viernes, 26 de mayo de 2017

Mundo Abuelo

Tengo una teoría. Baal me manda señales, poniéndome delante los elementos para que yo desarrolle la idea. Y como no tengo otra cosa que hacer, yo me pongo y en un rato, construyo. Mundo abuelo. La entrada por la puerta (ni grande ni pequeña) al mundo de la vejez. Besos de viejo. Olor a viejo. Al fin. Por fin. Barba dura y canosa. Arrugas debajo de los ojos. Cada vez entorno más los ojos para mirar. Cada vez me acuesto más temprano. Me molestan las voces. Ese no es el problema.
Paseando por una de las calles más céntricas de Jaén (¿?) me tropiezo con una tienda de la que solo queda el cartel. Mundoabuelo. Parece que me está llamando. En el día de mi feliz cumpleaños feliz. Me avisa de que es cierto. Que ya soy un abuelo. Y es hora de sentirse cómodo en el personaje. Por fin.
Me refiero a que ya no merece la pena hacerme pasar por joven. Por una persona joven. He perdido. He sido derrotado sin paliativos en el papel en el que los jóvenes han de desempeñar en el mundo. ¿Qué han de hacer los jóvenes? ¿Qué se espera de ellos? Que se busquen la vida, que tengan un futuro, que aseguren el mantenimiento de la sociedad y su buen funcionamiento, que sean responsables y se apliquen en aceptar lo que de bueno y de malo tiene el sistema. ¿Qué es ser joven? Ser joven es una mierda. Ser joven es rendirse, claudicar, perder, caer derrotado por las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas. Ser joven es preparar el mañana. Ser joven es perpetuar la especie. Ser joven es respetar la norma yendo a festivales de rock alternativo. Ser joven es beber hasta perder el control en el Viña Rock para volver al mundo real bajo la ficción de haber luchado en algo. Ser joven es participar del sistema.
Yo, inútil. No lo he sabido hacer. Lejos de mí la pretensión de hacerme pasar por un elemento subversivo. No, más bien ha sido por incompetencia. Por no saber. No he sabido ser joven. No he sabido buscarme una vejez. Y entro en el mundo abuelo sin los deberes hechos.
Así que, ahora sí, pensando yo que era un abuelo antes, cuando lo que soy es un abuelo ahora, he de decir que entro en la senectud con la intención de aplicarme en el papel que se espera de los viejos. Cuarentón desmochado. Cuarentón resabiado. Cuarentón renegado. Cuarentón que se queja, que protesta, que se cree que lo sabe todo y que todo es inútil. Ahora sí que me veo en el papel. Ahora sí que he llegado a mi lugar.
Una vejez dedicada a coger el machete y arremeter contra todo. Ya me da lo mismo. No habiendo cumplido el objetivo de la juventud, la de asegurarte el porvenir, qué más dará todo. Machete. Carga a machete. Desde el barrio de Safaretjos hasta las Oliveras. Desde el Polígono de los Olivares hasta Peñamefecit. Desde la Estación a la calle Pastores. Machete. Carga a machete. Subida primero, bajada después.
Arremeter y fuego. Se acabó teorizar. La teoría dice que a partir de ahora, lo que no hayas conseguido, no va a venir. Hay carambolas, pero tampoco las vas a forzar tú. A partir de ahora, que no quede piedra sobre piedra. Bienvenidos al mundo abuelo. No hay salida. No hay ataduras. Libre al fin. En el fracaso la redención. Mundo abuelo. Camisas por dentro. Polos por dentro. Ayer me descubrí abotonándome el polo hasta arriba. Me da frío por las noches. El autobús traquetea mucho. Carga a machete. Que no quede nada de pie. Guerra a la juventud.
Barandilla, barra del bar, borde de la piscina, parada de autobuses. Despotricar, criticar, reventar. Mal. Todo mal. No lo sabéis hacer. Así no. Una mierda. No os esforcéis.
Lo mismo que hasta ahora, pero sin disimular con camisetas de grupos de música ni mierdas. A tomar viento. Por fin. Vejez. Besos de viejo. Feliz cumpleaños. Puta mierda de cumpleaños.

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