independència, en una espiral que consume todas las energías del país para conseguir algo que no es más que el poder y quién detenta ese poder. No se trata de tener el poder para hacer nada concreto, nada tangible, nada que beneficie a la ciudadanía, a los y las catalanas, sino algo que sirva únicamente para tener el poder. Así, tras los resultados del pasado 12 de mayo y cuando parecía que se podía poner fin a esa espiral por la que transitamos sin fin y que no conduce a nada, cuando parecía que podía darse un cambio de rumbo, el poder de convencimiento del amor a la patria, parece resurgir de nuevo y quién puede resistirse a la patria cuando te mira y llora. Así las cosas, nos despertamos con las ofertas de la gente de Junts que ha decidido apretar las tuercas para obligar a la gente de Esquerra a que tome partido definitivamente. La patria o... la patria o la nada. Lo otro no existe. No existe la posibilidad de que haya un gobierno de la Generalitat que no sea 'netament català'. Y eso obliga a Esquerra y a la CuP, aunque a la Cup la verdad es que no la obliga nadie porque están encantados con este escenario de unidad nacional, a pensárselo mucho ante la posibilidad de hacer otra cosa que no sea continuar con la canción. Se vio con la amnistía y ahora se verá con las negociaciones para formar el nuevo gobierno. Desde Junts se dice que no sería malo una repetición electoral y se lanza la idea de una candidatura conjunta 'netamente catalana'. Y a ver quién le dice que no. Solo espero que la gente de Esquerra... bueno. Espera.