sábado, 25 de marzo de 2017

Bisous. Muchos bisous.


Ganchitos blandos. Fanta sin gas. Mirinda. Cocacola abierta. Patatas fritas que saben raro. Estrellitas mojadas. Agua calentuza. Una fiesta de cumpleaños a la que llegas tarde. ¿Para quién escribimos? Vengo leyendo. Voy leyendo. Escríbeme algo sobre Rabelais. Debes conocer a Rabelais, seguro. Haz algo sobre Rabelais, sobre algún autor que conozcas y al que te apetecería… ¿Para quién escribimos? ¿Por qué te inventaste el papel de Diana de Méridor? Hay un montón de sándwiches de mortadela, de salami, de chorizo con jamón dulce, con un poquito de margarina para que se hagan más digeribles, todos están envueltos en un papel de celofán. Si no se los va a comer nadie, me los puedo llevar y se los doy a alguien. El Barón Yanáyev esta vez no se ha perdido. El Barón Yanáyev recuerda y no se ha olvidado de la Condesa de Croissant. ¿Para qué escribimos? Yo escribo porque pienso que no me va a leer nadie, aunque espero que me lea alguien muy concreto. Yo escribo para que me entienda alguien que ya no me lee. En una caja están guardadas todas las guirnaldas, el confeti, una especie de luces que parpadean. Nadie las ha puesto porque se ha hecho tarde y se ha preferido empezar la fiesta sin que hubiera tanto rollo decorativo. Yo escribo en principio para mí, no me vuelvo a leer casi nunca lo que escribo. No repaso absolutamente nada, está escrito, otro día más. Soy muy listo. Tengo un título de mecanografía. Tengo cara de payaso. Os puedo contar esto en todas las fiestas de cumpleaños a las que me invitéis. Soy muy rápido. La Dame Masquée escribía casi cada día. Era un auténtico portento. Un ejemplo. Escribía, con sentido, con arte, con gracia, y con un trabajo de documentación, sobre Historia. Qué más se puede pedir. Sobre la Historia. Sobre los grandes nombres de la Historia. Sobre los grandes mitos. Sobre costumbres. Sobre usos. Sobre las mujeres de la Historia. Todos los días. Yo escribo todos los días, casi todos los días. Todos los días miro en el lado derecho de la pantalla para ver si ha actualizado. Yprh y ella, casi desde el principio. Mucha gente ha ido pasando, comentando, hablando, pero ella y la gran Yprh están ahí casi desde el principio. ¿Por qué escribimos? Hablo con alguien que dice que es el Barón Yanáyev y es mucho más gordo que yo. Se ha echado mucho a perder el Barón, pero es que los años pasan para todos. No le gusta comer sándwiches y no mete los dedos en el cuenco de las patatas ni de los ganchitos. Bebe fanta de limón caliente. El Barón Yanáyev, o el que dice que es el Barón Yanáyev, dice que ayer no escribió porque no tuvo tiempo. Que no se acordó. El Barón Yanáyev también soy yo. Es un poco cansado enfrentarse con gente que te dice a cada rato que es tú. Que tú eres ellos. Nos inventamos personajes, un alter ego. Tardé mil siglos en saber cómo se llamaba Madame. En la fiesta de cumpleaños, me da cosa probar otra cosa que no sea la fanta de limón caliente, me da miedo de que hayan envenenado alguna cosa. Me da miedo de morir envenenado. No me fío. Los sándwiches tienen muy buena pinta, seguro que están envenenados. Me gustaría hablar con Madame sobre los cátaros, pero no la encuentro por ninguna parte. Esta vez me he asegurado de que he llegado a tiempo a la fiesta, yo la he organizado. La he organizado tarde a posta. Queriendo. He colgado retratos de la reina Isabel. Por dar rabia. Y de Monsieur. Y de Maria Mancini. Ellos, que han venido, están hablando de otras cosas. Me miran. No sé qué contestarles cuando me preguntan si va a venir la Condesa de Croissant. Al final he probado un sándwich de queso. Y me estoy empezando a marear.
Bisous, Montse.

2 comentarios:

  1. Eatoy aquí, monsieur! He venido. Y no se preocupe, que esta vez no hay nada envenenado. Coma, coma. Sí, he estado ausente, pero es que no me quitaba de la cabeza ese verso: "Para qué quiero palabras si ya no te canto a ti". Usted me entiende.
    Sin embargo, no he perdido la capacidad de apreciar un buen relato, y este suyo es un encanto. Igual que usted.
    Muchísimas gracias!
    Bisous

    ResponderEliminar
  2. Todos nos preguntamos para quién escribimos...
    Oiga, qué cosas le dice doña Diana.
    Adelante Tolya.

    ResponderEliminar