miércoles, 2 de febrero de 2022

Crónica del #Plegramenet de Enero. Dimitri.


Dicen que es un nombre ruso. Dicen que para dedicarte, entrar, participar, estar en la política tienes que tener una coraza, una armadura, una especie de escudo, has de tener una piel especial, una capacidad para dar y para recibir, que la política son estacazos, garrotazos, dimes y diretes, estupendas polémicas bizantinas sobre asuntos que muchas veces están muy lejos de lo que al común de los mortales le interesa y otras veces cosas subterráneas, imposibles de creer para quien está lejos y es también común de los mortales. Dicen que la política al común de los mortales no les interesa, no les puede llegar a interesar nunca. Que los que se dedican, los que nos dedicamos, yo me dedico, a esto de la política estamos tan lejos de la gente, nos convertimos en otras cosas, en cosas que se mueven y se desenvuelven pensando en cosas que van más allá de lo que ven los comunes de los mortales. Que si te estamos diciendo buenos días es porque te estamos queriendo decir buenos días me interesa decirte buenos días para que veas que estoy por ti, me interesa estar cerca de ti, que me vean contigo, que te sientas escuchado por mí, te puedo ayudar mejor que otro, te puedo ofrecer esto y te puedo ofrecer lo otro, vente conmigo, sal en mi vídeo, participa en tal cosa, que estás conmigo, que te tengo, buenos días. Dicen que los que nos dedicamos a la política, bajo la promesa de dedicarnos a mejorar la vida de los demás y todas las frases gastadas y ridículas que se nos ocurran, en realidad lo que estamos intentando es satisfacer otra serie de apetitos, carencias, autoestimas, ansias, yo que sé. Dicen muchas cosas sobre la gente que nos dedicamos a la política y muy pocas de ellas son buenas. Sobre todo porque pocas veces opinamos de los políticos de uno u otro signo con un mínimo de imparcialidad y si es del rival lo hacemos mal y si es de los nuestros lo hacemos medio regu porque no vaya a ser que se lo crea mucho. Lo peor que puede pasar es que se lo crea mucho, que se piense algo, que de demasiados abrazos, que alguien lo nombre y diga, es muy bueno, es una chica majísima, y a ti se te lleven los demonios, todos los demonios, los suyos, los tuyos, los ajenos, la mismísima totalidad de los demonios. Dicen que los políticos no tenemos corazón. Dicen que para dedicarte a la política has de ser una persona que sea capaz de olvidar que hay otra vida, que los amigos dejan de serlo, que no hay horarios, que te verás diciéndole cielo a quien antes no tenías el gusto ni de acercarte, de jugarte el prestigio adquirido aquí o allí e incluso siendo un mártir de la causa por otra causa de rango sensiblemente inferior. Dicen que para dedicarte a la política has de ser de una pasta especial. De esa pasta que es más cara que la pasta de marca blanca. De esa pasta que no viene envasada en el típico envase de pasta sino que viene casi sin nada en la bolsa. De ese tipo de pasta. Dicen que para dedicarte a la política debes saber que no hay amigos. Que la frase 'al suelo que vienen los nuestros', la debes llevar tatuada en el pensamiento. Dicen que la política es maravillosa, como una droga, que no puedes dejar de participar porque ese parecer que estás realmente haciendo algo y que ese algo se traduce en otra cosa te convierte en alguien diferente. Si eras una persona tal serás luego pascual. Dicen que para dedicarte a la política debes estar dispuesto a entrar a cuchillo en una reunión y cagarte en dios y en la virgen porque las cosas no están yendo como tú que eres el que verdaderamente lo sabes, lo conoces y lo sientes, deberían ir. Dicen que para estar en política debes dejar de lado todo eso de los cuidados y de las zonas de confort. Dicen que para estar en política debes mandar a la mierda toda esa mierda. Ahora no sé qué estaba diciendo, me he perdido un poco. Dicen que no hay que tener corazón y la Nuri lo tiene. Dicen que para estar en política hay que ser de esa manera y la Nuri no era así. No es así. Y nos jodemos todos. Estoy seguro que esa foto es del Dani. Y de otro tiempo. Casi de otro país. 

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