lunes, 3 de febrero de 2014

Villastanza de Llorera XIV

Más de ‘Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes’, de Benito Repojo Ostiz, relato galardonado con el IIIVIII Premio… tal y cual. Sigamos, que esto se ha puesto interesante.
‘Encontraron a Facundo Kohlthenberg muerto, y muy muerto. Alguien se había preocupado de vaciarle las cuencas de los ojos, de hacerle una raja en la frente de punta a punta y en horizontal, de abrirle la barriga y sacarle las tripas, meterlas luego en una olla y dejarlas hervir, introducirle una botella de vino por el ano, machacarle el miembro viril con un martillo y arrancarle los dientes con unos alicates. Todo eso sucedió ya con Facundo fallecido, según dictaminó el médico forense así como los policías y guardias civiles que acudieron a ver qué había pasado por allí. No tardaron ni dos horas en personarse unos números de la benemérita en la casa de la prima Poli. Al parecer, alguien en el pueblo había visto a Poli entrar en la casa de los Kohlthenberg y rápidamente habían ido con la información a las fuerzas de seguridad. Junto con los números de la guardia Civil, iba una inspectora, la agente Galarreta, de la brigada de homicidios, que fue la encargada de dirigir la investigación y el interrogatorio. Llamaron a la puerta y fue el niño Jonás el que les abrió. ‘Pasen, pasen’, dijo sorprendentemente el niño, sin preguntar a qué venían. La prima Poli estaba envasando comida en tuppers y en una de las mesas de la cocina había colocado calzoncillos y calcetines muy bien ordenados. Parecía que supiera que iban a venir a por ella. Los agentes entraron en la cocina, se identificaron y preguntaron a Poli si podía decirles dónde estuvo la noche anterior. Ella contestó lo siguiente:
-          Como ya saben, estuve en casa de Facundo Kohlthenberg, pero no estuve presente cuando fue asesinado. Yo me fui y le dejé un presente que había encontrado en el campo. Llegué a mi casa casi a las doce de la noche. Si quieren alguna prueba al respecto, les puedo decir que estuve viendo un programa de la televisión que habla sobre fenómenos paranormales. Me gusta ese programa, lo veo todas las semanas y no me pierdo ninguna entrega. Me gusta verlo aunque buena parte de las cosas que dicen no tienen…
-          Señora, si no le importa, nos gustaría saber de manera cierta si estuvo aquí o no, ¿tiene alguna prueba de que estuvo aquí aparte de su afición por lo paranormal? –interrumpió la agente Galarreta.
La agente Galarreta era una mujer de unos cincuenta años, con décadas al servicio del cuerpo, que había investigado casos de asesinato por toda la geografía del Estado. Incluso, había sido asesora de la policía colombiana y peruana durante tres años. Durante su estancia por aquellas tierras, sufrió un cambio increíble para quienes la conocieron como una persona dura, concienzuda y tremendamente práctica y descreída, para descubrir una suerte de espiritualidad indigenista que hizo que su pelo se soltara y se aficionara a las ropas anchas y de tejidos siempre naturales de confección artesana.
-         La verdad, agente, es que no tengo prueba material de esto. No lo podría demostrar, pero aquí estuve. Mi nieto Jonás ya estaba dormido cuando llegué y no pudo verme.
-          ¿Deja a su nieto solo en casa, sin más protección ni cuidado?
-          Bueno, nadie tiene ningún motivo para entrar en mi casa para hacerme daño… ¿qué miedo tengo que tener?
-          ¿Está insinuando que sí que existe un motivo para matar Facundo Kohlthenberg? Sea como sea, nos tendrá que acompañar…
-          Por supuesto.

Quirino Barrantes estaba estupefacto. Su prima Poli podía haber matado al decrépito ricacho del pueblo. Ella salía de casa de Facundo Kohlthenberg. Él la vio. Y alguien más la había visto y la había denunciado. Quirino pensó que todo aquello era demasiado evidente. Que su prima Poli no tenía ningún motivo para matar a Kohlthenberg, pero… cuando pasó junto a los habituales de la esquina, con su corro eterno de comentarios nadie se molestó en disimular una mirada escrutadora y casi delatora. Él también estaba implicado en lo de la muerte, seguro que sí. En esa familia, todos tienen la cabeza…

1 comentario:

  1. Monsieur, desconocía esta vena sádica suya. Debe de ser producto de la descarga de adrenalina durante el concierto.

    Feliz tarde

    Bisous

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