viernes, 2 de junio de 2017

11 de abril - 2 de junio


11 de abril a las tres y media de la tarde, entrando en la estación de Guadalajara. En el libro de relatos de Zweig, Mandel volvía al bar en el que trabajaba después de haber pasado por el campo de internamiento. Volvía hecho polvo y ya no era el mismo. Me llama mi madre, que están en Jaén, que mi padre se ha puesto malo por la mañana, que es un derrame cerebral, que cuando llegue a Vilches que coja el coche y tire para Jaén. Llego a Madrid. Llamo por teléfono a mi hermano para avisar, le envío un wasap. Llamo otra vez por teléfono a Alex, lloro mucho. Creo que no he vuelto a llorar más desde ese rato. Pero lloré mucho.
Llego a Vilches, habíamos quedado con Marina en empezar a beber esa misma tarde y ya lo que durase la Semana Santa. Le digo que los planes han cambiado. Nos vamos a Jaén. Veo a mi padre muy nervioso, todavía mueve las piernas. Me reconoce y pone cara de no saber qué hace ahí. Ya no habla. Está en observación. Ahí creo que dura dos días o tres, no me acuerdo. Lo llevan a la UCI, lo duermen. La primera noche me quedo a dormir en casa de mi prima Juani. Luego voy y vuelvo a Vilches todos los días. Mi hermano llega la mañana siguiente.
No sé cuántos días han sido. Ayer volvimos a casa. 2 de junio.
El primer día lloré mucho en el tren. Pero ya no lloré más. Mi padre, no sabíamos qué iba a pasar. Pero se me ocurrió que, si tenía que volver, debía ser porque le apeteciera volver. Porque a este lado encontrase algo que le hiciera gracia. Visitas a la UCI a la una y media, a las seis y a las diez. En medio, horas muertas, visitas de familia, amigos, llamadas de teléfono, móvil, twitter, facebook, mails, un libro, otro libro, charlas, discusiones, risas, peleas, llantos, nervios, hacer el chufla un huevo de veces. Esperar. La cosa va poco a poco, está peleando con su cabeza, va bien. Hoy está dormido, hoy está algo más despierto. Poco a poco. En la puerta de la uci una familia de Jaén a la que vimos ya el día que trajeron a su hijo de 40 años. Me paso el rato adivinando quién es hijo de quién, hija, la nuera, la prima, etc. Hay un grupo de hermanas muy guapas que tienen a su madre dentro desde hace un mes. Va entrando y saliendo gente. Al poco de estar allí, viene un vilcheño, el Grego. Sabemos quién es y no. Su familia acaba haciendo la espera con nosotros. Intentamos no dramatizar mucho cuando estamos allí. A veces se puede, otras no. Hay una señora asturiana allí los últimos días, viene su familia, los asturianos no son como nosotros. Nosotros no sabemos de dónde somos. Pensamos que somos de allí, pero nos preguntan que de dónde somos. Vamos a comer al wok un par de veces. Bien, pero es muy caro. Vamos a comer a la cafetería, se come bien. Hacemos broma todos los días con que estamos comiendo como cerdos. Pero la gente nos ve más delgados.
Un día vienen Martín y la Tere y mi padre se emociona. Nos alegramos mucho. Es el principio de algo. Lo suben a planta. Mi prima Juli le habla ese día, le habla mucho, ha tenido fiebre el primer día en planta. Mi prima le habla de nuestra abuela, de la bisabuela Pepa, de cuando cantaba en el grupo, de cuando empezó a pintar. Reacciona y se ríe. Otro principio. Un día ya en la habitación / paraíso, mueve un poco una pierna. Otro más. Y así. Hoy hemos vuelto a casa y ha subido las escaleras como un gato.
Ha sido agotador. Na. Tampoco. Ha sido duro. Na. Ha sido difícil. Eso sí. Fácil no ha sido. Acostumbrado a no hacer nada, a no tener responsabilidades, de repente esto. En fin. ¿Quién se lo ha comido todo? Mi madre.
Si no hubiera sido por mi madre, no sé, se estaría recuperando de otra manera. Mi madre es la persona más pesada del mundo. La más gachosa, cansina, generosa, cumplidora, pesada, confiada, habladora, cariñosa, la más de todos y de todas que conocemos. La más. Y yo no. Y nos hemos peleado trescientas veces. Pero reconozco que lleva razón casi en todo. Siempre. En bajar a los chinos de enfrente para comprar cualquier cosa que pudiera ser necesaria. En quedarse a dormir todos los santos días no. En ser amable con todo el mundo. Agradecida. Yo no. Pero lo intento. Mi hermano, estoy seguro, hubiera sido mejor acompañante, porque se parece tanto a ella. Yo hago lo que puedo. Mi hermano lo hace fácil, habla, participa, se brinda. Yo solo hablaba con mi padre de gilipolleces. Y de ideas idiotas para que se riera algo. Algo es algo. Y de proponer tonterías como la foto en las vías mientras esperamos en la UCI.

Agradecimientos: la familia. Mi tito Antonio y mi tita Cati que casi todos los días, es decir todos los días, han venido a la hora que fuera a ver qué. Trayendo cena, viniendo a ver, lo que fuera. A discutir, a hablar, a chinchar. Lo que hiciera falta. Lo que hiciera falta de verdad. Mis primas Juli y Juani, que han venido a hablar, a estar, a reírnos tanto, a conocernos mucho más. A saber que somos primos, que estamos ahí, aunque estemos muy lejos, aunque tengamos vidas muy diferentes, que hay algo que no sé, que nos hace parecidos, conectar de alguna manera. Chorradas que se dicen. Mi prima Juani y mi prima Juli. El Julián, un grande. El Pedro con los tres elementos. La Cata, el primo Pepe, el Pepe y la Antonia, la Juani y la Tere. Mi tito Bibiano y mi tita Maribel. Mi prima Aurora y mi prima Conchi. El tito Basilio y la tita Loli y mi primo Eduardo. La familia. Como venga. Y mi tita Antoñita, poniendo cabeza. Y Juanjo. Y mi prima Elena. Y Martín.
Los amigos, los Robin. Robin grande y Robin chico. La Manoli. Si hay alguien capaz de hacer reír a mi padre en cualquier situación, en cualquier momento, es Robin. No quiso entrar a la UCI, venía muchos días y no lo quería ver. Solo en la planta. Contando cualquier cosa. El último día que vino, contando cuando trabajaba en el Gótico, en el Salón Víctor Pradera que lo tuve que buscar en Google. No puedes parar. Antonio González. Los amigos de Barcelona, los Cadenas, Venturas, los de Santa Coloma que aparecieron por sorpresa. Ahí, al pie del cañón. Yo no sé cómo puede haber gente así. Yo no soy así.
La gente de Vilches. La Marina, que ha estado ahí todo el rato, para lo que hiciera falta, para el café de la mañana y la birra cuando se pudiera. Qué bonita es. Los compañeros del partido, que han admitido al infiltrado catalán. El Jordi y la Amanda. La Rocío, qué fuerte es la Rocío. Berna chico. La Pepa, que la he vuelto a ver después de dos años casi. La Marijose y la Isabelita que no pudieron venir. Toda la gente de todos los bares que me han hecho un bocadillo a las mil. El rafi, ginés, las olas, el buen gusto, el Roberto, el pichi. Bares. Qué bares. La sartén, se me olvidaba. ¿He dicho ya que Marina es muy grande? Los amigos de mi padre que preguntaban, merengue… la Isa de la churrería, siempre atenta.
Mi gente de Santaco. La Ale que ha llamado todos los días. Todos. Y más. La Silvia. Los colegas de ‘los verdes y tanineros’ varios que han estado ahí preguntando, de manera escalonada, todos los días. Los compañeros del partido, la Gacela y la Tere Adame, la montse y el Angel. Las iceibers, la Marga Dordella y la Pepi y la Loli y la Nuri Larroya, que ha mandado unos mensajes chulísimos. Las xikejas, la mari y la san. Y la Victoria de Podem, que ha mandado mensajes todos los santos días. Qué buena es. Los de la peña del Athletic, Chamizo… me dejo a mucha gente seguro, gente que ha enviado un mensaje por wasap, por twitter, la María Duarte que me la dejaba y que me hizo más ilusión que todo. El Joan del teatro. El Diego que pasaba su trance pobrete también. La Alba que me envió un mensaje más bonito que todo. No sé, tanta gente que ha enviado mensajes bonitos. El Mateo Tomás, otro que tal. La Pepa, lalíder, la defender, que ha estado ahí y a mil cosas más como siempre. La marinetis y la madre de la marina, ahí también. Qué buenas. Pedro Cano, vaya historia. Y la Ale que ha llamado todos los días, que no sé si lo he dicho.
Y a toda la gente de cualquier parte que ha llamado por teléfono. Llamar, que no nos molesta, que nos gusta hablar. Que nos gusta contar, y escuchar cosas. Qué hacéis por ahí. Cuenta tú que aquí no hacemos nada. Bueno, claro, hacemos, pero cuenta tú que me distraes.
Y muy por encima de la media, el personal del Hospital Neurotraumatológico de Jaén. Desde la doctora Vela, tan seria los primeros días y tan maja después. El torrecampeño, doctor Carrillo, que nos los puso de corbata. El de los pelillos raros, el pelijillas, el doctor Galicia. Y muy arriba del todo, las enfermeras y celadoras. Desde la morenilla, la Manu, más graciosa que todo, la compañera de Granada que no supe su nombre, la Teresa, con la que duchamos a mi padre el primer día. Paco, te vamos a duchar. Paco, qué cuadros tan bonitos. Paco, nos tienes que dejar un cuadro. Y la Cati y el Antonio, los fisios. Si no venían a tiempo mi padre se ponía nervioso. Qué devoción por la Cati. Le regaló uno de los dibujos sin pestañear. La sanidad pública. El tío del bigote, al que mi padre temía. Los enfermeros tan majos. La sanidad pública. Con una puta goma de pollo, un boli, unos medios y unas instalaciones que… hacen barbaridades.
Jaén. Jaén mola. Está llena de fascistadas, pero mola. Jaén mola. Escuchar a la gente, a la gente de sus pueblos, a los acentos, a los de Porcuna, a los de Villargordo, a los de Mengíbar, a los de Vilches, a los de Linares, a los de… a cualquiera. Cómo mola Jaén, como mola poder decir que tienes algo con Jaén.
Seguro que me dejo algo o a alguien. O contar algo que me… ostia, la gente de los pabellones de al lado. La chica de las gafas que decía que la queríamos matar. El personal de la cafetería, que tenía la cabeza buena, pero eran más majos que todo.
Hemos cantado, hemos agradecido mil veces que Krahe fuera Krahe y lo pusiera tan fácil. Y Paco Ibáñez. Y José Guardiola. Y los aguilandos. Y hemos pintado. Y nos hemos reído mucho. Y nos hemos cabreado un poco menos. Mi madre y mi hermano, soportándome. Doble tarea. Y ya está. Bueno, no está.
La lucha sigue. Hasta la victoria final.

1 comentario:

  1. Me alegra mucho ver que las cosas van viento en popa, y que lo peor ha pasado ya. El resto no será tan duro.

    Un abrazo.

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