domingo, 21 de mayo de 2017

La llave


Y su puta madre de la llave. No soy una persona apta para la vida en sociedad. Vivo porque intento bandear de todas las formas posibles los momentos de cierta dificultad. Como dijo alguien alguna vez, mi vida es una aventura diaria por la supervivencia. La puta llave. Hace unos días, cuando llegamos aquí, me encontré con que la puerta del corral presenta una dificultad evidente a la hora de abrirse. Vamos, que tiene un truco o yo que sé. Como no soy persona de enfrentar retos ni nada de eso, intento abrir y si no, pues no salgo al corral. No hay mayor problema. Y si la cosa se pone fea, hago mis intentos e inmediatamente mi hermano o incluso mi propia madre han de salir al rescate para abrir la puerta. Ellos conocen el truco de la puta llave. Yo no.
Estos días he estado solo en casa. No solo de estar solo, de estar todo el santo día solo. Solo de venir a dormir. En fin. Hace unos días descubrí que de forma milagrosa, la puerta del corral se abría. Que la abría yo. Que hacía un poco de presión y se abría. Creo que pasó dos días. O uno. Una lavadora tendida y otra recogida. Hasta que un día, tendí una lavadora por la mañana y al ir a recogerla por la noche… cojones de la llave.
No. No a la una. No a las dos. No a las tres. Que no. Con el papel forzando. Con el cernadero forzando. Que no. Bueno, es tarde, es de noche, estoy cansado. A ve mañana. A la mañana siguiente me pongo delante de la llave. Lo intento. Uno, dos.
No recuerdo cuántos días hace de esto. La lavadora esa lleva tendida tres o cuatro días, me parece. Cada día, por la mañana, por la noche, me pongo delante de la llave y lo intento. Estoy tendiendo en la terraza, colgando de las barandillas las cosas.
He pedido consejo, me han hablado de un tres en uno milagroso que está… dónde está. Donde está el puto tres en uno ese misterioso que no aparece por ningún lado. Un tres en uno que está en la lacenilla, en la despensa, en la cotanilla, en dios sabe dónde está. He abierto todos los armaritos, armarios, cajones, cajoncitos. Sé perfectamente que un día llegará alguien y encontrará el tres en uno o que la abrirá sin más.
No, no, que es que no se llama tres en uno, que se llama nosequé y que es una botella amarilla… peor. Esa botella no existe, nada existe, nada es real.
No puedo salir al corral. No puedo abrir la puerta. Qué inútil. Ese anuncio de la Mercedes, viste adecuadamente, forma una familia, sienta la cabeza, abre la puta puerta del corral joder. Hoy, como solución de emergencia final, he recibido la orden de ‘ponerle aceite’. No quisiera entrar en detalles sobre cómo le he puesto aceite a la llave, pero le he puesto aceite a la llave. Una mierda para mí, para la puta llave y la puta puerta.
No puedo abrir la puerta. Y si no puedo abrir la puerta, cómo voy a vivir yo en un mundo en el que hay que conducir un coche, manejar un ordenador, qué coño, poder llevar una vida en sociedad con el resto de humanos… quién puede confiar en mí. Este es mi drama. La puta llave ahí.
Mi hermano viene mañana. Mátame camión.

1 comentario:

  1. Qué angustia. Dale a una patada a la puerta, manda la llave a tomar por saco y luego pones un candado o algo...

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