martes, 7 de marzo de 2017

El misterio de la Calle Safareig

Son muchas las preguntas y tan pocas las respuestas. Es tan escaso el número de personas en quien puedo confiar para recibir información fiable. Es tan reducida mi confianza en el género humano. Creo tan poco ya en los demás. Nos engañan. Nos despistan. Nos confunden. La calle Safareig no está en el barrio de Safaretjos. En esta ciudad de crecimiento desordenado, de construcción caótica, de anarquía y sinsentido, está claro que todo es posible, pero uno espera al menos que las cosas que tienen un nombre se agrupen en torno a cosas que se califican igual. Llámenme conservador, pero si el barrio Latino está lleno de calles que nos llevan a las tierras hermanas americanas, uno espera que en el barrio de Safaretjos se ubique la calle Safareig.
Son con estos con los mimbres con los que se lleva a cabo, bajo mi humilde opinión, un funesto plan para llevarnos a todos a la locura, el apesadumbramiento, la molicie y así al fin hasta llegar a desentendernos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Cuando todo se hace difícil de entender, cuando parece que nada cobra sentido, acabamos fiándolo todo a dos soluciones: una la de buscar la explicación en lo sobrenatural, en Dios, o en una alcaldesa; otra, la de desfallecer, dejarnos llevar y centrarnos en lo cotidiano y próximo sin darle más vueltas a las cosas. Todo pasa porque tiene que pasar. Y luego hay unos cuantos que se empeñan en empeñarse, pero son pocos y no cuentan más que para armar jaleo y crear controversia, es decir, hacer negocio y llenarse los bolsillos con las ganas de bulla. Encuadrado en un término medio entre los tres puntos antes comentados, sigo apabullado con el caso de la calle Safareig.
Mis pasos me guían en muchas ocasiones hacia esta calle escondida de nuestra ciudad. Escondida pero, muy probablemente, fundamental para el desarrollo de nuestra civilización. Se encuentra en obras. En fechas muy recientes, se levantó toda la calle para hacerla de nuevo. Una calle peatonal, que imita el falso rusticismo con el que los colomenses queremos que calles de nuestro centro urbano tengan un algo que recuerde lo que fue un bonito pueblo, que poco o mucho, tenía un aspecto más que presentable y que daba el pego, fue levantada del tirón y readaptada su pavimentación para el tráfico de vehículos pesados que, al parecer, han de pasar sí o sí por esta calle recoleta y escondida de nuestra urbe.
Como soy propenso a caer en la desesperanza y la distensión de mis capacidades de pensar, prefiero muchas veces dejarme caer en el lado de lo misterioso. Así, al intentar comprender porqué esta calle de la ciudad ha sido levantada cuando hay auténticas maravillas de la despavimentación y el bacheado en nuestra pequeña pero inabarcable Santa Coloma (pensaba no decir el nombre de nuestra ciudad para no ser cansino, pero no lo he podido solucionar de otra manera, se me acaban los subterfugios), he querido ver motivos ocultos, tesoros ocultos también, la existencia de un ritual que va más allá de nuestra pequeña capacidad cerebral para entender. Un signo. Un símbolo. La calle Safareig, que no está en el barrio...
Como si fuera un juego de simetrías. Volviendo a hacer nueva una calle que ya era relativamente nueva, aunque los pérfidos camiones de la basura quisieran llevar a cabo su propio esquema urbanístico, en la calle Safareig del barrio del Riu Nord, no en la calle Safareig del barrio de Safareig. Porque no hay un barrio de Safareig. Hay un barrio de Safaretjos. Lo que ocurre en este plano en realidad se lleva a cabo en otro plano. Si doblamos el plano igual el punto corresponde con la avenida Banús, por ejemplo. O no. Quién sabe.
La calle levantada. Hace pocos días, también se levantó una porción de la calle Sant Carles. Con su valla, sus operarios. No estamos aún en año en electoral. Algo pasa. Dos años de obras. No puede ser. La administración no es así. Todavía no.
La calle levantada. La calle levantada. Puede que sea un llamamiento.
Reflexiono.
La calle levantada.
Un mensaje en otro mensaje. Levanto la calle Safareig que no está en el barrio de Safaretjos. Es decir, que lo que estoy haciendo aquí, no se hace aquí. Es un signo. Un mensaje cifrado. Es un símbolo. No te fijes en la calle levantada. Es la calle que se levanta.
Que se levante la calle. La calle en la calle.
Me duele la cabeza de pensar. Es marzo, que nos tiene a todos un poco locos. A las cabezas inestables, este tiempo nos acaba de trastornar.
Disculpen.

1 comentario:

  1. Esa calle...¿a que está en Santa Coloma? : D

    No me diga dónde está la mía. La cabeza, digo.

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