lunes, 29 de agosto de 2016

Philip Short - Mao. Biografía.

Revolución todo el rato. No sé si esta es la biografía canónica de Mao Zedong, si es una biografía que deja al personaje como un trapo, si es demasiado parcial, si hay alguna otra que valore de manera mucho más positiva su legado o su acción, si Philip Short es un agente de la CIA o si se queda corto incluso. Solo sé que es la biografía que me regalaron y que me ha impactado muchísimo.
Efectivamente, es la biografía de Mao, quien fuera líder de China desde 1949 hasta su muerte en 1976 y uno de los personajes más controvertidos del siglo XX. Comenzaré haciendo un resumen, una valoración, una pequeña teoría que ni creo que sea válida ni sea compartida. Voy.
Creo que es más fácil destruir que construir. Creo que es más fácil tener claro contra lo que se está que crear algo nuevo. Creo que a veces se juega mejor con la escasez que con la abundancia de medios. Creo que ser comunista es muy difícil. Creo que la realidad es una cosa muy difícil de asimilar. Creo que se pueden hacer las cosas de otra manera. Creo que Mao es un ejemplo. Creo que Mao no era buena gente. No creo que Mao hubiera podido ser de otra manera. No sé si Mao hubiera estado de acuerdo con alguien que no fuera el propio Mao. Creo que Mao era un gran estratega (tópico). Creo que Mao, ya antes de 1949, estaba fuera de órbita. Creo que después de Mao, experimentado casi todo, en China debieron quedar pocas ganas de seguir con la Revolución todo el rato. Creo que el capitalismo es una mierda.
Cuando Mao nace en 1893, China está echa polvo. El gran Imperio Chino es un desastre que se mantiene en pie de milagro, con las grandes potencias obligándola a hacer concesiones y prácticamente yendo por libre en su territorio. No es ninguna balsa de aceite. Una revuelta como la de los Taipin (unos iluminados... o un precedente) cuesta millones de víctimas. La revuelta de los bóxers, guerras contra Japón, la guerra del Opio... Mao nace en la provincia de Hunan y participa desde jovencito en las revueltas que derriban al emperador manchú y llevarán a la proclamación de la República. Pero... qué república. Follones, guerras, sublevaciones. Mao, jovencito, no sabe nada de marxismo. No sabe nada de nada. Es hijo de un pequeño terrateniente, tampoco gran cosa, pero lo suficiente para poder estudiar fuera del pueblo. Como digo, él tiene claro que es uno de los rebeldes. Incluso se alista en el ejército de los rebeldes. Pero... uno de los gobernadores de la provincia, por ejemplo, lleva a cabo una represión brutal contra los rebeldes. El propio Mao reconoce, ya de jovencito, que la represión, imponerse por la fuerza, en ocasiones es necesario.
Mao no es comunista desde siempre. Empieza siendo simplemente un nacionalista, predica luego una especie de anarquismo y ya con veintitantos descubre el marxismo y el comunismo. Pero a su aire, ojo. El Partido Comunista Chino es en los años 20 y 30 una cosa muy precaria, muy castigada, con los nacionalistas del Guomindang atizándoles y los soviéticos diciéndoles que tienen que ir con ellos. El Frente Unido. A Mao lo del frente unido con el Guomindang no le mola, pero lo acata. Incluso se afilia. Ir con nacionalistas de derechas (también tienen un ala izquierda), lo van capeando, pero al final los nacionalistas se revuelven ante la perspectiva de que los comunistas crezcan demasiado y se los cepillan. Han de huir de las ciudades y pasar al campo. Guerra civil. De hecho llevan en guerra...
Y aquí entra la estrategia. Mao piensa que China es el campo, que los proletarios son pocos y que la revolución ha de hacerse en el campo. Por las buenas o por las malas. Su estrategia no se impone hasta pasados unos cuantos años.
La estrategia. Seducir al enemigo. No atacar nunca si no es que sabes que eres más fuerte. No hacer el tonto. Dejar que el enemigo se venga arriba. Que descanse. Darle. Dejar que avance. No plantar cara. No volverse loco. No querer tener territorios, sino tener fuerza. Un ejército fuerte con el que atacar más allá de tener terreno conquistado. Y revolución todo el rato. Experimentos en el campo.
Y mantener a los suyos como los suricatos, como los perrillos de las praderas. Antes que Stalin, Mao y los comunistas chinos se enzarzan en una serie de purgas que, ni en los momentos más crudos de la guerra Civil, se dignan a detener. A veces parece que se matan más entre ellos que contra el Guomindang. En una serie de ofensivas de Chiang Khai Chek, mientras están llevando a cabo una estrategia de retirada constante, se van matando entre ellos, purgando a posibles 'oportunistas derechistas'. Así están las cosas. En el libro, Short nos dice que esto, lejos de causar debilidad, fortalecía a los que quedaban vivos.
Va venciendo tanto a los líderes comunistas oficiales, a los estudiantes chinos que venían de la Urss pensando en aplicar lo que les decía Stalin sin más, a los militares que no comparten sus ideas como Zhu De o Peng Dehuai... y se hace con el mando.
Deja que los que tengan teorías diferentes las apliquen, estrategias que conducen al fracaso, a la derrota, y entonces entra él. Siempre igual. La Larga Marcha. Una experiencia fascinante y terrible. Están a punto de llegar a su destino después de una marcha espantosa, cuando, por un 'yo no atravieso ese desierto', pierde a la mitad de su ejército. Les están esperando. Ya vendréis. Y cuando vengáis...
Siempre hace lo mismo. Deja que hables, que lo intentes, que te equivoques, te anima a que lo hagas. Desaparece. En los momentos clave se pone malo y no actúa, pero luego vuelve y la arma. Así siempre. Cuando ya se hace evidente que solo él tiene la llave, entonces no hay salida. Guerra contra Japón y otra vez frente unido, y más purgas contra intelectuales, contra miliares, contra todos. En 1945 se preparan para la batalla final. Los soviéticos se lavan las manos. Está solo, tiene una crisis. Pero vuelve a aplicar la política de 'no plantar cara, retirarnos, y ya se cansarán'. Y le sale bien. Los ejércitos comunistas son disciplinados, los del Guomindang son una banda.
Vale. Hemos ganado. 1949. Empieza lo bueno. ¿Qué hacer? China no es la Unión Soviética. Este es un concepto a tener claro. Los soviéticos no nos van a decir cómo hacer las cosas. No hemos hecho una guerra para caer en manos del hermano mayor. No. A nuestro rollo. ¿Y cómo la hacemos?
Que florezcan cien flores. Que la gente piense. Que diga lo que quiera. Es necesario que la gente, los intelectuales digan lo que piensan. Que nos critiquen. Que digan lo que les parezca. ¿Ya lo habéis dicho? Pues a la cárcel. Siempre es igual. Hablar, expresáos, mejorar esto. Pero esto que estáis diciendo no es lo que pienso yo... pásate por mi despacho.
El gran salto adelante. Vamos a ser más grandes qué... qué... vamos a producir... vamos a... a... venga. Revolución todo el rato. Más a la izquierda que cualquier otro. Pero si nos vamos mucho a la izquierda, ojo, no te pases. Y si te pasas con las críticas... peor. En el libro se señala que los dirigeintes chinos se especializaron en interpretar a Mao. En saber por dónde iba a salir. Qué quería decir, no en el momento, quizás mañana. Millones de personas mueren de hambre por habérsele ido la pinza a todo el mundo con los cálculos.
Pero está la idea. Una sociedad igualitaria, sin clases, sin una brizna de capitalismo, un país que no le deba nada a nadie. Me da la impresión de que Mao había leído a Marx, claro. A Lenin, claro. Pero había entendido lo que a él le parecía. Y los demás qué sabían.
Revolución cultural. No me gusta mi sucesor, no me gusta cómo va esto, parecemos la Unión Soviética. Revolución cultural. Es correcto rebelarse. Mao da alas. Que todo se vaya a la mierda. Sobra gente, sobran mandos, sobran viejos, sobra todo. Monta un lío del carajo. Con batallas campales en las ciudades, vuelo de misiles entre guardias rojos y trabajadores conservadores. Guardias rojos que van a la casa del primer ministro, le hacen una sesión de lucha (o varias) y le pegan un palizón. Liu Shaoqi se salva, pero otros no. Al final Liu Shaoqi no se salva. Tampoco Lin Biao. Ni Peng Dehuai. Ni nadie. Solo Deng Xiaoping.
Los últimos años son oscuros. Todo ha sido tan bestia que no quedan ganas de nada. Intrigas para ver quién mandará luego. Mao se guarda a Deng Xiaoping que en la Revolución Cultural fue calificado como el segundo hombre más importante del partido en seguir el camino capitalista. Quizás sabía que después de él, poca broma ya. Pero él no iba a rectificar.
Revolución todo el rato. Revolución siempre. No relajarse. No parar. No estabilizarse. No conservar nada. No pensar que está hecho. No parar. En lucha siempre. Contra todos. Pero a favor de nadie. Sin sentido de la realidad. Transformar la realidad. Transformar el mundo. Por las buenas. Por las malas.
Cuando muere Zhou Enlai la gente sale a la calle, porque Zhou (que era un pieza) era tenido como una persona moderada. Están cansados de movidas. Mao no.
Mao no quiere saberlo. Mao tiene una idea. Él la tiene clara. Pero no sabe cómo se hace.
Yo tengo un poster de Mao, el cuadro de Andy Warhol. Yo recuerdo, en una comida por la República de exmilitantes del PTE que uno de ellos decía a modo jocoso 'yo rompí el juramento de fidelidad al presidente Mao'. Revolución todo el rato. Cuando has sido maoista, supongo que lo ves todo con otra perspectiva.
A medida que iba leyendo, Mao iba siendo un estratega, un pirado, un político sin escrúpulos, un tío con una idea y sobre esa idea va todo para delante. Todo. Un libro fascinante. Una vida ejemplar.
Yo estoy muy impactado. Espero haber aprendido algo.

1 comentario:

  1. No me extraña que le haya impactado. Mao no deja indiferente.
    Yo le recomiendo el documental de mega-extra-super duración: "China, a century of revolution", de Sue Williams. Me parece muy interesante como explica el siglo XX chino y la figura de Mao.

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