lunes, 5 de julio de 2021

Mariconadas


Lo políticamente incorrecto hoy en día es ser abiertamente machote. Un hombretón, con pinta de venir de los tercios de flandes, con camisetas del ejército español, bien varoníl, bien tiaco, que nadie te confunda. Una cosa transgresora es hoy dejarse de mariconadas. No dejar ni un solo centímetro de duda a la masculinidad más cerril. Que en estos tiempos líquidos, en los que hemos dejado que todo pueda ser cualquier cosa, no se nos confunda. No somos esas cosas informes, que pueden parecer lo que sea, somos hombres. Somos hombres, vosotras sois mujeres, tenemos hijos que no queremos que sean otra cosa que jugadores de fútbol, o algo así que no deje resquicio a la duda. 

Veo las imágenes de un enfrentamiento entre niñatos con la bandera nacional, camisetas de la selección, que van a meterse con una concentración o reunión de un colectivo o entidad lgtbi. Veo esas cabezas de quince o dieciséis años provocando, mostrándose abiertamente, no hay resquicio a la duda, están seguros de que son heterosexuales y no solo eso, heterosexuales sin mariconadas. Maricón el que no bote. ¿Qué es eso de que la gente pueda ser lo que quiera ser? ¿Cómo lo podemos consentir? Las cosas son como son y hoy, lo verdaderamente antisistema, lo transgresor, lo que es provocador y fuera de la norma es decir que tú, si tienes un hijo maricón, no lo vas a comprender y vas a aceptarlo porque su vida es suya, sino que le darías un buen par de hostias para que se le quitase la tontería. 

Leo que en La Coruña un chico de 24 años ha sido asesinado al grito de Maricón por un grupo de jóvenes. Leo que hay polémica por los subterfugios que nos buscamos para negar lo que es. Un asesinato por su condición sexual, por su elección, porque le gustan los chicos. Maricón que merece la muerte. Leo en el tweet de alguien que primero crees que lo que está pasando es que vamos ganando y que lo que está pasando son los coletazos de quienes se resisten a cambiar cuando como los japoneses perdidos en una isla no saben que la guerra la tienen perdida. Leo en ese mismo tweet que a veces tiene la sensación de que eso que cree que pasa no es verdad y que quizás se viene un tiempo de oscuridad. 

Leo que en Hungría se legisla como si viviéramos en los años 20 o 30. Pero en regímenes fascistas de los años 20 y 30. Leo que el presidente de turno de la Unión Europea, esloveno, es más o menos del mismo palo. Veo los partidos de fútbol de la Eurocopa. Creo que se está volviendo a ver un buen fútbol, fútbol del imperfecto. Miro las gradas. Veo las aficiones en las gradas. No puedo evitar sentir algo de repulsión viendo algunas aficiones de algunos países. Uniformes, machotones en grupo demostrando que no les cabe en el culo el pelo de una gamba. Se estaba mejor con las gradas vacías, sin medio para que esos grupos de súperhombres pudieran expresarse o hacerse visibles. 

No sé qué pensar. Si estamos yendo adelante o hacia atrás. Yo creo que es que vamos adelante, como decía, y lo que pasa es que la gente se resiste a reconocer que su tiempo ya ha pasado. Que ya está. Que han perdido. Y los estertores de quienes no tienen nada que perder son peligrosos. Cuando has perdido y vas a la desesperada. Cuando tu tiempo ya se ha pasado. 

Noto que para hacer daño políticamente se utiliza cualquier cosa. La condición sexual, (condición sexual lo repito mucho y no sé si está bien). Salir del armario. El exceso de exposición pública. Demasiadas banderas. No nos gustan. Quédate en tu casa y allí haz lo que quieras. Pero no en público. 

Han matado a un chaval de 24 años al grito de Maricón en las calles de A Coruña en el 2021. Es que suena espantoso. Matan a las mujeres por ser mujeres, y es igual de espantoso. Ya lo sé. 

Supongo que habrá alguien en la derecha que no está por las barbas como los tercios de flandes que le podría ir dando una vuelta al tema. Alguien que no confunda la libertad con mi polla y lo que me sale de la polla. Alguien. 

Alguien en la izquierda que no diga tristezas como que teme más a la ley trans que a Vox. Alguien que no camufle su odio hacia quienes le discuten la primacía del chiringuito con el blanqueamiento de la lgtbifobia. 

Alguien que sepa hacer política y que sepa leer que los tiempos no están para no descolgar el teléfono y hacer una llamada para evitar ridículos locales. 

Alguien que se de cuenta de que si de verdad la bestia está herida y a punto de morir, lo que hay que hacer es seguir apretando para ganar derechos, cada uno como pueda, pero sin parar. 

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