jueves, 8 de julio de 2021

La carne es débil


El cuñadismo español ha vivido hoy un momento ciertamente insuperable. Si ayer el ministro y compañero Alberto Garzón anunciaba una campaña para concienciar a la peña de que esto de comer tanta carne roja no es bueno ni para nosotros ni para el planeta y se le tiraban encima propios y extraños (la cobertura de la noticia en La Sexta ya nos regaló momentos de palillico en la boca y copa de coñá en mano que para qué) aduciendo que la carne es como fundamental y a ver qué daño hace comer carne si tal y cual, como si yéndote precisamente a puestos de mercado donde se vende carne no fuera ya una manera de condicionar las opiniones... si, como digo, ayer ya se rayó muy alto en el índice de cuñadez, hoy el presidente del Gobierno, el Kennedy patrio, el ejemplo de mensajes estereotipados y calculadamente inocuos, Pedro Sánchez, se ha desmarcado con una frase que le perseguirá o tendría que hacerlo durante mucho tiempo. 'El chuletón al punto es insuperable'. 

Que tengamos presidentes de comunidades autónomas que a duras penas no produzcan vergüenza ajena ya lo teníamos más que asumido. Escuchar a García Page hoy mismo ha sido también digno de cubo para vomitar. Pero lo que no esperábamos es que Pedro Sánchez se nos colocase delante del espejo de Manolo el del Bombo y soltase la barbaridad que ha soltado. 

Que nos encontramos en un momento de emergencia climática es algo que no solo queda bien decirlo y reproducirlo en mensajes vacíos, se trata también de implementar políticas que, seguro, no parecen bien entendidas por parte de una población que viene de donde viene. Porque si hay un país donde la miseria está impregnada en todas y cada una de nuestras manifestaciones culturales, políticas, gastronómicas, es este. En España hemos pasado hambre, un hambre atávica, y eso de comer carne, carnes rojas, blancas, amarillas o del color que fuera, no era una cosa habitual, ni siquiera excepcional. Comer carne, para nuestros mayores, es comer. Comer sin carne, era una cosa de gente que estuviera enferme. Si no podías comer carne, qué sentido tenía todo. Ya estabas acabado. Mi abuelo Antonio o mi abuela Juliana hacían broma con que los grillos comían mucha verdura y fíjate qué chicos estaban. Normal. Comer carne como un lujo. 

Así que cuando hemos podido acceder a un nivel de consumo más o menos homologable a los países que nos rodean, no escatimamos. Aquí comemos carne como una forma de estar en el mundo. Puedo comer carne, como con fundamento, como como los señores. Cualquier plato sin un poquito de carne, parece menos. Lo sé porque tengo un colega que... no, te voy a decir una cosa, ese colega soy yo. Yo soy el primero que mira la carta en cualquier restaurante y localizo primero los platos con carne. Yo soy el primero que le tiene que poner a las lentejas un loquesea, a la pasta algo, al arroz unas costillas. Si no, parece que no. 

Y sin embargo, pese a todo eso, entiendo perfectamente la propuesta del ministro y el toque de atención. No comemos bien. No comemos teniendo conciencia del daño que le hacemos a la Tierra con la explotación del suelo, con las carnes 'industriales', con las carnes procesadas. No parece que nos importe mucho. No todo pasa por reciclar y tirar la basura en el contenedor que toca. Ni con conducir coches eléctricos. Ni con poner más árboles en las plazas. Está también el cambio de hábitos alimenticios. Si somos el país que más carnes rojas consume de la UE, nos lo tendremos que hacer mirar. No se trata de un indicador de riqueza, se trata de un indicador de unos hábitos alimenticios que están por los suelos. 

Que hemos abandonado la cocina tradicional, porque es complicada y no tenemos tiempo y nos es más fácil recurrir al filete, la hamburguesa, las salchichas, el lomo, el pollo, etc. Y, yo el primer pecador, deberíamos aprender a comer. Cocinar con un poco de cabeza. Es difícil, o es fácil, porque no todo tiene que pintarse de colores complicados. En todos los países lo hacen y comen otras cosas. No todos los países son más listos que nosotros.

Aunque viendo al presidente del Gobierno decir la cuñadez que ha soltado hoy, quizás solo para incordiar al ministro comunista que ya ves tú qué cosas dice, anda pírate comunista que no vales para nada y deja a los verdaderos tetes socialistas que sí que saben... es que no me lo puedo creer. 

Presidente del Gobierno de España en Lituania. Es que han debido de flipar. Bueno, los de las industrias cárnicas han tenido que aplaudir con las orejas, pero es que no son estos a los que te debes, presidente del gobierno de coalición progresista. 

Eso. Que adelante con la movida y a repensar lo de comer. Y no me propongáis más hamburguesas y esas cosas. Que la carne es débil. Mira, qué buen título para el artículo. 

2 comentarios:

  1. Algo he leído en redes pero no sabía muy bien de qué iba el asunto. Cuando hablé de este tema en mi blog en inglés porque en China salió una campaña también hace unos años para reducir el consumo de carne, uno me escribió diciendo que los chinos ahora tenían que comer carne para hacerse grandes y fuertes porque los europeos somos tan altos por comer carne. En finch. Busca recetas vegetarianas y veganas, todo es ponerse. A mí me flipan los potajes (no les echo carne) y las legumbres al curry. Ahora que estoy de okupa en casa de mi madre tengo que convencerla de que no es necesario comer carne/pescado todos los días...

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    1. hoy le he tenido que poner un poco de chorizo a unos macarrones infestados de verduras porque es que yo que sé. mi compañera ha comprado hamburguesas veganas. esto va a ser muy complicado, pero hay que ponerse.
      he leído su regreso y ya le digo que chipiona no es mal sitio para hacer el aterrizaje. salud!!

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