martes, 13 de mayo de 2014

Fiesta de aniversario

De las memorias del Barón Yanáyev:
'... y me dijeron que tenía que conocerla. Había llegado de China y decían que era encantadora, que traía un séquito de sirvientes que no cabía en el palacio de Versalles, que su ajuar lo habían tenido que ir trayendo desde un año antes, que no era capaz de pisar el suelo si éste antes no había sido perfumado con una loción cuya composición sólo ella y un viejo químico que viajaba siempre con ella y al que mantenía encerrado bajo llave, conocían. Decían que se había encaprichado con la idea de vivir una fiesta de aniversario en otro país y le habían dicho que París, en Francia, era en aquellos momentos la capital del mundo. Aquella princesa china no movió un sólo músculo cuando le comunicaron que el viaje iba a ser largo y que podría llegar a ser ciertamente incómodo atravesar ciertas regiones del país. Se contaban historias y sucesos tremendos acaecidos durante el largo trayecto a través de desiertos, montañas, ríos, reinos hostiles... pero finalmente, el día había llegado y puntualmente, la embajada rusa había recibido una invitación para el magno evento que iba a celebrarse en los mismos jardines reales, dado que el rey Luis había consentido en prestar sus dominios para tan reconocido personaje.
El embajador, para mi sorpresa, me trasladó la petición para que fuera yo el que asistiera a aquella fiesta y me sentí ciertamente halagado. El día de la fiesta, me engalané como pocas veces suelo hacer y, sufriendo por la tan alta responsabilidad y sin más regalo que unas pieles de oso que a buen seguro ella ya tendría a toneladas, le dije a nuestro cochero que se dirigiese a palacio.
Imaginen, nuevamente, mi sorpresa cuando llegué y no había preparaciones de fiesta, ni ambiente, ni nada. Me la habían vuelto a jugar. Consternado, sin saber qué hacer, fui al palacio de la Condesa de Croissant, donde ella, que siempre anda mucho más despierta que yo, me contó lo que había sucedido.
'Monsieur, usted siempre en las nubes. Sepa que todo París está en el juego de la fiesta de aniversario. Al parecer, el padre de la princesa, el Emperador, se negó en redondo a que su hija hiciera ese viaje tan arriesgado. Así, pagó a una maestra de su hija, extranjera, la Señorita Rayo Volador, para que proyectase un viaje que nunca se haría. Rayo Volador ha ido dibujando unos decorados y un recorrido que asemejaría al que realmente haría la pobre princesa si hubiera salido de China, pero sin salir de ella. Ha imaginado cómo debe ser el desierto, el Pamir, las tribus, un asalto por parte de una banda túrquica, vivir en una yurta, beber de la ubre de una camella afgana, una estancia en un harén, el puerto de San Juan de Acre y por último París, todo ello lo ha dibujado y un ejército de trabajadores lo ha ido creando para que la princesa sueñe que ha estado y vivido su cumpleaños en París, cosa que jamás pasó. Y ahora, si quiere le invito a una copita de sake, que es un licor japonés de arroz, y aunque no sea lo mismo que un licor chino, bien puede valer para brindar por la señorita Rayo Volador y la capacidad de hacer creer a la gente que uno está donde no está.'

Feliz día, otra vez con retraso, señorita YPRH!!

5 comentarios:

  1. ¡Muchas gracias Tolya! Qué detallazo.

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  2. Vaya vaya, mire por dónde aparece Yanayev otra vez. Yanayev cabalga de nuevo.

    Felicidades a madame Yphr, con más retraso aún.

    Bisous

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  3. Toma! Vaya regalazo Yolanda no te quejarás!!! Jo yo también quiero un cuento así... Pero claro no tiene datos...

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    1. voy a hacer de esto una salida laboral. presénteme un curriculum o algo y haré un apaño.

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