lunes, 15 de junio de 2015

Gorteza

Entonces todo cobra un sentido diferente. Porque a partir de ahora Gorteza va a tener que aprender sobre marcas de bourbon, piezas de saxofón, pesquisas, señor comisario al teléfono, detective, huelebraguetas, renovar tu licencia de inspector, envíe dos hombres inmediatamente, mujer fatal, bésame y cuidado con mi marido que es un poco celoso, las huellas, póngame inmediatamente con su superior, las señales en la pared son evidentes, la patrulla está al caer, le voy mandar a dirigir el tráfico a Socuéllamos, es una Smilth & Wesson, estoy trabajando en el caso jefe, esta investigación la dirijo yo y no voy a consentir que ningún burócrata de Washington me la joda, limítese a responder lo que le contesto, perdón, limítese a responder lo que le pregunto, te he dicho muchas veces que no me llames al trabajo, ese perfume me resulta familiar, enséñeme su licencia, no he visto bien el número de placa, tengo el teléfono pinchado y no puedo hablar, alguien gordo está metido en esto, tengo la corazonada de que este número puede llevarnos muy lejos, señorita no se ponga en ridículo, me gusta tomarme un dedito de whisky antes de ponerme en marcha, todavía me duele el puñetazo que me dio sargento, esa huellas de automóvil no corresponden con su relato, ya puedes tener una buena cohartada porque todo encaja, las piezas encajan en el puzzle, lo supe desde el principio, yo no tengo nada que ver en esto agente, deje todo ese papeleo y sígame, siga a ese taxi, no disparen al pianista, he trabajado en tugurios mucho peores que este, no me han salido canas por... y cosas así. Gorteza empieza ya mismo a familiarizarse con estos conceptos. Le van a ser útiles. Entiende que va a ser así. Alguien llama a su puerta. Otra vez. Es una mujer. Gorteza y una mujer.

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