lunes, 10 de junio de 2024

La máquina de picar carne


Entonces ocurrió que Pablo Iglesias renunció a la vicepresidencia del Gobierno de coalición y se lanzó a una campaña de autonómicas en Madrid en las que quiso hacer primero una candidatura conjunta con Más Madrid con él de primero de lista y como fue que no, persistió y no consiguió lo que se proponía, capitalizar el voto contra el PP y decidió tras unos resultados pobres o insuficientes, dejar la política. Designó como referente del espacio a Yolanda Díaz y a los cinco minutos ésta ya mostró su intención de crear un espacio diferente al de Unidas Podemos y con un lenguaje y un sentido y un objetivo diferente al de un Unidas Podemos que iba perdiendo piezas por el camino y que era incapaz de tejer alianzas con otras fuerzas como Compromís, Más Madrid, la Chunta... A los cinco minutos Yolanda Díaz comenzó a ser objeto de críticas y se pusieron palos en las ruedas y se trabajó para que fracasara, rotundamente, en un propósito. Desde la Reforma Laboral a la asunción de un nuevo perfil y el contacto con fuerzas proscritas por odios personales, todo se vio como una amenaza para lo que había antes y ahora no vale con decir que tal o cual, pero lo que se hizo desde entonces tenía como objetivo claro llegar al día de hoy. Desde los micrófonos, desde las redes, desde los bulos, desde las maledicencias, finalmente se ha llegado al día de hoy. Y el día de hoy es también fruto de ese deseo de escapar hacia delante de lo que era un espacio tóxico tomando decisiones que, por querer desmarcarse tanto, resultaban incomprensibles. Tan incomprensibles como contraproducentes. Y así, poco a poco, hemos llegado hasta el día de hoy. Pocas personas han suscitado tanto entusiasmo como Yolanda Díaz hace año y poco. Pocas personas han visto reducida su buena imagen en tan poco tiempo. Porque de querer auparte y querer venderte como la esperanza a, de repente, quitarte de los focos y que vuelva a aparecer el gran proscrito en todos los micrófonos posibles y que las valoraciones incluyan las de un grupo de diputados del Grupo Mixto porque vete a saber tú qué interés tienen ahora. Y así hasta llegar al día de hoy. La creación de Sumar como espacio propio, nuevo, parece evaporarse solo tres meses después de una asamblea fundacional que ya olía a raro. Y de espacio tan propio y tan nuevo ha generado y ha sido vendido y presentado de manera tan poco afortunada y ha sido comentada con tan mala leche, que hemos llegado hasta el día de hoy. Es muy posible, es perfectamente comprensible, decir que Yolanda Díaz ha cometido errores en la confección del espacio. Pero somos muchos los que pensábamos que Yolanda Díaz era la última esperanza que nos quedaba antes de que la ola, el tsumani reaccionario o bien la absorción por parte de los socialistas, fuera efectiva. O residualización o neutralización. Yolanda Díaz era lo último que generó ilusión de manera colectiva. Ahora toca algo tan difícil como generar ilusión otra vez y ahora toca y ahora toca y ahora toca. Hoy es muy bonito decir lo que toca hacer. Pero también es bonito agradecer a Yolanda haberse puesto ahí, que siga trabajando hasta que le queden fuerzas en el Gobierno y que siga haciendo eso que tanto se dice ahora y que tanto quieren que se reconozca en otros lugares, tan poético de 'poner el cuerpo', de haberlo intentado. Lo que venga a partir de ahora esperemos que sea mejor. Por aquí seguiremos intentándolo aunque la máquina de picar carne no pare. Hasta que nos toque. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario