martes, 31 de mayo de 2016

The Witch - Robert Eggers

Una de las peores cosas que puede hacer uno, creo, antes de ver una película, es leer la crítica. Si esa crítica disecciona la película y la desnuda por completo, señalando a qué se parece y a qué no, lo que tú veas luego quizás esté tan condicionado que lo único que hagas será, inconscientemente, calcar tu juicio sobre la película con lo leído. Así, como hace mucho que no voy al cine, leí la crítica sobre The Witch en Jotdown con la certeza de que no voy a ir al cine a verla por mucho que me interese lo que allí se contara.
Sin embargo, por circunstancias de la vida, he podido verla en internet. No diré el cómo ni el dónde, pero la he podido ver. Y como nada es fácil para mí, como de cualquier cosa tengo que hace un mundo, y como los oriundos, descendientes, relacionados con Jaén tenemos cháchara sin cuento con cualquier cosa, el hecho de cómo la ví tiene tanta importancia como la película en sí.
Ví la película en versión original, en inglés. Tengo un inglés que me permite entender cosas, bastantes cosas, pero no todas las cosas. Si el inglés que se habla es... mmm, digamos que demasiado inglés, o que es... vamos, que me enteraba de pocas cosas. Vamos, que no me enteraba de nada. Así que sabía de qué iba la película, cuándo se hacía referencia a otras películas, Haneke, Haneke, Haneke y la Cinta Blanca, Haneke, Haneke... pero veía la película sin saber qué se estaba diciendo. Seguía la historia, pero me tenía que medio imaginar qué veía. La película estaba subtitulada en chino. Así de sencillo. Los subtítulos en chino. Si escogías los subtítulos en castellano, no iban a tiempo y además no desaparecían los subtítulos en chino, por lo que se superponían unos encima de otros, resultando un follón indescifrable que obligaba a quitar los subtítulos en castellano. Los subtítulos en chino no desaparecían nunca.
Con estas condiciones, explicar qué es The Witch, La bruja, va a quedar un poco cojo, pero creo que puedo hacer un resúmen. Como mis padres son jiennenses, puedo hablar de cualquier cosa. Santa Coloma debe ser la ciudad con más historias por metro cuadrado, con más cosas que pasan y se cuentan por segundo. No por nada, es cuestión de origen. Sigo. Una familia, en Nueva Inglaterra, Siglo XVII, es juzgada por una comunidad y expulsada. La familia, el cabeza de familia, considera que sus vecinos son falsos cristianos. Los destierran al bosque. La familia busca emplazamiento y allí viven. Son: padre, madre, hija grande, hijo mediano, dos niños insoportables y un bebé.
Música de violines, de violones, de violas, de violoncelos. Todo el rato. Desasosegante.
Pasar, no pasa demasisado. Miedo, terror escabroso, nada de eso. Es la sensación. Todo empieza a ir mal. Bebés que desaparecen, niños que se pierden, Thomasin, Thomasin, Thomasin tiene la culpa de todo. Thomasin es guapa y dulce, pero cuando quiere puede parecer el mismo demonio. Thomasin.
El mal. Ahora viene la reflexión del listo, a ver. El mal se construye. Si tu quieres que haya mal rollo, si vives pendiente del mal rollo, si vives con ganas de que la cosa vaya mal, irá mal. Aparecerá el diablo, el mal, y lo joderá todo, y te llevará por mal camino. Si no estás pendiente nada más que de cosas que pueden ir mal, si tienes el recuerdo de algo que no te deja vivir (la madre quiere volver a Inglaterra, allí era feliz, o tenía un sueño, pero todo es una mierda), no dejarás vivir a los demás. Creo que la película va de eso.
Si tú quieres que haya brujas, habrá brujas, no te preocupes. Si lo quieres ver, lo verás. Si a un accidente le buscas una explicación sobrenatural, verás a Dios, o al Diablo, según interese. Según estés.
La película es buena. Me gustó. No entendí nada, pero me gustó. Es eso. El mal. Construir el mal. Que el mal se convierta en realidad. Hacer las cosas mal.

4 comentarios:

  1. Le recomiendo esto:
    https://statics.monoprix.fr/course/g_1629039_cacao-poudre-brute-non-sucree-100-cacao.jpg?t=20150930054049
    El colacao y el nesquik tienen mal sabor... y una tonelada de azúcar. El cacao puro mola, y cada uno le echa el azúcar que quiere. Se disuelve en un poco de leche muy caliente y luego ya, echa la leche fría o caliente.

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    1. tiene buena pinta sí, pero molaría algo que no requiriera ser ingeniero para tomarte un vaso de leche... lo intento!!

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  2. Oiga y usted, salto al blog político...
    No conozco la peli.
    Lo de las pelis en idiomas extranjeros, hay que insistir. Yo al principio me indignaba, pero me di cuenta de que no entendía lo que decía porque había mucho vocabulario que no conocía. Lo mejor es verlas subtituladas en el mismo idioma que hablan, y cada vez que sale una palabra que no conoces, parar la peli, buscar la palabra y seguir viendo la peli. Al final, ya no hay palabras que no conoces.

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