martes, 31 de diciembre de 2024
Enjoy Yourself, It's later than you Think
Este año quiero detenerme especialmente en la comprensión del enunciado. No sé los años que llevaré escribiendo el texto final de año tomando como guía esta frase, este título de una canción antigua que yo conozco y sigo y escucho gracias a The Specials y que, todavía a día de hoy, no sé lo que significa. Siempre he pensado que lo que quería decir era que disfrutases, que te lo pasaras bien, que no te lo pensaras, porque es más tarde de lo que crees. Pero luego, siguiendo la letra de la canción, he pensado que quizás no quiere decir que te lo pases bien, sino que aprovecehes el tiempo, que lo sepas utilizar, no todo es pasárselo bien como sacarle partido al tiempo. Sea como sea, cualquiera de las dos opciones me vale. Este año no he escrito tanto como el año pasado, por muy poco. Es el año en el que menos he escrito y ya aviso de antemano que el año que viene escribiré todavía menos. ¿Por qué? Pues porque quizás el año que viene venga de otra manera y me dedique a escribir otras cosas. Porque es más tarde de lo que uno cree y el año que viene alcanzaré números redondos y yo que sé. Esto ha estado bien, ha sido un reto importante, pero a ver, para qué tanto rollo. Aprovecha el tiempo y aprovéchalo en cosas que sean realmente importantes, porque esto no lo es. Es una manera de contradecir todo lo que uno ha pensado, claro, pero. Pero. El otro día una compañera me contestó el mail de Mary Christmas diciendo que no era capaz de decir una cosa clara, de aseverar algo, de decir 'esto es así'. Siempre tengo que poner un pero, siempre tengo que contradecirme, siempre tengo que no dar por seguro lo que digo porque posiblemente no esté en lo cierto y me guardo las espaldas. No parece que eso sea sinónimo de tener mucha confianza en las posibilidades de uno, sobre todo en la capacidad de convencer. Y sin embargo. Pero. Y así han ido pasando los años, y van pasando los fines de año y van pasando las tardes de fin de año sin ton ni son. Sin ton ni son. Pero. Este año quiero detenerme especialmente en el significado real de lo que dice y no me pongo de acuerdo y escojo lo que me conviene. El año que viene me conviene lo de aprovechar el tiempo. Me interesa. Está bien ir de listo pero es mejor aprender. Esto también lo dice la canción y creo que lo entiendo. El inglés y lo que creemos entender. Un poco la vida es así, y creo que con esto iríamos despidiendo el texto y deseando que el año que viene estemos todos en condiciones de. Lo que me vengo a referir es que creemos que lo entendemos pero no. Emisor, receptor, mensaje. Y el ruido en el mensaje. Yo vendría a centrarme en el ruido. El año que viene no. Es más tarde de lo que creemos.
lunes, 30 de diciembre de 2024
Los libros del 2024
Hace tres días exactamente le comentaba a alguien con quien me había citado que prefería acudir en transporte público que en coche, ya que así podía leer durante una hora y avanzar en la consecución de una cifra de escándalo en cuanto a la lectura de libros en este año. Nada menos que 20. Es cierto que el último libro está por terminar, pero como quiera que estoy pletórico por haber alcanzado una cifra alta y nadie me va a venir a llamar la atención por haber engordado el listado con un elemento más o menos, yo lo coloco y ya está. Ni que decir tiene que, cuando le expliqué a esta persona que llevaba un listado de libros leídos y que estaba apretando para llegar a los 20, el comentario sobre un cierto frikismo llegó inmediatamente. En otro contexto, con otras personas, también se me echó en cara que uno no debía leer por engrosar unas cifras, sino por placer. Cada uno que se baje la moto como quiera. En mi caso, lo único que hago es continuar un año más con la tradición y reto que se propuso La Página Definitiva, la de leer 50 libros al año. Este 2024, por unas cosas o por otras, casi se podría decir que me he dedicado a leer. Podría haber hecho otras cosas, que las he hecho, o bien otras más, que no las he hecho. Pero leer, amiga mía, te quita de en medio durante una considerable porción de tiempo y eso ya es mucho. Entre la selección de este año, vuelven a primar los libros que son ensayos sobre temas históricos, más o menos lejanos, ensayos sobre la realidad y aunque hay novelas, sé que no acabo de prodigarme en exceso en el tema. Se repiten algunos nombres e incorporo otros. Un solo libro de Zweig y ninguno de Simenon ya que de Simenon tengo la sensación de que o ya me he leído los libros que encuentro o no van a ser como los libros que ya me he leído. Sea como sea, al lío.
Francisco Veiga - Ucrania 22 El mundo se ha vuelto loco, dicen, pero no es verdad. Todo tiene un sentido, un porqué, un hacia dónde y hay que saber de dónde venimos. La guerra de Ucrania parece una cosa y son bastantes cosas más. El Veiga se lanza a escribir un libro sobre una guerra que ha cambiado Europa y que la va a cambiar más en el futuro. Un libro para saber de qué va la cosa y qué nos estamos jugando. En tiempos de mucha polarización, el libro no escapa de una cierta crítica hacia la política occidental y su forma de jugar con la salud y la vida de la gente en aras de intereses superiores, sin dejar de lado que Rusia tampoco es inocente. Muy interesante, como siempre todo lo que escribe el Veiga.
Jorge Amado - Cacao Si íbamos a Brasil y a Salvador de Bahía especialmente, había que leer algo de Jorge Amado. No fuimos a la casa de Jorge Amado, pero sí que fuimos a una plantación de cacao y no, no pudimos palpar qué era lo que se sentía trabajando en una plantación, porque eso solo lo sabía hacer Jorge Amado. Sobre condiciones de vida de mierda, vidas de mierda y eso que ya no se lleva de 'conformación del sentido de clase'. Libro pequeño, pero grande.
Cristian Segura - Gent d’ordre. La desfeta d’una elit Porque quienes tienen sentido de clase son ellos. La gente de orden, la gent d'ordre catalana que puede estar en un bando y en el otro, que puede ser tan de derechas como nadie, pero más de izquierdas que tú, todo a la vez y en todas partes. Un libro fenomenal para entender que aquí, los que cuentan y los que dicen y los que hablan y los que opinan y los que establecen y los que se quejan y los que cantan y los que bailan y los que se manifiestan, son siempre los mismos. Y aunque se hable de derrota, todos sabemos que esa manera de ser y de pensar, siempre prevalece. Y aquí también. Aquí más.
Sergi Pàmies - A les dues seran les tres Si Sergi Pàmies saca un libro, hay que leérselo. Cuando no tengas referencias o te falte energía para leer, siempre hay un libro de Sergi Pàmies que, casi igual que el anterior y que el anterior, te llenará unas cuantas horas con las vicisitudes de una persona que comparte contigo tantas cosas que, aunque sabiendo que no es verdad, te parece un colega, o alguien que se parece a lo que tú, quizás, quisieras ser en algún momento. No falla.
César Alcalá - Ángel Pestaña. El caballero de la triste figura Una mierda para mí y otra mierda para el libro. Como ya comenté en su momento, me interesa muchísimo la figura de Ángel Pestaña, vi este libro en La Central y sin encomendarme a Dios ni al Diablo me lo compré. A los cinco minutos fui consciente del error, porque la pretensión del tal César Alcalá es la de elucubrar sobre los beneficios de un encuentro entre Pestaña y José Antonio Primo de Rivera y una alianza entre el obrerismo y el patriotismo y esa patraña. Lo mejor del libro es que fusila constantemente biografías escritas por correligionarios de Pestaña o por el propio Pestaña, pero cada vez que asoma la zarpa del autor, apesta a facha que no veas. Fracaso.
Mar Garcia Puig - La història dels vertebrats Un tremendo libro que nos deja al descubierto todo lo que le pasa a una persona cuando quiere tener descendencia, cuando esa descendencia llega y cuando esa descendencia crece. Un libro que toda familia en el trance debería leer para enterarse de que no todo es 'estamos bien' sino que estar mal es de personas y que estar mal uno o una, especialmente si es una, no nos invalida ni nos reduce, sino que es lo que hay. La compañera ha escrito un libro que nos prepara y que nos alecciona sobre cómo tratamos la salud mental y especialmente la salud mental femenina. Mal.
Annie Ernaux - Los años Sin conocer a la autora, me lancé a la lectura de este libro que recorre la vida de alguien que puede ser el trasunto de la propia escritora francesa. Un paseo por la trayectoria vital de una mujer desde los años de guerra y postguerra hasta nuestros días en los que a veces de manera trascendental y la mayor parte del tiempo de manera muy doméstica, nos acercamos a la evolución de un país y cómo los miedos, los cambios, las decepciones, van modelando desde lo cercano hasta lo global, la política y la sociedad. Interesante.
Stefan Zweig - Américo Vespucio. Relato de un error histórico Vale que no es la obra más así de Zweig, pero siempre es interesante refrescar una manera de contar tan particular como la del austriaco. En este caso, nos cuenta de qué manera Américo Vespucio, sin pretenderlo, le dio nombre a todo un continente. Y de cómo, finalmente, la información y el juego del teléfono, se comunican. Valga la redundancia.
Christian Ingrao - Creer y destruir. Los intelectuales en la máquina de guerra de las SS Este es un libro extenso, arduo, áspero, pero que te atrapa de tal manera que se convierte en una especie manual imprescindible que confirma lo que todos deberíamos saber. No estaban locos, eran unos putos nazis. No estaban tarados, no eran cuatro zumbers, era un plan, una política, una cultura, gente con capacidad, gente con preparación, preparados para exterminar y convertir en un infierno en la tierra la vida de quienes ellos consideraban, muy científicamente, muy legalmente, muy culturalmente, muy históricamente, que sobraban. Y no solo lo pensaron, lo teorizaron, sino que lo llevaron a la práctica pistola en mano por los campos de Europa. Principalmente Europa del Este, que es dónde más gente sobraba según su muy científica y racional manera de pensar el mundo. No estaban locos, eran unos putos nazis.
Eduardo Bravo - AAA. Del peronismo mágico al Caso Almirón Eduardo Bravo era uno de los Hermanos Pizarro. Solo por eso, respeto. Pero es que, además, hizo la serie UMMO, una maravilla sobre la timada de los Ovnis en los años sesenta y setenta que nos enlaza con naves del misterio y horizontes actuales. En este libro desentraña algo tan obtuso como el peronismo y especialmente el peronismo de extrema derecha y sus conexiones, vaya por dios, con nuestra política doméstica y oiga usted no sé de qué me está hablando y ahora no es el momento de desenterrar partes dolorosas de nuestra historia sino de mirar el futuro y hacer frente a las amenazas que, vaya por dios, son siempre nosotros. No aprendemos más sobre peronismo, pero deja la bola a media pista.
Antonio Espino - La invasión de América Quizás porque en esos días justamente no andaba yo muy fino, este libro me sentó mal. Muy mal. Un libro escrito con toda la idea de no dejar ninguna duda, ni la más mínima brizna de duda, de que la conquista de América no fue una labor civilizatoria ni originó una cultura ni ninguna mandanga buenista y fascistoide como la que nos quieren vender ahora los de 'no eran colonias'. El libro es una atrocidad detrás de otra masacre, detrás de otro aperreamiento, de descuartizamientos y de empalamientos y de manos cortadas y de terror. Básicamente, una historia de la conquista a través del terror y de cómo la codicia, única y exclusivamente la codicia, fue el motor de toda una maquinaria de exterminio que hoy nos quieren hacer pasar por intercambio. No tenemos perdón de Dios.
Louise Bryant - Miralls de Moscou Un pequeño libro pero muy entretenido sobre las impresiones de una periodista norteamericana durante los años de la Revolución rusa y sus gentes. Gentes que parecían destinadas a tener un papel importante que cayeron en el olvido o cayeron fusiladas por sus propios camaradas. Gentes que pasaban por allí y que merece la pena recordar. Gentes que realmente mandaron y gobernaron y de los que ya en aquellos tiempos se trazaban perfiles que, por muy amistosos y a favor que fueran, no dejaban de esconder cierta mirada de aprensión hacia algo que era nuevo, vivo, pero no se sabía por dónde podía salir. O sí.
Rafael Chirbes - Crematorio Dicen que para entender lo que ha pasado en Valencia en estos meses hay que recurrir a Berlanga. Hay que recurrir a Chirbes. Este libro canónico es todo un retrato de una manera de hacer país y de hacer negocios en este país y de construir carreras y de construir fortunas y de construir imagen y de construir en zonas inundables y de construir ciudades y de construir imperios y de construir, en definitiva, caiga quien caiga. El empresario, el rico, el factotum, el político, la familia, la familia rica, los machacas, los mafiosos, el dinero, la construcción, la cultura, el buen gusto, saber vivir, los revolucionarios, la casta, la sangre, la violencia. Todo.
Pierre Lemaitre - El silencio y la cólera El amigo de la Llibreria Carrer Major me dijo en Sant Jordi 'este es mejor que el primero'. Y no. El primero era 'El ancho mundo' y era un buen libro de intriga que combinaba diferentes escuelas y maneras de explicar historias diversas en diversos ámbitos. Este segundo libro creo que no llega a ser tan entretenido como el primero, porque es más limitado en su línea argumental y porque a veces da la impresión de que estira demasiado algo que no. Y que deja abiertas cosas que tampoco. Dicho lo cual, el tal Lemaitre sabe cómo tenerte amarrado a la lectura esperando 'el girito', pero esta vez me parece que se le ve un poco el cartón o que juega con esa incertidumbre demasiado para al final, pse.
Brigitte Vasallo - Tríptic del silenci Si ya pones mala cara cuando se habla de charneguismo porque tú ya no estás ahí porque tú ya eres lo que debes ser y ves el Foraster y te crees que ese es tu mundo y el mundo al que debes pertenecer y escuchas el discurso de Aitana Bonmatí recogiendo la Creu de Sant Jordi y dices 'es que es eso', naturalmente este libro no te dirá nada. Incluso estarás en contra. Incluso puede que furibundamente en contra y lo ridiculizarás. Ya están los garrulos con el charneguismo. Los inadaptados. Españolazos. Lerrouxistas. Fascistas. Pero si leyendo este libro hay algún momento en el que un pellizquito en la patata te dice 'es que eso me pasa a mí', este libro, que no es un libro sino un grito, te llamará y te reafirmará en que, no, no es lo mismo, no venimos del mismo sitio, no estamos de la misma manera y nuestra manera, ojo, es la manera.
Vidal Aragonès - Francesc Layret. Vida, obra i pensament Me llevé este libro de casa de un colega porque una biografía de Layret parece interesante de la misma manera que hemos dedicado tiempo a Seguí o a Pestaña. Esta vez el autor es conocido, ex diputado de la CUP. Y la biografía no ha dejado de parecerme casi constantemente una manera de decir 'si Layret viviese ahora, sería de los míos'. Como teoría, pues mira, cada uno arrima el ascua a su sardina, como biografía, a veces deseas que se acabe de una vez.
Roberto Saviano - Los valientes están solos El libro de Chirbes ficciona lo que el libro de Saviano documenta. Un libro dedicado a repasar los últimos años de vida del juez Falcone antes de que la mafia le volara el coche en plena autopista. La pretensión de este juez de intentar acabar con la mafia en Sicilia y por ende en Italia, choca con la incomprensión o directamente conchaveo de sus propios correligionarios con la mafia, los políticos con la mafia y los medios con la mafia. Y la mafia misma, claro. Negocios, política, leyes, todo bien mezcladito en un relato que te engancha aunque sepas que todo va a terminar mal. Muy mal.
Nuccio Ordine - La utilidad de lo inútil. Manifiesto. Aquí yo pensaba que el libro iba a ir de una cosa y luego va de otra. Yo pensaba que iba a levantarme el ánimo pero finalmente lo que hace es reivindicar eso que llamamos improductivo, es decir, el saber, el conocer, incluso el procrastinar sin sentido, jugar. En unos tiempos como estos en los que lo que importa es 'facturar' que alguien enciman nos haga palmas con que eso de pensar es realmente lo que hace avanzar el mundo, pues no nos hace ningún favor porque si me hacen palmas yo me lanzo. Y no me puedo lanzar. Para tenerlo en casa.
Nikolai Gogol - Tres relats de Sant Petersburg Por los pelos, pero al final ha caído un ruso. Tres cuentos de Gogol, uno de ellos dicen que es lo mejor que escribió, el de 'El abrigo'. Los tres cuentos, breves, son idas de olla progresiva, con finales de me lo saco de la manga y despiporre por que sí, pero están bien para romper la gravedad que a veces tienen los rusos. Gogol es uno de los pioneros. Y ahí aparecen los funcionarios, el frío, lo irreal, la pobreza, aparentar, ascender, comer, beber y que en medio de todo eso, pues que no se te vaya la olla.
Antonio Espino - Exploradores del Nuevo Mundo Y finalmente, si el anterior libro de Espino nos cuenta todo el catálogo de atrocidades posible, en este libro nos adentramos en todo el catálogo de calamidades posible que se encontraron estos exploradores heroicos del Nuevo Mundo que únicamente soportaron porque la posibilidad del oro les hacía inmunes a cualquier otra consideración. Naufragios, canibalismo, exterminio, hambre, heridas, muertes, enfermedades, pero oiga, es que si no voy yo, igual va este y se queda con el oro. Atroz.
domingo, 29 de diciembre de 2024
Rockdelux, 40 años
La revista Rockdelux celebra su 40 aniversario y qué mejor manera de hacerlo que regalarnos, previo pago en kiosko, uno de esos especiales que tiene pinta que será repasado y repasado hasta aprenderlo casi de memoria como ha sucedido con otros especiales gloriosos editados. Si su especial 200 no te sirvió para hacerte con una guía musical de referencia o bien no descubriste que había muchísimos discos de grupos españoles que desconocías y que eran buenísimos con su especial 20 años, no sé de dónde has sacado las referencias musicales y prácticamente culturales en las que te mueves. Seguramente de otros sitios, de otras revistas, de otras emisoras. Rockdelux, Radio 3, los festivales, la filmoteca, ir de marcheta, esas cosas que hacíamos antes y que escuchábamos antes y que ya casi no hacemos. Rockdelux ya no se lee, en mi caso, por una pereza estúpida a registrarme o suscribirme, pero siempre que sacan algo en papel, sufro por si llego al kiosko y me lo han quitado, porque en Santa Coloma cada vez hay menos kioskos y sé que somos bastantes los que pugnamos por el número especial. Y llega el momento de comentar el contenido y lo haré desde el reconocimiento de que yo sí que comparto buena parte de esas referencias y de esos personajes que la revista considera como esenciales para entender estos cuarenta años transcurridos en la música, el cine, la literatura, etc. Pero también entiendo que se cometen algunas injusticias que, no siendo yo precisamente seguidor, creo que habrían merecido un criterio más benevolente aunque entendiendo que ya hay otras publicaciones y otros medios que exaltan hasta la saciedad los méritos de quien aquí no aparece. Me refiero por ejemplo al caso del Robe, epítome de una cierta escuela de rock entre urbano y poético que a mí me ha interesado siempre poco pero que entiendo que tiene una trascendencia para mucha gente, mucha en este país o bien alguien como Manolo García, al que tampoco tengo en estima en cuanto a su producción musical, pero sé que es una referencia casi generacional para mucha gente. Y no sé si lo serán en mayor o menor medida que personajes como Kiko Veneno o La Mala Rodríguez o Josele Santiago, pero me parece que es una ausencia y una elección muy particular que yo comparto, pero que señalo. Y así llevo varios días perdiéndome entre los perfiles más diversos y 'reservándome' leer los de aquellos que me parecen más trascendentales para mí, como por ejemplo el de Kurt Cobain que siempre es el primero que me sale cuando abro el especial. Y no serán tus referentes, pero siempre se puede descubrir algo nuevo o atreverte con algo o con alguien al que quizás has tenido más respeto o reconvención de lo necesario. Para acabar de hacer atractivo el número, se nos apunta el resumen del año en lo musical, cinematográfico y literario y uno ya ha asumido hace tiempo que no está ni se me espera y entre los que conoces y los que conoces pero no te hacen ni siquiera levantar el dedo meñique de la pierna derecha, pasas el listado musical sin entender casi nada. En cuanto a películas, vamos razonablemente bien y por lo que respecta a series pareciera que he dedicado el año a ver demasiada morralla que no destaca. Algunos comentarios por ejemplo a la elección como segunda peli del año la de Segundo premio (espera que lo acabo de coger, que es por lo de Segundo...), o bien Los Años Nuevos como una de las mejores series, quizás aquí porque retrata a un 'target' específico de la propia revista y se (nos) hayan sentido identificados con la misma. Tengo un colega. De los libros ni hablo porque ni siquiera he sabido encontrarlos cuando he ido a buscarlos. Cero. En fin, que siempre es un placer perder el tiempo leyendo, aprendiendo o reflexionando sobre qué es lo que consideramos culto, culturalmente consumible y recomendable. Y mientras estamos haciendo esto, no estamos haciéndonos daño con otras cosas.
viernes, 27 de diciembre de 2024
Joker: Folie à Deux - Todd Phillips
No voy a ser muy original si pregunto ¿qué necesidad había de hacer esta película y qué necesidad había de hacerla así? Se dirá que claro, como sale Lady Gaga hay que meter canciones para el lucimiento de la cantante, pero... ¿por qué? Joker, la original, es una buena película que de manera muy efectista nos hace plantearnos muchas preguntas y si nos ponemos sociopolíticamente agudos podríamos hablar de cómo ese personaje desquiciado se convierte en referente de una masa que busca desesperadamente un desquiciado al que seguir y se nos va la cabeza rápidamente a la situación actual por la que quien más gorda la dice más gente se pone detrás. Puede que fuera de esto la película y todos la llevamos allí, aunque el mensaje que mandaba era preocupante, no había rebeldía o lucha contra el sistema, había fuego a tope y punto. Preguntas y desenlaces que planteaba la película original y que quedaban ahí y que ya dieron lugar a debate. Pero esta continuación. Yo tengo una teoría. La teoría es que alguien, alguien con mucho dinero, alguien capaz de permitirse pagar una película buena americana, quizás la propia Lady Gaga, se quedó enamorada de esta imagen, de esta pose que coloco aquí. Y como a alguien le gustó y no quedó satisfecho con verla en la primera película decidió pagarse una película para que Joaquin Phoenix repitiera una y otra y otra y otra y otra vez la pose de fumar con la cabeza hacia atrás. Tantas veces. Muchas veces. Cada dos por tres. Joaquin Phoenix, el Joker, cigarrito y hacia atrás. Vale. Nos queda claro que esa imagen icónica... pero a ver, y el resto de la peli qué. El resto de la peli sigue, de una manera muchísimo menos acertada, digamos que menos intrincada, el tema de lo que uno tiene en la cabeza y lo que realmente pasa. No haremos spoiler pero lo que deja abierto en la primera, aquí vuelve a aparecer. Y si de lo que se trataba era de hablar de la creación de superhéroes o de supervillanos, quizás lo que nos quieren decir es que, como en la primera, it's all in your mind. Pero, en serio ¿porqué todo lo demás? ¿porqué todo ese cantar? Es que sale uno del sofá del que ha visto la película pensando, qué necesidad. ¿No?
Le Congrès ne marche pas - La Calòrica
Porque vosotros sois gente normal y del Congreso de Viena tenéis una idea lejana, pero claro, yo el Congreso de Viena no es que me lo sepa de pe a pa, pero si me preguntas te puedo explicar más o menos. Así que claro, cuando mi hermano me regala dos entradas 'a ciegas' y me dice luego que la obra va sobre el Congreso de Viena, pues yo ya voy predispuesto a que sea bien. Un bien total. Y la verdad es que la obra es un bien. Un bien porque de lo que va el Congreso de Viena tal y como lo cuenta La Calòrica es de cómo las clases dirigentes, pero la dirigentes de verdad, no las de los burpees y esas cosas, se organizan, se trabajan, se curran y se lo pasan todo por el forro porque en realidad son pocos los momentos en los que ven que todo se les puede ir al carajo. Y tienen miedo, sí, siempre tienen miedo, pero también se esfuerzan en que ese miedo no sea realizable. Es decir, tienen miedo a que de alguna manera nos organicemos y les jodamos la fiesta, pero se aseguran de que ese miedo nunca sea tangible. O que eso que les da miedo no pueda llevarse a cabo. Lo primero y principal, es inocularnos la idea de que no hay alternativa. Pongámonos en situación, el Congreso de Viena se lleva a cabo en Viena cuando después de la derrota de Napoleón allá por el 1813 después de que este vuelva de Rusia bastante debilitado, se le plantan prácticamente en París y le obligan a abdicar y salir pitando. Lo encarcelan en la isla de Elba y las potencias deciden que han de reunirse en Viena para ver cómo se reparten el mundo. Y cómo aseguran que lo que ha pasado, esos 30 años desde la Revolución Francesa en los que han visto peligrar de manera real su poder, su forma de organizar el mundo y la vida de todo el mundo, no vuelva a pasar. Lo que pasa es que eso de organizar y ponerse a pensar y tal, no es tan sencillo y el tiempo pasa y a Napoleón le da tiempo a escapar de Elba y volver a ponerse en marcha y solo lo paran en Waterloo un poco de milagro. O eso es lo que siempre me ha gustado pensar a mí. Yo, de hecho, tengo un juego de estrategia sobre la batalla de Waterloo y, aunque solo he podido jugar yo contra mí y a veces con mi hermano cuando este era todavía lo suficientemente pequeño como para... bueno, que en mi juego de Waterloo, según cómo y si te lo montabas bien, (y entendías bien las reglas) ganaban los franceses. A lo que vamos, lo que estas potencias, reyes, diplomáticos, etc, tenían claro, era asegurar que 'no había alternativa'. Que no hay otra opción posible que el ser gobernados de la manera que unos pocos decidan y para proteger sus intereses. Eso es lo principal. Y esa manera puede ser una y puede ser diversa, pero nunca es la tuya, por mucho que te parezca que sí, que tú también eres parte del tema. No. No lo eres. No lo somos. Esa no alternativa puede ser el absolutismo, el antiguo Régimen, pero también puede ser el liberalismo económico o el neoliberalismo. Pero nunca otra. Así, si da para pensar todo lo que la obra nos muestra de ese Congreso de Viena grotesco, lo que da escalofríos es el discurso de Margaret Thatcher en 1990 para defenderse de una moción de censura en el que incide en el tema de que no hay alternativa. Y lo verdaderamente pasmoso es que, después del Congreso de Viena y ante ese 'no hay alternativa', hubo diversos e importantes movimientos revolucionarios que hicieron que el progreso avanzase. Sí, que avanzase. Que los derechos se extendieran. Sí. Revoluciones e ideologías para sustentarlas. Lo pasmoso y triste es que, desde que Margaret Thatcher inoculase el veneno de que no hay alternativas al neoliberalismo, al mercado como sacrosanto guía, a las austeridades, a todo eso que se supone inamovible, no haya habido nada con cara y ojos que se le haya podido poner delante como alternativa. Y si la hay, no la conocemos. Y si la conocemos, nosotros mismos nos encargamos de pensar que, bueno, que es posible lo que es posible y que ahora mismo. A nadie se le plantea una revolución como salida para nada. Y quien te plantee una revolución, tenle miedo. Y las revoluciones que se nos plantean como posibles, son precisamente más reaccionarias que cualquier otra cosa. La obra es un montaje complejo, con los actores y actrices interpretando sus textos en frances, en ruso, en inglés, con la consabida garrulización del representante español que era el más tonto, el más ignorante, etc. Pero al menos lo representa un actor, peor es ser el rey de Prusia. Una obra que es interesante, que provoca debates, que te hace pensar y que parece de actualidad ante un panorama en el que como dice la obra citando a Gramsci 'lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer y en medio...'. Lo que no sé yo es si lo nuevo no está naciendo ya y es el monstruo. ¿No hay alternativa? Vayan al Poliorama y reflexionen sobre el tema.
miércoles, 18 de diciembre de 2024
Crónica del #PleGramenet de diciembre. Por suerte ya llega la Navidad y nuestra ciudad se llena de luz y color.
Por suerte ya llega la Navidad y nuestra ciudad se llena de luz y color. Datos, hechos incontestables. Facts. Estas palabras que pronunció ayer el regidor Arrebola después de cuatro horas de pleno municipal nos indican que, incluso después de cuatro horas de pleno municipal, hay lugar para la esperanza y se mira todo con los ojos adecuados, que no está muy bien cogida la expresión porque debería ir más encaminado el tema a hablar de la mirada con la que nos acercamos a las cosas. Si después de cuatro horas de pleno municipal y de un pleno ciertamente importante, todavía hay lugar para esa mirada derrochante de positivismo y tal. Bien. Eso que ven en la foto, ahí debajo, es Santa Coloma de Gramenet. Como se ve hasta el mar, no todo es Santa Coloma, también está ahí Sant Adrià, Supongo que algo de Badalona y Barcelona, pero la foto es lo de menos, lo importante es a lo que me da pie. Lo importante es la excusa. Lo importante no es la foto, la foto es lo de menos, lo de más es que a mi me sirve para otra cosa. Y eso es un poco todo. Mi avanzada edad posiblemente no me permite recordar que este recurso lo haya utilizado alguna otra vez, pero a mi memoria me vienen chispazos, momentos, llamaradas, en los que ya he dicho esto de que te estoy enseñando una cosa y en realidad estoy haciendo otra. Ayer hubo pleno municipal y ya he malgastado buena parte de mi tiempo en hablar de cosas que no tienen relación a primera vista, pero si fueron capaces de seguir el pleno durante las cuatro horas que duró, igual algo ya han captado. Y aquí, contraviniendo todas mis normas, he sido demasiado directo, demasiado diáfano en mis intenciones, pero eso no importa. Nada importa mucho, la verdad. Este ejercicio de redacción tiene la utilidad que tiene y no es otro que el mismo que el de la foto. Que el truco de la foto. En tanto en cuanto ayer tuvo lugar el pleno más importante del año, el pleno de aprobación o no de los presupuestos y ordenanzas fiscales, los diversos grupos municipales que componen el consistorio guardaron lo mejor que tenían para la ocasión. Así la oposición mostró dureza en los posicionamientos, exigente, sin concesiones, excepto el grupo popular que no sabemos si va o viene, pero sabemos que por el camino se entretiene. ¿Comentamos los atuendos? ¿Merece la pena detenerse en ello? ¿Debemos pasar por alto la chaqueta roja y corbata amarilla que componían una simpática bandera nacional a cargo del asesor del grupo popular? Quizás hubo consigna de utilizar motivos navideños por parte del grupo y el asesor se extralimitó porque también tenía motivos navideños la corbata del señor Jurado y no llegué a ver lo que llevaba el otro regidor. Los regidores de Vox no sé si compartieron consigna, pero el regidor joven de Vox venía con el clásico suéter de película navideña. Dicho esto, alcaldesa, echa a Rudolph. Porque ya está bien. Porque sí, porque la democracia. Así, sin más. La democracia y Santa Coloma. Echa a Rudolph del pleno. Sigamos. He dicho que el pleno duró cuatro horas pero yo no me quedé las cuatro horas, con tres ya estuve servido y esta mañana, caminando por el río, he escuchado el resto. Se aprecian matices diferentes, tonos de voz, sonrisas y las miradas a cámara que nos enamoran, son menos efectivas. La sobriedad de la escucha te hace inmune a otros efectismos. Nos fuimos, digo, porque nos teníamos que ir y porque no tenemos porqué. Y porque esto se graba y se escucha luego y ya. Digamos que ayer se aprobaron los presupuestos municipales con el voto en contra de dos grupos y la abstención de uno. Los dos grupos que votaron en contra lo hicieron por motivos diferentes pero intuyo que con una mirada similar, es decir, presentarse como oposición frontal al gobierno del PSC, justo en un momento en el que este gobierno se encuentra en estado transicional. El PP que votó abstención, por lo que ya saben qué dos grupos votaron en contra, lo hizo con ese tono en el que te hace un favor al final porque lo que ellos buscan es lo que están buscando. Es decir, que la gente no se asuste, que no de miedo la derecha, que esta derecha no provoque terror, que no provoque rechazo, esta derecha que viene de Badalona no quiere ser un látigo, quiere que tú, votante socialista, pienses que esto ya no es lo que era y que el PP te asegura paz y sosiego. Ese es el tema sobre el que gira toda mi tesis, señoría. El PP quiere que pienses, votante socialista, que esto ya no tiene remedio, que no es que estén en contra de todo, simplemente que ellos lo harán mejor. O igual, que no habrá cambios, que no te preocupes. No son Vox. Pero gobernarían con Vox, aunque pongan mohín de disgusto. Si la idea es, pues, presentarse respecto a esto como una oposición dura, como una oposición capaz de poner en aprietos al equipo de gobierno socialista, los grupos de Vox y de ERC cumplieron con sus objetivos de una manera absoluta. No a los presupuestos, no a las ordenanzas fiscales, críticas a la gestión de todo tipo en materia de aparcamiento, vivienda, gestión del agua, gestión de residuos, etc. Críticas, en el caso de ERC, porque lo de Vox es una mierda, que en muchos casos están bien y tienen todo el sentido del mundo, pero. Supongo que podemos compartir el diagnóstico pero no compartimos el remedio. Y porque sabemos que ERC también ha gobernado hasta hace poco en la Generalitat y que muchas de esas cosas no las ha sabido ni querido resolver. En mi huerto te criaste y los frutos nunca te vi. Y ya está. Y así que cuatro horas de pleno las resumimos en eso. Y sobre el tema de la moción de la llei trans, pues lo de la foto. Por suerte ya llega la Navidad y nuestra ciudad se llena de luz y de color. Se cumplen cien días de la llegada de Mireia González a la alcaldía y es tiempo de hacer balance. Quizás mañana. Pero no esperen nada diferente a lo que ya han leído otras veces. Otros años, no, otros años pensaba yo de otra manera. Pero es que esos otros años eran otras cosas.
lunes, 16 de diciembre de 2024
Los Años Nuevos - Rodrigo Sorogoyen
Tengo un colega. Pocas series o películas de las que se han estrenado recientemente te dan pie de una manera tan clara a comentar el tema con el clásico 'pues yo tengo un colega'. Porque yo tengo un colega. Me he pasado la serie viendo a un colega que es una fotocopia del protagonista en todas sus encarnaciones. Con el pelo largo, con el pelo más corto, con el bigote, con el bigote y la barba. Incluso gestos. Incluso yo que sé. Es que era todo. Dicen que esta serie tiene la virtud de haber conectado con una generación pero es que yo tengo un colega. Un colega y supongo que muchas cosas más. Porque esta serie va de un tipo de peña que tiene ahora mismo diez años menos que yo, pero que podrían ser yo, o yo y mis colegas, mis colegas, los de antes, quizás también los de ahora, ese tipo de gente. Fiestas en casas, casas que cambian, colegas que parece que cambian pero que son los mismos, las movidas en el curro que son movidas en el curro que son movidas en el curro que son movidas en el curro. Las parejas, chico conoce chica, chica conoce chico, quedan, salen, se lían, no por este orden, están, no están, no tienen claro si están o no están, viven juntos, no lo saben, se lo dicen, no sé, tío, las cosas. Todo es una movida. Bien. Ahora bien. Pasan los años, no sabes, al final estarán jugando en el parque con la criatura. O a lo mejor ves venir al compadre solo con la criatura y no preguntas. Es un poco todo. Son diez episodios en los que te da tiempo a pensar un poco en todo. Un poco en el tipo de gente también. No sé si en el tipo de gente que somos, aunque sea gente más joven. Ese tipo de gente. El médico que no parece médico pero que es médico y que tiene padre poeta y tal. Gente que es como nosotros, esa gente universitaria que siempre parece que tiene menos años de los que debería tener o que tiene problemas que no sé si a otros se les plantea. No sé si se podría hacer la misma serie con un trabajador de una empresa filial de la Seat y una trabajadora que trabaja de administrativa en un polígono en Palau. No sé si se me entiende. Pero en definitiva, de lo que estamos hablando es de esta serie. Una serie dirigida por Rodrigo Sorogoyen que ya te da el beneficio de la duda, después de As Bestas o Antidisturbios, cómo no le vas a hacer caso. Se lo haces. Y aunque sabes que lo que estás viendo no está a esa altura, sabes que, a la larga, la serie te dejará un buen poso. Porque está bien, más allá de que a lo mejor por un tema generacional no te interese o incluso por un tema de clase fíjate lo que te estoy diciendo que piensas que al final estos son dos clase media y tú eres un proletario y no te están contando nada que te interese, yo que sé. Al final, la serie está bien. Los problemas de la clase media. Pero tengo un colega. Ojo, que la serie al final va de cómo estos dos muchachos van y vienen y por el camino se entretienen y no se mete en otros jardines aunque aparezcan así como muy de chaspi y lo intuyes. Pero lo que interesa es eso, estos dos. Los que les rodean y estos dos. Al final qué. Pues al final yo que sé, al final creo que el final debería ser lo menos importante, aunque el final está pensado para que sea importante o igual no. Es esta constante indefinición, diez años, diez nocheviejas y diez años nuevos dándole vueltas. Y no entraré en el tema musical, que aquí es donde la serie se define y es donde te señala con el dedo y te dice 'no, no eres tú, no va por ti, porque a ti esta música es que ni te va ni te viene', pero tengo un colega, tengo muchos colegas, es que he tenido muchos colegas que han hecho de esto una banda sonora de su vida, de su momento, de su tiempo, de su todo. Que yo no. Que un colega.
jueves, 12 de diciembre de 2024
La cultura popular, tu cultura popular
La vida que llevo no deja mucho espacio para la experimentación científica o los trabajos de campo, así que me circunscribo a lo que me queda cerquita y en eso me baso. Otros y otras harán otras consideraciones y lo tendrán más fácil a la hora de reflexionar, yo hago lo que puedo con lo que tengo. Así que el otro día bajé a comprar el pan al MacXipan. Que podría haber ido a la Maritene (o Maritere) que está exáctamente a la misma distancia, podría haber ido, pero total para una barra que me voy a comprar únicamente para las tostadas de la mañana ahora que he decidido que voy a desayunar tostadas con aceite en casa, pues me la compro en el MacXipan y qué pasa. Que bajé al MacXipan y esperando a que me atendieran escuché la conversación entre la dependienta y una clienta. Supuse que la conversación giraba en torno al reciente concierto de fin de gira de Camela en L'Hospitalet y era la dependienta la que argumentaba que Camela era un grupo que no recibía el reconocimiento que se merecía. No les ves en ninguna parte, no salen en ningún sitio y ahí los tienes, llenándolo todo. Y no se llevan ningún premio, no como otros, que están todo el día en todos sitios y no cantan una mierda, como el Omar Montes ese. La clienta le daba la razón sobre la poca significación o reconocimiento del dúo madrileño, epítome de la música del extrarradio y cuando ya digo extrarradio estoy calificándola de una manera que indefectiblemente la sitúa por debajo de la música. La música. Yo no escucho a Camela, nunca lo he escuchado. Tampoco he escuchado nunca a Estopa. Ni mucha de la música que se escucha a mi alrededor. He escuchado otra música y no pasa nada. Pero me vengo a referir. La queja de la chica de la panadería está más que justificada y es, atención a lo que voy a decir, otro síntoma más de que hay algo que nos estamos perdiendo. Y esa falta de atención a lo que piensa sobre lo que consume, sobre lo que le gusta, sobre lo que percibe como suyo nuestra gente, esa queja, hay que tenerla en cuenta, porque en esa queja se encuentran muchas de las causas de lo que está pasando y lo que está pasando es que hay una pérdida de pie de lo que se llama la cultura progresista respecto a la cultura popular. Una cultura popular que existe y ha existido al margen de los radares de lo comercialmente significado por no hablar de lo que se quiere vender como culturalmente aceptable. La cultura popular no es solo los coros y danzas, es la manifestación contemporánea de lo que produce la gente trabajadora. Lo que produce y lo que consume. Que un gañán como Dani Martín haga alarde de no gustarle el reggaeton no significa nada porque al final Dani Martín dime tú quién es, pero ese rollo de que el reggeton es mierda y que ya no se escucha música como antes, dice cosas. Pero no vamos a hacer el alegato sobre el reggeton, nos vamos a centrar en Camela (aunque no vamos a hablar de Camela) y de lo que pasa cuando crees que la cultura es la Cultura y que lo demás es algo pintoresco, exótico, a lo que queda bien adherirse cuando te quieres dar una pátina de 'barrio' o 'popular', pero sin creértelo demasiado, sin hacer de eso algo homologable, porque lo verdaderamente promocionable y vendible y a lo que te puedes y debes adherir es otra cosa. No veo los informativos de ninguna otra cadena que no sea TV3. En estos informativos, sí, naturalmente de vez en cuando aparecen Estopa y supongo que también salió Camela (quiero creer), pero habitualmente, la cultura es otra cosa. Liceu, teatro, literatura, festivales musicales, desfiles de moda, exposiciones. De manera diaria. Pero siempre apuntando hacia el mismo sitio, hacia un concepto de cultura por el cual pareciera que en Catalunya estamos en un nivel de consumo cultural que realmente no es. O que, al menos, no es el de toda la población catalana, la de los 8 millones. Y hay una parte importante de esos 8 millones que no sienten que su cultura, que su manera de pensar, de expresarse esté representada. Y no en TV3, en ninguna parte. Recuerdo ahora mismo el regocijo con el que se vivió que en La Revuelta aparecieran Sonia y Selena cantando 'Yo quiero bailar toda la noche'. Una canción que estamos habituados a escuchar por sistema en cuanto hay dos rayos de sol o nos juntamos en una party y hay que poner algo para mover el cucu. Pues fue como 'oh, Sonia y Selena en prime time'. Sabes lo que te quiero decir. Esa concesión a lo popular, a lo que escucha la dependienta, a lo que escucha la clienta, eso que parece al margen, que no le importa a nadie. Ese no importar, un día querrá importar y o se acoge como propio ese clamor o ya sabes.
martes, 10 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Era tan tonto que cuando estaba contento se ponía a silbar la Marcha Radetzky. Le salía solo. Salía del trabajo, por ejemplo, que era su momento de máxima felicidad y le veías coger la chaqueta, quedarse parado esperando el ascensor, silbando. Alguna vez quise hablar con él y preguntarle por el tema. Supongo que no sabía que la Marcha Radetzky no solo era un bonito vals, sino que había sido compuesta en honor a un general austriaco que había sido el encargado de reprimir los movimientos revolucionarios del 1848 en Italia. ¿Y si lo sabía? El cuento, breve, podría acabar aquí. Pero le tuve que preguntar. Un día, precisamente delante del ascensor, le pregunté y me contestó que sí, que lo sabía, que lo sabía perfectamente, que su padre le había explicado la historia, que había leído sobre el tema, que no era la primera vez que alguien le venía a decir que porqué silbaba la Marcha Radetzky. El cuento seguirá siendo breve aunque continúe unas pocas líneas más. Me dijo que silbaba la Marcha Radetzky precisamente porque conocía la historia, porque se la había contado su padre, porque había leído sobre el tema y porque le gustaba el pan de Viena. Qué tonto.
lunes, 9 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Uno de los momentos que más placer me proporcionan llega cuando puedo perderme por los callejones de la ciudad antigua de Praga y espero a que a la vuelta de cualquier esquina me sorprenda encontrándome con alguien que me coja del brazo y me diga qué es lo que tengo que hacer. No me ha ocurrido en demasiadas ocasiones, de hecho solo recuerdo que me haya pasado dos o tres veces. Sería bueno concretar, así que han sido dos veces. La primera vez fue una casualidad, no podía ser de otra manera, nadie hace estas cosas pensando que le van a pasar. Ni en Praga ni en cualquier otra parte. La segunda sí que fue intencionada. La primera vez que me ocurrió era yo muy joven y mataba mis días de soledad deambulando por las calles, consumiendo horas paseando y evitando concentrarme en nada. Un día, alguien una desconocida, me salió al encuentro en un pequeño recodo, bajo un soportal y me aleccionó sobre diversos aspectos de lo que debía ser mi futuro. Impresionado, no me quedó otra que hacer lo que eran unas instrucciones precisas. El efecto de lo que me dijo aquella desconocida duró unos cuantos años. Llegada la treintena, otro momento de crisis y el recuerdo de aquel paseo me llevó de nuevo a las calles de Praga. Recuerdo que una vez sorteé una presencia descomunal que presentí que no me iba a llevar a nada bueno. Y llegó, cruzando una callejuela oscura, alguien que me agarró por detrás y en un portal, delante de una tienducha de muñecos de madera, me aleccionó sobre qué era lo que yo necesitaba y qué tenía que hacer. De hecho, ya estaba hecho. Solo tenía que ir y presentar un par de papeles. Ya estaba. Todo tan fácil. Como un sueño. Si es que en los sueños alguien te dice que entregues un papel que ya está cumplimentado. En orden. Tal día a tal hora. Allí. Qué placer. Qué inmenso placer. Sin voluntad y sin complicaciones. Todo está en esos callejones de la ciudad antigua de Praga, al alcance de quien quiera verlo o el que haya sacado el tiquet o quien de la suficiente lástima o el que pise la baldosa adecuada que accione el mecanismo que posibilite que ese alguien que maneja los hilos desde los callejones de Praga atienda a tu momento de incertidumbre. Y qué placer.
jueves, 5 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Siempre decía 'esta ciudad es insoportable'. O 'esta ciudad nos va a matar'. Con esto último yo le contestaba que 'por la tarde ya iba bien mamado'. Él no entendía la referencia porque venía de fuera, pero a mí me hacía gracia decírselo por si alguna vez escuchaba la canción. Bueno, que la canción tampoco dice eso, pero no sé, a mí me hacía gracia decirlo. Estábamos juntos tanto tiempo, pasábamos tantas horas uno con el otro, que al final yo esperaba que fuera como un amigo total, como una pareja sin serlo. Yo estaba casado y él también, pero intentaba que él fuera, no sé, como mi conexión especial. Ya he dicho que él no era de aquí, era bielorruso, hacía años que había venido a nuestro país y hablaba todos nuestros idiomas posibles estupendamente. Casi no parecía de fuera. Pero lo era. Pasábamos muchas horas juntos, pero no sabía muchas cosas de él. No sabía qué música le gustaba. Yo no dejaba de poner música a cada rato. Esperaba siempre una reacción, un gesto, un mohín de disgusto, que de golpe se pusiera a tararear. Nada. Ni qué programas de televisión había visto. Ni sus ideas políticas. Siempre creí que era de derechas, porque venía de Bielorrusia y si fuera de izquierdas se habría quedado en Bielorrusia ¿no? Leer libros tampoco sabía si leía libros, no traía libros al trabajo y no sé si leería en casa. Hablábamos de fútbol y creí entender que era del Real Madrid. Pero no mostraba sus cartas. Conocí a Jensi, que empezó a trabajar limpiando en la oficina, me enamoré de ella, dejé a mi mujer. Jensi era húngara. Él no dijo nada durante todo aquel tiempo, que fue muy complicado. Simplemente un día no vino a trabajar, me dijeron que había pedido la cuenta. Y no lo volví a ver.
miércoles, 4 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
La verdad es que todo era un poco ridículo. Éramos un grupo de cinco o seis amigos, todos éramos de la misma ciudad, todos éramos del mismo barrio, todos nos habíamos criado juntos, todos teníamos padres que jamás habían salido del país, todos teníamos familia que únicamente hablaba checo, todos teníamos abuelos que jamás habían conocido otra cosa que a checos y si habían conocido a otra gente no guardaban buen recuerdo de ello. Todos teníamos nombres checos o eslavos. Todos, sin excepción, hubiéramos sido reconocidos como perfectos hijos de la gran madre eslava. Todos hablábamos entre nosotros exclusivamente en checo. Únicamente Marek había viajado una vez a Berlín, durante un programa de su escuela, que aunque estaba en el barrio no era la misma escuela porque a esa escuela sólo iban los hijos de una empresa muy antigua. El caso es que fueron a Berlín y cuando Marek volvió, todo cambió. Fue el primero en querer ser inglés. No sé qué vio en Berlín, pero solo hablaba de Inglaterra, de su música, de su cultura, comenzó a vestir como si fuera un modelo de la Fred Perry. No sabíamos de dónde sacaba esa ropa. Nos contagió a todos. Éramos un grupo de cinco o seis amigos, todos de la misma ciudad, que nos creíamos ingleses. ¿Os ha pasado también a vosotros?
martes, 3 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Yo tengo más o menos las mismas vivencias que todo el mundo. Algunas cosas las he hecho, otras no, otras solo las he hecho yo o pienso que solo las he vivido yo pero estoy convencido de que son compartidas por el resto del entorno en el que me muevo. Si te cuento mi vida, verás que, aunque intente adornarla o tenga recursos que la hagan parecer más interesante, coincide con lo que ya habrás visto o escuchado en otros amigos nuestros, incluso en ti misma. Por ejemplo, aquella vez en la que saliendo de un concierto nos pilló la policía meando en la calle. A todos nos ha pasado. Yo la cuento de una manera que puede parecer graciosa, pero en realidad es la misma historia siempre. Yo estaba meando en una esquina, no demasiado escondido de la gente, entre dos coches, y los colegas estaban allí, algunos meaban también o ya habían meado y levanté la vista y vi un coche de la policía municipal en la esquina opuesta. Estaban lejos, pensé. Me concentré en la meada y cuando levanté la vista allí otra vez, los policías estaban delante de mí y lógicamente me recriminaron, me pidieron el carnet y yo asumí la derrota y como estaba borracho intenté mostrar mi sorpresa y recuerdo que un amigo quiso salir en mi defensa pero ya daba igual. Lo cuento de una manera en la que parece excepcional, una anécdota vistosa, pintoresca, los policías no estaban y de repente estaban. Y nos fuimos de allí a otro sitio y a ese sitio no habíamos ido nunca y estuvimos bailando y creo que sentí algo especial. Ese algo especial no sabía lo que era, era algo que no sentía que me hubiera pasado antes. Ahora podría decir otra cosa, pero estoy convencido de que a todo el mundo le ha pasado que ha tenido 'esa noche' en la que parece que algo va a pasar. Naturalmente, no pasó nada. Eso también le pasa a todo el mundo.
lunes, 2 de diciembre de 2024
Pequeños cuentos centroeuropeos
Aquellos cuentos que había escrito casi inconscientemente, sin pensarlo, como un pasatiempo simplemente, le habían dado la popularidad que siempre había ansiado y que con sus ensayos e incluso sus dos novelas no había llegado ni a imaginar. Cuentos escritos como a salto de mata, sin otro interés para él que mantener viva la cosa de la escritura. Eran cuentos en los que quería emular a sus referentes más queridos, los escritores centroeuropeos que siempre le habían entusiasmado. Incluso había escritores de su tierra que habían adoptado claramente aquellos referentes y también a él le habían influido. Así, sin proponérselo, fue escribiendo estos cuentos de manera un tanto desordenada y, cuando vio que ya había reunido un volumen suficiente, los ofreció para su publicación. El libro se publicó y fue todo un éxito. Pero no fue hasta que pasó un tiempo que, un día, revisando unos volúmenes en su casa, no se dio cuenta de algo que, quizás, tuvo que ver con el éxito de aquel volumen que él había titulado 'Pequeños cuentos centroeuropeos' y que, por algún motivo, quizás por ese poco cuidado y ligereza, había entregado como 'Pequeños centros europeos'.
Pequeños cuentos centroeuropeos
Todos nos conocíamos pero no nos conocíamos por lo mismo. Algunos éramos y otros no, unos venían y otros no, otros se sentían y aquellos no, pero estábamos allí y hablábamos entre nosotros, nos reíamos, comentábamos y Zdenek me tocó la espalda y me preguntó si podíamos hablar un momento. Nos apartamos un poco del resto de la gente y empezó a contarme que no estaba en un buen momento, que había dejado el trabajo y que tenía un proyecto en la cabeza pero necesitaba un poco de ayuda y si yo le podía prestar al menos un poco de atención porque tenía en mucho mi opinión. Su idea era mi idea. En cuanto comenzó a decirme qué es lo que tenía pensado hice repaso de las veces que había hablado de mi deseo con el resto de colegas. Quizás a alguno de ellos, o a alguna de ellas, en alguna ocasión y con alcohol de por medio, les había dicho que en realidad, la ilusión de mi vida era... pero no tenía conciencia de haberlo hablado alguna vez con Zdenek y no creo que alguien hubiera llegado a Zdenek y le hubiera comentado eso. Aquí me acordé del cuento aquel en el que alguien descubre un hecho maravilloso y se lo comenta a una persona que cree su amiga pero que en realidad es un competidor y este, en un arranque de egoísmo, no da importancia al hecho. Pensé en hacer lo mismo. Pero no lo hice. Le dije a Zdenek que me parecía una idea muy original y que no se preocupara, que seguro que le iría bien. No le fue bien.