miércoles, 25 de abril de 2012

Sant Josep Guardiola

Después del partido de ayer, tenía ganas de ver qué decía la televisión sobre el particular. Quité la radio y puse el sonido al aparato. Patatín, patatán y entonces el periodista de TV3 dice lo siguiente: 'esperamos las palabras de Pep Guardiola, que seguro que reconfortarán a los seguidores...'. Luego, creo, pero igual esto lo estoy poniendo ya de mi cosecha, que el mismo periodista dijo que 'seguro que sus palabras nos ayudarán a entender qué ha pasado'. Se me abrieron unos ojos como platos.
Tiempo atrás, hace unos meses, fui a cenar a un precioso lugar. Queso y tortilla de patatas. Vino blanco. Y, aunque la conversación, la presencia y todo lo que ustedes se imaginan, era suficiente reclamo como para no hacer caso a nada de lo que hubiese alrededor, ambos, yo y la compañía (¿no les parece que hay como un exceso de comas en todo esto?) no tuvimos más remedio que poner oído a lo que se decía en una mesa contigua. Allí, un zorro veterano, un cuarentón largo, vestido y revestido, y una mujer de su quinta, también ataviada para matar, cenaban y departían. Hablaba él. Y hablaba de su trabajo, de la oficina, de lo que le dije, y lo que me dijo. De que le iba a decir. De que le mandó un mail. Y que el cliente era suyo, pero ahora se iba a enterar porque uy. Y así. Para rematar la faena le contó a la mujer, que escuchaba atenta esperando a que pasara el vendabal, que se había leído un libro sobre Pep Guardiola en el que se hablaba de la gestión del liderazgo, del liderazgo, o del cultivo del liderazgo, o del hallazgo del liderazgo, o del Condado de Liderazgo, o de yo que sé. Del liderazgo. Y que se analizaba en el libro cómo Josep Guardiola, el entrenador, no el recientemente fallecido cantante (y si supiera poner una foto en medio del texto la pondría, no les digo más), había conseguido ganar 13 de 16 títulos posibles y que era un líder y que gestionaba los recursos y sus frases más celebradas y cómo esto y como lo otro. Vamos, que le pegó una clavada a la pobre partenaire que nos dejó a nosotros a cuadros. No podíamos dejar de escucharle. Pep Guardiola, el entrenador, es algo más que un señor encargado de dar unas alineaciones, corregir al lateral para que no suba tanto, decirle al mediocentro 'corta, coño', o así. No.
Antes, hace años, las retransmisiones de los partidos de fútbol apenas sacaban a los entrenadores. Ahora tenemos que ver la cara de Guardiola cuando fallan, cuando ay, cuando entra, cuando pitan, la pose de Morinho, como si hubiese chutado él, como si hubiese sido él. El entrenador como modelo de conducta. El entrenador, el líder. El que mueve los hilos.
Pep Guardiola como referente nacional. Pep Guardiola y su ya conocido discurso de aceptación del premio que le dieron en la Generalitat. Aquello de 'si nos levantamos temprano y nos ponemos a currar... esto lo levantamos en cuatro días'. Pep Guardiola como emblema. Guardiola sabe como sacarnos de la crisis. Que salga Josep Guardiola y nos reconforte con sus sabias palabras. Que nos acaricie el alma con sus mensajes de esperanza en el mañana. Finalmente, sale Pep Guardiola y dice que, bueno, que han ganado muchas veces en el último momento, que la potra se acaba.
Hace años, algunos años, el Depor se jugaba la liga a un partido con el Valencia. En el último minuto, penalty a favor del Depor, falla el penalty, liga para el Barça. La rueda de prensa de Arsenio Iglesias, entrenador del Depor, fue antológica. 'Yo veía a esas gentes los lunes, los martes... y pensaba que esto podía pasar'.
Pero nosotros no. A nivel general. Extrapolando. Voy a extrapolar. Necesitamos a alguien que nos diga que somos los mejores. Que pase lo que pase, somos los mejores. Que el otro no ha ganado, que el otro no tiene razón nunca. Que somos los mejores. Que no hay alternativa. Que si. Que siguiendo el camino llegaremos lejos.
Esperamos a que salga Josep Guardiola y que nos diga algo que nos reconforte. Yo no soy del Barça. Ayer tampoco iba con el Barça. Casi nunca voy con el Barça. Hoy iré con el Bayern. No puedo ir con el Madrid, jamás. Me da lo mismo quién los entrene. Pero me espeluzna el nivel de santificación de personaje. Josep Guardiola como santo local. Como ejemplo de conducta. Como referente moral. Casi como un guía religioso.
Es un entrenador de un equipo de fútbol. Y un fallecido cantante.  

3 comentarios:

  1. és com un gurú. Gurú de tot perquè el que diu serveix per tot, es pot aplicar a tot... és una llàstima perquè a mi al principi em quèia bé, en Guardiola, però tanta santificació i beatificació em supera y me echa pa'trás :\

    petons!

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  2. Sobre el exceso de comas, en efecto, son demasiadas.Pero eso se arregla suprimiendo la redundancia o pleonasmo, es decir, quitando ese "ambos". También puede usted suprimir esa conjunción inicial que no aporta nada al párrafo, pero que bien hubiera podido dejarla si tanta coma no fuera un problema. De todos modos, ya sabe lo que se dice: más vale que sobre que no que falte. Pero lo más demoledor es lo de "yo y la compañía". Hala, el burro delante para que no se espante. Con perdón y mejorando lo presente.
    Yo es que siempre me fijo más en esas cosas que en el fútbol. Ya sabe que tengo prioridades peculiares.
    A ver si el Guardiola ese va a ser también seguidor de Baal y le va a quitar a usted el puesto a su lado, después de tanto cántico y tanta meditación. Sería tremendo. Mire que si todo se debiera a que ha hecho un pacto con Baal...

    Feliz día, monsieur

    Bisous

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  3. Qué triste estoy, no las tenía ayer todas conmigo y, ¡zas!, en toda la boca, pero qué triste estoy.

    Si Guardiola hubiese dicho eso de “…que somos los mejores. Que pase lo que pase…”, entonces no sería Guardiola, sería Mourinho y en el barça, se practica la humildad.

    Saludos,
    Bara

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