martes, 19 de julio de 2022

Viajes: Marruecos


Sin duda, este es uno de los viajes más breves y menos interesantes y que, al mismo tiempo, más cumplió con las expectativas que me había creado. Desde tiempo inmemorial, desde que yo tengo memoria, son muchos y muchas de mis amistades que han ido a Marruecos y que me han insistido con la experiencia reveladora que representa el viaje a Marruecos. Digo más, mis padres, mis propios padres, viajaron a Marruecos una vez y volvieron encandilados, maravillados. No hablaré ya de las experiencias de mi propio hermano en Marruecos casi de inmersión en la vida popular itinerante. También habré de decir que en muchos de estos relatos, en muchas de estas experiencias, más tarde o más temprano, aparecía el trágico momento de la indisposición gástrica. Siempre maquillado o soterrado bajo la grandísima belleza de los parajes, las gentes, las costumbres, etc., ese pequeño contratiempo aparecía con una frecuencia regular. 

Quienes me conocen saben que me resistí durante largo tiempo al viaje a Marruecos, en cierto modo atemorizado por esos relatos en los que en un momento u otro, pasaba algo que derivaba en cagalera, vomitera, transitoria siempre, pero ahí estaba. Entonces qué. Qué gracia de viaje. Si no voy a poder comer, pensaba yo, idiota, con cierta libertad lo que se me presente por la calle o beber lo que se me apetezca, para qué  ir. Qué gracia tiene esto. Así fueron pasando los años. 

Hasta que te conocí y ya todo el mundo sabe lo que pasó cuando eso llegó y cómo se fueron cayendo y derribando todos los esquemas mentales que yo tenía planteados. Verdades irrefutables. El viaje a Marruecos surgió solo. Tú ya habías estado, naturalmente. Tú lo conocías, serías mi guía. Verás qué bonito. No tengas tanto miedo que eso te puede pasar en cualquier parte. 

Cogimos el barco hasta Tánger. El plan era bastante común. Tanger, intentar llegar a Xauen, visitar algunas de las llamadas ciudades imperiales, Marrakech, bajar hasta Qneitra, volver. Ya lo conocéis todos aquellos que estáis leyendo esto. 

El primer día en Tánger (yo tenía en la cabeza la canción de Tangier de Donovan todo el rato) dejamos las cosas en el lugar donde nos alojábamos y salimos a dar una vuelta. No íbamos a entretenernos mucho. Tuve sed. Dónde puedo beber agua.

Fin del viaje.

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