lunes, 9 de marzo de 2015

Von Liquen

De las memorias del general prusiano Augustus Von Liquen, queremos extraer un pequeño texto que tiene alguna cosa que ver, pero ya verán que es más bien todo difuso y con poca sustancia.
'Habíamos acampado en el lugar exacto que nos habían indicado y tal y como nos habían dicho y fue entonces cuando apareció el mariscal Oskar Von Natürhausen para decirnos que él había acampado en el lugar exacto que le habían indicado. Esto era siempre así. Recuerdo que, durante una campaña contra los daneses, volví al acuartelamiento para contar lo que había visto y vivido y, siendo sólo un capitanucho como yo, estaba Von Natürhausen sentado alrededor del fuego contando exactamente lo mismo que yo había llevado a cabo. Y él no había estado. Von Natürhausen siempre parecía haber hecho miles de cosas, sin haber estado jamás en el sitio en el que había sucedido todo. Eso sí, tenía la capacidad de hacer creer a la gente, que eso sera cierto, que estuvo allí y que lo que había visto, contado y narrado era realmente así. Y es que era así. Lo fascinante es que realmente era así. Él no estuvo en aquella batalla contra los austriacos que nos dio la victoria final, pero fue condecorado con la más alta graduación por los servicios prestados. Él no derrotó a los franceses en aquel encuentro tan extraño, pero en el diario pusieron su foto posando (pusieron, posando, en fin), con una bandera francesa capturada al enemigo. Él se jactaba de no haber pisado jamás Francia, pero eso dio igual. El público le amaba. Von Natürhausen era el ídolo de la oficialidad. El hombre que todo lo hacía, sin estar jamás. El sueño de cualquier militar, de cualquier persona, en definitiva. Triunfar sin estar. Triunfar sin ser. Sin necesidad de aparecer. Alguna vez, para algún desfile. Y la cámara siempre le captaba. Rucuerdo haber ocupado una vez una portada del Hamburger Zeitung con motivo de una fiesta de aniversario de la cuñada del emperador. Me sacaron de refilón. Pero, ay, a mí me cansaba un poco todo aquello. No comprendía cómo la gente podía dejarse embaucar de una manera tan clara. No estaba, no lo había hecho, y se arrogaba el éxito como si tal cosa. Y la gente lo creía. Le quise dar una lección. Le propuse al general Von Natürhausen que, en aquella ocasión, partiésemos juntos a la batalla. Los rusos se habían puesto tontos en unas lagunas cercanas y les íbamos a escarmentar. Le propuse partir a primera hora de la mañana, di el plan de ataque, Von Natürhausen asintió y prometió que sus fuerzas acompañarían el plan. Incluso dio dos apuntes sobre cómo podría hacerse todo el plan de envolvimiento. A la hora convenida todos los cuerpos disponibles estaban ya formados y listos para avanzar. Von Natürhausen no apareció. Delegó en un tal Zugspitze. Él se tenía que ir a Berlín. Los rusos nos dieron una buena tunda. Me formaron un consejo de guerra. El alto mando consideró que...  Von Natürhausen salió en mi defensa. Eso es lo que más me duele.'.

2 comentarios:

  1. Pero hombre, cómo le podía doler que saliera en su defensa? Ya es tenerlo delicado. Tantas cosas de las que quejarse y va y lo que más le duele es eso.

    Feliz comienzo de semana

    Bisous

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  2. Triunfar sin estar suena a paradoja.
    A saber qué libros se leía ud de niño.

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