jueves, 20 de junio de 2013

Los niños pobres

Estoy muy preocupado por los niños pobres. Cuando llego del despacho... no, incluso antes, mientras conduzco camino de la urbanización, en las noticias, en los programas de la radio, dan cifras y explican situaciones que la verdad, le dejan a uno el estómago encogido. Qué pasa en este país. Qué ocurre, ¿cómo puede ser que no estemos haciendo nada por arreglar esto? Cuando he llegado a casa esta noche después de trabajar le dije que tendría que llamar a sus amigas y pensar en hacer algo, no sé, llamar al de Cáritas, y preguntarle de qué manera podemos colaborar con alguna cosa. La verdad, es que no sé, cómo podemos vivir así sin hacer nada. Deberíamos ser más generosos con los que menos tienen, ayudarles de alguna manera a que tengan algo con lo que poder ir tirando. Y ya se van haciendo cosas, sobre todo por parte de las empresas. Para que luego digan que las empresas no hacen nada. Es que digo yo, que ese es el problema de esta mierda de país, que no vamos todos a una. Que no tenemos espíritu solidario, y precisamente los que más dicen ser solidarios, son los que menos colaboran. No hay más que leer los anuncios, o ver los anuncios de la televisión. La cantidad de iniciativas solidarias que proponen las empresas, que destinan una parte de sus beneficios a proyectos sociales, para ayudar a los que lo están pasando mal. Ayer vi el anuncio de unas lavadoras, Balay, que me gustó mucho. En sus horas de descanso, las trabajadoras hacían pulseras con piezas y... pues no sé, me pareció como muy bonito y un gesto muy solidario. Y sobre todo es el mensaje, el mensaje de que no hay que buscar conflictos ni peleas entre nosotros, si no que teniendo ideas, llevando a cabo proyectos, trabajando todos juntos para salir de esto, seguro que conseguimos que la gente salga de esta. Estoy convencido. El otro día, por ejemplo, en el Estadio, viendo el partido de los veteranos, me encontré con mi amigo Manolo y me dijo que le estaban haciendo la vida imposible y que estaba pensando en cerrar. Porque estaba agobiadísimo porque le pedían devolver unos créditos y él ahora no podía y encima los trabajadores le estaban reclamando unos pagos que les debía y que incluso habían llegado a ir hasta su casa a protestar delante del chalet. Una vergüenza, de verdad, que la gente no entienda que esa no es la solución y que si hay algo que se puede hacer no es presionar y amenazar, si no comprender y hacerse cargo de una situación que hemos creado un poco entre todos. Porque alguno de esos trabajadores tenían mejores coches que el mismo Manolo, vamos. Y así podría contar un montón de casos. Pero es que no se entiende que un país que es capaz de hacer grandes cosas si nos ponemos todos juntos a trabajar, esté como está. Deberían darle aún más realce a lo que hace la selección de fútbol, que es un ejemplo de unión, de trabajo humilde, de esfuerzo colectivo en pos de un objetivo. Ejemplos de superación, de gente que se esfuerza, que lucha y que gana. Nadal, Alonso, mira ahora le han dado un premio a Olazábal, y se lo merece, claro que sí. Un luchador. Esa es la gente que merece reconocimiento y deberían salir más en los medios a explicar su trabajo, su lucha, y cómo si te lo propones puedes conseguir salir de cualquier situación. Los niños pobres, de verdad, merecen que hagamos algo por ellos. Incluso, siendo un poco egoístas, porque ellos un día podrían hacer algo por nosotros. No sé.

3 comentarios:

  1. O el Barça, por ejemplo, que viene a ser lo mismo. Tengo entendido que hay también un par de buenos jugadores en el equipo. Hay muchos espejos donde mirarse, en efecto. Lástima que todos consistan en dar patadas a un balón. O raquetazos a una pelota, que viene a ser lo mismo. Porque luego buscamos en otros campos, y si es que había alguna figura, ya se ha ido. Está quedando todo un poco monocromático.

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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  2. Es que si, pobre manolo, con la que esta cayendo y la gente empenyada en seguir cobrando su sueldo oye... Que egoistas!

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  3. Exacto. Tendríamos que fijarnos más en los de La Roja. Y en dónde tributan sus primas. Bueno, no, mejor, no. Que nos hacen muy felices a todos. Se lo perdonamos. ¡Viva el fútbol!

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