viernes, 11 de septiembre de 2015

El Gran Hotel Budapest - Wes Anderson

Una película que es como una postal. Una postal preciosa, donde todo es bonito, donde todo es perfecto. Donde todo es como lo piensa el protagonista. Yo quiero ser como el protagonista. El protagonista es un conserje, se llama Monsieur Gustave, y trabaja en el Gran Hotel Budapest, un hotel situado en la república de Zubrowka, una república imaginaria, que debería estar en Europa Central, allá por los años treinta. Un escritor visita ese hotel durante los años sesenta, se supone, se encuentra con un señor enigmático, que es el dueño y se llama Zero Moustapha y tiene una historia que contar. La historia de cuando el hotel era otro hotel, el mismo hotel pero diferente, porque todo cambia y lo que antes era lujo y civilización se convierte en otra cosa. Y yo se supone que apuesto por esa otra cosa que aparece en la película, claro, pero a mí me gustaría ser como el conserje, como Monsieur Gustave.
Es una película de Wes Anderson, un director que nos ha dado peliculones como The Life Aquatic, o Viaje a Darjeeling y que aquí se sale. Una película bonita, sobre todo visualmente, como suelen ser las películas de este director, en la que, como digo, cada escena, cada plano, es una postal. Y toda ella conforma una grandísima postal, en la que la historia, la trama que se mueve en ese escenario a veces parece secundaria. Una trama consistente en una muerte, un asesinato, un robo de un cuadro y cómo el conserje Monsieur Gustave y el botones que heredará el hotel, Zero Moustapha, intentan resolver el caso.
Bien. Al final de la película se dice que se inspira en textos de Stefan Zweig, escritor austriaco que se suicidó en 1941, consciente de que los nazis iban a ganar la guerra y no podía soportar que Europa, que el planeta, viviese semejante desastre, que se hubiera llegado a eso. Zweig no era de izquierdas, o quizás sí que lo era, era un pequeño burgués que... bueno. Que fuera lo que fuera, me da igual. Me da mucho igual, no sé si el personaje de Monsieur Gustave se inspira algo en su figura, si Ralph Phiennes, el actor protagonista, está caracterizado como él, pero me gustaría pensar que sí.
Me gustaría decir que es una película bonita, que es divertida, que la vean, pero sobre todo me gustaría ser como los protagonistas. Eso. Encontrar a gente así, que hable, que sepa de muchas cosas, que no sea un cafre, que sea sensible, que recite poemas, me gusta esa sensación que transmite Zero Moustapha de estar disfrutando de cada momento que pasa con el conserje, lo que aprende, los ojos como platos que pone cuando habla, eso. La amistad que se desprende, la admiración, todo eso. No sé. Me parece lo más bonito de todo de la película. Junto con lo visual, esa sensación, que es la misma que transmite leer a Stefan Zweig precisamente. Alguien del que aprender mucho, al que admirar no por nada, si no por lo bien que hace sentir estar a su lado, leerlo, escucharlo.
Eso tiene que molar mucho.
Si pueden vean la película y sobre todo lean algo de Stefan Zweig, lo que sea, no se lo pierdan.

3 comentarios:

  1. Pues ya la puesto a descargar en la mula...

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  2. Yo ya lo he hecho, gracias, monsieur. También me gusta mucho Zweig. Aunque hubiera preferido que no se precipitara tanto y esperara a ver si acertaba en sus vaticinios. Creo que sufrió un exceso de confianza en sus dotes proféticas. O igual no, y solo se equivocó de año, o de siglo.

    Feliz tarde

    Bisous

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  3. Vi esta peli en un avión, sin saber de qué iba ni nada, y me encantó.
    Life Aquatic me pareció un truñaco en sus tiempos, ahora no sé si cambiaría de opinión.

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