martes, 9 de julio de 2024

La invasión de América - Antonio Espino


Mi hermano y yo compartimos la afición por la Historia. De hecho, él está estudiando Historia. Y como sabe que me gusta, me regala cosas que tienen que ver con. Y así, por mi último cumpleaños, me ha regalado dos libros, éste y otro también del mismo autor sobre los llamados conquistadores de América. Bien. Este libro es una auténtica salvajada, un ejercicio detallado de cómo se conquistó un continente sin edulcorantes de ningún tipo y que es más que necesario en tiempos como los que vivimos en los que las ideas reaccionarias, patrioteras, claramente neofranquistas, respecto a nuestro pasado histórico, parecen revivir gracias al auge de una extrema derecha que comienza no solo a controlar un cierto discurso sino a hacerlo oficial gracias a su presencia en los gobiernos municipales y autonómicos de la mano de la derecha del PP. Porque el libro ya desde su prólogo nos viene a señalar que si desde siempre la historia de la conquista ha sido un tema sobre el que se ha tenido una mirada bastante dulcificada y que ha sido la propia voz americana o voces foráneas las que han conseguido imponer la visión de la conquista como una barbaridad y un genocidio, hoy existe una nueva oleada de loas a la hispanidad y esas mierdas como por ejemplo son las películas documentales de López Linares o ciertas obras históricas. Así que Antonio Espino decide contar, basándose ojo en las propias palabras de los cronistas y protagonistas mismos de esas pretendidas hazañas heroicas, qué fue realmente lo que sucedió y cómo hay que calificarlo. Ni entendiendo la época, ni las circunstancias, ni lo que es una guerra, ni justificando cosas tan preciosas como el pretendido mestizaje que esconde las violaciones en masa, ni la pretendida riqueza cultural que surge del intercambio... a base de matanzas, masacres, muertes, terror. Porque lo que nos cuenta este libro es una historia de terror. No entraré en detalles que, quienes me han escuchado hablar estas últimas semanas ya he abundado en el tema, pero de lo que se trató desde que Cristóbal Colón puso el primer pie en aquel lugar, fue de robar, atracar, masacrar, aterrorizar, matar y extraer todo el beneficio posible de una tierra y unas gentes. Aterrorizar, masacrar, explotar. Sin más. Lógicamente ante esos desmanes tan tremendos, surgieron voces in situ que pusieron el grito en el cielo, e incluso se promovieron leyes que pretendían parar aquellas masacres. Lo que nos indica, esas mismas leyes, que las masacres, la barbaridad, el terror, existió, por la voluntad de querer pararlas. El libro, aunque parece grueso, en realidad no lo es tanto, porque esas páginas no son capaces de recoger todo lo que allí sucedió. Y lo que provocó. Y lo que provoca hoy día cruzarte con gente descendiente de aquellos a los que fuimos a masacrar y sorprenderte de que puedan vivir, de que se pueda vivir con ese peso encima, con ese miedo. No hay héroes, no hay heroicidad, no hay leyenda de conquista de unos pocos valientes sobre una masa, hay utilización de rivalidades, de crueldad, de oportunismo, de codicia. El propio autor en alguna entrevista he visto que decía que todo esto no es más que la historia de la codicia. Y por codicia se puede hacer de todo. Y de todo es de lo que se habla y se recoge en este libro. La parte final del libro recoge experiencias de resistencia, que no de victorias, de los invadidos, pero incluso estas historias vienen a decirnos que el principal aliento para la resistencia era la contina masacre y crueldad. No hay perdón. Como decía la canción de los Fabulosos Cadillacs, no hay nada que festejar. 

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