lunes, 27 de noviembre de 2017

El Ciudadano Ilustre - Mariano Cohn / Gaston Duprat

A veces ve uno una película pensando que va a ver otra película. Cogí esta película argentina en la Biblioteca y sin mirar demasiado de qué iba me hice una composición: esto debe ser algo parecido a esas películas como 'Bienvenidos al Norte' o aquella que hicieron en Italia que era igual. Es decir, una película en la cual un personaje que es oriundo de un sitio, pero que vive desde hace tiempo en otro 'que es mejor', viaja al sitio 'que es peor' y una vez allí se da cuenta de que no es para tanto y suele acabar todo fantásticamente después de unos cuantos gags en los que el contraste entre unos y otros provoca situaciones hilarantes. De reír.
Daniel Mantovani es premio Nobel. Argentino. Un escritor que después del premio sufre una crisis y lleva cinco años sin escribir. Nada le apetece, nada le atrae. Un día recibe una invitación para volver a su ciudad natal, Salas, lugar que además nos enteramos que es el marco en el que transcurren sus obras, para que de unas conferencias y le nombre ciudadano ilustre. Se niega al principio pero luego le pica la curiosidad y decide volver.
Y vuelve y ya desde el viaje de regreso en taxi hasta su pueblo, le pasan cosas. La rueda que se pincha, dormir al raso, llegar al pueblo, el tipismo local. La gente ya no es como él, gente más rústica, gente que se quedó en el pueblo y no ha prosperado tanto como él. Bueno. Al principio van apareciendo situaciones un poco tópicas sobre su llegada al pueblo, la gente que le va persiguiendo, las conferencias. Las reflexiones del escritor son un poco tópicas, su visión de la escritura, etc. Automáticamente que llega al pueblo, ya se le tira una chica encima. ¿Tuvo un antiguo amor? El antiguo amor está allí casada y tal pero... ay.
En fin, todo parece ir por este cauce tan así hasta que llega una escena que cambia la película e introduce un mal rollo que ya no se irá. Un concurso de pintura. Las obras que se presentan son espantosas y un jurado compuesto por el escritor, el profesor y la directora del colegio, van decidiendo qué obras son rechazadas y cuáles no. La directora no está de acuerdo con la decisión de premiar la obra de un muchacho que vive en una estancia y ha aprovechado un cartón para pintar lo que ve delante su ventana. La directora va a avisar a uno de los pintores rechazados, que resulta ser un facha. Un facha que va calentando el ambiente y va recordándonos porqué se tuvo que ir de allí el escritor.
Y la cosa va subiendo de tono, y seguirán habiendo momentos más o menos cómicos, pero ya se ha introducido un algo. Un miedo. Es Argentina, la historia pesa. Cosas que nos recuerdan que a veces por más que pasen los años, las cosas, en cuanto se rasca un poco...
Y se calienta tanto la cosa que...
Y al final la película no es lo que parecía, para nada. Y los contrastes y esas situaciones cómicas ya no te parecen tan graciosas. Y los tipos tan rústicos y brutotes ya no son así, son ya otra cosa. Y, quién tiene el poder, y por mucha foto de Perón y Evita, quién manda de verdad.
Y porqué te fuiste. El escritor dice que sus personajes luchan por salir del pueblo y él lucha por no volver.
Y lo entiendes. Y da un poquito de miedo.
Una película muy interesante, sí señor.

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