martes, 5 de julio de 2022

Viajes: Kirguizistán


Aprovechando estos meses de verano y que muchos de vosotros estáis programando viajes, vacaciones, experiencias y aventuras voy a dedicar unos cuantos días a relatar algunos de los viajes que he hecho y contar lugares que he visitado, por si os pudieran servir de inspiración. Comenzaré por Kirguizistán. Este fue un viaje grupal en el que invertimos un tiempo bastante prolongado para tratar de su preparación. En primer lugar, pensamos en ir a Uzbekistán, pero uno de los integrantes de la aventura, consideró que Uzbekistán estaba demasiado explotado y nos convenció para ir a Kirguizistán. Una vez con el viaje montado y las rutas confeccionadas, el amigo no pudo venir. Nos llamó la atención sobre todo el carácter montañoso del país, por lo que fuimos preparados para largas excursiones y para perdernos por ahí en busca de algo que en nuestra pequeña vida mundana no podríamos encontrar. Así las cosas llegamos a Beskrek, la capital, después de haber hecho un viaje en avión con diversas escalas. Al llegar a la capital, localizamos el hotel y nos dispusimos a trazar el plan de viaje de aquellos quince días. Éramos finalmente cuatro parejas las que nos plantamos en Kirguizistán. 

Kirguizistán es un país maravilloso pero con poco que ofrecer para el viajero que sea neófito en esto de recorrer el mundo lejos de los destinos occidentales al uso. Yo mismo, puedo deciros que, poco acostumbrado a las largas caminatas y paseos, sufrí como un conejo. Una de las jornadas más duras fueron aquellas en las que nos propusimos hacer una ruta por unas gargantas por las que bajaba un río de aguas congeladas. Tropecé y me caí infinidad de veces, lo normal para alguien poco avezado, como digo a tal. 

Mi impresión general sobre el país es que no está mal, pero que no es lo que buscas. Intimamos poco con la gente, quizás porque íbamos muchos, ocho personas, y no hablamos mucho con otra gente. Puede que tuviéramos en la cabeza Uzbekistán y lo de Kirguizistán ya nos llegó un poco a trasmano. Sea como sea, no aconsejo el viaje si no es que se tiene un espíritu de aventura y de amor por el medio natural. Hay ciudades, naturalmente, hay vestigios, hay ruinas, hay historia, claro que sí, pero si se quiere viajar a un sitio que ligue con la Ruta de la Seda o con cosas del imperio mongol y tal, pues es mejor ir a Uzbekistán. Me hubiera gustado mucho ir a Uzbekistán y no he podido ir todavía, porque claro, ahora cuando propongo ir a Uzbekistán la gente ya me dice que bueno, que ya estuvimos en Kirguizistán. 

No puedo dejar de contar que, efectivamente, dormimos en una yurta y bebimos leche de tal y bueno. Yo ya lo he hecho y ya está, pero que si eso, pues otra cosa. Ah, también nos montamos en uno de esos camiones soviéticos antiguos, el tema de las cosas soviéticas también nos dio mucho juego, por el tema de la parafilia y tal, pero una vez allí nos dimos cuenta de que a aquella gente se la bufaba bastante el tema soviético y tal y me quería haber traído un montón de cosas y al final creo que me traje un reloj y no sé ni siquiera dónde lo tengo. 

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