miércoles, 14 de noviembre de 2018

Algunas pinceladas

Y cuando vuelvas a casa estarás convencido de que llevas la razón. No una razón cualquiera, estás convencido, riéndote, sonriéndote, mirándote en el espejo mientras te ríes, mirándote en los escaparates mientras te ríes. Estás convencido de que solo tú, quizás otros dos o tres como tú, estáis en la verdad. Te has reído, han respondido a tus bromas, te sacas fotos en la sombra. Y estás pletórico. Y estás crecido. Le has dado. Le has dejado sin palabras. Tienes la razón. Lo has hecho estupendamente. Y nada. Estás ya en tu casa. Y te estás aburriendo. No sé. Te aburres. Es una sensación así. De picos. Del todo a la nada. Eres joven y estás aburriéndote. Y eso no puede ser.
¿Qué pasa? ¿No hay suelo suficiente para hacerte fotos en la sombra? El lirismo te puede ayudar. Ensoñar. Imaginar. Suspirar mientras te asomas a la ventana. Suspirar mientras te apoyas en una barandilla. Pensando en un mundo mejor. Pensando en las diferentes variables que nos hacen mejores como sociedad y como personas. Lo tienes tan claro, lo has hecho tan bien. Y eso. Y nada.
Y cada vez escribiendo peor. Cada vez peor. Cada vez con menos recursos y con menos imaginación. Y con menos temas. ¿Qué ocurre? ¿Te aburres? ¿Ha llegado el momento? Te ríes, mejor no dices nada. Es lo mejor, lo mejor de todo. No es reírse. Es decir, bueno, mejor no digo nada.
Mejor no decir nada. No escribir. Cada vez escribiendo peor, con menos temas. Con menos ganas. Levantarte a las siete de la mañana para escribir pronto. Acostarte a las dos de la mañana porque tienes que escribir.
¿Qué pasa? ¿Te aburres? Es posible que te estés aburriendo de escribir. Las pinceladas sobre la realidad, el impacto de un libro que te estás leyendo que en lugar de animarte a escribir y profundizar en el estilo, lo que hace es que te anima a no escribir. Quizás a leer. A terminar ese libro y terminar de odiar al protagonista. Es eso. El peligro de la glosa. El peligro de ir llamando la atención por llamar la atención.
Te gusta mucho escribir, pero te aburres. No hay nada sobre lo que escribir. Ningún tema. No hay nada a mano. No está pasando nada. La gente escribe por alguna cosa. Por reírse de alguien que se estaba riendo de ti, por ejemplo. Pero te aburre.
Cuando te empiezas a aburrir. Algunas pinceladas de la realidad. La realidad supera a la ficción. Déjalo por hoy.

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