miércoles, 18 de marzo de 2015

Tito Nano

No, no se alarmen. Seguimos trabajando en lo que estábamos trabajando. En esta ocasión nos gustaría mostrarles un pequeño texto nuevamente, pero ahora a cargo de un actor de teatro que se ha lanzado a las letras, Josefito Eleázar, que nos sorprende con este relato titulado 'Tito Nano'.
'Cuando la ciudad despertó aquella mañana, lo hizo sobresaltada. Sus habitantes buscaban el brillo del sol y no lo encontraban. Los ciudadanos salieron a la calle y preguntaron a los que ya estaban allí qué ocurría y los más despiertos de todos ellos comenzaron a explicar que alguien había venido y lo había cambiado todo. Hablaban que en el extremo de la ciudad se había instalado un monstruo enorme, un ser fantástico, de aquellos que aparecen en libros precisamente fantásticos. Unos contaban que era un ser de treinta cabezas, otros preferían decir que tenía la cabeza muy gorda, algunos más incluso apuntaban que ni siquiera tenía cabeza. De brazos se llegó a un consenso, tenía dos brazos pero eran gigantescos, tan grandes que llegaban al sol y podían quitarlo de enmedio del cielo, que es lo que ocurrió. Unos pocos decían que sus brazos eran tan largos que había llegado a abrazar el mundo. Su cuerpo no podía ser descrito. Unos contaban que el cuerpo del monstruo era toda la ciudad, otros que su cuerpo era transparente y no tenía color, otros que estaba hecho de una gelatina que absorbía todo lo que encontraba. Una niña muy risueña dijo que había estado dentro del cuerpo del monstruo y que olía a vainilla y que su madre había ido a buscarla y se había mareado del olor, pero que a ella le gustaba. Otros, siempre hay otros, consideraron la posibilidad de llegar a un acuerdo con el monstruo para que les cediera tejidos y estudiar su composición. No se daban cuenta de que sin sol no se puede hacer nada. Que la vida corría serio riesgo de ser exterminada. Que ellos morían poco a poco. El monstruo estaba en una esquina de la ciudad y yo sospeché que nadie le había visto realmente. La gente reunida en una plaza comentaba las posibilidades que había de éxito en la supervivencia. Paradójicamente, había mucha gente, muchos conciudadanos, que seguían en sus puestos de trabajo, yendo y viniendo, atareados, sin hacer caso de la gravedad de la situación. Sabían del monstruo, pero tenían más miedo a otra cosa. Se consideró necesario ir al monstruo y pedirle explicaciones. Llegamos al lugar en el que se encontraba. Alguien había señalizado el camino. 'Hacia el monstruo'. Nadie había acertado en la descripción. Me avancé y antes de que pudiera dirigirle la palabra, el monstruo emitió un sonido muy claro, muy preciso, una evidencia incontestable:
- Tito Nano.'

3 comentarios:

  1. El monstruo de la imagen parece una tortuga ninja. Pero a ver, si era tan grande cómo es que nadie lo veía?

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  2. Es suyo el dibujo del monstruo enorme?

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  3. Y yo sin saber que se podía pedir explicaciones a los monstruos.

    Feliz tarde

    Bisous

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