viernes, 12 de mayo de 2017

Jaén - Vilches. Vuelta.

Qué bonito y qué sensible. Vamos de vuelta. El viaje de vuelta no es el mismo que el viaje de ida. No hablamos ya de sensaciones, de ir de día y de volver de noche, hablamos de un viaje tan distinto que parece que incluso las carreteras por las que viajamos son diferentes, siendo las mismas. Viajar de noche, conducir de noche, luces largas, luces cortas. No crean que fue fácil aprender cómo iban las luces largas y las luces cortas. No crean que es fácil nada.
Salimos de Jaén en una horquilla horaria que se mueve entre las diez y las once de la noche. El tiempo estimado en el regreso es el mismo que en la ida, unos 40-50 minutos. Salimos del hospital y ya el trayecto de salida del hospital tiene su qué. El carrilillo lleno de gatos y con una tapadera de la luz (o del agua), que está salida en mitad del carrilillo que ahora la esquivas por la izquierda, ahora por la derecha. Según. Ojo con el volantazo. El carrilillo va a dar a la avenida, carretera, como se llame, de Madrid, carril lateral. No se ve un pimiento al salir y sale uno un poco por intuición. Lo hemos ido comentando a medida que hemos ido viendo que se sale del hospital un poco a lo que salga. Un mes así. A lo loco. Nunca viene nadie por la izquierda, pero… entonces para qué hicieron el carril ese si no viene nadie. Y así vamos pasando los días.
Salir y primera rotonda. Qué risa cuando uno de los primeros días nos paró la guardia civil para hacernos un control, que no nos hicieron el control, nos preguntaron si había bebido y nos dio la risa. Vamos enfilando y a medida que vamos saliendo de Jaén, vamos comprobando que hace falta una mano, una sencilla mano de asfalto, en esa salida. Primera salida a la derecha, segunda salida a la derecha, curva que se hace larga, curva que se hace más larga y vamos a dar a la autovía que nos lleva a Bailén. Al salir, diez contra uno a que hay camiones en el carril que ocupes. Camiones y camiones. Y algún listaco que viene muy deprisa. A veces el listaco puedes ser tú, pero tú o yo o el amor, no venimos por detrás a hacerte luces ni a meterte prisa ni a nada. Tenemos prisa por llegar. Porque queremos llegar. Hay que dormir, hay que descansar. También, por qué no decirlo, si llegamos más o menos a una hora decente, podemos aprovechar para tomar algo si hay algo abierto y ya nos despejamos un poco. Lo de despejarse, qué cosa.
La autovía hacia Bailén. Dice mi tita Antoñita que incurro en errores geográficos en la descripción. Me dejo las luces encendidas del coche después de haber dejado el coche sin batería por lo mismo, me dejo el coche abierto un día sí y otro también, en mitad de un trayecto he de tocar el cambio de marchas para recordar en qué marcha voy, tiemblo de pensar que un día se encienda alguna lucecita que no controle, hoy he visto el cartelito de la ITV y me da pánico pensar en tener que pasarla, hay que mirar de hacer el cambio de aceite… errores geográficos dice..
Autovía hacia Bailén. A qué distancia estará Bailén. A qué distancia estará todo. En teoría la distancia entre Jaén y Vilches es de unos 69 km. 70. Quien dice 70 acaba diciendo 80 y de ahí a 90 o 100... la gente te acaba diciendo que ea, que 100 kilómetros de ida y otros 100 de vuelta. Adelanta camiones, camioncillos. Comparte tramos de viaje con las furgonetas de las empresas de reparto. Un ratillo. Hasta luego.
En el viaje de vuelta coincidimos con el final de las retransmisiones deportivas en la Ser. Me ponen muy nervioso. Hablan unos encima de otros. Adrede. Lo hacen adrede para parecer más, para hacer ver que están viendo un partido entre colegas, yo que sé. O la tertulia de la Ser. Ganas de apagar la radio. Alguna vez le he dicho a mi hermano que la cambie, que la cambie, que da igual lo que pongan en Radio 3, que ponga música. En Radio 3 escuchamos el vuelo del Fénix, o el programa del Senyor Novelles, o el grandísimo programa de los Hermanos Pizarro, o… el caso es escuchar música. El sentido del viaje es ese. Escuchar algo. Escuchar a gente hablando de lo espantoso que es Podemos. Sobre productores portugueses de Heavy Metal. Canciones extrañas de electrónica que no dicen nada. Discutir con mi hermano. Quitar la radio porque mi madre habla por teléfono.
Al poco de entrar en la autovía, mientras adelantamos camiones, aparece la señal de Las Infantas-Villargordo. Es curioso, pero tan solo en el camino de vuelta me pongo a pensar sobre el nombre de Villargordo. Debe ser una deformación de ‘Villa el Gordo’. O a lo mejor es un ‘Villar Gordo’. Hay un pueblo que se llama Los Villares. Cuando quieres llegar a alguna conclusión, ya estás viendo el cartel de Mengíbar. Mengíbar de noche es como cuando estás llegando a Tarragona y ves la Química. Luces. De día, el paisaje es precioso, ya lo he dicho. De noche, el paisaje no es paisaje. La luna llena. Fijarte en los camiones, en el mamón de las luces fuertes, en la carretera. Te da la impresión de que una vez que pases de Mengíbar ya vas a llegar al final de la autovía. Pero todavía falta subir y bajar alguna cuesta. En el tramo de vuelta no hay badenes. A 120 se va de narices. Los días que ha llovido con ir a 100 o 110, ibas tan a gusto. No tenemos prisa.
Nunca hemos visto llover tanto por aquí. De noche no se ve, pero de día el paisaje es genial. Verde. No amarillo como cuando venimos en agosto. Cambia mucho. Cuatro frases. Todos los días. Todas las noches. Nunca hemos visto llover tanto. Nunca habíamos estado tanto tiempo por aquí. Al menos en fechas que no… estamos llegando a la salida de Bailén. La salida de Linares Jabalquinto. No, no es esta salida, es ya. Es ya. No. Hubo un día, solo uno, que me salí por aquí. Error. Una vez, hace mil años, hice el camino por Jabalquinto. Con el Fierro. Es en esta cuesta. No. Es en la siguiente. La rotonda. Los primeros días, cada vez que llegábamos a la famosa rotonda, su puta madre de la rotonda, pasaba un coche. Siempre. Cinco a uno a que pasa un coche. Toma. Ahora hace tiempo que no pasan coches. Cogemos la autovía hacia Linares. Animales muertos en la carretera.
De día no te das cuenta, pero de noche ves muchos animalicos muertos en la carretera. En la autovía hacia Bailén, en la de Linares, hay señales de ‘ojo que se cruzan ciervos’. Ciervos no se cruzan, pero conejos, liebres y animalicos varios sí. Animales aplastados en la carretera. Yo creo que maté hace poco, nada más salir de la rotonda a un conejillo chico. Mi hermano ni se dio cuenta. Cuando entro en la autovía, noto como que el coche se queda pegado al asfalto. Es otro asfalto. Sigo. Nada, al poco, ya veo el cartel de Linares Arquillos. Mil metros. Quinientos. La curva. Mi hermano dice que la curva la tomo cada día de una manera. Es una curva cerrada, que es larga y se va cerrando y abriendo o al revés. Cada día de una manera. Errores geográficos. Cuando ya salimos de la curva, estamos en la circunvalación y empieza el juego de las luces largas y las luces cortas. Ahora. Ahora. Ahora no. Ahora viene uno. Ahora no. Ahora. Y así se pasan esos kilómetros. Asfalto del que notas el asfalto debajo. No suele haber coches delante. No te sueles cruzar con ninguno tampoco. Ahora sí.
Llegas al final, mucho después de lo que tú te crees. Al cabo de un mes he sabido distinguir y localizar el inicio de la circunvalación que tengo tan claro a la ida, pero no a la vuelta. Es una curva larga, cuesta abajo. Claro, es la misma que la cuesta arriba de… claro. Ahora lo entiendo. La carretera no es igual. De día, este tramo entre Linares y el cruce pasado el Piélago, es de conducción gustosa. De noche, una mierda. No ves la carretera, coño. No ves las líneas. No ves. No lo ves. ¿No lo ves? No las ves. Si vas embalado, no ves las curvas. Pues no vayas embalado. Un par de noches tuvimos delante un autobús de Bibiano, lo que da para contar anécdotas sobre conductores de autobús, sobre autocares, etc. En Vadollano aflojas. Luego la curva, luego la cuesta abajo con la curva. Los coches que se cruzan. Largas, cortas, largas, largas, largas. En quinta siempre. Venga. Que llegamos. Que el tito dice que en 40 minutos no llegamos, y sin forzar, mira. Venga.
Hacemos el Stop. Antes del Stop hay un bachaco o una elevación o yo que sé que hace que se te abra el coche entero. Haces el Stop y subes para arriba. Subes para arriba y bajas para abajo. El asfalto es como un rallador. Rrrrrrr. La carretera no es la misma que a la ida. Es como si hubiera dos viajes. Creo que es en el cortijo de la Marquesa cuando creo que yo veo el tren. No es el tren. Es el cortijo. Pero veo las luces y pienso que es el tren que llega a la estación de Vilches. Y no es el tren. Qué tren, me dice mi hermano. En fin. Seguimos y ya llegamos. La carretera con esas líneas que no se ven, que no se ven, que no se ven. Repítelo todo tres veces. Un dolor, un dolor, un dolor. Con el bracillo, con el bracillo, con el bracillo. Ya estamos en la cuesta del valle. Una curva. Otra curva. Reduzco o no. No. Sí. No. Yo que sé. Subo. Venga, subiendo. La casilla. ¿Vive alguien en la casilla esa o no? La curva de entrada que no se ve bien y que parece que te vas a ir a los cascarones, pero no, entras por la avenida de los Olivares. Ajá. Trabajo de documentación. Avenida de los Olivares. Jamás lo hubiera dicho. Olivares. En catalán, oliveras.
Veo gente en un portal, es lo de Ginés, pero como no hay ni un cartel ni mesas en la calle, veo que es lo de Ginés siempre ya después. Veo gente en lo del Pichi si es fin de semana, veo gente en lo del rafi, en lo del ágora, vemos gente. Vamos para casa. Nos paramos a comer un bocadillo o vamos para casa. Vamos para casa. O nos paramos. Cuando viene mi madre no nos paramos. Si no, por hacer algo… vamos para casa.
Bajamos, las elevaciones esas, los badenes esos de la velocidad, quitamiedos, o quitanosequé. El otro día vimos a la maricasti cerrando la tienda y eran las dos mil. Once. Once y pico. Bajamos. La rotonda. A los de la cofradía de las lágrimas los hemos visto algunas veces. No salimos de nuestro asombro. En el Baesucci no se sabe. Vamos por la estación y está el BX del padre de Rodrigo. Bajamos. Pontanilla. Dejo el coche siempre a un metro de la acera. Joer, déjalo más cerca. Joer, qué portazo. Joer, saca las llaves. Joer, el coche abierto. Joer.
Que hemos llegado. Cómo va el tema. Hasta mañana. Bona nit i tapat.

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