jueves, 24 de marzo de 2016

Así no, Barça

El otro día me pidieron que diera mi opinión sobre un tema. Y yo le dije que me lo pensaba. Y me dijo que se lo dijera pronto. Y le dije que no presionase. Y me dijo que me estaban esperando. Y le dije que para qué. Y me dijo que no me hiciera el gracioso. Y le dije que no estaba haciendo nada. Y me pidió una frase. Y yo le dije que esas no eran maneras. Y me amenazó con un palo. Y yo me subí a una torre muy alta con un ventanuco al final desde el que iba a hacer una proclama. Y cuando me asomé me lazó un adoquín y me dió en la cabeza. Y yo le dije que se iba a enterar. Y me dijo que ahí me esperaba. Y salté desde la torre tan alta y caí al suelo de pie. Y descubrí que podía volar. Y me dijo que no podía volar. Y le dije que sí. Y me dijo que había sido suerte. Y le dije que no era suerte, que podía volar, que tenía poderes. Y me dijo que él tenía poderes y que yo no tenía poderes. Y entonces me puse a volar a su alrededor. Y me dijo que era muy pesado. Y volé hasta Pamplona. Y me dispuse a sacar el córner. Y me dijo que lo tirase pasado al segundo palo, que los defensas no se enteran y el portero es bajito. Y le dije que mejor lo sacaba en corto, que ya nadie saca los córners en largo y menos al segundo palo. Y me dijo que estábamos en 1983 y que eso de sacar en corto que es una gilipollez. Y le dije que estaba equivocado. Y me dijo que tenía otro adoquín en la mano dispuesto a reventarme la cabeza. Y le dije que no tenía pelotas a tirarlo. Y me dijo que no le calentase. Y le dije que iba a sacar el corner. Y me dijo que cogiese el autocar para viajar hasta Bilbao. Y yo le dije que no era Bilbao, que la final era en Madrid. Y me dijo que se la pasase. Que la abriera a banda. Que no la tirase siempre buscando el centro. Que la tocase un poco. Y yo le dije que se aclarara. Y yo le dije que le iba a tirar la guitarra. Y me dijo que la guitarra era de pan mascao y que le importaba una mierda. Y yo le dije que era una Fender. Y me dijo que no sabía qué era una Fender. Y yo le dije que me gustaba hablar de música. Y me dijo que no tenía ni idea de música. Y le dije que me dolían mucho las piernas. Y me dijo que de un salto se plantaba delante mío y de un tajo en los tendones me dejaba inútil para siempre. Y le pedí que no me asustara, que iba a llamar a mis padres. Y me dijo que sabía que mis padres no estaban allí y que se habían ido y que estaba solo. Y le dije que no. Y él que sí. Y yo que no. Y él que sí. Y yo que no. Y él que sí. Y salió mi padre y nos dio que qué hacíamos. Y le dije que mira éste. Y me dijo que no era mi padre, que me fijara bien. Y salí un momento a aclararme. Y me dijo que cerrara la puerta y volviera pronto que tenía sueño.

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