miércoles, 19 de septiembre de 2012

Santiago Carrillo

Hay un libro de Manuel Vázquez Montalbán que se llama Asesinato en el Comité Central y que está escrito a principios de los ochenta. En aquel tiempo Santiago Carrillo era el Secretario General del PCE y en el libro se asesinaba a un personaje llamado Fernando Garrido. El propio Vázquez Montalbán era miembro del PSUC, por entonces, el partido comunista de Catalunya. Luego vendrían otros. ¿Por qué?
En el libro aparecen las disputas, los dilemas, las deserciones, las purgas y las calamidades de los militantes comunistas durante el franquismo. La persecución desde fuera y desde dentro. Fernando Garrido/Santiago Carrillo tiene que dirigir el partido hacia la nueva situación. No todo el mundo lo entiende.
'Carrillo se cargó el PCE'. Esto lo llevo escuchando yo años. Muchos años. Carrillo primero es prosoviético, luego deja de ser prosoviético. Cuando era prosoviético purga a los que no, luego al revés. Nos sobra gente, claro. Nos sobra tanta gente que al final nos quedamos solos. Expulsiones, escisiones, compañeros de viaje, purgas. Carrillo se carga el PCE, y si no hubiera sido Carrillo hubiera sido otro. Nos queda esa duda. ¿Qué hubiera hecho otro? De la eclosión del PCE se benefició y se sigue beneficiando y no sabemos hasta cuándo se beneficiará, el PSOE. Cuadros y votos. Gente capaz y votos.
Después de 1982, cuando el PSOE arrasa y barre al PCE, Santiago Carrillo ve cómo su gestión es desaprobada y lo echan. En una entrevista digamos que reciente, llega a decir que explicó a sus camaradas que la victoria socialista era lo mejor que podía pasar. Inaceptable. Jugar para perder. Alegrarse de perder. Es mejor que no ganemos nosotros. Tantos años de pasar fatigas para esto. Desilusión y decepción.
Carrillo luego funda un partido que dura poco y se pasan todos al PSOE. Todos menos él, que no llega a ingresar nunca en el PSOE. Hubiera sido demasiado bestia el trance. Cuando ya no tiene dedicación política, habla en la radio. En la Ser. Representa a la izquierda. Creo entender que sigue considerándose comunista hasta el final. Discute con otros popes de la Transición. La Transición. El gran pacto.
Se ha muerto Carrillo y quizás es un buen momento para recuperar aquel espíritu de la Transición. Esto decían en la radio ayer. En la Ser. Santiago Carrillo al frente del PCE, olvidó afrentas y persecuciones, las penurias y las responsabilidades de los asesinos, y aceptó lo que había. Monarquía constitucional, etc. Estatuto de los Trabajadores. Fin de la música. Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó parar. El Espíritu de la Transición. Desde entonces, desde hace al menos 25 años, Carrillo se convierte en una imagen del Espíritu de la Transición. La unión y la superación de las diferencias. La reconciliación. De la dictadura a la democracia. Su encuentro con Fraga. La aceptación de la bandera. El rey no es mala gente. Etc.
Santiago Carrillo se carga el PCE, después de muchos años al frente del mismo, consciente o inconscientemente. No lo sé. No sé si alguna vez llegó a pedir el voto para alguien, para Izquierda Unida o para el PSOE. No creo que pidiera el voto para Izquierda Unida.
Se ha muerto Carrillo y en la web del PCE o la de EUIA le recuerdan, más allá de las diferencias, como alguien que estuvo con ellos, con nosotros, y que a pesar de las diferencias... las diferencias. ¿Se olvidan? En Asueldodemoscú el autor lo sigue considerando uno de los nuestros. Yo no lo sé. No sé.
El espíritu de la Transición. Ahora escucharemos y escuchamos alabanzas de todo color. No soy monedita de oro, para caerle bien a todos. No se puede caer bien a todo el mundo. No puede ser honoris causa, conferenciante aquí y allí, no se puede. No se puede caer bien a todos. No puede ser. Cuando tanto te alaban, es porque en algo les has sido útil. No puede ser.
Se tendrá que pisar algún juanete alguna vez. No es hora de consensos, es hora de plantar cara. ¿Cómo? No sé. El ejemplo de Carrillo servirá para conocer que con el consenso, ganamos tranquilidad, pero perdemos esperanza. Y que con la lucha, no sé si ganamos.
¿Quién se carga a Fernando Garrido en el libro de Vázquez Montalbán?
Quién más le quería.

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