jueves, 27 de noviembre de 2025

Crónica del #PleGramenet de noviembre. Brother.



El pleno, como ocurre muchas veces, no comenzó con el propio pleno, con la ceremonia de sentarse, dar la bienvenida, saludar con la cabeza, estrechar la mano de la manera tradicional o de la manera street, acomodarse, dar la bienvenida, que ya lo he dicho dos veces, comprobar los micros, qué calor o qué frío o me ha tocado al lado de este o delante de esta y no voy a poder, pero bueno, yo que sé, aquí hasta que, venga va. El pleno comenzó antes porque la política colomense no comienza y se acaba con el pleno municipal. Antes unos minutos antes, se citaban dos concentraciones: una convocada por la extrema derecha para protestar por la zona de bajas emisiones y otra convocada por las entidades que forman Ningú Sense Llar para reclamar un espacio para las personas que viven en la calle y que con el frío que cae y con el que va a caer, necesitan un poquito de atención. En esta concentración, los convocantes de extrema derecha pasaron de la estupefacción a la acción y se dedicaron a intimidar a los concentrados. Intimidar, insultar, pero no amedrentar a los y las participantes en la concentración que ya tienen mucha mili y saben que a estos fachas militantes no hay que tenerles miedo. Una concentración contra la zona de bajas emisiones convocada por la extrema derecha pero sin logos en la convocatoria. Con mucho respeto, pero si eres de VOX, eres de VOX, con mucho respeto. Y si eres de VOX y te da vergüenza (que me extraña que tengan vergüenza) y quieres utilizar la inquietud de las personas por lo que va a pasar con su furgoneta que es su medio de trabajo ante las nuevas reglamentaciones, a ti te importa una mierda la zona de bajas emisiones, te importa menos de qué van a trabajar las clases populares, te importa un huevo y medio el humo que se respira en la avinguda Francesc Macià a las ocho de la tarde, o el tráfico en la Avenida Santa Coloma o el de la Rambla Sant Sebastià. Te importa una mierda y lo que te importa es otra cosa: generar ruido. No les molesta el humo, y encima generan ruido. Os la regalo. Así el pleno municipal comenzó ahí y ya se definió ahí hasta cristalizar en una suerte de La Nave del Misterio cuando una entidad surgida de no sé dónde como todas las que aporta Vox a los plenos, vino a concienciarnos con argumentos del Iker Jiménez sobre la conspiración mundial de las bajas emisiones. Vamos, que en Santa Coloma los coches no echan humo. Ni los coches echan humo, ni la violencia machista existe y lo de Franco fue algo necesario y démonos un abrazo que somos todos españoles. Lo de Vox en los plenos no tiene cuento, hermano. Con mucho respeto podríamos decir que lo de Vox en los plenos está consiguiendo que pensemos que la política colomense, por ende la política en general, se ha convertido en una especie de devanarse los sesos para ver cómo reducimos a la mínima expresión el impacto de la cantidad de sandeces por minuto que pueden decir sus portavoces. El serio y el risueño, el provecto abogado y el concursante, hombre rico y hombre pobre, se dedican pleno tras pleno a proyectarse hacia el exterior como los únicos que dicen las verdades del barquero, pero sus verdades no resisten los dos minutos de cualquier vídeo del Instagram. No es que sean verdades o mentiras lo que dicen, es que es simplemente grotesco. ¿Y contra esto qué hacemos? Desde la izquierda lo que deberíamos hacer es llegar a algún tipo de entente para coordinar esfuerzos. Eso sería lo plausible, lo que, llegados a este punto y a estas fechas, debería ser claro y meridiano. Lo que hay es otra cosa. En ese interín, el monstruo dice que crece, que tiene likes, que tiene seguidores, que ganan en redes. Pero no pueden ganar en la calle. Algún apunte sobre el pleno que no sea sobre la pareja del misterio. Nada sería más gratificante para mí y para mi Santa Coloma de mi alma que se reconociera que es paso del Camino de Santiago, pero no sería de menos que se reconociera el papel de las mujeres y los hombres que lucharon por una Santa Coloma mejor y se reconociera como se merece el legado del primer alcalde democrático de la ciudad: Lluís Hernández, con una calle o una plaza significativamente importante. Por lo demás, poco que comentar. Con mucho respeto sí que tendría que decir que al pleno le faltó algo. Pero lo arreglaremos pronto. 

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